Amigos: grupo de personas que se suelen conocer de hace tiempo… y se conocen unos a otros con sus virtudes y defectos. Cuando se reúnen tienen algo claro: que se quieren. Sus reencuentros pueden ser tremendamente divertidos o pueden surgir un montón de miedos ocultos. En estos grupos de amigos sus miembros han vivido los mejores y peores momentos de su vida. A veces hay silencios. Ellos pueden encontrarse por una tragedia que les haga replantearse un montón de cosas. O puede ser una despedida o un hasta luego. O las reuniones son, quizá, motivo de nostalgia, o un momento para reflexionar sobre las equivocaciones, los sueños no alcanzados. Normalmente cuando les ves en pantalla saltan las lágrimas del espectador. Siempre se puede sentir identificado con uno del grupo, con varios o con un recuerdo, vivencia o experiencia. Las películas de grupos de amigos casi son un subgénero donde lo que importa suelen ser los personajes y lo que les acontece, cómo se relacionan entre ellos. Y es raro que uno no se emocione. Porque siempre se sabe que está ahí la nostalgia y el recuerdo… aunque sea también del momento presente o de los que quedan por vivir.
En las películas de grupos de amigos son importantes las veladas, las cenas y comidas alrededor de una buena mesa con tertulia incluida. La fiesta, la borrachera o la discusión brutal. Y como no una buena banda sonora repleta de canciones y recuerdos que acompañen al grupo por sus andanzas.
La última vez que me he emocionado, y mucho, con un grupo de amigos ha sido viendo Pequeñas mentiras sin importancia. Ese grupo de amigos que se reune siempre unos días en verano en la casa al lado del mar de uno de ellos… y que vuelven a reunirse como todos los años pero esta vez hay un fuerte motivo que va a hacer que esas vacaciones sean muy diferentes para cada uno de ellos.
Este verano también estuve con el grupo de amigos de una pequeña película que también me hizo llorar. Esta vez son unos amigos de toda la vida ya ancianos, en el último tramo de sus vidas, que toman una decisión: vivir todos juntos. Me estoy refiriendo a ¿Y si vivimos todos juntos?
A otros grupos de amigos tenemos la oportunidad de ver su evolución en el tiempo. Eso es lo que hace el director canadiense Denys Arcand con su dupla El declive del imperio americano (que aún no he visto) y la emocionante Las invasiones bárbaras que contiene una de las despedidas más emotivas a un amigo…
Después están las referentes. Las clásicas del género, digamos. Las que siempre vienen a la cabeza cuando se repasa el tema. La inmortal Los amigos de Peter y esa reunión de Fin de año de varios amigos de la Universidad que remueve y revuelve a todos por las diferentes circunstancias que están viviendo pero reunión en la que terminarán con algo seguro: sus lazos a pesar de los pesares siguen unidos fuertemente y más ante un anuncio inesperado. U otra de los ochenta, Reencuentro. Esta vez la reunión es por la muerte de uno del grupo. Y en ese fin de semana unidos de nuevo surgen todos los miedos, los reproches pero también los motivos por los que se quieren.
Imposible olvidar al actor que tiene grupos de amigos que hacen que sus películas ganen momentos entrañables. El actor en cuestión es Hugh Grant y los grupos de amigos que enriquecen las tramas románticas de este personaje de ojos azules son: Cuatro bodas y un funeral y Notting Hill.
Y otra que siempre viene a la cabeza son esos amigos de una localidad estadounidense donde todos los días parecen iguales pero donde atesoran lazos difíciles de cortar: Beautiful girls.
Si nos vamos por estos lares, de momento me vienen a la cabeza dos. Me voy a Asturias y recuerdo con cariño otra película pequeña: La torre de Suso y otro grupo de amigos desencantados que se vuelven a unir por la ausencia de uno de ellos. Y como recuperan esperanzas al tratar de levantar el sueño de aquel que falta. En la otra me voy con un grupo de amigos de Barcelona. Es un grupo de amigos que se quieren pero se callan muchas cosas, quedan ocultos demasiados miedos. Y cada cual se siente solo. Hablo de En la ciudad donde hay una reunión que hace estallar toda la melancolía y la incomodidad de unos amigos que tienen demasiadas puertas cerradas. Estalla pero no confiesan ni su soledad ni sus miedos…
Siempre hay un grupo de amigos con el que vivir uno de esos momentos que sirven para definir lo que puede significar la felicidad. Esos momentos felices vividos, algunos entre risas y otros entre lágrimas, con personas a tu lado que sabes que te quieren con todos tus defectos y virtudes.
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