Descubrimientos veraniegos (4). Barbie (Barbie, 2023) de Greta Gerwig

Al final lo que más rescato de Oppenheimer y Barbie es cómo ambas han conseguido que la gente vuelva a los cines en masa. Es un fenómeno muy interesante de analizar. Confieso que ninguna de las dos producciones me ha hipnotizado o me ha parecido redonda, pero ambas son películas muy inteligentes y con un análisis que merece la pena.

Barbie, la aparición de su impacto, similar al monolito de 2001 de Kubrick.

Greta Gerwig ha sido capaz de crear una película familiar con un aparente fondo naif con una mirada especial. Y no es tarea fácil, porque es algo más que una tontería o una frivolidad. Desde el universo de Barbieland se lanzan preguntas interesantes, aunque parezca imposible, y no solo eso sino que pone sobre la mesa las contradicciones de la sociedad y deja ver que no es tan fácil entender el feminismo en el mundo actual ni tampoco los mecanismos del patriarcado.

Por otro lado, Gerwig es plenamente consciente de que su película es un gran proyecto de marketing para la marca Mattel, así que pone en marcha un macabro juego: el mundo rosa de Barbie ha vuelto a arrasar en las tiendas, pero de paso hace una limpieza de la percepción de la muñeca y la pone al frente de un matriarcado que pronto dejará ver su principal contradicción. Así Greta Gerwig inteligentemente decide pasárselo bien con lo que le ha caído en las manos y deja un pelotazo en taquilla.

Para más inri recupera para la película un montón de fracasos empresariales de Mattel y los convierte en los muñecos más interesantes de este especáculo capaces de cooperar y recuperar Barbieland para las muñecas, bajo la amenaza de que los Ken cambien las reglas. Así Allan, Midge, Growing Up Skipper, el perrito Tanner, Barbie video girl o Barbie en silla de ruedas no faltan en este universo. Y la reina de todos estos marginados es Barbie rara (Kate McKinnon), en representación de todas esas muñecas que han sufrido miles de perrerías en manos de las niñas que las han tenido (estiramientos de miembros, cortes de pelo radicales, tinta de bolígrafo o rotuladores por todas las partes de su cuerpo…).

Greta Gerwig juega en cada fotograma y no la importa en absoluto y se divierte en la construcción del guion junto a su pareja el también director Noah Baumbach. Unos la verán como una soberana tontería, otros sentirán un discurso simple, más allá habrá quienes se hundan en las contradicciones, tal vez haya niños que se hagan preguntas y otros solo se dejarán mover por lo lúdico… Pero lo que está claro es que es una película que provoca y no deja indiferente.

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Descubrimientos veraniegos (3). Oppenheimer (Oppenheimer, 2023) de Christopher Nolan

Los dos estrenos por excelencia de este verano, con unas campañas publicitarias que están consiguiendo llenar otra vez las salas de cine (y me gusta acudir a salas a rebosar), son Oppenheimer y Barbie. Tenía muchas ganas de ver las dos. De momento, he acudido a la de Christopher Nolan y sufrí una lucha interna durante sus tres horas de visionado. Estos descubrimientos veraniegos no estarían completos sin las dos reseñas correspondientes.

Oppenheimer, para bien o para mal, no deja indiferente.

En Oppenheimer (Oppenheimer, 2023), Christopher Nolan está tan preocupado por el envoltorio formal que se olvida del corazón de la historia, de realizar una película con alma. Pero es inteligente y sabe crear mecanismos certeros para enganchar al espectador durante las tres horas que dura el metraje, incluso aunque no se entere de lo que le están contando o le falte el bagaje histórico para comprender qué está viendo exactamente. Tal vez Christopher Nolan cree en la capacidad del público para desentrañar laberintos complejos o armar con éxito el puzle. Y eso es de agradecer. O, por el contrario, quiere mostrar su dominio del lenguaje cinematográfico y su superioridad intelectual a la hora de contar historias y de rizar el rizo, sin necesidad de que el espectador tenga que comprender nada de lo que está viendo.

Para contar el biopic de Oppenheimer (Cillian Murphy) lo reviste desde el principio con la pátina de una película épica. Es más, nada más empezar cita a Prometeo, aquel semidiós que robó el fuego para los hombres. Así Oppenheimer queda vinculado a la mitología. Una especie de semidiós con todas las vulnerabilidades posibles que le hacen humano. Para seguir en esta línea, este semidiós sensible, intelectual y animal político, se rodea de las dos mujeres de su vida. Y tan solo se las dibuja en su aportación al héroe.

Una es la sensualidad hecha mujer y la otra es la racionalidad práctica. La primera es desequilibrada mentalmente; la segunda esconde su desencanto y amargura en el alcohol. La primera es sacerdotisa de Dioniso, Jean Tatlock (Florence Pugh); la segunda es sacerdotisa de Apolo, Kitty Oppenheimer (Emily Blunt). Las dos son sufrimiento puro y duro. Si uno indaga en sus vidas verá que son mucho más que el desequilibrio y la amargura. Hubo algo más que tormentas en sus vidas.

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Descubrimientos veraniegos (2). Garcine. 40 años del primer óscar a una película en lengua española

Aquellos maravillosos fotogramas, en este caso uno de Volver a empezar, donde uno se ponía frente la marquesina de un cine y comprobaba  las  ganas o no que tenía de ver determinada película.

«Amigo, somos las películas que hemos visto». Este año ha sido una época de homenaje para José Luis Garci. Su óscar en 1983 por Volver a empezar ha servido de excusa. En la exposición Garcine el discurso expositivo oscila entre la nostalgia, el recuerdo, la emoción, la pasión por el cine de Garci y un retrato íntimo del director, donde la importancia de la familia y la amistad en su vida se pone siempre de relieve. La ejecución de la exposición es sencilla, grandes paneles explicativos en las paredes, con una recopilación de fotografías personales, fotogramas y carteles de sus películas. Una especie de álbum gigante, con todo el material gráfico repartido por temas para ir enfocando la vida y obra del cineasta. Así como varias vitrinas-mesa para mostrar diversos objetos que conforman el universo del autor: guiones originales, premios, máquinas de escribir, tebeos, cromos, publicaciones, cartas…, etcétera.

La carencia de materia audiovisual como entrevistas, making off, determinados momentos de su vida filmados o grabados o intervenciones de televisión y radio se suple con una recopilación muy amplia de frases de Garci que dibujan un retrato interesante. Si ponemos como centro a un hombre que sobre todo ha sabido transmitir su pasión por el cine a través de la palabra, no es mala idea construir ese discurso expositivo a través de ella. José Luis Garci ha escrito y sigue escribiendo libros donde muere por el cine. También ha tenido diversas colaboraciones escritas en diferentes medios. Su labor divulgadora como experto en cine clásico ha estado presente en la radio, ese medio que tanto ama, y también en la televisión. Nunca hay que olvidar además que Garci empezó siendo guionista antes que director.

Al final del recorrido, casi en una especie de capilla cinéfila, el visitante pasa por unas cortinas rojas y, en unas butacas de viejos cines, puede disfrutar de varias secuencias de las películas de José Luis Garci. No hay montaje ni ensayo cinematográfico, ni siquiera están todas sus películas, pero sí una serie de secuencias que dan una idea de la manera de mirar del realizador. De ese mundo clásico, analógico, de otra época, donde sus personajes se van moviendo entre el amor, la nostalgia y el recuerdo. Donde el tiempo pasa con mesura.

Unas películas que reflejan el espíritu de una época concreta bajo su mirada: la transición. O que atrapan también un país lejano encerrado en obras de teatro o novelas de autores variados como Benito Pérez Galdós, ese tándem que formaron María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra, Josep Maria de Sagarra, Miguel Mihura, Ramón Pérez de Ayala… No queda duda de que Garci tiene una visión determinada del mundo.

Este año José Luis Garci no solo ha contado con la exposición en el Conde Duque, que podrá disfrutarse hasta el 15 de octubre, sino que también se han celebrado coloquios, como el que se organizó en Espacio Fundación Telefónica el pasado 11 de abril, rodeado de un montón de amigos. O la Filmoteca Española ha programado sus películas, igual que el Conde Duque (que volverá a proyectarlas en septiembre). Y no solo eso desde la Filmoteca han creado un ciclo donde han dado carta blanca a José Luis Garci para pasar películas de cine clásico imprescindibles para el cineasta.

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Descubrimientos veraniegos (1). Le soldatesse (Le soldatesse, 1965) de Valerio Zurlini

Este verano viajaremos por distintos descubrimientos cinematográficos que nos hagan viajar por películas, libros, exposiciones y alguna que otra curiosidad.

Le soldatesse, una triste historia de guerra.

Hay películas inexplicablemente en el olvido y no solo eso, sino que también es difícil acceder a ellas. Eso es lo que pasa con la película italiana Le soldatesse del realizador Valerio Zurlini, poco prolífico, pero con obras extremadamente bellas y delicadas como La chica con la maleta y Crónica familiar.

Le soldatesse narra un viaje muy especial en plena Segunda Guerra Mundial. Se centra en uno de esos episodios de los que poco se habla: la invasión italiana en Grecia. Y en algo mucho más concreto, chicas griegas en situaciones extremas de supervivencia buscan salida como prostitutas para subir la moral de los soldados italianos. La película narra el viaje en camión de tres militares de distintos rangos que tienen que asegurarse de que quince prostitutas vayan llegando a los distintos destacamentos. El territorio clave de esta invasión fue Albania.

El material del que parten el director y los guionistas es la adaptación de una novela con el mismo título de un escritor y también guionista, que además fue soldado durante la Segunda Guerra Mundial, Ugo Pirro, guionista de películas como Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha y El jardín de los Finzi-Contini.

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