Los procesos creativos hasta que una idea va adquiriendo forma son apasionantes, con curvas, giros, obstáculos, tensiones, magia, descubrimientos, conocimientos y casualidades… Ya estamos en la fase final y preparados para anunciar la aparición de un nuevo libro de cine: Prisioneros del bucle. De hecho, si me atrevo a escribir sobre ello, es porque ya se puede ir encargando en la página de la editorial: luego, ya es una realidad cercana. La elaboración de un libro está lleno de momentos, ideas y detalles que ir cuidando, porque el objetivo final es compartir con los lectores aquello que nos apasiona.
Un instante clave en el proceso es la elaboración del texto de contraportada, porque ahí es donde puedes intentar captar el alma del libro para atraer, como el canto de la sirena, a posibles futuros lectores. Ahí va el nuestro:
«Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), de Harold Ramis, un renovador capital de la comedia estadounidense de los años setenta y ochenta, ha cumplido treinta años. El largo invierno de Phil Connors, el protagonista de esta historia, continúa seduciendo e intrigando a los espectadores. La película se ha convertido, tal y como quería el guionista Danny Rubin, en todo un clásico. También es uno de los trabajos más recordados, si no el que más, de su pareja protagonista, Bill Murray y Andie MacDowell.
Además de aportar un análisis crítico del largometraje, el ensayo Prisioneros del bucle señala su importancia en el género de la comedia romántica y los ingredientes que emplea de la ciencia ficción. También qué papel tuvieron el guionista, el director y el actor principal en el proceso de creación o las diferentes interpretaciones que ha generado. Todas estas son alguna de las razones por las que la cinta se ha granjeado tan alta consideración y mantiene su frescura.