Aguas oscuras cuenta una historia de David contra Goliat o los males del capitalismo y el libre mercado que van dejando un reguero de catástrofes por el camino, pues su objetivo principal es la consecución de beneficios. Cuenta la odisea de un abogado, Rob Bilott (Mark Ruffalo), contra la empresa química DuPont desde 1998 hasta la actualidad.
Bilott era un joven abogado en un gran despacho especializado en la defensa de compañías químicas, pero su vida cambió cuando acudió a él un granjero, Wilbur Tennant, junto a su hermano para denunciar que su ganado estaba siendo envenenado por los vertidos de DuPont en el vertedero que estaba cerca de su granja.
En cuanto el abogado empezó a involucrarse en la queja de Tennant, descubrió cómo DuPont estaba vertiendo PFOA y contaminando el suministro de agua de la zona, siendo además conscientes de la situación. El PFOA, también como conocido como C8, es un compuesto químico sintético que se utiliza para bienes de consumo, que empleamos todos. Por ejemplo, ¿quién no ha oído hablar del teflón? ¿No nos suena de las sartenes y las ollas? Pero se emplea en muchas más cosas.
Así que Bilott pronto se dio cuenta de que no solo estos vertidos afectaban al ganado de Tennant, sino también a todos los seres humanos alrededor del vertedero y al agua que consumían. Los vertidos tóxicos causaban diversas enfermedades como el cáncer o malformaciones en los recién nacidos, entre otras cosas. Su lucha contra la gran empresa química no fue fácil y duró años y años, pero Bilott nunca abandonó la causa (y continúa involucrado en ella), aunque le pasase factura en muchos ámbitos de su vida y diera la vuelta a muchas de sus creencias.
La revista de New York Times publicó en 2016 un reportaje del periodista Nathaniel Rich, El abogado que se convirtió en la peor pesadilla de DuPont, contando su historia. Este reportaje no dejó indiferente al actor Mark Ruffalo, que no solo ha sido el actor principal, sino también el productor y el que se empeñó en que esta historia saliera adelante. Él fue quien quiso que Todd Haynes leyera el guion y le convenció para dirigir la película.
… Y Haynes no se echó atrás, porque le interesan los retos cinematográficos y este ofrecimiento lo vivió como tal. ¿Cómo contar esta historia? El director de Lejos del cielo lo tuvo claro. Cinéfilo empedernido, él siempre había disfrutado de las grandes películas conspiranóicas de los años setenta, tipo Todos los hombres del presidente, Los tres días del condor o El último testigo. Así Aguas oscuras tiene un aire a esas películas donde los héroes lo son a su pesar, donde no hay épica ni romanticismo, sino un profundo pesimismo y desencanto.
Nadie que vea la película envidia a Bilott, sino que se va viendo cómo todo lo que rodea su vida se va convirtiendo en la peor de las pesadillas, aunque él no abandone la lucha a pesar de la espera y del desgaste. Y no solo es que nadie envidie a Bilott, sino que el mundo que refleja se hunde más en el pesimismo, en la tristeza y en la incertidumbre ante un planeta tierra que sucumbe por la acción descontrolada de los hombres. No hay ninguna victoria ni gloria. Sí bastante desolación.
Todd Haynes sorprende con una película sobria que interpela al espectador sobre esas aguas oscuras y turbias que nos van envenenando, pues al igual que esas películas de los setenta la amenaza de las grandes corporaciones actúa en la sombra, derribando todo obstáculo que evite llegar a la meta. Ellas continúan atosigando, aplastando y siguiendo su camino, tranquilas, aunque sufran algún pequeño vaivén.
Pero a la vez Aguas oscuras sigue una tradición de películas sobre los estragos de las grandes compañías, que actúan para conseguir beneficios, y cómo afectan las negligencias absolutamente conscientes que cometen tanto a los seres humanos como al planeta. El camino queda trazado con películas muy diferentes entre sí, pero con ese nexo temático presente antes expuesto. Películas como Silkwood, Erin Brockovich, Fast Food Nation, Tierra prometida y Aguas oscuras crearían un buen ciclo de cine.
Todd Haynes acomete con inteligencia esta película que puede parecer un cambio de rumbo en su trayectoria cinematográfica, pero él mismo explica en las entrevistas que Aguas oscuras presenta nexos de unión con sus otras películas. Siempre le interesan personajes en conflicto y con dificultades de toda índole para afrontar los problemas que la vida les va presentando.
Aguas oscuras es de esas películas que te inquietan y te hace plantearte mirar a tu alrededor y calibrar con cuántos objetos, alimentos, aparatos, líquidos, aires… nos vamos envenenando poco a poco, casi sin darnos cuenta. Lo inteligente de este largometraje, que también queda reflejado en las otras películas citadas, es que no solo las grandes compañías son responsables de la situación, sino también los consumidores.
Hay un círculo difícil de romper hasta que somos conscientes de las consecuencias, pero a veces incluso siendo conscientes no sabemos ni por dónde empezar o los caminos alternativos a tomar no son nada fáciles, así muchas veces optamos por no salir del círculo…, aunque a veces, tal vez, a base de pequeños gestos diarios se pueda variar el rumbo. Aguas oscuras es de esas películas que al menos hacen pensar, reflexionar y debatir. Y eso ya es un paso.
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Hola Hildy
Creo que, por-una-vez-y-sin-que-sirva-de-precedente, he visto esta peli (lo que querría decir que ya la han pasado por TV). Si es la que pienso cuando los «redneck» llegan a la oficina dudas de quién es más tóxico si la sospecha o los propios paisanos.
Recuerdo que sufrí pensamiento «dominó»: veinte años atrás, «The Rainmaker» de Coppola pensaba ¿qué hace el bueno de Francis metiéndose en los zapatos de Lumet? y, cuando vi esta, ¿qué hace el bueno de Todd poniéndose el zapato derecho de Coppola y el izquierdo de Sidney?
Mark Ruffalo es ese tipo de actor que si te cae bien -opción mayoritaria- piensas que aporta «carácter» a sus composiciones y si te cae mal -alguno habrá- aprecias: ya está este repasando su colección de tics.
Un saludo, Manuel.
Jajajaja, queridísimo Manuel, me meto en la opción mayoritaria: cómo me gusta el bueno de Mark Ruffalo.
Y te juro que a mí no me disgustó esta visita de Todd Haynes al género y al tema ni aprecié una ruptura total en su trayectoria.
La película me inquietó y me hizo pensar y, sí, me recordó a esas películas en las que Haynes quería inspirarse.
Lo cierto es que no es la película de Haynes que más me gusta ni tampoco es la película de dicha temática que más me entusiasma, pero disfruté y aprecié esta obra cinematográfica por varios motivos que espero haber expuesto en el texto.
De esta temática de David contra Goliat. De hombre y mujer enfrentados a gran empresa que se convierte en amenaza para la humanidad y para ellos en concreto en cuando empiezan a descubrir e inmiscuirse en asuntos que no deben adoro El jardinero fiel de Fernando Meirelles. Qué película más emocionante y qué manera más hermosa de contar la historia.
Beso
Hildy
Pues mira, tras varios intentos fallidos, yo también la he visto este verano.
Me resulta simpático Mark Ruffalo, que aquí creo que participa en la producción y, por tanto, se reserva el protagonismo. La película me parece de lo más convencional de Haynes, lo más «comercial» y «fácil», es decir, bien mascadito para el público, con posiciones morales muy claras y debates meridianos. Me gustan más las películas que formulan preguntas que aquellas que te quieren dar las respuestas.
Besos
Pues mira, mi querido Alfredo, me gusta mucho algo que planteas en el comentario: que te gusta más una película que formula preguntas que una que pretende darte respuestas.
A mí Aguas oscuras me resultó una película interesante dentro de la trayectoria de Haynes por los motivos que desgrano en el texto.
Beso
Hildy