Gilda en los Andes de Fernando Marañón (Berenice, 2017)

Gilda en los Andes

Una película perdida es el trepidante macguffin para sumergirse en Gilda en los Andes. Y ese título evocador es una metáfora sobre lo que es capaz de hacer un cinéfilo por recuperar o descubrir una película en paradero desconocido… En las páginas del libro encontramos una leyenda que cuenta que “un grupo de locos animados por la Hayworth decidieron que debía preservarse una copia a toda costa, de la hecatombe nuclear, de los puritanos radicales, de la ira de Alí Khan…, ¡qué se yo! Y se lanzaron a enterrarla en lugar seguro e inexpugnable en la cordillera de los Andes”. Pero la película perdida no es Gilda, aunque por supuesto tiene su protagonismo, no podía ser de otra manera. La película perdida es la copia número tres de La dama de blanco de Rasmus Bjornson, cineasta de tierras frías. Fernando Marañón, con un buen sentido del ritmo, crea una novela que es un homenaje al cine tanto en la forma de escribirla como en lo que cuenta. No solo hay cine negro y de espías en la narración sino también máquina de escribir de la novela negra norteamericana, con los escenarios fríos de la novela negra nórdica. Y también un poco de esa España de thriller que sobrevive en una crisis económica y social, con la corrupción política a cuestas y que baila entre lo tradicional y lo moderno… con ecos quijotescos y ese humor de superviviente de la pluma de Quevedo. Pero también un juego perpetuo de realidad y ficción, de personajes históricos mezclados con otros irreales, de edificios y escenarios que forman parte de nuestro mundo y otros de creación literaria… e incluso algún personaje fantasmagórico, algunas mujeres míticas que arden como el celuloide y otros de carne y hueso. Y de ese cóctel explosivo se consigue una novela de lo más entretenida.

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El hombre leopardo (The leopard man, 1943) de Jacques Tourneur

El hombre leopardo

De las tres películas en las que colaboraron juntos el director Jacques Tourneur y el productor Val Lewton en la RKO, El hombre leopardo es la que permanece más en la sombra. Mientras que La mujer pantera y Yo anduve con un zombi son dos clásicos del cine de terror y películas de culto, El hombre leopardo ha caído más en olvido. Quizá en las dos primeras, el terror con el elemento fantástico es una combinación que atrapa a los espectadores (en su día y aún hoy) y, sin embargo, El hombre leopardo elimina el elemento fantástico para ofrecer una película de intriga y misterio sobre un asesino en serie.

Y esto no fue del todo valorado, no se tuvo en cuenta que era una pionera en el tratamiento del subgénero de los asesinos en serie, que tan solo algunos directores, y no en EEUU, se habían atrevido a plasmar, recordemos M, de Fritz Lang (luego sería un director que más de una vez presentaría en sus películas el asesino en serie). Sin embargo, ya había directores que estaban ahondando en este tipo de asesinos, con intensos retratos psicológicos, ese mismo año, 1943, Alfred Hitchcock estrena La sombra de una duda con el inquietante tío Charlie. Pero Tourneur, no obstante, sigue fascinando por su manera de rodar en El hombre leopardo y visualmente ofrece la firma que había caracterizado al dúo, que fue capaz en su trilogía de con un mínimo presupuesto crear tensión, intriga y miedo, solo a través de lo que se intuía en las imágenes…

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El discreto encanto de William Castle en tres películas

Homicidio

William Castle y su discreto encanto. Todo un personaje que durante finales de la década de los cincuenta y los sesenta se especializó en películas de terror de bajo presupuesto. Como director y productor creía en sus películas y organizaba unas promociones de lo más originales. Al igual que Alfred Hitchcock, utilizaba su imagen para publicitar las películas, pero con un sentido del espectáculo tan elevado que incluso intervenía en medio de la película (con su voz en off) para advertir al espectador que tal vez debía marcharse de la sala porque a lo mejor no aguantaba lo que iba a ver a continuación. O se inventaba mil y un artilugios en la propia sala de cine para dar más emoción a su obra… Prometía momentos tremendos, espeluznantes. Y hoy sus películas tienen un encanto y una candidez especial. William Castle sabía cómo contar sus historias, entretener, a pesar de no emplear grandes presupuestos. Si algo tenía era sentido del espectáculo.

Las tres que voy a comentar son historias bien construidas, donde curiosamente lo más caducado (sobre todo en dos de ellas), pero a la vez con gran encanto, son los efectos especiales para provocar los momentos de máximo terror. En las tres cuenta con la colaboración del guionista Robb White, famoso novelista de aventuras. La mejor de las tres y más sorprendente es sin duda Homicidio (Homicidal, 1961). Esta sigue la senda abierta por Hitchcock y su Psicosis (1960). Después La mansión de los horrores (House on Haunted Hill, 1959), que posee un encanto especial pues bajo la apariencia de película sobrenatural, de terror y de fantasmas se esconde una película de suspense y crimen perfecto. Y, por último, con una inocencia y una candidez que desarma (no obstante el máximo protagonista es un niño), así como un sentido del espectáculo genial (casi de feria), Los 13 fantasmas (13 ghosts, 1960).

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Cine y exposiciones. Hitchcock, más allá del suspense/Capa en color/Renoir: intimidad

Tres magníficas exposiciones donde se encuentran las huellas del séptimo arte. Tres exposiciones para perderse por ellas y descubrir conexiones especiales con el cine. El alma de un cineasta y su relación con el mundo; el fotógrafo aventurero y vividor que también miró en color… y que se adentró en el mundo de los rodajes de cine; y la intimidad del padre de un cineasta, el pintor Pierre-Auguste Renoir…

Hitchcock, más allá del suspense

Hitchcock, más allá del suspense

Un cineasta es el comisario de la exposición, Pablo Llorca, y esto se nota. Como él mismo reconoce en una entrevista la figura de Hitchcock y su cine es tan inabarcable que había mil y una maneras de enfocar la exposición. Al final es de esas muestras que se nota realizada con exquisito cuidado y muy elaborada, pensada. La exposición analiza al cineasta: sus imágenes icónicas, sus influencias, sus trucos visuales, su relación con el mundo que le rodeaba, su empleo de la publicidad, sus colaboradores… Y emociona tanto al visitante que ya es un apasionado de su filmografía como a aquel que le está descubriendo.

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William Somerset Maugham, un escritor de cine

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Uno de los grandes placeres veraniegos ha sido hundirme en la lectura de novelas y cuentos de William Somerset Maugham, una asignatura que tenía pendiente. Las películas que adaptaban sus obras siempre me habían llamado la atención y llevaba años detrás de leer su legado literario. Así que manos a la obra… y estoy disfrutando de lo lindo. Así he podido ir a las fuentes originales de películas que forman parte de mi memoria cinéfila y sigo buscando los relatos o cuentos que han vomitado películas que me han interesado. Lo que más me ha fascinado de Somerset Maugham como autor es sin duda la psicología de sus personajes. Así sus novelas y relatos trazan un mapa de la naturaleza humana, con sus luces y sus sombras, y la fuerza de sus historias reside en unos personajes perfectamente construidos.

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Píldoras de cine: Clark Gable… y las rubias platino, Hitchcock/Truffaut, Sidney Lumet… y Dos hombres contra el Oeste

1.-Clark Gable… y las rubias platino

Tierra de pasión

Después de volver a visionar Tierras de pasión (Red Dust, 1932) de Victor Fleming, segunda película que rodaron como pareja cinematográfica, y descubrir la última en la que trabajaron juntos, Saratoga (Saratoga, 1937) de Jack Conway, se puede comprobar la química existente entre Gable y la rubia platino de moda en los años 30, Jean Harlow. Mientras la sensual y políticamente incorrecta Tierras de pasión (el antecedente de la popular Mogambo de John Ford), les presenta a los dos como sex symbols y ambos se comen la pantalla y rezuman sexo en cada aparición (también sentido del humor e ironía), la fallida Saratoga los presenta en ciertos momentos como pareja cómica y cómplice (durante su rodaje falleció Jean Harlow…, de hecho no pudo terminar de rodarla y hay varias escenas de una rubia de espaldas o a la que apenas se la ve el rostro), con mucha química y sensualidad a rastras. Mientras que en la primera reflejaba la relación entre una mujer de mala vida y el jefe de una plantación de caucho en tierras exóticas, la segunda mostraba la relación entre un corredor de apuestas de caballos y una señorita bien con ganas de seguir subiendo en el escalafón social, pero decentemente.

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Centenario de Orson Welles (7). El extraño (The stranger, 1946) de Orson Welles

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El extraño puede ser la historia de un reto. Orson Welles quiso demostrar que podía llevar a cabo una película de encargo, con el presupuesto y el tiempo estipulado. Ya cargaba sobre sus hombros la fama de niño terrible que había hecho una ópera prima brillante (Ciudadano Kane), había tenido problemas y conflictos para llevar a cabo El cuarto mandamiento (y no pudo realizar la película soñada por él…, otra de las tragedias de su filmografía) y además ya tenía un proyecto cinematográfico inacabado (la eterna desgracia de su obra fílmica), Its All True. Así que ahora le tocaba una película que siguiera los estándares del sistema de estudios. Que demostrase que podía ser un director dentro de la industria hollywoodiense. Y ese fue el encargo de un productor, que por otra parte siempre arriesgaba, Sam Spiegel. La película fue El extraño. No solo tenía un productor, sino un presupuesto, unos tiempos estipulados, unas estrellas impuestas (y una de esas estrellas sería él mismo en el papel protagonista)…

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Irrational man (Irrational man, 2015) de Woody Allen

irrationalman

Irrational man de Woody Allen sigue dentro de su trayectoria cinematográfica la senda de Delitos y faltas, Misterioso asesinato en Manhattan, Match Point, El sueño de Casandra, Conocerás al hombre de tus sueños… con la silueta de Alfred Hitchcock planeando sobre ella y el reciclaje de las obsesiones del director: las dificultades en las relaciones personales, el enamoramiento y desenamoramiento, la fuerza del sino o el destino, el vacío creativo…, así como la importancia de las decisiones y la capacidad de los hombres para protagonizar el acto más moral o el más inmoral y también la importancia de la suerte o la capacidad del hombre para ilusionarse… Todo mezclado con el papel de la filosofía y la literatura en la vida cotidiana (tema apasionante en la filmografía de Allen).

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Las tres últimas películas de Alfred Hitchcock: Topaz, Frenesí y La Trama

Las tres últimas películas de Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, han tenido una valoración crítica ambigua y además su huella en la memoria cinéfila es mucho más tenue que otras obras del director. Así como las reposiciones de sus películas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta son casi continuas, no ocurre así con sus últimas obras cinematográficas. Por otra parte, la mítica entrevista de Hitchcock con Truffaut no cubre estas tres obras pues todavía no las había realizado. Tan solo en ediciones posteriores hay un texto epílogo donde Truffaut analiza, no muy positivamente, estas películas y narra sus últimos encuentros con el director y lo que hablaron brevemente respecto a ellas.

El volver a visionarlas y analizarlas es absolutamente apasionante porque se encuentra una coherencia interna en la obra de Hitchcock, un sentido circular, además de dejar como testamento cinematográfico tres obras absolutamente ricas tanto en forma como en contenido. Alfred Hitchcock las rodó entre 1969 y 1976. El maestro del suspense seguía sin tener miedo alguno a la experimentación formal; por otra parte toca temas que dan una unidad a su filmografía; trabaja con actores del momento que ya no eran estrellas; regresa en una de las tres a Londres, a su país de origen y donde comenzó su trabajo en el cine; se le nota más pesimista y escéptico y con un sentido del humor negro mucho más acentuado y, por último, mezcla en las tres su extraño sentido del romanticismo: el amor y la pasión como poder autodestructivo, el aburrimiento cotidiano en el matrimonio… También es llamativa la transformación de sus rubias… y la importancia de las morenas.

Nota: si no habéis visto las películas o apenas las recordáis, os advierto que hay muchos spoilers a continuación.

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Dos sesiones dobles sobre retratos femeninos…

Dos se encuentran en la cartelera. Otra es relativamente reciente y la última lejana en el tiempo. Cuatro retratos de mujeres muy diferentes. Una americana, dos italianas y una británica… Y todas tienen algo que decir y que contar. Y las cuatro son muy diferentes entre sí. Tanto en sus personalidades como en sus opciones de vida.

Las vidas de Grace (Short Term 12, 2013) de Destin Cretton

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Grace es una joven que trabaja en un centro de adolescentes en riesgo de exclusión social. Y poco a poco vamos descubriendo que ella también soportó heridas incurables en la infancia que todavía se encuentran latentes en su interior. Y esas heridas vuelven a sangrar por tres acontecimientos que trastocan su vida: la llegada de una nueva adolescente con la que se siente identificada, la maternidad y una llamada telefónica que devuelve brutalmente su pasado.

Película independiente donde se nota que Destin Cretton conoce el mundo que refleja en pantalla (trabajó durante una temporada en uno de esos centros). El riesgo de este relato cinematográfico era caer en el drama extremo, en lo morboso o en un estrenos tv. Y sin embargo ofrece autenticidad, naturalidad y emoción. Destila respeto por los adolescentes que habitan esas paredes y por los cuidadores que cada día se enfrentan a distintas situaciones.

Antes de este largometraje había tratado el tema en un cortometraje, cuando se ‘vistió’ de largo decidió cambiar al protagonista masculino por Grace. Así presenta el retrato duro de una mujer herida desde la infancia, y mientras es buenísima en su profesión, ella cada día se hunde más en el abismo, la incomunicación y el silencio… incapaz de pedir ayuda, por ejemplo, al hombre con el que comparte su vida y que no hace más que pedirla que hable con él…

Viajo sola (Viaggio sola, 2013) de Maria Sole Tognazzi

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Irene vive sola, sin pareja. Porque así se lo ha montado y así lo quiere. Tiene más de cuarenta años y las personas más importantes de su vida son su hermana (marido y sobrinas en el cupo) y su mejor amigo, Andrea, con el que tuvo una relación en el pasado. Su trabajo absorbe mucho de su tiempo: es inspectora de hoteles de lujo… viaja por todo el mundo…

Así la directora Maria Sole Tognazzi presenta una película elegante y amable sobre una mujer que viaja por su vida como realmente quiere…, sola e independiente. Pero a veces en el viaje, ante imprevistos, surgen dudas de si el camino elegido es el adecuado. Pero ella es siempre la que decide. Tres motivos harán tambalear su modo de vida: la posibilidad de perder el apoyo emocional que le aporta su amigo, Andrea; los roces con su hermana y el conocer a una mujer solitaria como ella que le habla de vivir, apasionarse y disfrutar de las imperfecciones de la existencia. Y es esa mujer la que le dice que precisamente la vida perfecta de los hoteles de lujo no es un hábitat real…

La prima cosa bella (La prima cosa bella, 2010) de Paolo Virzì

laprimacosabella

Anna es una ‘mamma’ italiana bellísima, vital y con muy mala suerte con los hombres…, arrastra a sus dos hijos en sus alegrías, penas y situaciones complicadas. Se come la vida a bocados. Los años han pasado y su hijo mayor Bruno, infeliz y desencantado, vive alejado de ella hasta que un día va a buscarle su hermana pequeña para decirle que a su madre apenas le queda tiempo por vivir. A Bruno le vienen todos los recuerdos de su infancia y adolescencia junto a ella…

Tragicomedia que termina emocionando, ríes y lloras a la vez. Anna tiene dos rostros: durante su juventud es Micaela Ramazzotti y de anciana a punto de fallecer por una enfermedad terminal, Stefania Sandrelli. Imposible no empatizar con esta mujer vital que a su pesar hace sufrir a sus hijos sobre todo al mayor, el sensible y nostálgico Bruno (que se convierte en el narrador del pasado). Inolvidable ese momento en que un Bruno ya mayor va a buscar a su madre, que ha escapado del centro de salud, a la sala de cine donde proyectan una película de amor. Y cómo luego ella le pide un paseo por la calle, en moto y terminar bailando juntos en una fiesta de barrio. Y como en esa fiesta, Bruno vuelve a los brazos de su madre y le pregunta desesperado, casi susurrando, por qué es tan infeliz…

Inocencia y juventud (Young and Innocent, 1937) de Alfred Hitchcock

inocenciayjuventud

Erica es una joven y moderna chica de los años 30. Conduce con orgullo su coche y ayuda a su padre viudo en el cuidado de un montón de hermanos más pequeños que ella. Su padre es comisario de policía. Ella se mueve bien en el mundo de hombres en el que trabaja su padre. Allí conocerá a un ‘falso culpable’ (uno de los leitmotiv de la filmografía del maestro del suspense), Robert, un joven guionista que se ve involucrado sin comerlo ni beberlo en el asesinato de una famosa actriz. Por Robert, Erica se saltará las reglas de su mundo dentro de la ley y el orden. Intrépida y aventurera apostará por la inocencia de Robert y le ayudará a demostrarlo.

Película vital y tremendamente entretenida (eso es, puro entretenimiento) de Hitchcock en su periodo británico. Erica es una chica moderna e inocente a la vez, que enamorada y práctica decide ayudar, intrépida, al falso culpable… y meterse en toda una aventura. Sus compañeros de viaje para solucionar el caso: el falso culpable acosado y perseguido por la policía (donde se encuentra el propio padre de Erica) y un sin hogar que es el único que posee una pista muy importante para demostrar la inocencia de Robert. Hitchcock ya muestra su mirada especial, y cómo el cine corre en sus venas: con escenas tan inolvidables como la aparición del cadáver, los encuentros entre los jóvenes en el molino abandonado, la fiesta de cumpleaños o toda la escena final cuando descubren al verdadero asesino en una sala de baile…

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