Oscars 2024. Algunas palabras sobre los largometrajes nominados a Mejor película

Oscars 2024… Este año me sorprendí cuando vi el listado de los largometrajes nominados a Mejor película, pues me di cuenta de que había visto las diez películas. Y todas tienen algo que no me dejó indiferente. Volvería a ver las diez, sí, y creo que eso es lo mejor que se podría decir de cada una de ellas.

De la ganadora, Oppenheimer, y de Barbie ya hablé en una serie de post que escribí bajo la denominación Descubrimientos veraniegos. Y de varias de ellas he dejado unas palabras en Letterboxd (Hildy_Johnson_). Jajaja, sí la única red social en la que me he apuntado hace apenas y porque me lo pidió mi sobrina cinéfila, pues según ella tengo que modernizarme. Y de las que nada he hablado (tan solo dos), pues aprovecho este texto.

Qué deja en evidencia el listado, pues que cada una es de su padre y de su madre y muy diferentes entre sí. La diversidad de géneros y temáticas que supone. La variada nacionalidad tanto de los directores como de las propias películas (que eso dice bastante de la cosecha Hollywood) y la riqueza de planteamientos sobre diversas cuestiones. Esa es la curiosidad de todo listado, se vaya a premiar o no. La variedad del abanico que propone y la radiografía sesgada de lo que se ha podido ver en 2023 al otro lado del océano.

Cuál es mi favorita de las diez. Si me hubiesen dicho: “Venga, da tú el premio”, lo hubiese pasado mal. Tengo claras las que no, pero luego entre las que voy a decir no sé por cuál me hubiese decantado: Vidas pasadas, La zona de interés, Los que se quedan y Los asesinos de la luna.

Vidas pasadas de Celine Song

Oscars 2024. Una historia sobre la conexión entre dos personas. Vidas pasadas.

In-yeon.

Conexión entre dos seres humanos.

Vidas pasadas.

Hasta un roce es cuestión del destino.

Tú eres una persona que se va.

Tú eres una persona que se queda.

… Olvídate de mí…

O imagina qué hubiese pasado o cuántas posibles vidas hubiesen existido si tú y yo hubiéramos permanecido juntos cuando solo éramos niños o no hubiésemos cortado años después nuestras conversaciones on line.

Quiero entender lo que sueñas.

Tenemos la conexión, pero nuestra historia de amor es imposible…

Ahora, sí, Vidas pasadas es solo una historia de las probables.

Quiénes son esos dos coreanos con un estadounidense en la barra de un bar de copas en New York. ¿Por qué están juntos? Esto es lo que formulan unos desconocidos (nosotros) al principio de la película.

Y se nos ofrece una posible mirada… o vida pasada.

Poor Things de Yorgos Lanthimos

Oscars 2024. La historia de una criatura que desarrolla su propia mirada en el mundo. Poor Things.

Durante el visionado de la película solo me preguntaba ¿quién es la chica que se tira desde el puente? ¿Qué la pasó? ¿Por qué se tira?

Luego con la resolución final me dije: ¿Así que Victoria nada tiene que ver con Bella? ¿Realmente el cirujano Goodwin Baxter da vida a una joven criatura?

¿Ciertamente hay entonces dos identidades? Bella nada tiene que ver con Victoria más que un mismo cuerpo…

Luego busqué información sobre el libro de Alasdair Gray (qué ganas tengo de leérmelo) y me di cuenta de que Yorgos Lanthimos no juega con la ambigüedad de las miradas de los personajes y que realiza una adaptación tremendamente libre de la historia, dejando incluso en el camino el sentido que buscaba Gray. Vamos, que cuenta lo que realmente le viene en gana.

La película de Yorgos Lanthimos es tremendamente entretenida, crea un mundo de fábula donde se representa un peculiar universo victoriano, pero sin definir exactamente en qué tiempo transcurre y con elementos de ciencia ficción y fantasía.

Al final a mi parecer Pobres criaturas es la historia de una “criatura” (el experimento científico de un cirujano) que sin tener un pasado ni un contexto ni una educación se enfrenta a un mundo regido por un sistema establecido y con unas normas específicas.

Bella Baxter posee un cerebro sin desarrollar, nuevo, que tiene todo por evolucionar y aprender. Todo por experimentar y vivir. Bella va descubriendo el mundo que la rodea sin ningún condicionamiento ni prejuicio. Y el aprendizaje le va dando no solo conocimientos, sino herramientas para preservar su libertad individual como Bella Baxter y también para tratar de mejorar el mundo bajo su mirada.

Bella realiza su aprendizaje no solo saliendo de la casa de su creador, sino emprendiendo un largo viaje. Y en el camino son varios los hombres que tratan de encarcelarla, dominarla, cambiarla…

Es como si la novia de Frankenstein, esa inolvidable Elsa Manchester, hubiese tenido la oportunidad de viajar y evolucionar, de rebelarse del propósito para el que había sido creada, huyendo.

En ese viaje donde Bella trata que no la encierren ni dominen, observa, imita, siente curiosidad, aprende a satisfacerse y descubre el placer, emplea y desarrolla el lenguaje, va mejorando en la escritura y en la lectura, abre los ojos ante las desigualdades sociales y económicas, se enfrenta al poder, la utilidad del dinero y las decisiones morales…, etcétera.

Quizá el mayor defecto es que todo es contado por Lanthimos con demasiada simpleza, con poca sutilidad y con una mínima profundidad que hace que su fábula no solo no se pueda tomar demasiado en serio, sino que caiga en exceso en la caricatura, algo que no pasaba en Canino, Alps o Langosta.

Pero es tan entretenida, tiene momentos visuales tan potentes y barrocos y sus actores principales están tan bien que atrapa de principio a fin.

Todos los hombres tratan de dominarla en algún momento dado: el creador, el ayudante y futuro esposo, el abogado manipulador y amante (ese Mark Ruffalo que se marca un Bellaaaa, que es un reverso de Stellllaaaa de Marlon Brandon en Un tranvia llamado deseo), el cínico que no soporta la felicidad y libertad de Bella, su violento exesposo, los que demandan sus servicios sexuales cuando ejerce la prostitución que hacen incluso que deje de sentir placer… Todos los obstáculos con los que Bella va lidiando para ir construyendo su propia mirada del mundo.

Pobres criaturas no me ha removido como hicieron otros largometrajes del director griego, pero su visionado y análisis me resulta de lo más interesante, así como el debate y la controversia que ha generado.

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Nebraska (Nebraska, 2013) de Alexander Payne

nebraska

Hacia tiempo que no tenía tantas ganas de llorar en una sala de cine. La persona que estaba a mi lado me dijo: ¿Estás llorando? Y yo le contesté que sí, llorando y riendo. Eso es lo que me pasó mientras miraba en una enorme pantalla blanca… una larga e interminable carretera en blanco y negro. Toda la película a punto hasta que las lágrimas cayeron. Sin remedio. Pero no eran lágrimas de tristeza, ni melodramáticas, ni de drama… eran de pura emoción contenida… por toda la historia que había vivido a través de los fotogramas.

Y es que tenía que ser en blanco y negro para reflejar esa vida en tonos grises de una familia de Montana. Para viajar por paisajes desolados por la crisis, por ciudades que se derrumban, por tabernas, karaokes, pequeñas empresas, granjas, hogares, tiendas, viejos despachos de periódicos locales… que se van deteriorando. Para reflejar unos rostros de supervivientes, con huellas, con arrugas o sin ellas.

Pero la película no va de perdedores sino de personas que se niegan a perder. De un padre y un hijo que emprenden un viaje de unos cuantos kilómetros. Una road movie… Una historia sencilla, muy sencilla. De un padre que quiere ir a recoger una cantidad de dinero que en una carta dice que le corresponde. Y de un hijo que alimenta la fantasía de un padre que va perdiendo la cabeza y la vida… Sabe que es un timo… pero se lanza a la carretera con un padre que siente de pronto, después de años, una especie de emoción, ganas de moverse, de seguir vivo aunque su mente le traicione. Tiene un objetivo y su desorientación continua encuentra un motivo que perseguir… Cobrar ese dinero.

El hijo le pregunta desde el principio que para qué quiere ese dinero y sólo consigue sacarle al padre que quiere una nueva camioneta y un compresor de pintura (porque el suyo lo prestó a un amigo hace años y todavía no se lo ha devuelto). Pero luego, casi al final, habrá una confesión… llana y simple. Humana. Que te parte el corazón en dos.

De Montana a Nebraska pasando por la localidad donde su padre tiene las raíces…, los recuerdos. Un pasado que se diluye, que se deteriora, como la casa vacía de su infancia. Entre buena gente y otros que siempre fueron mezquinos, padre e hijo van tras un botín imposible. Y en algunos puntos del camino se unen viejos vecinos, desagradables amigos,  algunos familiares con ganas de rascar viejas heridas, una antigua novia… También están presentes, a ratos, la esposa cascarrabias y el hermano desencantado. Pero a su manera los cuatro, cuando les vemos juntos en un coche (protagonizando una de las escenas más divertidas), sabemos que se quieren a pesar de los dolores, los sufrimientos y las frustraciones.

El padre y el hijo tienen el rostro de Bruce Dern y Will Forte y es una de las parejas más emotivas que últimamente han pisado la pantalla… Pero sin rastro de almíbar y sí con mucha humanidad. Con silencios y pocas palabras, las justas. Con miradas.

En Nebraska vemos nacer a un personaje de una manera maravillosa. El padre, Woody, un hombre enorme y muy anciano con la mente casi perdida… Lo primero que sabemos es que es una carga para su esposa, un agobio para el hermano mayor… y que su hijo pequeño trata de comprenderle… aunque nunca hayan hablado mucho. Parece que no les ha hecho muy felices sobre todo por sus problemas con el alcohol… pero a través del viaje conocemos, construimos, con las palabras de otros, y con los recuerdos sesgados de Woody, y con la mirada comprensiva e incondicional del hijo y con el cariño escondido de su esposa y su otro hijo… el retrato de un buen hombre. Y nos vamos sorprendiendo ante el descubrimiento como lo hace el hijo, que ya lo intuía.

Y ha sido maravilloso volver a reencontrarse con ese hombre enorme que es Bruce Dern, un hombre que se niega a perder, un hombre que no pierde su dignidad… aunque esta hace lo posible por huir. Un hombre que vemos grande, que fue fuerte, de pocas palabras… y que encontró en el alcohol una manera de alejar sus malos recuerdos de guerra, la monotonía de un paisaje en blanco y negro, de una vida con muchas puertas cerradas, que intentó ser buen padre, buen amigo, buen novio, buen esposo…

Mi primer recuerdo de Dern fue interpretando a otro hombre tremendamente fuerte en Danzad, danzad malditos. Ahí era un hombre joven enorme que trataba de ganar desesperadamente junto a su esposa embarazada una maratón inhumana de baile. Un hombre que no separaba ante nada con tal de ser un superviviente. Y fue una película que me marcó y en parte por su personaje.

Ahora veo que sigue siendo inmenso… y que me arrastra, con sencillez, a que llore en silencio.

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