Ha nacido una estrella, 1937, 1954 y 1976

… ¿Puedo mirarte otra vez?

Melodrama de amor donde en una misma pareja se huele el fracaso y el éxito. El olvido y el ocaso de una estrella y el alzamiento de otra. Las luces y las sombras del mundo del espectáculo en el seno de una pareja.

Él, alcohólico y pasado de rosca.

Ella, aspirante a artista de éxito.

Unen sus destinos para siempre.

Suicidio. Sacrificio o redención de él para que ella siga el rumbo de la fama y la creatividad sin que él sea un obstáculo. Suicidio por amor.

La protagonista se sobrepone al dolor y recuerda ante todos de quién es esposa.

De nuevo un canto al “Espectáculo debe continuar”.

La idea original, este libreto, surge en 1937 y se repite sucesivamente en 1954, 1976… y ahora puede que pronto vuelva a funcionar otro remake con Clint Eastwood de director. Pero esta idea del fracaso y el triunfo en una misma pareja ha dado cientos de argumentos en el mundo del cine. Por irnos a ejemplos recientes podemos encontrarnos con este esquema (con variaciones en profesiones y motivos de la muerte del personaje masculino) en Íntimo y personal. O en la más actual The artist notamos los ecos evidentes a Ha nacido una estrella sobre todo la del año 1937.

Hagamos un viaje por las tres versiones. Con sus luces y sus sombras pero con motivos de interés para visionarlas a gusto. Yo las adoro (aunque sé que no son igual de redondas).

Ha nacido una estrella (A star is born, 1937) de William A. Wellman

Cine dentro del cine. Uno de los directores pioneros que conoce el alma de Hollywood realiza un melodrama clásico. Él realiza el argumento original junto a Robert Carson y el guion es creado por Dorothy Parker, Alan Campbell y el propio Carson. Esta obra en Technicolor es una de las producciones arriesgadas de Selznick que empieza a cosechar éxitos con su propia productora.

Así el alma de la historia es la vida de Esther Blodgett, una chica de pueblo, que sueña con ser una gran actriz. Y en ese sueño la ayuda y la empuja su abuela. Cuando llega a Hollywood su sueño es difícil de lograr pero se cruza en su camino toda una estrella, Norman Maine, un actor famoso pero que está cayendo en picado además de arrastrar serios problemas con el alcohol. La propia productora inicia un proceso de caída para Maine y se pone en funcionamiento para poner en pie el éxito de Esther (ahora Vicki Lester) y mientras ambos construyen su peculiar historia de amor.

Aquí ya están las escenas que no faltan en ninguna de las demás versiones: el encuentro (él bastante perjudicado por el alcohol), la boda, la ceremonia de entrega de premios y el suicidio. Así como están perfilados alguno de los personajes secundarios que irán variando su importancia según la versión. El mejor amigo de ella (que se conocen en tiempos de penurias), el productor, el publicista… En esta versión es importante el papel de la abuela (su comparación de Hollywood con el mundo de los primeros pioneros que ocuparon la tierra no carece de interés. No olvidemos que Wellman había sido todo un pionero en el mundo de los sueños imposibles —y también despiadados—, Hollywood) pero es un personaje que no vuelve a aparecer en ningún otro remake.

La pareja protagonista son Fredric March y Janet Gaynor, dos clásicos del cine que además habían pasado con éxito su transición del cine silente al sonoro y conocían bien los recovecos de Hollywood. Sus dos personajes están perfectamente construidos. Ella ofrece naturalidad a raudales hasta en sus momentos más dramáticos, y él compone a un hombre alcohólico y fracasado pero enamorado que realiza en su suicido un acto de amor…

Por supuesto otro asunto que merece la pena es ver cómo era el Hollywood de los años treinta en algunos aspectos y el incipiente acoso mediático. Y también cómo se plantea la película y su estructura… como que están rodando un guion. Así lo primero que vemos es la primera página de un guion que nos empieza a contar la historia que vamos a ver… y termina con la última página de dicho guion.

Es una lástima la calidad ínfima del dvd que circula con esta versión que merece la pena.

Ha nacido una estrella (A star is born, 1957) de George Cukor

Esta vez es Cukor quien da el espectáculo. Y lo hace con elegancia, como es habitual en su cine. Sigue la estela del cine dentro del cine pero lo viste de espectacular musical. También conoce bien este mundo de la industria de los sueños y los desengaños y además ya lo ha tratado en otras ocasiones con un argumento similar (Hollywood al desnudo, 1932).

Un buen melodrama musical cuyo argumento central y las escenas que funcionan siguen en pie. Cukor da más profundidad e intimidad a la relación de la pareja. Maine es más autodestructivo. Esther sufre más el deterioro de su amado y se siente más culpable. Hay mucha más crueldad en el personaje del publicista (en la de Wellman era más bocazas que otra cosa, aquí Jack Carson le reviste de crueldad y envidia). Más emoción contenida. Más dramatismo. Y unos intérpretes excepcionales y todo regado con unas buenas canciones para el lucimiento total y absoluto de su protagonista una Judy Garland esplendorosa que se niega a vivir su propio deterioro. Garland sabía lo que estaba pasando el personaje de Maine, por eso su Esther desarma con su vulnerabilidad y comprensión hacia la persona amada (y también con sus dudas y su cansancio de seguir luchando por la relación). La Garland no sólo canta bien (y deja números memorables) sino que interpreta a su Esther (hasta cuando canta). Y Norman Maine es un estupendo James Mason que se tira a la piscina en su composición de actor alcohólico y autodestructivo. Realiza una interpretación en el que se muestra como el más encantador de los hombres, cree absolutamente en ella y en su valía, y también el más fracasado y patético (como su intervención en la ceremonia de los premios). Su última escena, su suicidio, es emocionante y contenida.

El nuevo dvd ofrece una copia de calidad aunque no me convence los montajes fotográficos que se insertan para ilustrar las partes que no se incluyeron en su montaje final pero de las que quedan documentos sonoros y documentos gráficos, y me decepcionaron profundamente los extras.

Ha nacido una estrella (A star is born, 1976) de Frank Pierson

Poco más hemos sabido de este director pero ofreció versión hippy de Ha nacido una estrella. Así la misma historia es ambientada en los macro conciertos de rock and roll, donde el protagonista alcohólico, John Norman, es una mega estrella de rock en decadencia, que ha arrastrado una vida de sexo, drogas y alcohol. Ahora descubre su cansancio, su vacío y su soledad. Y en ese momento es cuando encuentra a la cantante Esther Hoffman… y vuelta a empezar. La película tiene un aire documental sobre todo en el tema de los macro conciertos. Y la historia de Esther y John vuelve a enganchar y además esta versión no reniega de las escenas que ya habían funcionado bien en los otros remakes… y siguen funcionando.

Hay química, mucha química, entre Barbra Streisand y Kris Kristofferson. Hay como en las otras mucho romanticismo. Pero nos falla la composición del personaje de la Streisand que se luce en sus canciones y en sus encuentros con Kristofferson pero no en el alma del personaje que tiene entre manos…Y sin embargo es Kristofferson el que sigue dando la dimensión trágica a su personaje y a su evolución. Su John Norman llega a conseguir que empaticemos con lo que está viviendo. Esta vez su autodestrucción está unida al cansancio, el vacío, el hastío y el desencanto. Su suicidio no es en el mar… sino en un coche que pone al máximo de velocidad en una carretera desierta.

Y el dvd del remake de 1976 sigue la estela de algunas distribuidoras de vender musicales con subtitulos en castellano… pero dejando todas las canciones sin subtitular…

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