1.-Clark Gable… y las rubias platino
Después de volver a visionar Tierras de pasión (Red Dust, 1932) de Victor Fleming, segunda película que rodaron como pareja cinematográfica, y descubrir la última en la que trabajaron juntos, Saratoga (Saratoga, 1937) de Jack Conway, se puede comprobar la química existente entre Gable y la rubia platino de moda en los años 30, Jean Harlow. Mientras la sensual y políticamente incorrecta Tierras de pasión (el antecedente de la popular Mogambo de John Ford), les presenta a los dos como sex symbols y ambos se comen la pantalla y rezuman sexo en cada aparición (también sentido del humor e ironía), la fallida Saratoga los presenta en ciertos momentos como pareja cómica y cómplice (durante su rodaje falleció Jean Harlow…, de hecho no pudo terminar de rodarla y hay varias escenas de una rubia de espaldas o a la que apenas se la ve el rostro), con mucha química y sensualidad a rastras. Mientras que en la primera reflejaba la relación entre una mujer de mala vida y el jefe de una plantación de caucho en tierras exóticas, la segunda mostraba la relación entre un corredor de apuestas de caballos y una señorita bien con ganas de seguir subiendo en el escalafón social, pero decentemente.
Mientras veía Tierras de pasión no pude evitar pensar en un paralelismo inevitable. Al ver a un joven y prometedor actor, bomba sexual en sus primeros años, como pareja cinematográfica de una de las rubias platino más populares del momento, todo un mito erótico…, contemplé en mi cabeza la que sería su última película, como vaquero cansado y desencantado… pero con ganas de volver a ilusionarse, y acompañado de otra rubia platino (que también protagonizaría su última película entera a su lado), bomba sexual del momento, Marilyn Monroe. La película era Vidas rebeldes de John Huston. De Monroe se dice que de pequeña adoraba a Jean Harlow, y que fantaseaba con que su padre desconocido fuera Clark Gable…
2.- Hitchcock/Truffaut
El documental Hitchcock/Truffaut del crítico de cine Kent Jones es todo un deleite. Y ofrece un montón de miradas interesantes. Primero, podría decirse que es un documental sobre la importancia de un libro de cine: la larga entrevista entre Truffaut y Hitchcock. Segundo, iría acompañado de un perfil de ambos cineastas para dibujar el momento del encuentro y lo que supuso para ambos. Tercero, podría verse como cuál ha sido el legado del libro y cómo sigue vigente en la actualidad (a mi ejemplar se le caen las páginas, fue uno de mis primeros libros sobre cine, pero es muchas veces consultado, una y otra vez). Cuarto, podría ser un pormenorizado análisis de la obra del maestro del suspense, a través de las claves de la mítica entrevista. Quinta… o en realidad a través de la reflexión y mirada de directores contemporáneos (Wes Anderson, David Fincher, Martin Scorsese, Richard Linklater) o Olivier Assayas) hacia el libro y la obra de Hitchcock, el documental supone un estudio de lo que supone su cine y cómo se rastrea en la evolución de la obra cinematográfica de Hitchcock la concepción del cine cotemporáneo. Y, sexta (pero no tiene por qué ser la última mirada…, esconde muchas más), la recuperación fantasma y mítica entre imágenes fotográficas y voces auténticas (de las grabaciones de la entrevista) de un encuentro entre dos personas que amaban el cine… y una traductora que sirvió de puente de comunicación de pasiones.
3.- By Sidney Lumet
Y para seguir indagando en lo interesante y enriquecedora que es para el trabajo de la crítica cinematográfica la entrevista en profundidad, el documental By Sidney Lumet (2015) de Nancy Buirski graba al director en una entrevista apasionante en la que va dando claves no solo de su biografía sino también de su obra cinematográfica. Los datos biográficos que va aportando son fundamentales para entender su obra, tanto la manera de rodar como las presencias temáticas que se repiten en sus películas (dilemas morales, la justicia, los héroes contra el sistema, el legado judío, la familia y las relaciones, contra la autoridad, la presencia de Nueva York como escenario de historias…). Así el documental presenta una radiografía apasionante sobre un director de la generación de la televisión, que aporta información valiosa sobre el creador y su obra. Además no solo se centra en sus películas más estudiadas (como Doce hombres sin piedad o Tarde de perros) sino que analiza concienzudamente algunas obras menos accesibles como La colina o Daniel. El conocer a un Lumet de 83 años (tres años antes de su fallecimiento) que habla con una sinceridad conmovedora, y que además explica su suerte por tener un trabajo que afortunadamente le apasiona, sobre todo su legado fílmico provoca unas ganas irremediables de enfrentarse de nuevo a su obra y conseguir tapar lagunas (El prestamista, La colina, Daniel, Panorama desde el puente, Equus…) o disfrutar de aquellas que siempre te gustaron. Después del visionado del documental, volví a ver y disfrutar otra vez Tarde de perros.
4.- Dos hombres contra el Oeste (Wild rovers, 1971) de Blake Edwards
Siempre me ha gustado analizar las rarezas en las filmografías de ciertos directores. La rareza de Blake Edwards es un triste western crepuscular de dos antihéroes, Dos hombres contra el Oeste. Su visionado me dejó con el corazón encogido. Puede que no sea redondo, incluso irregular, pero te agarra las entrañas. La película cuenta las desventuras de dos vaqueros, que ante la desafortunada muerte de un compañero de trabajo, deciden ser libres, cambiar de vida, alcanzar sus sueños y entrar en el paraíso, México. Pero para cumplir su sueño tienen que robar un banco. Los protagonistas son un maduro William Holden y un joven Ryan O’Neill. El tono que elige Edwards es eligíaco. Dos hombres contra el oeste tiene dos momentos que me atraparon totalmente (bueno, hay más que me encogieron el alma). En una de las paradas que hacen durante su huida (además de seguirles los responsables de la ley, los sheriffs, también incansables van tras ellos los hijos del dueño del rancho donde trabajaban), se dan todo tipo de lujos: como un buen baño, cortarse la barba, fumarse un puro, beber tranquilos… y el joven le pregunta al mayor que cómo hay personas que pueden perderse esos lujos de la vida, y el mayor responde, resignado: Aguantándose. Y después la película contiene una de las más hermosas, desoladoras y tristes despedidas entre dos amigos, entre ese vaquero mayor que ha vivido y ese joven con el que aspiraba alcanzar la libertad.
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¡Qué delicia de texto, querida Hildy! Me anoto en todas: Gable está en mi lista de actores sobre los cuales me gustaría ahondar, me parece que separa sorpresas tales como un número musical en el que se defiende bastante bien, sombrero de paja y bastón en mano (no sé qué peli es, tengo el clip en uno de los documentales de «Érase una vez en Hollywood»).-
El documental sobre Hitchcock y Truffaut me interesa muchísimo, obviamente, al igual que el de Lumet. Te conté en alguna oportunidad que estaba leyendo su libro «Making movies», pero no lo terminé. En pocas horas estoy por partir de vacaciones y tal vez lo termine durante el viaje y además planeo traer de regreso «The network» (entre otras, jeje). ¿La viste?
Y con el western tengo un gran vacío (excepto «La hora señalada», no he disfrutado de ninguno), aún no logré desentrañar sus misterios y siempre estoy buscando una peli por donde empezar.-
Te mando un beso enorme, Bet.-
Jo, qué texto más bien aprovechadito… A mí hoy me cuesta entender el fenómeno Harlow. Entonces no era para nada así, claro, pero hoy veo una criatura tan antinatural, con ese pelo blanco y esas cejas pintadas a mano, que me parece estar viendo alguna clase de caricatura. La película, como bien dices, no acaba de reventar, se va esbafando conforme pasan los minutos.
Este western de Edwards me encanta. En realidad, me encantan todas esas películas que, de una u otra manera, hablan de la desaparición del Oeste. Porque con él se va una forma de vida, una manera de entender el mundo. Probablemente es el entorno que mejor simboliza la idea de progreso y la subordinación del hombre a la tecnología, y también la pérdida, en buena de medida, de la conjunción del hombre con la naturaleza.
El documental sobre Lumet es magnífico, aunque su carrera como director tenga altibajos. A mí es un tipo que siempre me cayó simpático, y veo sus películas, incluso las flojas, porque siempre tienen algo digno de verse. Y en cuanto a Hitchcock, pues todavía no lo he visto porque en Zaragoza se ha estrenado una semana tarde y en una única sala y horario, pero caerá… si esta semana tengo oportunidad de ir, porque no creo que dure mucho más.
Besos
¡Querida Bet, disfruta de tus vacaciones! Sí, Gable depara muchas pero muchas sorpresas. Por cierto, no sé ahora mismo cuál es la película donde tiene ese número musical. El otro día le vi también cantando en Saratoga. Y creo recordar que también tiene algún número musical en las pelis que protagonizó en estos mismos años junto a Joan Crawford, otra de sus primeras parejas cinematográficas.
El documental de Hitchcock/Truffaut te va a entusiasmar. Y el de Lumet también. The Network es una de sus películas que me gustan mucho (además está mi adorado William Holden) y atesora buenos momentos para la chica del parasol.
Adoro el género western. Me fascina y es un género con verdaderas joyas. Una peli por donde empezar… La Diligencia, El hombre que mató a Liberty Valance, Río Bravo…, son tres western que me apasionan.
Besos
Hildy
Mi querido Alfredo, pues sí es curioso el físico de la Harlow, que curiosamente como dices ha quedado absolutamente desfasado, pero sí había una actriz detrás adecuada para la comedia y también con un punto descarado y absolutamente sensual (que se puede ver totalmente en Tierra de Pasión). Me gusta mucho en Tierra de Pasión y Saratoga solo tiene momentos curiosos pero es una película bastante fallida, aunque funciona por la buena química entre ambos intérpretes.
El western de Edwards ha sido una sorpresa preciosa para mí. Sí, es absolutamente crepuscular y ronda por la peli una tristeza que te va hundiendo como espectador… aunque finalmente queda la sombra de una sonrisa al descubrir a dos hombres que durante unos días fueron libres.
Efectivamente me encantó Lumet y el documental… y su carrera con altos y bajos. Porque sus altos los disfruto una barbaridad (y los que me quedan por descubrir). Y el documental de Hitchcock/Truffaut te va a resultar muy pero que muy interesante.
Beso
Hildy
¡Aquí lo encontré! La peli de Gable es «Idiot’s delight» de Clarence Brown, 1939. Y estoy casi segura que el clip está en la segunda parte de «Érase una vez en Hollywood» que trae dos segmentos dedicados a Gable.
¡Gracias por tus recomendaciones sobre westerns!
Besos, Bet.-
Guaauuu, menudo reparto que tiene la película. Y Brown tiene una filmografía de la que aún me queda mucho por descubrir. Qué bueno. Ya me dirás si te animas con el western.
Beso
Hildy
La de Vidas rebeldes es de las películas más a flor de piel que recuerdo. Es una barbaridad, deja la piel de gallina. Me apunto el western.
… el western es tan melancólico que a mí me atrapó desde el primer momento, seco y melancólico. Y toda una extrañeza en la filmografía de Edwards. Además así sigo conociendo la filmografía de William Holden, del que llevo tiempo intentando ver todos sus trabajos cinematográficos. Y aquí vuelve a estar maravilloso.
Sí, tienes razón Vidas rebeldes es una película a flor de piel… Arthur Miller se desnudó emocionalmente… y desnudó también sentimentalmente a Marilyn.
Beso
Hildy
Qué recorrido tan bueno. Y tan provocador. Abres el apetito cinéfilo en muchos frentes a la vez. Los documentales, por supuesto: el de la entrevista para recordar el libro que leí ya hace años, pero el de Lumet ni te cuento, qué maravilla. Y hablas de tapar lagunas, pero es que los puntos dos y tres de tu listado son una invitación para llenar no horas, sino semanas de visionado continuo, de ver lo no visto y de revisar lo disfrutado. Bendito cine.
Saludos.
Los dos documentales los he disfrutado muchísimo. Y escuchar a Lumet toda una apasionada y buena lección. Según iba escuchándole y viendo fotogramas me decía, esta tengo que volver a verla o esta otra tengo que descubrirla. Sí, querido Licantropunk, ¡bendito cine!
Beso
Hildy