Festival de Venecia, 2022. Cortometraje Carta a mi madre para mi hijo de Carla Simón

Carla Simón en Carta a mi madre para mi hijo.

Una carta, una canción y un cuento son la columna vertebral de un cortometraje de la realizadora Carla Simón. El cine como forma de expresión de lo más íntimo. Para indagar en la memoria, en el pasado. Lo filmado para indagar en lo autobiográfico. La directora, justo cuando se dispone a rodar, está viviendo un momento especial: va a ser madre. Y decide a través de las imágenes escribir una carta a su progenitora ausente. «Querida mamá, quiero contarte que voy a ser madre». Lo que se va revelando es pura sensibilidad y emoción.

Su madre ausente es un referente para Carla Simón. Así lo dejó ver en su largometraje Verano 1993, una obra de ficción donde espolvoreaba entre los fotogramas recuerdos de su infancia. La realizadora perdió a sus padres cuando tan solo era una niña. Ambos fueron víctimas del sida. Cuando tenía tres años, falleció su padre. Tres años después, su madre. La pequeña Carla fue adoptada por sus tíos maternos.

A través de Carta a mi madre para mi hijo la directora logra a través de un cuento para su hijo recuperar a la madre ausente. Y es tan emocionante como triste poder ver ese encuentro. El cortometraje es un grito silencioso sobre su lucha para reconstruir a la madre que no conoció y que no quiere olvidar. Carla Simón no olvida a Neus Pipó Simón, su madre. «¿Cómo podrá Manel conocerte si apenas te conocí yo?».

Simón le cuenta a su madre que su nieto estará rodeado de su familia: de los abuelos, los bisabuelos, los tíos y también del padre. En una preciosa sucesión de imágenes filmadas en Super 8, atrapa a toda la familia de Manel y entre todos recitan con sus voces en off un cuento entre maravilloso y trágico sobre una mariposa. Esas palabras surgen de la letra de una canción compuesta por Manuel Molina Jiménez durante los setenta: Un cuento para mi niño.

En el cortometraje intenta reconstruir el recuerdo de la madre a través del escaso archivo familiar con el que cuenta. Así es precioso constatar cómo las primeras imágenes muestran a una Carla Simón desnuda, orgullosa y embarazada, en una improvisada sesión de fotografía. En una de las instantáneas para las que está posando, encima de su tripa descansa una mariposa de papel. Unos fotogramas más tarde aparecen unas fotografía de su madre desnuda y embarazada. La realizadora ha recreado dicha sesión, siendo ella la protagonista.

De pronto se obra el milagro. Recupera a Neus. «Decidí inventar un cuento sobre ti para Manel. Espero que te guste». Y empieza una historia en tres actos con unas preciosas elipsis temporales que van uniendo las tres edades de su madre. Neus, niña. Neus, joven. Neus, anciana. Una travesura, un baile a la deriva y un encuentro imposible.

Una niña juguetea con su abuelo y se rebela contra la madre, pues quiere una falda corta. Con su falda cortada corre al mar. Una joven en un barco, llega a un puerto en el atardecer. Baila flamenco en la oscuridad… Al final, mira a un hombre en una barca con unas llamas que parece que brotan de su interior… Poco a poco, la joven Neus, que termina siendo madre, se va convirtiendo en fantasma. Desaparece con su bebé en brazos en un balcón frente al mar. El punto de unión entre la joven y la anciana es un cementerio al lado del mar y una lápida.

La Neus anciana, la inexistente, tiene el rostro de Ángela Molina. En su mano, una mariposa. Pasea, recoge flores silvestres y hierbas para realizar una infusión. Una vez en casa, un disco de vinilo empieza a dar vueltas.Y Un cuento para mi niño, por Lole y Manuel, suena envolviendo todas las imágenes. Manuel interpretó las canciones que componía junto a su esposa, formando el famoso dúo. Entonces se obra el milagro, el encuentro imposible entre Carla, embarazada, y su madre. Conversando, sonriendo, compartiendo una infusión… Su madre le comenta lo que le gusta esa canción. La tararea…

Y llega la gran confesión de una artista: «Creo que hago cine para poder inventarte e inventarme. O puede que lo haga porque no quiero morir»… El cuento ha terminado. Una explosión de fuegos artificiales. Manel, el pequeño Manel, ha nacido. Y Carla pasea con él en brazos. Mira el mar… y se despide de esa madre ausente, desdoblada en las tres edades. Aparecen de nuevo la niña, la joven y la anciana envueltas en esas llamas que brotan del interior.Lo último que aparece es la mirada de Carla con su bebé en brazos. Y las palabras de despedida en la carta de una hija a su madre.

Carla Simón hace cine para no morir… «Erase una vez… una mariposa blanca/ que era la reina de todas las mariposas del alba,/ se posaba en los jardines,/entre las flores más bellas,/ y le susurraba historias al clavel y a la violeta./ Feliz la mariposilla, presumidilla y coqueta,/parecía una flor de almendro/ mecida por brisa fresca…/ más llegó un coleccionista, mañana de primavera,/ y sobre un jazmín en flor,/ aprisionó a nuestra reina/ la clavó con alfileres, entre cartulinas negras,/ y la llevó a su museo de breves bellezas muertas,/las mariposas del alba lloraban por la floresta»…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “Festival de Venecia, 2022. Cortometraje Carta a mi madre para mi hijo de Carla Simón

  1. Qué emoción, mi queridísima Hildy.

    Desde luego esta mujer es una cineasta con mayúsculas, creo que ya te lo dije hablando de Alcarrás, a mí me tiene enamorado. Además la canción que hace de leitmotiv es mi preferida de un disco, «Nuevo día», de Lole y Manuel, que me acompañó mucho en la vida en un tiempo especial. La tengo grabada hace mucho en el corazón.
    Aunque el corto no me parece perfecto por un par de cosas que no me apetece mencionar, creo que hará mucho bien a cualquiera gastar en él 20 minutos. Por cierto que está disponible con toda legalidad en youtube, lo mismo que Alumbramiento, de Víctor Erice, con el que tanto tiene que ver aunque mucho parecen no parecerse.

    Muchas gracias Hildy por traer belleza viva a esta cartulina negra en la que nos hemos clavado a nosotros mismos, a pesar de que «todo es de color».

    Mil besos

  2. Ay, sí, Manuel, qué hermosa es esa canción. A mí me parece un cortometraje bellamente imperfecto. Me ha tocado mucho. Creo que Carla Simón arriesga en su forma de contar y de descubrirse. Lo he visto ya tres veces.
    Y sé que era un encargo de una marca de ropa, que ha pedido ya a varias realizadoras pequeñas historias, pero consigue hacer una historia muy suya. Con todo el sentido dentro de su trayectoria. Y me emociona además profundamente una de las frases del corto y que expresa a la perfección por qué hace cine.
    Me parece un cortometraje bello, lleno de significados.
    ¡Sí, se puede ver por YouTube!
    Beso
    Hildy

  3. Hola Hildy
    ¡Qué bonito lo cuentas! Un corto que nace del cine mudo -con esos «bordados» sobre tapete- y te lleva de la mano con una historia tan valiente, incluso puede que temeraria.
    Con «il suo permesso» sigo con mi cruzada para ser el metepatas del blog. La canción se llama «Un cuento para mi niño» y habla de unas mariposas del alba… ¿De qué me suena Alba Molina Montoya?
    Un saludo, Manuel.

  4. Muchas gracias, Manuel. Y es que a mí este corto me ha parecido bonito de veras. Me ha tocado. Carla Simón, efectivamente, cuenta algo muy íntimo. Le sirve el cine para expresarse. Filma lo que tiene dentro.
    ¡Qué bonita es esa canción!, ¿verdad?
    Sí, estoy segura de que esta canción se la cantaron más de una vez a Alba, cuando era bebé. Luego ha terminado cantándola ella también. Por curiosidad he mirado en la red, y he visto que la canción apareció en un LP que sacaron en 1975, tres años antes de que naciese Alba. Sin duda, una canción espera…
    Beso
    Hildy

  5. Qué bello tu texto, mi querida Hildy. Me hizo pensar que nosotros tal vez miramos cine para no morir, o al menos para vivir.-
    No conozco a esta realizadora pero la idea de cartas para la madre ausente ha resonado en mí, es un ejercicio muy catártico.-
    Te mando un beso fuerte, Bet.-

  6. Queridísima Bet: ¡lo puedes ver en Youtube si te late!
    Sí, tal vez también veamos películas para no morir y vivir más intensamente si cabe. Porque hacer lo que a uno le apasiona es una demostración de que estamos muy vivos.
    Las cartas para los ausentes son efectivamente un ejercicio muy catártico. Y a nuestros padres, más todavía.
    Siguiendo con el tema, voy a comentar un libro que me ha emocionado, precisamente sobre eso. Una persona que escribe cartas a alguien ausente, a un director de cine.

    Beso
    Hildy

  7. Mi querido Alfredo, me muero de risa con la expresión «está más gastado que los pantalones de panaaaaa». Yo, ya sabes, que con esas cosas y esas frases me emocionoooo.
    Besooooo
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.