Paul Newman y Joanne Woodward, un matrimonio con arte

… se casaron a finales de los años cincuenta y ya no se separaron hasta que el hombre de los ojos azules nos dejó en 2008. Y así durante años fueron pareja, marido y mujer. Trabajaron juntos una y otra vez  y fueron proyectados en la pantalla blanca. Y además ella se convirtió en la actriz musa de su señor esposo cuando éste se puso tras la cámara. Woodward encarnó a mujeres complejas que viven en sociedades represivas. Formaban una pareja de presencia agradable. Siempre discretos pero presentes. Fueron considerados activos tanto política como socialmente, marchaban con los tiempos. Nos acostumbramos a verles juntos, les vimos envejecer. Nos parecieron siempre sencillos y cercanos…

Como actor y actriz

Ahí se encontraron en El largo y cálido verano con el sudor de Faulkner y melodrama sureño familiar en 1958. Con un Newman mientras realizaba al héroe rebelde, desencantado, incomprendido e indomable al que lograba calmarle de vez en cuando una Woodward en su papel de frágil infeliz pero con una inesperada fuerza. Ese mismo año se unen en una comedia donde comparten pantalla con una explosiva Joan Collins en Un marido en apuros de Leo McCarey.

En 1960 se unen en un melodrama de matrimonio plenamente insatisfecho. Él con su héroe atormentado que trata de subir en la escala social… y ella como una niña rica que le hace la vida imposible. Al año siguiente viven un romance en París a ritmo de jazz en la interesante Un día volveré.

De nuevo en París protagonizan la olvidada comedia romántica Samantha. Después se dejan llevar a finales de los sesenta por la pasión de Newman y los coches en 500 millas… puro deleite para la estrella que le gusta la velocidad. En los setenta protagonizan la olvidada Un hombre de hoy (nunca la he visto) y Con el agua al cuello donde Newman recupera al personaje de Harper.

A principios de los noventa, como dos venerables ancianos, visitan el universo Ivory en Esperando a Mr Bridge. Y finalmente en el siglo XXI se encuentran en el reparto de una exitosa serie de televisión donde le llueven premios a Newman, Empire Falls.

Ella como musa… él tras la cámara

Quizá es injusto. Pero siempre ha sido más recordado el hombre de los ojos azules que su mujer Joanne Woodward que tiene a sus espaldas una considerable carrera con papeles inolvidables. Su marido se puso tras la cámara y le regaló varios papeles de mujeres complicadas que la Woodward supo dotar de vida e intensidad. Así Newman se estrena en 1968 con Raquel, Raquel, un retrato sensible de una maestra solterona que empieza su duro camino hacia la liberación social y sexual. En El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas, Paul sigue indagando en universos femeninos complejos y represivos y en el centro, Joanne Woodward. En 1984 estaría presente en Harry e hijo donde Paul trata de hablar sobre la relación paterno-filial. Le tocaba mucho esta película. Así que ella no podía faltar. Y a finales de los ochenta le regaló papel bombón en la sensible adaptación que realizó Newman de El zoo de cristal.

Todavía me parece seguir viéndoles…

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