Margaret Sullavan y Frank Borzage. Y ¿ahora qué? (Little man, what now?, 1934)/La hora radiante (The shining hour, 1938)

La primera vez que vi a Margaret Sullavan en pantalla fue con El bazar de las sorpresas, una de mis películas favoritas de Ernst Lubitsch. Poco a poco he ido viendo parte de su filmografía… y con la expresividad de sus ojos y su voz cascada y entrecortada enriquece a unos personajes que son todo emoción y delicadeza, con detalles y matices. Se convirtió en musa de Frank Borzage y con él realizó una serie de películas que devuelven a una actriz para rescatar del olvido. Así Borzage la convirtió en heroína trágica, pero capaz de un amor trascendental, poderoso y fuerte. En cada una de sus películas con el director, construye personajes femeninos complejos que viven, ríen, sufren y aman. Las películas que realizaron juntos fueron: Y ¿ahora qué? (1934), La hora radiante (1938), Tres camaradas (1938) y Tormenta mortal (1940). Cuatro películas que muestran a Frank Borzage no solo como un director sensible, sino con un dominio elegante del lenguaje cinematográfico y la puesta en escena.

Margaret Sullavan se subió a los escenarios teatrales muy pronto y cuando pasó a la pantalla de cine, lo hizo ya con un rol protagonista con el rey del melodrama durante los años 30, John M. Stahl. Durante sus años de juventud en el teatro, coincidió en la compañía University Players con dos hombres con los que conservaría su amistad durante años: Henry Fonda y James Stewart. Con el primero, vivió una apasionada historia y estuvieron casados durante unos meses. Siempre siguieron siendo amigos. Con el segundo trabajó en varias películas (entre ellas Tormenta mortal y El bazar de las sorpresas), fueron amigos… y se dice que vivieron una historia de amor que nunca pudo ser, que nunca estalló. Sullavan era una actriz exigente y entregada, con mucha personalidad y carácter. Emocionalmente inestable dejó huella imborrable en sus dos primeros maridos: Henry Fonda y el director William Wyler con los que vivió historias apasionadas y matrimonio breve. Sullavan se retiró pronto del cine, durante los años 40, aunque no abandonó los escenarios. Dejó una filmografía breve, pero intensa. Murió a los 50 años de sobredosis de barbitúricos.

Y ¿ahora qué? (Little man, what now?, 1934)

Y ¿ahora qué?

Una pareja sobrevive en un mundo que se derrumba…

Frank Borzage se centró en parte de su filmografía en personajes desheredaros, en los márgenes de la sociedad. Y también realizó una trilogía sobre la inestabilidad social y política alemana que culminó con Tormenta mortal. Y ¿ahora qué? supone la primera película de la trilogía y sigue a dos personajes en los márgenes. Por otra parte, sus películas contaban con el amor como instrumento trascendental que sigue a sus personajes más allá del tiempo y el espacio. Un amor fou que no entiende de racionalidad. Un amor que sobrevive a la tragedia. Los protagonistas de Y ¿ahora qué? son dos jóvenes que viven en una Alemania inestable social y políticamente, que no levanta cabeza después de la Primera Guerra Mundial. Ahogados por la situación económica y laboral, tratan de seguir siempre adelante. Emma (Margaret Sullavan) y Hans (Douglass Montgomery) sobreviven como pueden y solo su amor parece que no sucumbe.

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Doble sesión en el puente de mayo. La casa junto al mar (La villa, 2017) de Robert Guédiguian/Un lugar tranquilo (A Quiet Place, 2018) de John Krasinski

La casa junto al mar (La villa, 2017) de Robert Guédiguian

La casa junto al mar

Tres hermanos en una casa junto al mar…

Cuando vi en los noventa Marius y Jeannette, Robert Guédiguian entró a formar parte de la nómina de directores a los que seguiría su trayectoria sin remedio y siempre que pudiera, de manera fiel. Marius y Jeannette por un motivo u otro me deslumbró. Así ya no me separé del director y de su trío protagonista: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan (y de otros actores frecuentes en sus películas como Jacques Boudet). La última donde volví a verlos juntos fue en Las nieves del Kilimanjaro en 2011. Cuando Guédiguian les hace vivir en su amada Marsella, cuando pone sobre la mesa la dificultad de ser coherente y fiel a un ideario político de izquierdas, cuando habla de ilusiones perdidas, cuando se muestra contrariado por el paso del tiempo y el cambio en los paisajes físicos y mentales, cuando expone a través de los actos de los personajes que nada está perdido…, que se pueden perseguir los ideales y los sueños, que la lucha continúa…, que uno puede equivocarse y cansarse, pero que siempre uno puede levantarse, que la solidaridad no es una palabra vacía, vieja o sin sentido, que sigue existiendo la buena gente…, que hay rebeldes, románticos e idealistas, que las distintas generaciones pueden chocar y tener distintas miradas sobre la realidad, pero que pueden caminar juntos, incluso llegar a entenderse y comprenderse, cuando muestra un sentido tragicómico de la vida; entonces este director particularmente me emociona y me llega a lo más profundo. Y La casa junto al mar reúne todas esas condiciones.

La sensación de estar viendo rostros amigos y de vivir sensaciones que te hacen salir de la sala de cine con una tranquilidad vital, como si realmente pudieras quedarte en esa casa junto al mar, hace que la película pueda dejar al espectador un poso profundo. Robert Guédiguian tiene una manera muy peculiar y elegante de ir a contracorriente con los tiempos que corren. Es encantador ver una secuencia en que de pronto todos los personajes piden un cigarrillo (aunque no fumen o lo hayan dejado) y todos se ponen a fumar tranquilamente, con placer, frente a un balcón, mirando el mar. En un momento en el que en la pantalla de cine no es políticamente correcto ver fumar a personajes que viven en nuestro presente. Y todo después de un momento sobrecogedor.

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Matar a Jesús (Matar a Jesús, 2017) de Laura Mora Ortega

Matar a Jesús

Matar a Jesús, una reflexión sobre la violencia.

El cine como catarsis. La directora colombiana Laura Mora Ortega (1981) vivió un hecho traumático a los 22 años. Su vida se rompió en mil pedazos: fue testigo de la muerte violenta de su padre por unos sicarios. Entonces, durante su periodo de duelo, rabia e impotencia por la injusticia (a día de hoy el caso de su padre no se ha resuelto), tuvo un sueño: Laura se vio fumando en un mirador con vistas a Medellín, de repente un chico de su edad se ponía a su lado a hablar con ella, y en un momento de la conversación él le decía: “Yo me llamo Jesús y yo maté a tu papá”. Y a partir de ahí empezó a dar forma a este personaje… y a escribir y escribir. Conversaba con el asesino de su padre y trataba de dar respuesta a todas las preguntas que escondía en lo más hondo de su alma. Vomitó lo que tenía dentro en un guion y se puso detrás de una cámara para rodar Matar a Jesús. El cine como vómito, pero también como reflexión inteligente sobre la violencia y la venganza.

La protagonista de su película, Paula, es una universitaria con inquietudes artísticas y arropada por su familia, sobre todo por su admirado padre, un profesor de Ciencias Políticas en la universidad pública de Medellín. Un día va a buscarlo a su clase y de regreso a casa en coche, ella es testigo de cómo pasa una moto con dos jóvenes y uno de ellos dispara contra su padre y lo mata. A partir de ahí la vida de Paula se disuelve y también la unidad familiar, además de que cada vez va creciendo más su impotencia y su rabia cuando ve que las fuerzas del Estado no responden ante el asesinato de su padre. Y un día que sale con sus amigos universitarios por la noche, se cruza con el joven sicario. Y decide acercarse a él y conocerlo… con el objeto de vengarse, sin importarle las consecuencias. El joven sicario se llama Jesús.

Antes de que muera asesinado, Paula ve a su padre dar una de sus populares clases donde apela a la inquietud y a mantenerla siempre viva… Preguntarse por las cosas, por los motivos, entender el mundo que le rodea… Y eso es lo que hace Laura Mora Ortega con su película. Pero también hace una película política, se posiciona. Y su cita referencial también la dice ese padre de la ficción en su clase, citando a Michel Foucault: “A los individuos nos corresponde indignarnos, a los gobiernos reflexionar y actuar”. Así Mora se indignó con lo que le ocurrió, pero encontró la manera de reflexionar, algo que los sucesivos gobiernos de su país (y de tantos otros países) no hacen. Canalizó su rabia y su dolor, sus ganas de violencia y venganza.

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De Dunkerque a la soledad de un corredor de fondo (destellos veraniegos de celuloide)

Dunkerque

Corre, Tommy, corre…

Fionn Whitehead es Tommy en Dunkerque de Christopher Nolan… y fue quién más me llamó la atención en esta película. “Corre, Tommy, corre… y vuelve a casa” es el leitmotiv que envuelve cada uno de los fotogramas. Le conocemos corriendo… y no para. Y la historia de Tommy es tan potente, que no hacía falta más. Tommy corriendo por las calles, entre balas y bombas. Corriendo en la playa… Corriendo con una camilla. Nadando… y volviendo a correr. Sin respiro. No hacía falta más historias, ni sus tres tiempos para contarlas… tanto es así que abandono hasta los ojos de Tom Hardy en ese avión que surca el cielo. Pero lo que son las casualidades cinéfilas, busco información de Whitehead (que no será la última vez que lo veamos) en Internet y recaigo, cómo no, en Wikipedia… y leo “Nolan comparó a Whitehead con un joven Tom Courtenay” y me llevo las manos a la cabeza: hace dos días he visto por primera vez una de las obras más emblemáticas del Free cinema, La soledad del corredor de fondo de Tony Richardson… y quedo totalmente fascinada por un jovencísimo Tom Courtenay como Colin Smith… que corre y corre sin parar y deja un fascinante retrato sobre la rebeldía, sobre no someterse a nadie.

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Dos clásicos a reivindicar. La colina (The hill, 1964) de Sidney Lumet / Lone star (Lone star, 1996) de John Sayles

La colina (The hill, 1964) de Sidney Lumet

La colina

… o el castigo inútil, el mito de Sísifo

Si nos vamos a la mitología clásica, nos encontramos con la figura de Sísifo obligado a empujar una y otra vez una piedra de peso por una colina y cuando está a punto de llegar a la cima la roca vuelve a rodar hacia abajo. Entonces Sísifo tiene que repetir por la eternidad un trabajo agotador. En el siglo XX, Albert Camus recuperaría el mito para reflejar al hombre contemporáneo condenado a una tarea inútil. Y se puede decir que Sidney Lumet vuelve al mito en su versión más cruda en esta desconocida película de su filmografía, La colina. Y una colina artificial es lo primero que se ve, según van apareciendo los títulos de crédito…, y esa colina será la representación del castigo cruel e inútil bajo el sol abrasador que los oficiales de un penal militar británico, en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial, infringen a aquellos hombres del ejército británico que hayan incumplido la normativa (deserciones, robos, golpear o desobedecer a superiores…). La película arranca cuando llegan cinco nuevos presos, cada uno con su historia a las espaldas, y cómo sobre todo uno de los oficiales, el sargento Williams, se ensaña con ellos, con el visto bueno del director del penal.

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Yo, Daniel Blake (I, Daniel Blake, 2016) de Ken Loach

Yo, Daniel Blake

Yo, Daniel Blake arranca con un diálogo sobre una pantalla negra. Solo escuchamos dos voces: a Daniel Blake y a una funcionaria. La funcionaria no se sale del formulario, del protocolo…, no hay alma sino una coraza. Y Blake continuamente pregunta cuando van a hablar de su corazón… Solo quiere que esa voz le escuche, que sea más cercana. Eso es la película de Ken Loach: el corazón de un hombre que trata de no sucumbir y no dejarse aplastar por una burocracia deshumanizada, fría y kafkiana.

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Techo y comida (Techo y comida, 2015) de Juan Miguel del Castillo

Techo y comida

Aviso a los lectores: Desde el viernes no es posible enviar comentarios… Estoy tratando de solucionar este problema y espero que en breve esta función quede habilitada para así poder seguir intercambiando opiniones, reflexiones, informaciones y generando un espacio rico de debate y pensamiento cinematográfico. Mil perdones por las molestias.

Techo y comida… no se puede ser ya más claro y explícito en el título. Al igual que la depresión de los años 30 tiene unos títulos representativos en la pantalla blanca o los periodos de posguerra y recuperación cuentan incluso con corrientes tan potentes como el Neorrealismo; la larga crisis económica, social y política que arrastra el mundo desde 2007 tiene sus propios reflejos cinematográficos. Aquí en nuestro país uno de ellos será Techo y comida, el debut en el largometraje del realizador andaluz Juan Miguel del Castillo.

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Orgullo (Pride, 2014) de Matthew Warchus

PRIDE

Uno de los géneros que domina bastante bien el cine británico es la tragicomedia social. Así hay una galería de películas con unos personajes que calan en el imaginario del público. Películas que apelan a la solidaridad en las comunidades de trabajadores. Que hablan de la vida dura pero también de que la unidad hace la fuerza. Y de que los seres humanos pueden unirse en determinados proyectos y conseguir metas inalcanzables. Pride es una de ellas…, son películas que muestran que la vida puede estar compuesta de días de pan pero también de rosas (así se nos recuerda en una escena clave donde en un local obrero se canta una bella canción).

Pride sigue la estela de Tocando el viento, Full Monty, Billy Elliot, La camioneta o más recientemente Jimmy’s Hall. Se inspira en un hecho real: en 1984, bajo el gobierno de la dama de hierro, Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros convoca una huelga. A un joven activista gay, en plena manifestación del Orgullo Gay en Londres, se le ocurre implicar a un grupo de amigos en la recogida de fondos para ayudar a las familias de los mineros. Unir sus causas como grupos presionados y perjudicados por un Gobierno férreo. Como el sindicato no admite su dinero, deciden dar personalmente su aportación económica a un pueblo minero de Gales, elegido al azar. Así empieza una unión que da frutos.

La fuerza de este tipo de películas suele ser tanto la historia como los personajes… y ahí está la clave de Pride, en los personajes. Es una película coral donde todos (hasta el más secundario) tienen su momento. Hay mucha naturalidad tanto en las interpretaciones de pesos pesados como Bill Nighy, Imelda Staunton, Dominic West o Paddy Considine, como en otras caras menos conocidas como George Mackay, Joseph Gilgun o Jessica Gunning. Ellos logran que esta película se enriquezca con matices y detalles, con relaciones humanas entrañables y momentos sencillos pero emocionantes. No es la película perfecta pero está repleta de instantes mágicos por naturales y auténticos… y con unos personajes a los que no te importaría conocer algún día. El director (en su segundo largometraje) ha trabajado sobre todo en los escenarios y se mueve muy bien en las escenas colectivas y el guionista, Stephen Beresford, crea su primer guion para cine y se aplica en el dibujo de los personajes. Además Pride tiene algo importante: es capaz de dejar una sonrisa perenne al espectador sin eludir en ningún momento que la vida tiene sus días rojos pero también esos días en los que parece que todo va a salir bien…

PD: El sábado después de casi un mes de un paréntesis obligado pero con final feliz (aunque con una agenda con citas médicas para una temporadita)… me acerqué a una sala de cine y lo que me atrajo de Orgullo es que me apetecía salir con una sonrisa y creyendo que hay buenas causas y buenas personas. ¡La película cumplió su objetivo!¡Tenía tanta hambre de cine! Durante este mes no solo no he ido a una sala de cine sino que tampoco pude ver mi amado dvd. Así que este texto (mejor o peor) va por todos.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Una frase, una película. Viaje cinéfilo por el 2014 (primera parte)

Viajo por todas las películas que se han estrenado este año en las salas de cine y que he podido ver. Y observo que 2014 ha sido un buen año (más todo lo que me queda por descubrir). Como siempre ha habido grandes sorpresas y profundas decepciones. Pero a mí me han ganado las buenas imágenes. Directores de siempre, nuevas generaciones y promesas futuras. Actores que siempre sorprenden y otros que surgen con fuerza. Ausentes. Risa y tragedia. Y muchas, muchas historias… El viaje ha sido placentero…, incluso de las decepciones algo se saca. En vez elaborar un listado de lo mejor o de lo peor, se me ocurre una frase por cada película vista este año en una sala de cine.

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1. Sueño de invierno de Nuri Bilge Ceylan

… sueño que veo a un caballo correr libre por Capadocia, mientras vivo encerrada en mi propia cárcel en las habitaciones de un cómodo hotel; todo cambia cuando un niño silencioso tira una piedra con furia a la ventanilla de un coche… Entonces despertamos.

2. Jauja de Lisandro Alonso

Cuentan que todo el mundo se pierde en Jauja, que nunca se regresa, tan solo puede que un perro fiel te encuentre, más allá del tiempo y el espacio.

3. Mr Turner de Mike Leigh

… El sol es Dios, dice el pintor mientras espera la muerte; en otra casa una mujer invisible y rota siente su ausencia.

4. Retrato de Aida de Antonio Gómez-Olea

… y el pintor atrapó el rostro de la actriz; antes jugó con las formas, los volúmenes y el color… y mientras fueron descubriéndose.

5. La señorita Julia de Liv Ullman

El universo de Strindberg con mirada de una mujer comprensiva que ama y conoce a sus complejos personajes…, al final solo un río, unos pétalos de flores y un reguero de sangre.

6. Magia a la luz de la luna de Woody Allen

Miramos las estrellas con la persona amada y nos puede pasar dos cosas: empequeñecernos ante su inmensidad y tener miedo o empaparnos en su belleza y vivir un romántico momento.

7. Jimmy’s Hall de Ken Loach

Aunque se pierda una y otra vez, nunca dejar de intentar poner en pie sueños creativos…, eso nos cuenta un hombre tranquilo que regresa a su tierra, Irlanda.

8. El amor es extraño de Ira Sachs

Dejad paso al mañana… el amor a veces no basta cuando llegan penurias económicas y la vejez; las personas más cercanas te echan una mano pero cuando se convive con gente que amas, la conoces demasiado y la convivencia es dura…

9. Intestellar de Christopher Nolan

El amor cruza el espacio y el tiempo…, nos lo han contado muchas veces, es el motor que hace avanzar no solo el mundo sino también el universo…, atraviesa todas las dimensiones y da sentido a todo.

10. Orígenes de Mike Cahill

Debate absurdo y simplista sobre el darwinismo y el creacionismo…, los más bonito: cada uno tenemos una mirada distinta, nuestro iris nos hace también únicos.

11. La sal de la tierra de Win Wenders, Juliano Ribeiro Salgado

… cómo entender la carrera profesional de un fotógrafo y meterse de lleno en cada una de sus imágenes y su significado; vivir y comprender el sentido de su trayectoria y de su trabajo.

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12. El juez de David Dobkin

… melodrama familiar clásico con muchas aristas sueltas que se salva por mirar la profesionalidad de un veterano, Robert Duvall, y el carisma de un buen actor como Robert Downey Jr.

13. Alguien a quien amar de Pernille Fischer Christensen

Melodrama familiar con apuntes musicales desde tierras danesas o un viejo rockero nunca muere aunque se cruce en su camino un nieto que no pide ni exige nada, solo mira, y una hija que sabe destruirse como su padre.

14. Dos días, una noche de los hermanos Dardenne

… carrera desesperada para poder mantener un puesto de trabajo tras una depresión u otra manera de entender los caminos que toma la solidaridad obrera…

15. Magical girl de Carlos Vermut

… en la vida cotidiana, en un país en crisis, la magia no es posible; una niña se muere, su padre hace todo lo que está en su mano para cumplir sus deseos, una mujer tiene su mente fracturada y no puede evitar hacer daño a todo aquel que se cruza en su camino, y un profesor sale de prisión después de muchos años… todo se une para continuar el caos.

16. Relatos salvajes de Damián Szifrón

La vida, aunque mucha veces tratemos de evitarlo, es agresiva y en las situaciones cotidianas se pueden provocar estallidos de violencia que se nos escapan de las manos; a veces llega la calma y otras la tragedia es inevitable… y el humor negro es imprevisible.

17. Perdida de David Fincher

Cómo contar una historia de una mujer-niña rica fatal y llegar al delirio…, cómo convertir el matrimonio en una relación enfermiza, en una cárcel…, cómo mostrar lo diferente que es la imagen que proyectamos a los otros y la que realmente poseemos…

18. La entrega de Michael R. Roskam

Cómo un cachorro de pit bull te puede cambiar la vida y cómo un tipo solitario y silencioso esconde muchas cosas que no podíamos imaginar…

19. La desaparición de Eleanor Rigby de Ned Benson

El fracaso de un proyecto cinematográfico ambicioso pero que esconde destellos de la gran obra que podría haber sido…, una historia sobre cómo una ausencia puede quebrar a una pareja enamorada…

20. La isla mínima de Alberto Rodríguez

Convertir a las marismas del Guadalquivir en un paisaje opresivo donde el tiempo no pasa y se estanca, en un paisaje de relato negro sobre dos policías que se embarcan en una investigación que les transformará para siempre…

21. Boyhood de Richard Linklater

Cómo contar una historia de una familia a través de los tiempos muertos… y reflejar así el paso del tiempo…

22. Locke de Steven Knight

Un coche, un actor, un trayecto… y una historia, suficiente para construir una película viva y con un corazón que late.

23. El niño de Daniel Monzón

De tres niños que juegan a malotes y cómo la situación se les escapa de las manos, tres policías que trabajan como pueden y del mal que todo lo cubre… en una zona fronteriza.

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24. Una cita para el verano de Philip Seymour Hoffman

De dos seres solitarios y desesperanzados que ven una posibilidad de futuro y de un matrimonio que se desintegra en cada segundo… y de un actor que podría haber seguido dejando buenos personajes.

25. Un toque de violencia de Jia Zhang Ke

Sobre la violencia en el día a día, en lo cotidiano, y la imposibilidad de echar el freno… Cuatro historias de impacto en distintos lugares de China.

26. Mil veces buenas noches de Erik Poppe

Sobre la fractura entre norte y sur, oriente y occidente, entre los miembros de una familia y el objetivo de una cámara para que todo quede captado.

27. Las vidas de Grace de Destin Cretton

Sobre niños y niñas maltratados o al margen, en situación de exclusión, y las personas que día a día trabajan con ellos, y que en muchos casos también están heridos, para conseguir que tengan un vida más justa…

28. Viajo sola de Maria Sole Tognazzi

La decepción y el aburrimiento que provoca una mujer solitaria que inspecciona hoteles de lujo.

29. Begin again de John Carney

La alegría que provoca ver la evolución y la vida de un género como el cine musical…, la posibilidad de pasear por Nueva York con un amigo y escuchar las canciones que ‘dibujan’ al otro…

30. Barbacoa de amigos de Eric Lavaine

Los amigos, compañeros de batalla para lo bueno y lo malo, para quererse o discutir sin parar, para compartir miedos y secretos…, cincuentones que cantan a la alegría de vivir.

31. Corazón de León (Corazón de León, 2013) de Marcos Carnevale

La plasmación de cómo convertir una buena idea en una mala película…, y continuamos con el reflejo de amores extraños pero intensos.

32. Las dos caras de enero de Hossein Amini

El universo oscuro de Patricia Highsmith en el cine…, las ruinas griegas esconden las ruinas de un matrimonio y de un joven guía que descubre que no le basta con ser un listillo…

33. Maléfica de Robert Stromberg

… y el cine para niños está acabando con el mito del príncipe azul… Reinterpretación del cuento de la Bella Durmiente… No vale el beso del príncipe.

34. El sueño de Ellis de James Gray

Y el melodrama del cine mudo y las heroínas sufrientes de aquellos tiempos vuelven con intensidad en una historia sobre una inmigrante que llega a la isla Ellis… y se encuentra entre dos hombres.

35. Solo los amantes sobreviven de Jim Jarmusch

La inmortalidad a veces cansa, es el drama de los vampiros amantes, que pululan por mundos a veces más muertos que ellos… pero a veces los destellos les hacen valorar el estar siempre condenados a la vida…

36. Violette de Martin Provost

“Soy un desierto que monologa”, la escritora Violette Leduc nos atrapa a través de su escritura un torrente de palabras y protagoniza un buen biopic que atrapa la vida de un personaje interesante, complejo, sensible y desconocido.

37. Tres instantes, un grito de Cecilia Barriga

Un documental que atrapa un año de reivindicaciones, el 2011, y de mostrar que otro mundo es posible: a través del grito de los indignados en la Puerta del Sol, la toma de Wall Street y la rebeldía espontánea de los adolescentes chilenos que ocuparon las escuelas públicas.

38. Mejor otro día de Pascal Chaumeil

Buena idea, película fallida: ¿qué pasa cuando cuatro personas coinciden en una azotea en fin de año para suicidarse?

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Amargo silencio (The angry silence, 1960) de Guy Green

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Hay películas que no se sabe muy bien el porqué caen en olvido, son muchos los motivos de análisis. Y otras quizá porque lo que cuentan causa incomodidad también se hunden en la memoria cinéfila, ya se sabe lo incómodo se esconde. Amargo silencio es del segundo grupo y es una película para reivindicar. Cuenta una situación incómoda, no fácil, y cae en olvido. Pero hay varios puntos que hacen de Amargo silencio una película que necesita un rescate. Esta muestra un aspecto del mundo obrero en una fábrica y lo desarrolla a la perfección. Su visionado provoca varias miradas y lecturas… y ninguna deja indiferente.

Primer punto: mundo obrero

La relación entre el mundo obrero y el cine es larga y estrecha. Desde que los hermanos Lumiére grabaran la salida de los obreros de su propia fábrica…, los trabajadores, las fábricas y el cine han estado estrechamente unidos. Y ahora mismo en la actualidad es un tema de máxima vigencia más con la crisis mundial que ha vuelto a remover los cimientos de las fábricas. Así directores como los hermanos Dardenne (Dos días, una noche) o Robert Guédiguian (Las nieves del Kilimanjaro) siguen pintando el mundo de las fábricas en occidente y los conflictos morales mezclados con los laborales.

Amargo silencio toca varios puntos complejos (y por ello incómodos) y también los conflictos fluctúan entre lo moral y laboral. La película plantea una huelga en una fábrica y hace hincapié en que no todas las huelgas son justas y recomendables. Plantea la manipulación del grupo y cómo una huelga puede efectivamente manipularse para llevar a cabo otros intereses y cómo puede que lo que menos importe sean los derechos y los deberes de los trabajadores. Así el conflicto central de la película es cómo la postura de un obrero: Tom Curtis, que ve innecesaria la huelga (que además no ha sido convocada por los sindicatos), y ejerce su derecho a no asistir a ella y trabajar, le convierte en una persona non grata, tanto para sus compañeros como para la dirección de la compañía. Tom Curtis es incómodo. La situación se escapa de las manos de todos y termina en tragedia. A Tom Curtis todo el mundo le retira la palabra. Es un apestado y eso perjudica también a su entorno más cercano, su familia.

Así el planteamiento de la película no es fácil y un análisis no profundo y simple podría quedarse en una lectura superficial: la película va en contra de la colectividad obrera y a favor de la libertad individual. Es decir se haría una lectura de película a favor del capital que desprestigia uno de los instrumentos del mundo obrero: la huelga (otro aspecto que ha sido continuamente reflejado en el cine desde muy distintas ópticas). Y convierte en héroe trágico al esquirol. Pero Amargo silencio plantea algo mucho más profundo y asuntos que no gustan ser mostrados. Y habla de temas tremendamente humanos y que se pueden plantear en los entornos laborales, en las fábricas. La manipulación de los trabajadores para conseguir intereses ajenos a ellos (tanto por la cúpula de la empresa como de algunos representantes de los trabajadores que ‘velan’ porque todo marche), la presión del grupo que puede actuar sin opinión propia y sin tratar de fomentar el acercamiento y el diálogo, el impedir que un compañero opine y actúe distinto, provocar el vacío y el aislamiento de este, el exponer el derecho a no asistir a una huelga si no se está de acuerdo con los motivos… y queda patente lo difícil que es (y lo necesario) construir una fuerte, sólida y justa solidaridad obrera que vele realmente por los trabajadores y donde todos los trabajadores formen parte, tengan voz y voto, y juntos traten de encontrar las mejores soluciones en las situaciones de conflicto.

Hay dos escenas claves que tienen a Tom Curtis como protagonista: una es cuando decide ir solo a trabajar a la fábrica durante la huelga. Se muestra el rechazo de sus compañeros pero también desde lo alto del director de la fábrica que se lo expone al director de personal: no se fía de los lobos que actúan en solitario en uno u otro bando. Y otro momento es una conversación íntima entre Tom Curtis y su propia esposa cuando está viviendo el máximo rechazo por parte de todos. Le dice que lo más irónico es que él entiende a todos. Y que todos creen que están actuando por razones contundentes. También hay otro momento en que reconoce que no sabe cómo ha llegado hasta ese punto ni por qué… pero que seguirá manteniendo su postura.

Hay otros aspectos muy interesantes para seguir indagando en la complejidad de la película: la película empieza y termina con la llegada y la salida en tren de un personaje que viene de fuera: un agente externo a la fábrica pero que es el que trae ‘órdenes desde Londres’ para que se lleve a cabo la huelga y además pone en marcha el aislamiento de Curtis. Este personaje es misterioso y silencioso… y jamás se revela su identidad ni los trabajadores reparan en él. Tan solo se menciona que es el “nuevo” que ha contratado la fábrica. Y este personaje, por supuesto, también puede aportar distintas miradas a la película según el grado de complejidad con el que se mire. En ningún momento sabemos los motivos por los que se convoca la huelga, ni los acuerdos a los que se llega, ni cuáles son las reivindicaciones de los trabajadores… Entre los trabajadores de la fábrica se realiza una rápida radiografía: están los obreros de la vieja escuela, y algunos de ellos muestran su desacuerdo con la nueva huelga, pero no aguantan la presión del grupo y deciden unirse a la ley del silencio, otros que se arrastran porque es más cómodo (el mejor amigo del protagonista) y prefieren no tomar partido aunque les parezca injusto, los que se están dejando manipular por el agente externo y un grupo de jóvenes adormecidos y sin cerebro que tratan de sobrevivir en el día a día… y que van por donde les lleva la corriente y si pueden armar bulla o servir a unos o a otros para sus propósitos ahí están ellos. Por su parte la dirección de la fábrica trata de seguir consiguiendo sus intereses y beneficios… y dispuestos a lo que sea para terminar no solo con la huelga sino con la situación incómoda que ha creado el obrero Tom Curtis. Entre medias de los dos mundos se encuentra el director de personal, otro interesante y complejo personaje. Amargo silencio no es una película fácil.

Segundo punto: alrededor del Free cinema

La película es del año 1960 y se realizó bajo la influencia de una corriente de cine británica que empezó en los cincuenta y que todavía hoy sigue su estela, el Free cinema. Realismo, cotidianidad, compromiso con la realidad social, dar voz a los que no solían tenerla en el cine… Y por supuesto el trabajador, el obrero, se convierte en un personaje cinematográfico. La huella de los jóvenes airados es alargada así la siguiente generación sigue haciendo hincapié en un cine que se compromete con la realidad social. Su estela continúa en Ken Loach o Mike Leigh o actualmente con Paddy Considine o Andrea Arnold.

Amargo silencio además consigue una radiografía de una fábrica británica de los sesenta y de la vida cotidiana de sus trabajadores. Asistimos a la entrada y salida de la fábrica, a las relaciones entre los trabajadores, a los lugares de trabajo y a los de ocio, a su vida privada en los barrios obreros, en sus hogares…

Tercer punto: el director

La película permite conocer a un director interesante, Guy Green, del que llevo tiempo persiguiendo ver algo y esta es la primera película que visiono. Ha sido un grato descubrimiento. Amargo silencio me sitúa ante un director a tener en cuenta del que deseo ver sobre todo dos películas más: Hombre marcado (The mark) y Un retazo de azul (A patch of blue). Por lo menos aquí, por estos lares, no es fácil conseguir su filmografía. Guy Green fue además un prestigioso director de fotografía que trabajó varias veces junto a David Lean. Así se puede ver su magnífica labor como director de fotografía en tres buenas películas del director británico: Cadenas rotas, Oliver Twist y Amigos apasionados.

Lo que intuyo leyendo los argumentos de sus películas como director, es que era un hombre de retos y que reflejaba historias complejas que podían incomodar al espectador pero historias necesarias, posibles y tremendamente humanas. Con Amargo silencio consigue ritmo, envuelve y relata muy bien lo que quiere reflejar, el tono va en crescendo hasta llegar a la tragedia y se nota su buen empleo del lenguaje cinematográfico (por ejemplo, para los momentos más trágicos utiliza contundentes y efectivas elipsis). Además no toma el camino fácil para contar una historia sino que muestra un montón de aspectos y aristas, no es en absoluto un director maniqueo sino que muestra la complejidad del mundo real. A veces no es cuestión de señalar malos y buenos, es todo mucho más difícil.

Cuarto punto: más que actores

Tom Curtis, el obrero protagonista, es Richard Attenborough (otro de nuestros ausentes más recientes, nos dejó en agosto de 2014) que además también trabajó como productor de la película. Richard fue actor, director y productor de cine. Y aquí ha sido todo un descubrimiento para mí como actor (del Attenborough actor me queda mucho por ver) en su elaboración de un personaje atractivo y tremendamente complejo. Le regala a su personaje credibilidad, realismo y vulnerabilidad. Además de intimidad y una bonita química con la actriz que hace de su esposa, Pier Angeli. Esta compone un personaje sensible y fuerte a la vez. Las escenas de ellos dos se convierten en momentos de intimidad, confesiones de miedos, vulnerabilidad y superación de obstáculos de un matrimonio obrero. No era la primera vez que Attenborough trabajaba con Guy Green y con Pier Angeli. Este trío se complementa con otro de los actores que también además sería coguionista de esta película, Michael Craig. Michael Craig compone otro personaje de importancia en Amargo silencio, es el amigo que no se compromete, que prefiere no opinar, no decidir, seguir al grupo y no ponerse al lado del amigo que además le ha ofrecido siempre su casa para vivir…, hasta que abre los ojos.

Quinto punto: clave de cine

Guy Green dominaba el lenguaje cinematográfico. Su experiencia como director de fotografía le había dado muchas claves. Amargo silencio tiene pulso y buenas decisiones de puesta en escena como las antes mencionadas elipsis: el ataque que recibe el hijo pequeño de Tom Curtis y su esposa y el ataque final que sufrirá el propio Curtis. Además proporciona a la película no solo un ritmo adecuado sino que logra credibilidad y realismo, como he dicho antes, en la plasmación de los conflictos en una fábrica británica de los años sesenta así como el mundo íntimo del obrero protagonista.

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