El hilo invisible (Phantom Thread, 2017) de Paul Thomas Anderson

El hilo invisible

El creador y la musa… y el vínculo de un hilo invisible

Paul Thomas Anderson no esconde que el personaje principal de El hilo invisible, Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis), está inspirado en Cristóbal Balenciaga y este tenía muy claro lo que era su profesión: “Un buen modisto debe ser arquitecto para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida”. Y así actúa Reynolds Woodcock…, pero también Paul Thomas Anderson a la hora de construir esta película. Así Woodcock en su primer acercamiento a su musa Alma (Vicky Krieps) la convertirá en instrumento de su arte. No habrá un beso ni sexo, sino que lo que hará el modisto será probarle el esqueleto de una de sus creaciones y, después, minuciosamente tomar las medidas de su cuerpo. Ahí se siente seguro, ahí domina la situación. Los hilos invisibles van haciendo acto de presencia. Y Paul Thomas Anderson modela, con elegancia y mucho humor negro, una enfermiza historia de amor o dominación. Viaja y se hunde en los vericuetos caminos del amor oscuro. El poder destructivo del amor o el amor como perdición o los peculiares caminos para encontrar el equilibrio. Y va cosiendo esos hilos invisibles para otra película de análisis apasionante.

Y es que este director californiano deja hilos invisibles, fantasmagóricos, que como los detalles que oculta su personaje bajo las costuras de sus creaciones permiten ir desgranando sus claves y secretos. Uno de los hilos más apasionantes es descubrir que Balenciaga trabajó en el mundo del cine, y uno de los directores que requirió su trabajo fue otro experto en reflejar la parte oscura del amor o su poder destructivo, el maestro del suspense, Alfred Hitchcock. Y ni más ni menos que para vestir a Eve Marie Saint en Con la muerte en los talones. Así la sombra (y el sentido del humor) de Hitchcock es alargada en esta película. No solo por la fuerza que adquiere un personaje ausente (esa madre que todo lo domina), sino por el tipo de relación que se establece entre creador y musa, musa y creador…, donde los roles se van dando la vuelta y donde lo que era del derecho es al revés y viceversa… o puede que no. Si seguimos tirando del hilo hitchcockiano, entre la musa y el creador hay un personaje fuerte apasionante, guardiana y protectora del genio creador: la hermana de este, Cyril (Lesley Manville). Mujer de fuerte personalidad, vigilante y siempre presente, como una señora Danvers en Rebeca o una de esas mujeres hitchcockianas tipo la madre de Sebastian en Encadenados.

El Hilo invisible

La guardiana… y el ejército de costureras

Curiosamente esa relación entre musa y creador también esconde uno de los temas principales del cine de Paul Thomas Anderson y es la lucha de poder entre sus dos personajes principales… con un tercero en las sombras. Todas sus películas hablan de relaciones y poder (y suelen surgir tríos apasionantes). El director californiano deja su peculiar visión de la historia de EEUU en distintas décadas que conforma su filmografía, para irse a los años cincuenta en Europa. Una Europa elegante y decadente, que oculta los estragos de una guerra, las miserias… y otros cambios sociales en un juego frío de protocolo y educación, un mundo artificial con máscaras. Y el anfitrión que pone vestidos sofisticados con obsesiva dedicación, con sus ceremonias y rituales, con sus manías y detalles, con todo un ejército de costureras profesionales, y una hermana que se ocupa de mantener el equilibrio y que no se salga de su senda, es Reynolds Woodcock. Encerrado y encadenado en su propio oficio, sin saberse mover fuera de su universo. Y a ese palacio de elegancia, perfeccionismo y trabajo constante entra una natural Alma, una musa con cara de ángel, para revolucionar y cuestionar todo su ordenado mundo. Un enfrentamiento de miradas…, un juego de seducción. Nunca mejor puesto el nombre de la musa, que sabe poco a poco leer el alma de su creador hasta conseguir un extraño equilibrio.

Y como siempre Paul Thomas Anderson deja no solo una cuidada puesta en escena y una manera especial de rodar su historia, sino que se complementa con una banda sonora que viste el alma de la película, y junto a la composición original de Jonny Greenwood, se enredan hilos de música clásica y otros tipos de melodías de los años cincuenta para envolver El hilo invisible en un tapiz hermoso y enfermizo a la vez. La cámara viaja por los vestidos… o por el proceso de creación con ese ejército de costureras que día a día suben y bajan las escaleras del mausoleo-refugio del protagonista. Guardianas del trabajo perfecto. También son impagables los momentos del desayuno… y todo el arsenal de sonidos. El desayuno para darnos la pista de cómo evoluciona una relación. No hay secuencia que no logre que se quede grabada alguna imagen en la retina. Ni enfrentamiento verbal de dos en dos o con tres en escena que no dé una puntilla especial… Incluso no falta una imagen fantasmagórica. Todos los hilos buscan un sentido…, porque Paul Thomas Anderson esconde cosas en los pliegues de sus fotogramas, secretos… que pueden ser desvelados con sumo cuidado y delicadeza. Y eso es un placer… lograr tirar del hilo invisible y descubrir.

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6 comentarios en “El hilo invisible (Phantom Thread, 2017) de Paul Thomas Anderson

  1. Tu texto, mi querida Hildy, hace justicia a la película, que me ha convencido. Pero, fundamentalmente, por detalles que aquí apuntas y que yo quiero desarrollar un poco más. Más que hitchcockiano, que también, en cuanto a esa trastienda soterrada que se ocultaba bajo la acción y el suspense en las películas del Maestro, a mí la película me convence si pienso en ella como cuento de terror de raíz infantil. Como Hansel y Gretel, por ejemplo, como La bella durmiente. Los cuentos de verdad, versión Grimm, no las mamarrachadas Disney. Esos relatos tremendamente truculentos, violentos, salvajes, que buscaban desde la infancia cauterizar las futuras heridas de los futuros hombres y mujeres, adelantarles la cuota de vida adulta que la edad, las circunstancias y la moral permitían. Desde ese punto de vista, los personajes y todo lo que pasa adquieren una dimensión más amplia, distinta, son depositarios de un caudal de tradición narrativa casi inabarcable, a favor de la cual juega, como bien dices, ese vínculo sin besos ni sexo (en los cuentos no hay más besos que las resurecciones).

    Los personajes asumen los roles de esos cuentos y van intercambiándolos entre sí. Por eso América no servía a PTA para esta historia (salvo, quizá, las ciudades más hitchcockianas del país, Nueva York y San Francisco); era necesario otro escenario, tenía que ser Europa, pero tampoco una Europa demasiado evidente, no Alemania ni Centroeuropa. Un teatrillo virtual, de sueños, de mentiras y convenciones aceptadas: nada mejor que el falso glamour de la artificiosa mentalidad imperial británica.

    Algunos dicen que Paul Thomas Anderson es el mejor director americano vivo. Si lo es, es por incomparecencia, más que por virtudes propias. Siguen siendo más las películas suyas que me parecen sobrevaloradas (si no auténticos truños) que las que me han gustado, pero Magnolia no prescribe, ni creo que lo haga nunca. Sigue siendo, para mí, su mejor película (junto con Boogie Nights, aunque por encima). El hilo invisible no llega para mí a ese nivel, pero creo que viene inmediatamente detrás.

    Besos

  2. Mi querido Alfredo, jugoso comentario que sigue tirando de interesantes hilos invisibles que completan la riqueza de esta película. Creo que su análisis es apasionante pues Paul Thomas Anderson esconde muchos significados entre los pliegues de sus fotogramas para ser descubiertos. Me gusta mucho tu interpretación del escenario europeo y tu mirada como si fuese un cuento de tradición popular con sus dosis de terror y violencia. A mí sí me gusta Paul Thomas Anderson, pues todas sus películas cuentan de manera muy especial su mirada sobre la historia de EEUU y las relaciones de poder.

    Beso
    Hildy

  3. Muy buen texto Hildy. No recordaba q el modisto vistió a Eva Marie Saint.
    Creo que la película tiene su interés, pero en mi opinión estamos lejos de la pureza y la maestría clásica que se anunciaba.
    El motivo me lo das tu curiosamente. Y es que creo que el grave defecto del filme es que los hilos con que se teje no son precisamente invisibles. Vamos q creo que su mayor lastre es que al guión se le ven demasiado las costuras.
    Se acumulan los tópicos entre el genio y su musa y uno no tarda en adivinar q ese comienzo dará un giro a lo Jane Eyre e incluso más allá pues el género lo permite.
    Se roza lo atrabiliario hasta el punto de que quien me acompañaba en el cine, el copyright no es mío llegó a decir…venga cariño te voy a poner unas setas a ver si te baja un poco la fiebre de toc toc y sobreactuación.
    Particular mención para la irritante interpretación pluscuamperfecta de Day Lewis y su declamacion de frsses engoladas del tipo…»de acuerdo te vas tu con el café pero no se va tu interrupción» con las que no puedo.
    Eso sí PTA sigue sabiendo filmar en imágenes y eso ya es mucho

  4. ¡¡¡Querido Victor, qué alegría leerte!!! Me alegro, que aunque no la veas redonda y hayas sentido sus descosidos e hilos colgando, te haya parecido de interés la nueva película de PTA y sobre todo que hayas disfrutado con cómo filma o plasma las imágenes. ¡Tiene buenos momentos cinematográficos, ¿verdad?!

    Besos
    Hildy

  5. Tengo que darte mi más sincera enhorabuena por esta espléndida construcción crítica. Es un placer siempre leerte o, mejor dicho, apreciar tu enorme capacidad de análisis.
    Fíjate Hidy que he criticado a PTA en sus últimos trabajos de forma despiadada y ahora tengo que rendirme a su genialidad. No creo equivocarme si digo que estamos ante una película descomunal bajo cualquier punto de vista o estudio.
    Y aunque efectivamente muestre una relación oscura como se ha escrito, tal vez en demasía, la película es, por encima de todo, una enorme historia de amor y de transformación. Esa mujer aparentemente frágil y delicada que sufre y, al mismo tiempo, goza de las perversidades y exquisiteces de ese endeble en el fondo genio ( el complejo de Edipo siempre presente ), es la que al final es capaz de romper esa coraza que parecía indestructible del afamado modisto. Historia de amor especial e hipnótica, que es capaz desde el lado oscuro mostrar la cara más hermosa. Amor enfermizo sí, pero todo amor esconde indefectiblemente una suerte de trastorno. Es la historia de un logro, es la historia de una victoria, es la historia de una hermosísima conquista, de una apabullante pasión. No podemos quedarnos en observar esta historia como un relato casi de misterio, pues es un cuento tiste pero brutalmente luminoso. Brutal por genial retrato de psicologías (los diálogos son magistrales, la banda sonora prodigiosa y la capacidad de filmar del director apabullante), al borde del abismo narrativo (esa cena con setas en manos de otro director hubiese frisado el esperpento y aquí frisa el magisterio y muestra el grado de confidencialidad y profundo amor que se profesan, casi fantasmagórico).
    Y siempre la hermana, ese enorme personajes entre las telas. Auténtica notaria de la vida de un ser al que sabe enfermo y débil, muy débil (en uno de los diálogos ella le dice que no comience una nueva batalla por sencillamente lo despedazaría). Y capaz de darse cuenta de que su “nuevo juguete o maniquí “ está construido de otra madera.
    Sí, podemos ver a de Hitchcock, pero aún más a Ophüls y esa atribulada delicadeza infinita. Narrativamente PTA da una lección de prestidigitación, pero visualmente y formalmente de genialidad sin par. Bueno que me estoy extendiendo en demasía. Lo dicho una película de la que podríamos estar hablando meses enteros. Un prodigio.

  6. Mi querido Altaica, también es un placer leer tu comentario, rico en matices y muy interesante, que completa la mirada sobre esta película. Y así, con distintas miradas, se enriquece el visionado de una película de análisis apasionante y exquisito. En PTA siempre encuentro algo que me atrapa y fascina, incluso aunque algunas películas de su filmografía no me lleguen al cien por cien. PTA tiene una mirada especial y una fuerza visual fascinante.
    Me gusta mucho tu hilo con Ophüls…

    Beso
    Hildy

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