Festival de Venecia, 2022. Cortometraje Carta a mi madre para mi hijo de Carla Simón

Carla Simón en Carta a mi madre para mi hijo.

Una carta, una canción y un cuento son la columna vertebral de un cortometraje de la realizadora Carla Simón. El cine como forma de expresión de lo más íntimo. Para indagar en la memoria, en el pasado. Lo filmado para indagar en lo autobiográfico. La directora, justo cuando se dispone a rodar, está viviendo un momento especial: va a ser madre. Y decide a través de las imágenes escribir una carta a su progenitora ausente. «Querida mamá, quiero contarte que voy a ser madre». Lo que se va revelando es pura sensibilidad y emoción.

Su madre ausente es un referente para Carla Simón. Así lo dejó ver en su largometraje Verano 1993, una obra de ficción donde espolvoreaba entre los fotogramas recuerdos de su infancia. La realizadora perdió a sus padres cuando tan solo era una niña. Ambos fueron víctimas del sida. Cuando tenía tres años, falleció su padre. Tres años después, su madre. La pequeña Carla fue adoptada por sus tíos maternos.

A través de Carta a mi madre para mi hijo la directora logra a través de un cuento para su hijo recuperar a la madre ausente. Y es tan emocionante como triste poder ver ese encuentro. El cortometraje es un grito silencioso sobre su lucha para reconstruir a la madre que no conoció y que no quiere olvidar. Carla Simón no olvida a Neus Pipó Simón, su madre. «¿Cómo podrá Manel conocerte si apenas te conocí yo?».

Sigue leyendo

Retratos de mujer. La boda de Rosa (2020) de Iciar Bollaín / Las niñas (2020) Pilar Palomero / Selva trágica (2020) de Yulene Olaizola

Interesantes retratos de mujer en tres estrenos, dos películas españolas y una mexicana. Las españolas continúan en las salas de cine y la tercera ha sido estrenada en Horizontes latinos en el 68 Festival de cine de San Sebastián. Las tres películas están dirigidas por mujeres, y las tres encierran universos muy peculiares. Iciar Bollaín se centra en una mujer en la mitad de su vida que quiere hacer un parón y hacerse una promesa a sí misma. Palomero cede su mirada a una niña que se adentra en la edad adulta, abre los ojos y busca su voz. Y Olaizola presenta a una mujer de principios de siglo XX, que se adentra en el corazón de la selva, en un territorio fronterizo, y en el viaje se transforma de mujer víctima a espíritu que conduce a la muerte. Tres retratos de mujer que esconden reflexiones interesantes.

La boda de Rosa (2020) de Iciar Bollaín. Retratos: una mujer adulta

Retratos: una mujer adulta

Iciar Bollaín recrea un universo íntimo en una película que deja un buen sabor de boca. Recupera a la actriz con la que inició su andadura en los largometrajes (Hola, ¿estás sola?), Candela Peña, para concebir una historia reconocible. Y esa historia es la de Rosa, una mujer de más de 40 años, que de pronto decide hacer un parón en el camino y replantearse su vida. Un día se da cuenta de que todo a su alrededor tiene que cambiar y que todavía está a tiempo de conquistar sus sueños. Por eso se pone manos a la obra para organizar una boda consigo misma, ser fiel a su persona, quererse más y apostar por la vida que siempre deseó. Esa boda es tan solo el pistoletazo de salida para dar un vuelco necesario a su existencia. Curiosamente su entorno más cercano es quien le pone todos los obstáculos… Nadie entiende que de pronto Rosa quiera mirar un poco más por ella en vez de volcarse y cuidar a todos los demás, como siempre ha hecho.

Sigue leyendo

Enamorada de Docs Barcelona (primera parte). Diario cinéfilo de Hildy Johnson durante la cuarentena (3)

Docs Barcelona. Letter from Masanjia (2018) de Leon Lee.

¡He podido acudir y estar presente en el Docs Barcelona desde mi hogar y ha sido un placer! Empecé esta aventura el día 19 y terminó el domingo 31 de mayo. El cine documental cada vez me apasiona más y ha sido un lujo poder disfrutar de una muy buena programación. En total he podido visionar dieciséis documentales y me he sumergido en un montón de mundos inesperados. ¡He aprendido tanto y he accedido a tantas puertas que no había abierto!

Durante estos días informándome por Internet, he rescatado una frase del documentalista John Grierson que quizá explique la fascinación cada vez mayor que siento por este tipo de cine: “El documental no es más que el tratamiento creativo de la realidad”. No solo he disfrutado de las historias reales que me han contado, sino de cómo me las han contado. Acompañadme a este baño de realidad, donde iré analizando brevemente cada documental y en el orden en que los vi.

Letter from Masanjia (2018) de Leon Lee

No es un tópico la frase “la realidad supera la ficción” si se ve este documental que inauguró el Docs Barcelona. Una familia de EEUU encuentra una carta de denuncia de un prisionero político chino llamado Sun Yi (formaba parte del movimiento espiritual Falun Gong) en un objeto decorativo de Halloween (una lápida, como una metáfora macabra) que compraron en unos grandes almacenes y lo guardaban en su desván desde hacía dos años. En la carta, Sun Yi denuncia la situación desesperada de los presos en el centro de trabajo de Masanjia. Julie Keith, la madre de la familia americana, mueve la carta por los medios de comunicación para llamar la atención sobre la vulneración de los derechos de los presos en China.

El director fascinado por la historia conectó con Sun Yi y le enseñó a través de Skype a utilizar un equipo de grabación para que filmara su vida. Este ya había salido de prisión, trataba de reconstruir su vida familiar, pero seguía manteniendo un difícil situación y una tensa relación con el Estado. Letter from Masanjia es el retrato de un hombre con una historia de terror y de opresión del poder detrás y también la crónica de un encuentro entre dos personas que unieron sus vidas por una carta. Así las imágenes de Sun Yi se mezclan con las de la familia norteamericana, y con los recuerdos que él dibuja del campo de trabajo, ahí donde la cámara no puede entrar. Como la realidad supera la ficción… no tiene un final feliz, sino uno que te parte en dos.

Solo (2019) de Artemio Benki

El rostro del pianista Martín Perino te arrastra por su pasado y su duro presente. Su historia arranca en el hospital psiquiátrico Borda en Argentina, le acompañamos durante su salida y en sus intentos por no hundirse de nuevo por los recovecos de su mente. Su lucha por no romper con la realidad, él solo desea tocar su piano. Y tocando la teclas Martín Perino encuentra su remanso de paz. De joven promesa de la música a un hombre atormentado al margen de la sociedad, pero que no deja de pelear la vida. Y, sobre todo, no deja de crear y tocar. Es estremecedor escucharle, cómo él mismo, con una inteligencia sensible, analiza su propia mente y reconstruye su vida o confiesa sincero todas las cosas que le hacen daño y le quiebran.

Artemio Benki, que falleció recientemente, rueda junto a Perino, no se separa de él ni en sus peores momentos (cuando está a punto de quebrarse) ni cuando vuela de nuevo, y realiza un hermoso retrato cinematográfico con la sensibilidad de un artista que entiende a otro. La cámara nunca abandona el recorrido de Martín Perino y capta momentos poéticos, de una belleza que duele, a pesar de filmar una vida siempre al borde de la ruptura.

Sigue leyendo

Documentamadrid 2016. Destellos (primera parte)

Mientras voy tecleando, de la página en blanco van surgiendo destellos que reflejan una parte de la constelación que ofrece Documentamadrid 2016. XIII Festival Internacional de Documentales de Madrid. Desgraciadamente una no tiene el don de la ubicuidad para poder estar en varios sitios a la vez ni puede arrebatar a los hombres grises más tiempo para disfrutar de varios eventos. Así que Hildy Johnson toma aire, y programación en mano hace malabares para tratar de abarcar lo más posible y llevarse una idea coral de lo que el festival ofrece. Porque no solo hay una sección oficial de largometrajes sino muchas más ramas que escalar: una sección oficial de cortometrajes, una retrospectiva de Carlos Saura, una sección que ofrece el panorama del documental español y un ciclo 1936-1939. La guerra filmada.

Primer destello. Les sauteurs de Moritz Siebert, Estephan Wagner, Abou Bakar Sidibe / When two world collide de Heidi Brandenburg, Mathew Orzel

lessauteurs

Si algo valioso ofrece la sección oficial de largometrajes es que permite conocer realidades, historias y miradas muy diferentes. Hay documentales que abren puertas y acercan mundos de difícil acceso, permitiendo la reflexión, el debate, el conocimiento, la indignación… que luego facilitan una toma de conciencia, una mirada, un entendimiento del mundo que nos rodea y un modo de plantearse la vida.

Sigue leyendo

Óperas primas en el Festival de Málaga. El viaje de las reinas (El viaje de las reinas, 2014) de Patricia Roda/El país del miedo (El país del miedo, 2015) de Francisco Espada

Las óperas primas se han convertido casi en una heroicidad en tiempos de crisis y en una industria cinematográfica que está sufriendo transformaciones y cambios, no solo por la situación económica sino por procesos mucho más complejos, es un reto llevar a cabo un primer proyecto cinematográfico y sobre todo poderlo mostrar en los circuitos de exhibición. Y sin embargo estos tiempos son momentos de alzar la voz y también de proporcionar nuevas miradas. El Festival de Málaga es una plataforma idónea y durante estos días ofrece la oportunidad de descubrir nuevas obras cinematográficas de directores que entregan su primer largometraje. En este caso Patricia Roda recibirá la Biznaga de Plata, mañana, por su documental El viaje de las reinas en la sección competitiva “Afirmando los derechos de la mujer”. Y por otra parte Francisco Espada está compitiendo en la sección oficial con su ópera prima El país del miedo.

El viaje de las reinas (El viaje de las reinas, 2014) de Patricia Roda

elviajedelasreinasI

¿Es posible un cambio o transformación social a través de un proceso creativo? ¿Por qué lo primero que se prohíbe y se controla en sistemas totalitarios es todo lo relacionado con la cultura? Estas son preguntas que tienen respuestas cada día a través de distintos proyectos. La cultura es abrir puertas y ventanas, hacer volar a las miradas, es aprendizaje de la vida, es acceso al conocimiento a través de la sensibilidad… y es posibilidad de cambio y transformación. El proceso creativo tiene algo que transmite fuerza y energía, un halo mágico que hace poner en pie proyectos imposibles. Y todo esto puede “sentirse” en el primer documental de la aragonesa Patricia Roda, El viaje de las reinas.

“Somos reinas”

Esta simple afirmación significa mucho. Es una afirmación reivindicativa. Las mujeres somos reinas en nuestra propia vida. Y esto lo tienen claro las quince mujeres protagonistas del documental. Todo empezó cuando un grupo de actrices decidió que en vez de lamentarse por su compleja situación laboral, no solo por la crisis sino también por la dificultad de encontrar buenos papeles sobre todo a una determinada edad, debían unirse y poner en pie un proyecto teatral (del que ha nacido además la plataforma Actrices para la Escena). Así surge Reinas. Desde las reuniones en un café de Zaragoza, El Sol, hasta estrenar la obra en el teatro Principal pasa un año de sueños, ensayos, trabajo duro, obstáculos, esperanza, ilusión… y todo lo contrario, incertidumbre, desencanto, dudas…

El alma del proyecto es visibilizar a unas mujeres que también escribieron la historia pero sin embargo se las relega a las sombras o a un segundo plano pero a la vez visibilizar que las mujeres actrices que llevan años en la profesión claman por papeles protagonistas, por las mismas oportunidades que sus compañeros en los escenarios (mismos salarios, mismas oportunidades de acceso, más papeles femeninos –y por tanto más voz–, más capacidad de decisión, más presencia en distintas áreas fundamentales en el mundo teatral…) y por poder seguir trabajando en lo que más aman (muchas de ellas tienen que buscar otras vías y trabajos para poder sobrevivir en el día a día).

Así la esencia de El viaje de las reinas son los rostros, primeros planos, de las quince mujeres que pondrán en pie este proyecto y la cámara de Patricia Roda “captará” todo el proceso creativo hasta el momento del estreno. Ellas son las protagonistas, ellas son las reinas. Así a la vez que ellas darán voz a distintas reinas europeas, el documental visibilizará a las actrices que aportarán su técnica, voz y cuerpos a dichas reinas. La impulsora y directora del proyecto, Blanca Resano, hará especial hincapié en que se las conozca con nombre y apellido.

Así Eva Hinojosa y Susana Martínez plasmarán en papel la obra de Reinas, este proyecto teatral común, y los rostros de las reinas serán los rostros de doce actrices de distintas edades: Laura Plano, Minerva Arbués, Amor Pérez Bea, Inma Chopo, Inma Oliver, Amparo Luberto, Carmen Marín, Ana Marín, Luisa Peralta, Mariles Gil, Nuria Herreros y Marisa Nolla. Y durante el proceso creativo cada una encontrará su voz de reina y en el escenario visibilizarán a Isabel La Católica, María Antonieta, Luisa Isabel de Orleans, Juana la Loca, Catalina la Grande, Isabel Farnesio, María Estuardo, Catalina de Aragón, Cristina de Suecia, Leonor de Aquitania, María Tudor e Isabel I de Inglaterra. Todas mujeres con nombre y apellido… y con un papel en la vida, las actrices y las reinas.

Patricia Roda opta por contar cronológicamente el proceso creativo, entrevistar a sus protagonistas, plasmar los acontecimientos más importantes y puntos culminantes antes del estreno en el teatro Principal (la división de etapas es a través de insertos que recrean conversaciones de Whatsapp o sencillos rótulos) y contextualizar este proyecto de dar voz a las mujeres y en particular a las actrices como un movimiento universal. Así el documental muestra a la plataforma Magdalena Project que nació en Gales en los años ochenta, principal impulsor de otros proyectos de mujeres en el escenario como el Festival A solas de México (quizá se echa en falta saber si realmente las actrices contactaron con esta red internacional y qué lazos o intercambios surgieron). La fuerza del documental son sus actrices, sus rostros. La realizadora dota de un buen ritmo y estructura un documental sencillo y directo que emociona porque capta la energía mágica de un proceso creativo que culmina en el escenario de un teatro.

El país del miedo (El país del miedo, 2015) de Francisco Espada

elpaisdelmiedo

El cine y la literatura está reflejando un periodo convulso y de crisis que se evidenció con virulencia a partir de 2008 y que está llevando consigo una transformación trágica del mundo (si ya era de por sí trágico y pesimista). En otro análisis de una película, Mátalos suavemente de Andrew Dominik, además de plasmar la frase clave que suelta el mercenario Jackie Cogan (Brad Pitt) en la barra de un bar: “América no es un país, es un jodido negocio” (cambia simplemente el país), la película me hizo reflexionar así: “ante la doctrina del shock (doctrina del miedo), que tan bien explica Naomi Klein, los ciudadanos del mundo vamos muriendo suavemente ante un sistema que arrasa cualquier atisbo de humanidad y que lo que menos le importa son los ciudadanos libres. En los extremos hay fugas de movimientos e indignaciones pero a los que mueven los hilos no los vemos, son abstractos… Parece o da la sensación de una soledad trágica de David contra Goliat… y parece que Goliat va derribando obstáculos y venciendo”. Y muchas películas de estos años van reflejando este clima de miedo que pone a los ciudadanos en un estado de shock que les impide pensar, les paraliza y de este modo se van introduciendo cambios económicos y sociales que no tienen vuelta atrás y van minando el estado de bienestar y aumentando de manera trágica las fracturas sociales.

Así el director extremeño Francisco Espada adapta a la pantalla la novela de Isaac Rosa, El país del miedo, que como dijo el autor cuando le entregaron en 2008 el premio a la mejor novela que concede la Fundación José Manuel Lara Hernández: “El país del miedo es una novela de miedo, sobre el miedo y contra el miedo. Intenta ser un libro de resistencia, para que rechacemos todas las tentativas para dominarnos”. Y de eso trata la película, del miedo y del negocio que se genera a través del miedo, y de los mecanismos que provoca el miedo…

El país del miedo es una película que incomoda hasta el final y lo que el director plasma (con mayor o menor acierto) es un estado de ánimo: el miedo instalado en un estado de bienestar que se resquebraja y las situaciones de incomunicación y soledad que provoca. Y se centra en una familia de clase media y en concreto en el padre (José Luis García-Pérez), un funcionario que trabaja en una biblioteca y que siempre se ha regido por ideas progresistas y pacifistas, partidario de dialogar y mediar. Y lo que plantea El país del miedo incomoda a todos los niveles.

El conflicto empieza cuando los padres se dan cuenta de que su hijo sufre acoso escolar en el colegio por parte de una niña de 13 años. Entonces el padre trata de solucionar el asunto y entra en contacto con la niña. Esta traslada el acoso del niño al padre y logra intimidarle de tal manera que él no sabe cómo frenar la situación que se le escapa de las manos. En cada paso va traicionando cada una de sus convicciones hasta dar solución por la vía más insólita (una vía externa que él siempre habría rechazado) porque mina toda su coherencia ideológica. De fondo, se refleja cómo en la sociedad en la que habitan prima la desconfianza, la soledad, la incomunicación y, como no, la violencia. Algo que se adhiere en todas las áreas de la vida cotidiana: en las comunidades de vecinos, en los barrios, en los colegios, en los lugares de trabajo y por último en los ámbitos más íntimos. Y todo esto está afectando a cada uno de los miembros de la familia.

Francisco Espada cuenta con un reparto creíble y cuenta con soluciones cinematográficas eficaces (como abrir y cerrar la película con el tema de las puertas blindadas y las llamadas telefónicas como símbolo del miedo y del negocio que genera el miedo) o el inicio con una escena que alcanzará todo su impacto al final del metraje donde las víctimas de la historia se intercambian (porque al final todos actúan de una manera determinada por la conquista de terreno del miedo). Pero a veces otras decisiones de puesta en escena minan el ritmo de la película o sacan de la tensión de la historia como cuando rompe con la cronología de la acción porque en realidad trata de plasmar el estado del miedo del personaje protagonista (esas escenas que cuentan un hecho pasado a través de la mente del protagonista o tal y como teme que va a transcurrir). Porque la mayor dificultad de El país del miedo, y que a veces no se logra, es mezclar la realidad de lo que está realmente ocurriendo con lo que está sintiendo en realidad el personaje protagonista, su estado de pánico, y que provoca que a veces sea poco verosímil lo que estamos viendo cuando lo que se está contando es algo muy real y potente.

Aun así Francisco Espada logra una historia fuerte que incomoda al espectador, le remueve por dentro y le hace reflexionar. La esencia del personaje de José Luis García-Pérez no está tan lejos del David Sumner (Dustin Hoffman) de Perros de paja de Sam Peckinpah, incluso va más lejos y perturba más su forma de actuar, porque incluso delega el uso de la violencia en otro. El país del miedo, ese dibujo que expresa y vomita nuestros miedos más íntimos, mella en lo más profundo al ser humano.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.