Descubrimientos veraniegos (6). El otro Oeste. Siete ensayos desde las fronteras del wéstern (Episkaia, colección Veredas, 2021)

El wéstern Los odiosos ocho de Quentin Tarantino está presente en uno de los análisis del libro.

Sí, hace dos años que me habían regalado este libro y ha sido ahora en verano cuando por fin no solo lo he leído, sino que también lo he disfrutado. Como apasionada del wéstern soy consciente de que es un género que ha «mitificado» la historia de un país. En un principio, las películas del Oeste dejaron una historia con muchas omisiones, injusticias y silencios. Pero también es cierto que según han ido pasando los años también ha habido grandes wésterns que se han ido acercando más a la realidad de los hechos y a la complejidad histórica de dicho periodo.

Ha sido un género que ha ido evolucionando desde el nacimiento del cine hasta la actualidad. Y no solo eso, sino que como demuestra este interesante libro quedan aún muchas historias que contar. De hecho, estamos a la espera de un wéstern que va a contar uno de los asuntos que más se han ocultado (y que ha sido tratado poco en películas del Oeste, aunque hay ilustres excepciones), que los indios fueron eliminados sistemáticamente, que se ejerció sobre ellos una violencia calculada, organizada y brutal. Me estoy refiriendo a la última película pendiente de estreno de Martin Scorsese, Los asesinos de la luna.

Volviendo a El otro Oeste, cuatro autores estadounidenses y tres españoles se enfrentan a textos de distinta índole para contarnos otras historias posibles para un wéstern u otras visiones sobre el género. Historias protagonizadas por personajes que o bien apenas han aparecido en los wésterns clásicos o si bien lo han hecho tan solo como personajes secundarios o de reparto y análisis de distintos fenómenos como la literatura popular o la música country.

Lo curioso de este libro es que tiene muy en cuenta el imaginario colectivo de ese Oeste creado por las películas y las series de televisión, pero no es exactamente un libro de cine, sino que los distintos y variados ensayos abordan un caso concreto que siempre ha estado al margen o se ha tocado excesivamente poco en los distintos wésterns.

El primer texto, «Vaqueros heroicos, indios muertes. El salvaje Oeste como mito del colonialismo de asentimiento», es una entrevista a Roxanne Dunbar-Ortiz, una historiadora y activista estadounidense que tiene como labor principal «devolver a los indígenas norteamericanos al centro de la historia del continente». Y hace un repaso sin pelos en la lengua del exterminio sufrido por los indios y de cómo perversamente se les fue quitando las tierras. Ante una pregunta determinada también replantea la mirada hacia Cristóbal Colón: «Colón era un mercenario al servicio de la realeza de Aragón y Castilla, en la misma época en que tuvo lugar la limpieza étnica de la Península Ibérica de musulmanes y judíos. Este fue el primer caso del colonialismo europeo que se convirtió en el modelo de colonialismo-genocidio en América. Colón fue un actor secundario, pero también un impulsor del genocidio».

Sarah M. S. Pearsall, investigadora y profesora de la universidad Johns Hopkins, escribe «Devolviendo a las mujeres nativas al centro de la Revolución americana», donde rescata la labor y el protagonismo de estas mujeres silenciadas en la historia, sobre todo contando el caso de Madam Sacho, que documenta cómo fueron tratados los pueblos indios durante la Revolución americana y cómo cambia la historia según el punto de vista que se emplee.

Y sigue ese wéstern al margen con el texto de Mark Lause, profesor de historia en la Universidad de Cincinnati, que narra «La huelga de cowboys del Panhandle texano de 1883». Una historia donde el cowboy no es el personaje que corre por las praderas en libertad, adorando su profesión, sino que documenta que eran unos trabajadores que también buscaban organizarse para mejorar sus salarios y que eran maltratados por los patronos por reivindicar sus derechos. Es muy interesante cómo se cuenta la historia a través de las noticias de la prensa, muchas veces a favor de los patronos, pero cómo las distintas versiones dejan vislumbrar una verdad de fondo, el derecho a la huelga de los cowboys.

Con un texto, «Llamadme Nat Love», que casi estás viendo una película apasionante, un wéstern de esos que hubieran estado destinados a convertirse en un clásico, Zaron Burnet III, periodista de investigación, narra la historia de un famoso cowboy afroamericano que dejó escrita además una autobiografía llena de vivencias y aventuras. ¡Conoció y fue amigo del mismísimo Billy El Niño! La historia de este famoso forajido del Oeste también ha sido mitificado una y mil veces en el cine, pero recomiendo un acercamiento bastante realista de ese verdadero salvaje Oeste, pero con bastante poesía cotidiana y sensibilidad, de la mano de Michael Ondaatje, Las obras completas de Billy El Niño. Pero volviendo a Nat Love tenemos la oportunidad de leer una crónica completa de su vida de un hombre que corrió por las praderas y terminó siendo trabajador del ferrocarril.

Alfons Cervera, el autor de Maquis, aporta un emotivo texto, «El tiempo de las ilusiones», en el que recuerda la literatura popular que alimentó su infancia, donde había un montón de autores españoles, con maravillosos pseudónimos, que no paraban de escribir aquellas novelas del Oeste, Ciencia Ficción o policiacos que se podían comprar en los quioscos y que evadían a sus lectores de una realidad gris. Un emotivo recuerdo para escritores como Pascual Enguídanos (George H. White o Van S. Smith), Francisco González Ledesma (Silver Kane) o Eduardo de Guzmán (Edward Goodman o Eddie Thorny).

El único texto totalmente cinematográfico, «La muerte de una nación. El antiwéstern de Los odiosos ochode Quentin Tarantino», es el de Katixa Agirre, escritora y profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad del País Vasco, que de las tres peculiares incursiones en el mundo del wéstern del director, Django desencadenado (2012), Los odiosos ocho (2015) y Érase una vez en Hollywood (2018), se centra en la película de 2015 para analizar una «parábola oscura» que dinamita las reglas del género para ofrecer una deprimente visión de la América del siglo XXI.

Y, por último, María Bonete Escoto, escritora, ofrece «No hay gloria en el Oeste. Orville Peck y el wéstern», un ensayo revelador sobre cómo la cultura del wéstern y la música country está en este siglo XXI más identificada con una Norteamérica de derechas, sobre todo cuando George W. Bush, en el momento de los atentados de las torres gemelas, empleó en sus comparecencias un vocabulario reconocible, que abrazaba todos los lugares comunes relacionados con el viejo Oeste. Así el country contemporáneo danza con el nacionalismo más extremo, pero a veces surgen figuras musicales en los márgenes que ofrecen otras lecturas del wéstern y el country como Orville Peck, que juega a un estrambótico personaje que revisa y subvierte los estereotipos.

El otro Oeste es un libro no solo interesante, sino que permite una lectura de lo más amena y deja al descubierto que hay todavía un montón de vías que tocar y que el género wéstern sigue aún muy vivo, pues hay muchas miradas que todavía no se han visto reflejadas en las pantallas de cine. Es de esos libros que abre caminos y hace reflexionar sobre un género que no deja de aportar sorpresas y capaz de proporcionar apasionados análisis.

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12 comentarios en “Descubrimientos veraniegos (6). El otro Oeste. Siete ensayos desde las fronteras del wéstern (Episkaia, colección Veredas, 2021)

  1. Hola Hildy
    Siete ensayos para siete Oestes. Hasta el musical -un poco moñas- tiene cabida en el espectro «Oestal».
    Toda la vida con la cantinela de «ocho siglos de Reconquista» para acabar como «limpieza étnica de la Península Ibérica». Me temo que, para desgracia de indios y demás derrotados, la historia la escriben los ganadores. Porotraparte, de acuerdo, Colón mal, pero ¿qué sería de las pelis del oeste sin sus correspondientes caballos? Pues esos caballos llegaron allí en los mismos galeones que otras cosas que no quedan tan bien en las pelis. Punto para nuestros ancestros.
    Un saludo, Manuel.

  2. Jajaja, Manuel, yo soy súper fan de Siete novias para siete hermanos… Me chifla ese musical.
    Ay, los caballos. Sin ellos es cierto que queda rara una peli del Oeste… Recuerdo una muy triste de un Kirk Douglas empeñado en seguir a lomos de su caballo con una autopista abarrotada ya de coches y camiones. Qué tristeza. «Los valientes andan solos».
    Beso
    Hildy

  3. Si. Tengo ganas de ver la nueva de Scorsese. El libro parece interesante. Que seria el cine americano sin el western y su mitologia.
    Un beso, Hildy.

  4. Querido Luis, yo también tengo un montón de ganas de que llegue la de Scorsese y me dé tiempo a verla en una sala de cine (espero que la dejen unos días en sala antes de la plataforma).
    Exactamente, el wéstern creo una mitología alrededor de un país. Hay verdaderas joyas y muchas, muchas, muchas miradas. Y es un género que ha evolucionado un montón y ofrece tantos puntos de vista… En este libro se muestra cómo quedan todavía muchas historias que contar. Poco a poco la mitología se ha ido cambiando a qué pasó realmente en el Oeste. Ahora conviven dos caminos en el género mito y realidad.
    Beso
    Hildy

  5. El problema del western es que todo el mundo quiere hacer política con él, o mejor dicho, sustituir una mitificación por otra, sustituir unas omisiones, unas injusticias y unos silencios, por otros. ¿De qué Oeste hablan, de la verdad histórica o del cine? Porque, como todo el cine aplicado a cualquier otra cosa, tienen puntos de conexión y de alejamiento extremo. Partiendo de un hecho, que es que el Oeste responde a una tradición épica que viene de Homero, y más allá, y que representa arquetipos, y arquetipos que son universales. Pero bueno, viendo la afirmación sobre las «limpiezas» de Castilla y Aragón y los «genocidios» de Colón (al parecer, los comanches no cometían genocidio con los apaches, ni los aztecas con los mayas, ni los incas con sus vecinos, etc.), ya se ve el percal y el escaso nivel de algunos participantes.

    La historia no se puede negar. Reducir el cine a esa negación de esa historia es, primero, no conocer el cine, y segundo, no conocer la historia.

    Besos

  6. Para, para, para el carro, mi queridísimo Alfredo, sooooooo.
    Jajajaja, madre mía, vaya rapapolvos.
    Creo de veras que este libro es interesante porque ofrece otras miradas. Como digo no es un libro sobre cine ni analiza el wéstern como género. Son siete breves y curiosos textos que ofrecen otras miradas interesantes.
    Totalmente de acuerdo con que el wéstern cinematográfico edifica una mitología concreta, pero también es cierto que ha ido evolucionando y mostrando otros caminos, ¿no? Una cosa es el mito, claro está. Y otra es la Historia.
    Pero dentro de esa historia hay personajes que siempre han sido secundarios en el cine y hay miradas que han sido más silenciadas que otras.
    Aquí en estos breves ensayos y textos (algunos mejores que otros, como pasa con todos los libros corales) solo dejan ver otras voces, miradas e historias, que también resultan interesantes. Y que muestran que el wéstern cinematográfico tiene todavía muchos puntos de vista e historias que tocar. No me parece mala noticia.
    Luego, es verdad, que la mirada de Roxanne Dunbar-Ortiz hacia Colón es radical, pero analizando la Historia, hay un poso de verdad que no gusta que se vea. Lo mismo pasa con Hernán Cortés. Lo difícil siempre es ver el punto medio. Y no irse a los extremos. Ni en una mirada ni en la otra, pero siempre me parece interesante leer todas esas miradas e ir llegando a la objetividad del punto medio.

    Beso que cabalga por las praderas y llega hasta tu rostro
    Hildy

  7. Yo creo que lo real y la mitología siempre compartirán espacio. Parafraseando El hombre que mató a Liberty Valance, si tienes lo real y tienes la leyenda, escribe la leyenda.
    Sucede lo mismo con los libros históricos y las biografías. Yo acabo de leer la biografía de Oppenheimer, que me ha resultado muy interesante, pero, ¿hasta que punto es real todo lo que nos cuenta el libro? ¿Qué hechos son indiscutibles? La forma de ser de las personas, por ejemplo, está sacado de miles de entrevistas, recuerdos de hace años, a veces décadas. La memoria de las personas falla, además también se puede mentir, contar calumnias para manchar una reputación. También se pueden embellecer las cosas para hacer algo más interesante, más mítico, más bonito. Hay fechas, determinados datos, que son verificables y se pueden constatar, pero muchas otros temas se nos presentan con diferentes formas, versiones incluso contradictorias. En el libro de Oppenheimer la personalidad de las dos mujeres principales; su mujer y su amante suicida -¿O fue un asesinato para quitarla del medio por ser comunista?- se parecen bastante a la versión de la película. La mujer era arisca, bebía mucho, creaba conflictos…
    Pero ese recuerdo, esa vida que nos cuentan en el libro, ¿hasta qué punto se ajustan a la realidad? ¿Qué es mitología o leyenda, y qué es real?
    Me parece presuntuoso que alguien venga y nos diga, en el siglo XIX las cosas no eran como se ve en los western de John Ford o de Michael Cimino o de Hawks, era de este otro modo. Y a los indios les sucedió esto y no esto otro que vemos en las películas. Además, una obra de arte no tiene porqué reflejar la realidad como si fuera un espejo, puede adaptarla, recrearla, deformarla…
    Pero si no sabemos a ciencia cierta lo que sucedió ayer, cómo vamos a pretender saber lo que sucedió hace cien, o dos mil años.
    Si vale, están los libros, está internet, o está tu abuela que te cuenta lo que paso en la Guerra, y puedes tener una cierta idea, pero pretender estar en posesión de la verdad me parece estúpido.
    Claro que intentamos conocer la realidad, apresarla, pero esta se nos escurré entre los dedos como el agua, sin que podamos evitarlo.
    La historia se habrá tergiversado innumerables veces en libros, películas, canciones, pero al final hay otra realidad que es la que nosotros intuimos, después de cientos de lecturas, de horas delante de la TV, de ver informativos, escuchar la radio, conversar en la calle, en el bar. Es la realidad subjetiva que crea nuestra mente y que es distinta a la mente que está al lado en ese mismo bar, o en el cine.
    Vemos una película, y para unos es una obra maestra para otros es un tostón.
    Pero, ¿qué es la película? La película no es nada. O lo es todo, para otra persona. Entonces, ¿qué es real y qué mitología?
    Por ejemplo, Casablanca. Es realmente tan buena. O se ha creado una mitología con respecto a ella que hace que sea imposible dudar que es una obra maestra. Todo en ella es perfecto. Criticamos a Nolan, y sacamos nuestra lente de aumento, vemos sus imperfecciones, sus errores, lo que le falta, pero ¿hacemos los mismo con Casablanca? No, porque la mitología ya no se puede criticar. Es como criticar a Homero; algo sagrado.
    Yo creo que en Casablanca, la parte del enamoramiento de Rick y Elsa está rodada de manera rutinaria. Cada vez que la veo pienso, que falsas sonrisas, que estereotipado romance. Luego, la mayoría de la película me gusta, pero tiene fallos, al igual que Nolan, Curtiz cometé fallos, realiza secuencias mejores y peores. Pero bueno, critiquemos a los cineastas actuales, que es gratis, y mantengamos la mitología del cine clásico perfecto e inmaculado.
    Quizás he divagado un poco, mi querida Hildy, pero seguro que me perdonas ser algo iconoclasta con los objetos de culto.

  8. Por cierto se me ha olvidado despedirme. Ahora al releer el comentario que he dado cuenta.

    Un beso.

  9. Queridísimo Luis, pues un placer leer tu reflexión, como siempre.
    Repito aquí el primer párrafo de tu comentario: «Yo creo que lo real y la mitología siempre compartirán espacio. Parafraseando El hombre que mató a Liberty Valance, si tienes lo real y tienes la leyenda, escribe la leyenda».
    Me fascina lo de que lo real y lo mitológico siempre compartirán espacio. Además nombras uno de mis wésterns amados.
    Cómo me gusta la Historia, qué compleja y apasionante es. Cuántas miradas, puntos de vista y perspectivas. Qué riqueza poder andar por tantas veredas y poder tirar de tantos hilos.
    Cómo me gustan también los mitos y leyendas, cómo esconden un poso de realidad. Solo que en ellas lo imposible no existe.
    Por otra parte, la película de Oppemheimer sigo pensándola y estoy segura de que la veré otra vez, pero no logré conectar con ella, aunque como escribí en el texto no me dejó indiferente y hubo cosas que me interesaron. Pero la balanza en este caso se inclinó a lo que no me gustó.
    También hay grandes clásicos que no me llenan, pero, ay de mí, jajaja, soy una enamorada de Casablanca hasta de su parte de París…
    O también me ocurre que hay clásicos que me dejaban indiferente y fría, pero poco a poco fueron engatusándome hasta amarlos desesperadamente (cómo me pasó con Ciudadano Kane) o al contrario.
    Con Christopher Nolan hay películas de su filmografía con las que disfruto más y otras que me dejan más fría, reconozco que nunca he llegado con él al paroxismo.
    De las primeras me gustó mucho Insomnio y de las últimas me quedo con Dunkerque.
    Me quedo reflexionando ante otra de tus frases: «Vemos una película,y para unos es una obra maestra y para otros es un tostón.
    Pero ¿qué es la película? La película no es nada. O lo es todo, para otra persona».
    Qué son las película: ¡una manera más de emborracharme de historias de toda índole! Una puerta abierta a entender el mundo. Con la realidad o con el mito…

    Beso que viaja en una caravana de paz hasta tu mejilla
    Hildy

  10. Bueno Hildy, para mi tambien es un placer leerte. Te perdono que Nolan no te entusiasme, y fumo contigo la pipa de la paz. Yo despues de leer el libro volvi a ver la peli. Lo que menos me gusta es la parte final del juicio a Oppenheimer que la encuentro excesivamente enfatica. Yo creo que quedaba claro que el juicio estaba amañado y no hacia falta hacerlo tan explicito, tan machacon. -Pero bueno, Hitchcock tambien era a veces muy enfatico; te metia un plano del tio Charlie en el que de repente comprendiamos en un segundo su locura criminal-. El resto de la pelicula en general me gusta mucho.
    Estoy pensando en ver la de Barbie, pero no me decido.
    Bueno, ya veremos.

    Un beso.

  11. ¡Queridísima Hildy, qué debate se ha armado! Llegué con demora a tu texto, pero como no hay mal que por bien no venga, eso me permitió leer todos los comentarios.-
    Yo creo que tal vez pueda hacerse un punto en cuanto a la finalidad del cine en relación a eventos históricos. Si creemos que el cine vino a enseñar la Historia para quienes no abrirán un libro, entonces sí podemos reflexionar sobre las «imprecisiones» (por utilizar un término benévolo) en las que incurra. Si consideramos, en cambio, que el cine (y no solo el hollywoodense) representa de manera industrial la forma en la que una determinada cultura quiere instalarse y ser vista en el mundo, no deja de ser interesante como fenómeno el detectar en esas «imprecisiones» un cierto discurso. Y desde este punto de vista, un cine del Oeste «revisionista» podría no ser otra cosa que un cristal diferente con el que esa misma cultura quiere ser vista aquí y ahora.-
    En lo personal, siempre me resulta complicado analizar el proceso de la conquista en América desde un punto de vista único, en términos de héroes o genocidas, porque viviendo aquí como nieta de inmigrantes europeos, uno podría sentir que esa conquista es lo que permitió que estemos aquí. En fin, creo que me estoy enroscando en lo complejo del tema…
    Te mando un abrazo confundido, Bet.-

  12. Guauuuuu, adorada Bet, has dejado unas reflexiones maravillosas y sabias que amplían este debate por caminos realmente interesantes.
    Sin duda hay una relación fascinante y sobre todo el análisis que conlleva que es el del cine y la Historia. Que como bien dices puede tener un montón de «miradas» e «interpretaciones».
    A mí esta relación me ha hecho descubrir, aprender y leer muchísimo, incluso para entender y descubrir las «imprecisiones».
    Sí, he aprendido con el cine no solo de la conquista del Oeste en los westerns, sino también de guerras, revoluciones, batallas, de determinados personajes o acontecimientos que han tocado diferentes películas. Y tratando de entender la mirada que han dejado los creadores y el porqué de esa mirada. Gracias a esa relación cine e Historia he podido después ampliar, buscar y leer sobre lo reflejado por distintas fuentes para lograr entender.
    Me encanta leerte
    Beso a caballo que va a galope hasta que llegue a ti
    Hildy

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