Looper (Looper, 2012) de Rian Johnson

Bucles temporales. Historias que giran y giran. Looper entraba dentro de mi colección especial de cine y juego del tiempo. Y me encontré con una historia de ritmo trepidante que alteraba mi adrenalina y me hizo salir del cine con un subidón de energía. En esta historia los loopers, unos mercenarios que matan a personas del futuro y se deshacen de sus cuerpos, se drogan a través de los ojos. Y es lo que hace Rian Johnson (es la primera película que conozco de su trayectoria como realizador) con el espectador, le inyecta una historia de ritmo trepidante e infinitos bucles donde la lógica pierde todo sentido. Ahí está un hombre duro (uno de mis favoritos), Bruce Willis, para recordárnoslo: “Dejémonos de viajes en el tiempo. No vamos a ponernos a hacernos pajas mentales sobre lo que fue o lo que será”… en una escena clave: el encuentro en un restaurante cara a cara de Joe (Joseph Gordon-Levitt) con su propio yo (con treinta años más y el rostro de Bruce Willis) en su presente.

Si te metes en el juego, te metes de lleno en este bucle temporal que introduce al héroe solitario y perdedor (pero con espíritu romántico) que es un asesino de cine negro, que busca la redención, que se codea con un mundo futurista oscuro de destinos inciertos. La mezcla de géneros provoca una historia potente y además desconcierta y atrapa al espectador… Porque no sólo hay cine negro y ciencia ficción. También puro western con la leyenda del forajido que llega a la granja donde se aloja una mujer fuerte y su hijo. Y ahí se crea un vínculo especial entre los tres. Así como el enfrentamiento con el forajido vengador en los campos de maíz. Y por si fuera poco, de pronto, nos ofrece claves del cine de terror y los fenómenos extraños como la telequinesia. O ese cine de miedo que habla de un elegido maléfico que traerá la destrucción masiva con el rostro de un niño… Más allá todo envuelto de un romanticismo redentor que todo lo puede o todo lo destruye. Y más acá ese género de hombres duros y de acción en el que Bruce Willis es uno de sus iconos y aquí continua con su trono. Y para terminar el bucle de géneros, el metafísico-filosófico en el que un personaje se enfrenta continuamente con su yo…

Y en un análisis cuidado de su argumento, en esas pajas mentales que te construyes como espectador, puedes encontrar ciertas incoherencias o asuntos que necesitan un segundo visionado… pero como dice Willis dejémonos de pajas mentales y disfrutemos de una historia de bucles temporales que sorprende. Y salgamos con un subidón de la sala de cine.

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