«Amigo, somos las películas que hemos visto». Este año ha sido una época de homenaje para José Luis Garci. Su óscar en 1983 por Volver a empezar ha servido de excusa. En la exposición Garcine el discurso expositivo oscila entre la nostalgia, el recuerdo, la emoción, la pasión por el cine de Garci y un retrato íntimo del director, donde la importancia de la familia y la amistad en su vida se pone siempre de relieve. La ejecución de la exposición es sencilla, grandes paneles explicativos en las paredes, con una recopilación de fotografías personales, fotogramas y carteles de sus películas. Una especie de álbum gigante, con todo el material gráfico repartido por temas para ir enfocando la vida y obra del cineasta. Así como varias vitrinas-mesa para mostrar diversos objetos que conforman el universo del autor: guiones originales, premios, máquinas de escribir, tebeos, cromos, publicaciones, cartas…, etcétera.
La carencia de materia audiovisual como entrevistas, making off, determinados momentos de su vida filmados o grabados o intervenciones de televisión y radio se suple con una recopilación muy amplia de frases de Garci que dibujan un retrato interesante. Si ponemos como centro a un hombre que sobre todo ha sabido transmitir su pasión por el cine a través de la palabra, no es mala idea construir ese discurso expositivo a través de ella. José Luis Garci ha escrito y sigue escribiendo libros donde muere por el cine. También ha tenido diversas colaboraciones escritas en diferentes medios. Su labor divulgadora como experto en cine clásico ha estado presente en la radio, ese medio que tanto ama, y también en la televisión. Nunca hay que olvidar además que Garci empezó siendo guionista antes que director.
Al final del recorrido, casi en una especie de capilla cinéfila, el visitante pasa por unas cortinas rojas y, en unas butacas de viejos cines, puede disfrutar de varias secuencias de las películas de José Luis Garci. No hay montaje ni ensayo cinematográfico, ni siquiera están todas sus películas, pero sí una serie de secuencias que dan una idea de la manera de mirar del realizador. De ese mundo clásico, analógico, de otra época, donde sus personajes se van moviendo entre el amor, la nostalgia y el recuerdo. Donde el tiempo pasa con mesura.
Unas películas que reflejan el espíritu de una época concreta bajo su mirada: la transición. O que atrapan también un país lejano encerrado en obras de teatro o novelas de autores variados como Benito Pérez Galdós, ese tándem que formaron María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra, Josep Maria de Sagarra, Miguel Mihura, Ramón Pérez de Ayala… No queda duda de que Garci tiene una visión determinada del mundo.
Este año José Luis Garci no solo ha contado con la exposición en el Conde Duque, que podrá disfrutarse hasta el 15 de octubre, sino que también se han celebrado coloquios, como el que se organizó en Espacio Fundación Telefónica el pasado 11 de abril, rodeado de un montón de amigos. O la Filmoteca Española ha programado sus películas, igual que el Conde Duque (que volverá a proyectarlas en septiembre). Y no solo eso desde la Filmoteca han creado un ciclo donde han dado carta blanca a José Luis Garci para pasar películas de cine clásico imprescindibles para el cineasta.
Pinceladas Garci
Si bien reconozco que me quedan bastantes películas por ver para completar su filmografía como director y que no conozco bien su universo cinematográfico, pues aquellas que he visto alguna vez, no he repetido nunca su visionado, José Luis Garci me ha llegado más como divulgador de cine clásico. Yo fui una de tantas espectadoras que acudía los lunes, durante los noventa, a una cita con ¡Qué grande es el cine! El programa empezó a emitirse en 1995 y estuvo hasta 2005. Y me quedaba con gusto a las tertulias hasta las tantas de la noche después de la emisión de la película que correspondiese.
Incluso en un exceso de confianza, porque me sentía a gusto escuchando a Garci y compañía, confesaré que siempre me sentó mal que entre sus amigos y colaboradores cinéfilos hubiese tan pocas mujeres, y que cuando alguna estaba en la mesa, me enfadaba a veces por el tipo de preguntas que les hacían, normalmente sobre vestuarios, decorados, actrices, amores y otras cosas… ¿femeninas? Pero, bueno, mentiría si dijese que no pasé muy buenos momentos con el programa.
En Garcine hay una frase del director que dice: «¡Qué grande es el cine! me dio mucha visibilidad. En cualquier ciudad de España, la gente se acercaba y me decía algo que antes no se escuchaba: “Oye, yo soy muy cinéfilo”. Fue como un Cine Club Nacional al que mucha gente se apuntó. Allí descubrimos, por ejemplo, cineastas como Dreyer, Michael Powell… Es una de las cosas de las que más orgullos me siento». No me extraña, la verdad. También leí mucho, y todavía las conservo, las revistas temáticas de Nickelodeon, donde Garci y todos sus amigos cinéfilos hablaban de westerns, Billy Wilder, Fernando Fernán Gómez, Alfredo Landa, screwball comedy, guionistas, cine romántico (con una entrevista maravillosa a Deborah Kerr) y otros temas diversos. Y donde no faltaban las famosas listas… tan queridas por Garci.
A raíz de este texto también indagué cosas curiosas que tenía guardadas de Garci. Y rescaté de un recopilatorio de cuentos de cine, uno de José Luis Garci titulado Los mejores años de nuestra vida. Ahí late cine y vida con su calle Narváez de fondo. Y los cines de Madrid. Dos adolescentes que se enfrentan a la muerte, a la ausencia de un ser querido. Y entre medias las películas que los acompañaron en el trance.
Después leí algunos artículos recopilados en su libro Morir de cine y me quedé con uno especialmente: «Nada nuevo sobre Marilyn». Y con esa forma tan peculiar de escribir de Garci donde mezcla sus recuerdos de infancia y adolescencia con su pasión por el cine. Así desvela una Marilyn Monroe muy especial. Esa que irrumpió en una España gris e hizo soñar con su aparición en Niágara. Y cómo según la sensibilidad del que la miraba veía a la sex symbol o a la mujer vulnerable detrás de la estrella. Esta lectura me hizo recuperar uno de sus primeros cortometrajes, con la voz de fondo de José Sacristán. El cortometraje en cuestión es Mi Marilyn (1975), un ensayo cinematográfico y autobiográfico, que atrapa. Eso me hizo darme cuenta de que en realidad «Nada nuevo sobre Marilyn» era una reflexión más completa de ese primer cortometraje.
En fin que me he pasado unos días pensando en Garci y su pasión por el cine. Dos personas muy diferentes pueden estar unidas por una misma pasión, y esa idea siempre me ha parecido muy atractiva. Siempre he pensado que seguro que disfrutaría de una conversación larga con José Luis Garci sobre cine. Lo pasaríamos bien. De momento, tengo una asignatura pendiente con sus películas. No me importaría hacer un visionado de algunas de ellas con un tema de fondo, cómo ha reflejado Madrid, por ejemplo.
Por supuesto, no he podido reprimirme y he buscado en YouTube la entrega del óscar a Garci por Volver a empezar. Y verlo con su smoking blanco, su pajarita y dando la mano y dos besos a Luise Rainer…, y sabiendo que con sus palabras en inglés y en español estaba un hombre cumpliendo un sueño, me ha encantado. Pero luego están las anécdotas divertidas de aquella noche, que él mismo ha contado en alguna ocasión, que fue al baño a hacer pis con su amigo Enrique Herreros, y que de pronto se dieron cuenta de que estaban en los urinarios entre Paul Newman y Jack Lemmon. Jajajaja, sí, las leyendas del cine también mean.
Lo dicho, si estáis por Madrid, creo que Garcine es una visita que merece la pena. Hay además un montón de anécdotas en esos pies de foto impagables. Por poner, un pequeño ejemplo, al lado de una imagen de José Luis Garci junto a Robert Wise: «Mi querido Robert Wise definió como Trilogía de la melancolía a Volver a empezar, Sesión continua y Asignatura aprobada, las tres nominadas al óscar. “José es uno de los nuestros”, decía de mí el director de Marcado por el odio, The set up, West side story y Sonrisas y lágrimas, entre otras maravillas. Montador de Ciudadano Kane y El cuarto mandamiento, y mi amigo al que debo tantas cosas buenas que me sucedieron en Smart City».
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Hola Hildy
Supongo que como «descubrimiento veraniego» aceptamos «Garci» justo después de «pulpo, como animal de compañía» juas, juas (debe ser que el humo de sus programas aun nubla mi escaso entendimiento).
Tuve la suerte de coincidir con su cine y siempre me gustó; por ponerle un pero, me gustaba mucho cuando su cine, siempre bebiendo de los clásicos, reflejaba nuestros «tiempos modernos». Después nuestro cine avanzó… y él no tanto (al menos su temática).
Marilyn estaba maravillosa en Niágara; en su día hubo polémica porque la gente creía que su papel era más largo. Hay que recordar que la prota era Jean Peters. Para el siguiente trabajo rechazaron a la Monroe porque consideraban que era demasiado sexy para el papel y se lo dieron a… ¡Jean Peters! (Pick up on South Street, Manos Peligrosas). Premio para quién ponga cara a Jean Peters sin ayuditas.
Un saludo, Manuel.
¡¡¡Jean Peters, la mujer pirata! Cómo molaba en esa película.
Pero en Niágara el gran personaje era Marilyn. Y la escena del tocadisco y la canción de Kiss… es el momento culminante. Jean Peters ¡¡¡es invisible en Niágara!!!
Jajajaja, claro, claro, Manuellll, el descubrimiento veraniego no es Garci, sino la exposición sobre él…
Beso
Hildy
Hola Hildy!
Me ha encantado esta entrada que le has dedicado al bueno de Garci. Llevo siguiéndolo de ese 95 en que irrumpió con su maravilloso programa. Su pasión por el séptimo arte es contagiosa y en cierto modo ha ejercido como una especie de camello (perdón por la comparación…) con varias generaciones, de las drogas se sale, de la cinefilia no…
Precisamente tengo pensado escribir sobre el y una pasión que a raíz de uno de sus libros no he podido abandonar y que no tiene nada que ver (o si…) con el cine, te dejo con la incógnita…jeje
Estoy de acuerdo, la presencia de mujeres en aquellos programas era mínima y con algún detalle a cuestionar como ya has mencionado, a veces los vuelvo a oír (en iVoox o youtube hay bastantes disponibles).
Ya me gustaría poder pasar por ahí a visitar esa exposición…
Besos y feliz semana!
Querido Fran, ¡cómo me alegra tu comentario y que hayas disfrutado con la lectura del texto!
Sí, fuimos muchos los que nos enganchamos en el 95 a su programa, la verdad. A mí toda persona que divulgue y comparta sus conocimientos sobre el cine clásico me atrae totalmente y si ya lo hace con pasión me gusta aún más.
Me encantará leer el texto que hagas sobre él y esa pasión que compartís. ¿Será la radio, el boxeo, el fútbol, los tebeos, los cromos…?
Sí, ya te digo que fue algo que siempre lamenté de sus programas, que no participaran más mujeres apasionadas por el cine, me llamaba mucho la atención. Y como casi le consideraba una persona de confianza, me hubiese encantado comentárselo, jajajaja. No entendía que cuando alguna mujer se colaba en la mesa (algunas con aportaciones muy interesantes), por qué no se dirigían a ellas presuponiendo el mismo nivel de conocimientos y sensibilidad para hablar de absolutamente todo.
¡Estoy segura de que la exposición la disfrutarías un montón! Deja una interesante radiografía de Garci y de su obra.
Beso
Hildy
«Volver a empezar» Sin saber bien como me he encontrado con tu precioso texto sobre Garcí y sobre Marilyn. Un placer leerte. Y en esta calurosa tarde de julio madrileño es como un soplo de aire fresco…Y por supuesto que iré a la exposición.
Jajaja, lo importante es que lo has encontrado, queridísima María Rosa.
Sí, Garci tiene un texto precioso sobre Marilyn y un cortometraje muy bien hecho sobre ella. Gracias por tus preciosas palabras.
¡La exposición estoy segura de que te va encantar!
Beso
Hildy
Hola, vine, movida por la curiosidad, gracias a Fran, a mí, como ya le comenté a él, me gusta el cine de Garci, rara vez me perdía uno de sus programas que veía con verdadero deleite, el otro día descubrí que andaba por otro canal y cuando me acuerdo lo veo, me gustaría visitar la exposición, veremos si hay suerte y podemos ir.
Saludos.
¡Bienvenida, Lola!
Qué bueno que te hayas animado a venir acá y, además, gracias al gran Fran.
A Garci se le agradece esa pasión por el cine clásico y todos los caminos que ha recorrido y recorre para compartir conocimientos.
¡Sí, yo no lo he visto de nuevo, pero sé que ha estado en diferentes canales con programas similares en el formato al de televisión española!
Estoy segura de que te gustaría la exposición de Garcine. Es sencilla, pero se nota el cariño.
Beso
Hildy
La tengo apuntada para una escapada, mi querida Hildy. Ciertamente, yo sí he podido ver, y varias veces, todas sus películas (hasta Holmes y Watson, que ya tiene mérito), y además he tenido la ocasión de hablar con él un par de veces (incluso, si no se hubiera frustrado por razones ajenas a mi voluntad, ya había aceptado ser el presentador de mi (pen)último libro en Madrid). También he leído la mayoría de sus libros (casi todos los de cine, y algunos de relatos), y, en fin, en cuanto a su programa y demás actividades, ha sido siempre un modelo a seguir (aunque nunca pueda uno estar a su altura, como es normal).
Bueno, se nota que soy muy de Garci (no siempre de su cine), y a mí me tiene ganado aunque en la exposición solo hubiera algunas de sus americanas y sus zapatillas de deporte.
Besos
Bien merece una escapada, mi querido Alfredo, y aprovecha y ves la de Top Secret del Caixaforum, sobre cine y espías que está bien bonita.
Qué bueno lo de que te hubiese presentado el libro. Pero como no tengo duda de que en nada publicarás otro, ahí tiene que estar él contigo en la mesa.
Yo ya he dicho, le he leído más que ver su cine. Y luego claro está vi su programa cuando estaba en televisión española. La exposición, menos mal, tiene más que sus americanas y zapatillas de deporte, jajajaja.
Beso
Hildy