Hay películas que no se sabe muy bien el porqué caen en olvido, son muchos los motivos de análisis. Y otras quizá porque lo que cuentan causa incomodidad también se hunden en la memoria cinéfila, ya se sabe lo incómodo se esconde. Amargo silencio es del segundo grupo y es una película para reivindicar. Cuenta una situación incómoda, no fácil, y cae en olvido. Pero hay varios puntos que hacen de Amargo silencio una película que necesita un rescate. Esta muestra un aspecto del mundo obrero en una fábrica y lo desarrolla a la perfección. Su visionado provoca varias miradas y lecturas… y ninguna deja indiferente.
Primer punto: mundo obrero
La relación entre el mundo obrero y el cine es larga y estrecha. Desde que los hermanos Lumiére grabaran la salida de los obreros de su propia fábrica…, los trabajadores, las fábricas y el cine han estado estrechamente unidos. Y ahora mismo en la actualidad es un tema de máxima vigencia más con la crisis mundial que ha vuelto a remover los cimientos de las fábricas. Así directores como los hermanos Dardenne (Dos días, una noche) o Robert Guédiguian (Las nieves del Kilimanjaro) siguen pintando el mundo de las fábricas en occidente y los conflictos morales mezclados con los laborales.
Amargo silencio toca varios puntos complejos (y por ello incómodos) y también los conflictos fluctúan entre lo moral y laboral. La película plantea una huelga en una fábrica y hace hincapié en que no todas las huelgas son justas y recomendables. Plantea la manipulación del grupo y cómo una huelga puede efectivamente manipularse para llevar a cabo otros intereses y cómo puede que lo que menos importe sean los derechos y los deberes de los trabajadores. Así el conflicto central de la película es cómo la postura de un obrero: Tom Curtis, que ve innecesaria la huelga (que además no ha sido convocada por los sindicatos), y ejerce su derecho a no asistir a ella y trabajar, le convierte en una persona non grata, tanto para sus compañeros como para la dirección de la compañía. Tom Curtis es incómodo. La situación se escapa de las manos de todos y termina en tragedia. A Tom Curtis todo el mundo le retira la palabra. Es un apestado y eso perjudica también a su entorno más cercano, su familia.
Así el planteamiento de la película no es fácil y un análisis no profundo y simple podría quedarse en una lectura superficial: la película va en contra de la colectividad obrera y a favor de la libertad individual. Es decir se haría una lectura de película a favor del capital que desprestigia uno de los instrumentos del mundo obrero: la huelga (otro aspecto que ha sido continuamente reflejado en el cine desde muy distintas ópticas). Y convierte en héroe trágico al esquirol. Pero Amargo silencio plantea algo mucho más profundo y asuntos que no gustan ser mostrados. Y habla de temas tremendamente humanos y que se pueden plantear en los entornos laborales, en las fábricas. La manipulación de los trabajadores para conseguir intereses ajenos a ellos (tanto por la cúpula de la empresa como de algunos representantes de los trabajadores que ‘velan’ porque todo marche), la presión del grupo que puede actuar sin opinión propia y sin tratar de fomentar el acercamiento y el diálogo, el impedir que un compañero opine y actúe distinto, provocar el vacío y el aislamiento de este, el exponer el derecho a no asistir a una huelga si no se está de acuerdo con los motivos… y queda patente lo difícil que es (y lo necesario) construir una fuerte, sólida y justa solidaridad obrera que vele realmente por los trabajadores y donde todos los trabajadores formen parte, tengan voz y voto, y juntos traten de encontrar las mejores soluciones en las situaciones de conflicto.
Hay dos escenas claves que tienen a Tom Curtis como protagonista: una es cuando decide ir solo a trabajar a la fábrica durante la huelga. Se muestra el rechazo de sus compañeros pero también desde lo alto del director de la fábrica que se lo expone al director de personal: no se fía de los lobos que actúan en solitario en uno u otro bando. Y otro momento es una conversación íntima entre Tom Curtis y su propia esposa cuando está viviendo el máximo rechazo por parte de todos. Le dice que lo más irónico es que él entiende a todos. Y que todos creen que están actuando por razones contundentes. También hay otro momento en que reconoce que no sabe cómo ha llegado hasta ese punto ni por qué… pero que seguirá manteniendo su postura.
Hay otros aspectos muy interesantes para seguir indagando en la complejidad de la película: la película empieza y termina con la llegada y la salida en tren de un personaje que viene de fuera: un agente externo a la fábrica pero que es el que trae ‘órdenes desde Londres’ para que se lleve a cabo la huelga y además pone en marcha el aislamiento de Curtis. Este personaje es misterioso y silencioso… y jamás se revela su identidad ni los trabajadores reparan en él. Tan solo se menciona que es el “nuevo” que ha contratado la fábrica. Y este personaje, por supuesto, también puede aportar distintas miradas a la película según el grado de complejidad con el que se mire. En ningún momento sabemos los motivos por los que se convoca la huelga, ni los acuerdos a los que se llega, ni cuáles son las reivindicaciones de los trabajadores… Entre los trabajadores de la fábrica se realiza una rápida radiografía: están los obreros de la vieja escuela, y algunos de ellos muestran su desacuerdo con la nueva huelga, pero no aguantan la presión del grupo y deciden unirse a la ley del silencio, otros que se arrastran porque es más cómodo (el mejor amigo del protagonista) y prefieren no tomar partido aunque les parezca injusto, los que se están dejando manipular por el agente externo y un grupo de jóvenes adormecidos y sin cerebro que tratan de sobrevivir en el día a día… y que van por donde les lleva la corriente y si pueden armar bulla o servir a unos o a otros para sus propósitos ahí están ellos. Por su parte la dirección de la fábrica trata de seguir consiguiendo sus intereses y beneficios… y dispuestos a lo que sea para terminar no solo con la huelga sino con la situación incómoda que ha creado el obrero Tom Curtis. Entre medias de los dos mundos se encuentra el director de personal, otro interesante y complejo personaje. Amargo silencio no es una película fácil.
Segundo punto: alrededor del Free cinema
La película es del año 1960 y se realizó bajo la influencia de una corriente de cine británica que empezó en los cincuenta y que todavía hoy sigue su estela, el Free cinema. Realismo, cotidianidad, compromiso con la realidad social, dar voz a los que no solían tenerla en el cine… Y por supuesto el trabajador, el obrero, se convierte en un personaje cinematográfico. La huella de los jóvenes airados es alargada así la siguiente generación sigue haciendo hincapié en un cine que se compromete con la realidad social. Su estela continúa en Ken Loach o Mike Leigh o actualmente con Paddy Considine o Andrea Arnold.
Amargo silencio además consigue una radiografía de una fábrica británica de los sesenta y de la vida cotidiana de sus trabajadores. Asistimos a la entrada y salida de la fábrica, a las relaciones entre los trabajadores, a los lugares de trabajo y a los de ocio, a su vida privada en los barrios obreros, en sus hogares…
Tercer punto: el director
La película permite conocer a un director interesante, Guy Green, del que llevo tiempo persiguiendo ver algo y esta es la primera película que visiono. Ha sido un grato descubrimiento. Amargo silencio me sitúa ante un director a tener en cuenta del que deseo ver sobre todo dos películas más: Hombre marcado (The mark) y Un retazo de azul (A patch of blue). Por lo menos aquí, por estos lares, no es fácil conseguir su filmografía. Guy Green fue además un prestigioso director de fotografía que trabajó varias veces junto a David Lean. Así se puede ver su magnífica labor como director de fotografía en tres buenas películas del director británico: Cadenas rotas, Oliver Twist y Amigos apasionados.
Lo que intuyo leyendo los argumentos de sus películas como director, es que era un hombre de retos y que reflejaba historias complejas que podían incomodar al espectador pero historias necesarias, posibles y tremendamente humanas. Con Amargo silencio consigue ritmo, envuelve y relata muy bien lo que quiere reflejar, el tono va en crescendo hasta llegar a la tragedia y se nota su buen empleo del lenguaje cinematográfico (por ejemplo, para los momentos más trágicos utiliza contundentes y efectivas elipsis). Además no toma el camino fácil para contar una historia sino que muestra un montón de aspectos y aristas, no es en absoluto un director maniqueo sino que muestra la complejidad del mundo real. A veces no es cuestión de señalar malos y buenos, es todo mucho más difícil.
Cuarto punto: más que actores
Tom Curtis, el obrero protagonista, es Richard Attenborough (otro de nuestros ausentes más recientes, nos dejó en agosto de 2014) que además también trabajó como productor de la película. Richard fue actor, director y productor de cine. Y aquí ha sido todo un descubrimiento para mí como actor (del Attenborough actor me queda mucho por ver) en su elaboración de un personaje atractivo y tremendamente complejo. Le regala a su personaje credibilidad, realismo y vulnerabilidad. Además de intimidad y una bonita química con la actriz que hace de su esposa, Pier Angeli. Esta compone un personaje sensible y fuerte a la vez. Las escenas de ellos dos se convierten en momentos de intimidad, confesiones de miedos, vulnerabilidad y superación de obstáculos de un matrimonio obrero. No era la primera vez que Attenborough trabajaba con Guy Green y con Pier Angeli. Este trío se complementa con otro de los actores que también además sería coguionista de esta película, Michael Craig. Michael Craig compone otro personaje de importancia en Amargo silencio, es el amigo que no se compromete, que prefiere no opinar, no decidir, seguir al grupo y no ponerse al lado del amigo que además le ha ofrecido siempre su casa para vivir…, hasta que abre los ojos.
Quinto punto: clave de cine
Guy Green dominaba el lenguaje cinematográfico. Su experiencia como director de fotografía le había dado muchas claves. Amargo silencio tiene pulso y buenas decisiones de puesta en escena como las antes mencionadas elipsis: el ataque que recibe el hijo pequeño de Tom Curtis y su esposa y el ataque final que sufrirá el propio Curtis. Además proporciona a la película no solo un ritmo adecuado sino que logra credibilidad y realismo, como he dicho antes, en la plasmación de los conflictos en una fábrica británica de los años sesenta así como el mundo íntimo del obrero protagonista.
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