Hay películas que te atrapan por un personaje y por algunas de las escenas que se vierten en ella. Y eso es lo que me ha pasado con Murmullos en la ciudad, una de las películas más desconocidas de Joseph L. Mankiewicz (director y muchas veces guionista de sus propias películas). No es redonda pero tiene muchos puntos de interés. Puede ser una de esas películas a las que llamo película-medicina.
El protagonista de esta sencilla historia es un doctor, el doctor Noah Praetorius (Cary Grant) que le interesa no sólo curar la enfermedad a través de la ciencia sino tratar a las personas enfermas en su totalidad. Indagar en lo que les pasa por dentro. Entender sus vidas. Y sobre todo tratarlos desde la cercanía. Escucharlos. Ser tremendamente humano. Como dice, sus pacientes están enfermos no son reclusos (al referirse al trato que reciben en los hospitales)… Pero no es Noah Praetorius el personaje que centró mi atención. Noah tiene el rostro de un Cary Grant que no pierde nunca el tipo ni se despeina un pelo… Como dice su amada (Jeanne Crain) es un “pomposo sabelotodo” pero desde el principio nos cae simpático porque transmite muy buen rollo. Es de esas personas que conoces y sabes que te vas a sentir seguro o segura a su lado.
No, el personaje que me tiene subyugada desde el principio es el silencioso, enigmático y extraño señor Shunderson (interpretado por un maravilloso Finlay Currie). El señor Shunderson no se despega ni un minuto del doctor Noah. Y al doctor le agrada su compañía. Todos piensan que es una especie de mayordomo o asistente. Pero el doctor Noah siempre insiste en que es su amigo. El señor Shunderson recibe el mote de El murciélago porque es siniestro pero a la vez inspira una infinita ternura. En un momento de la película calma a un perro malhumorado llamado Belcebú y ya el perro no se separa de él. En un momento Noah le pregunta por el perro y él dice que sólo es un perro que tiene miedo y se siente solo… a lo que Noah contesta que eso es lo que le pasa a la mayoría de la humanidad… Todos sabemos que el señor Shunderson sería capaz de todo por el doctor Noah y que siempre le va a ser fiel. Pero ¿por qué? Esa es una de las incógnitas de la película.
Y es que en Murmullos en la ciudad sus personajes hablan. Nos cuentan cosas. Y de todos los personajes construimos su vida… Y ahí está el espectador al acecho. Si a Mankiewicz no le sale redonda es porque no queda muy claro qué es lo que nos quiere contar. Y creo que esto le pasa porque se va enamorando de cada uno de sus personajes (y de sus historias) y no quiere abandonarlos. ¿Es la historia de amor entre el doctor Noah y su paciente suicida Deborah? ¿Es la historia del doctor Noah y su relación con los pacientes, las enfermeras, los estudiantes, sus compañeros de profesión? ¿O nos quiere contar cómo el trabajo bien hecho puede causar envidias y generar investigaciones injustas para desacreditar a una persona? Porque ésa es la otra trama. La del frío, gris y desalmado profesor Rodney Elwell (con otro secundario de oro, Hume Cronyn) al que le corroe la envidia y se dedica a investigar el pasado del doctor Noah y de paso de su extraño acompañante, Shunderson, para lograr desacreditarle en la Universidad. Al final consigue que el doctor Noah tenga que pasar ante una especie de juicio ante el decano y demás profesores…
No hay una trama principal y otras subhistorias que la enriquecen sino varias tramas principales… pero sin embargo esto no impide que haya momentos mágicos, diálogos para no olvidar y personajes para llevarlos a tu lado.
Mismamente la presentación del doctor Noah y su ayudante (así como de la futura enamorada) en una clase de anatomía. El doctor destapa a un cadáver desnudo de una mujer joven y bonita. Y les dice a los alumnos que diseccionarán durante varios días su cuerpo, sus órganos y aprenderán ciencia. Pero que no olviden que antes de ser cadáver había una joven con sus sueños, una mujer que amaba apasionadamente o que odiaba, alguien con miedos, con alegrías y penas… y que ahora nada de ello queda. Y mientras al lado de un esqueleto, impávido, el señor Shunderson. Me cae bien el doctor Noah porque habla de la vida y de la muerte de forma humana y cercana. Así también tiene un diálogo brillante con una anciana que espera la muerte. Y se la describe de tal manera, que la anciana que en un principio está muy asustada, le dice que le hace pensar que la muerte puede ser un momento plácido… Y pensamos que eso es lo que va a intentar el doctor, que tenga una muerte digna.
Quizá la historia de amor no esté de la mejor manera planteada como tampoco el pasado del doctor Noah pero eso no impide que haya buenos momentos cotidianos. Cómo cuando Deborah enseña la vaquería al doctor Noah… y termina siendo una escena de puro romanticismo. O que el momento del ‘juicio’ del doctor sea brillante por la actuación de cada uno de los personajes principales y secundarios.
Murmullos en la ciudad es de esas películas que plantean temas que te hacen pensar bastante después de verlas. Es de esas películas que no son redondas pero que sabes que no te importaría volver a verlas… porque hay buenos diálogos y buenos personajes a los que tratan con cariño (incluso al malvado profesor que en su derrota protagoniza una hermosa escena de soledad). Y sobre todo mucha humanidad…
Joseph L. Mankiewicz la hizo entre medias de Eva al desnudo y Operación Cicerón. Y en un momento delicado de su vida profesional. Es como si quisiera hacer un paréntesis. Le apetecía contar una historia amable pero a la vez denunciar, con elegancia, los males y los daños que estaba provocando entre los compañeros la Caza de Brujas. Cómo se estaban viviendo situaciones parecidas a las que vive el doctor Noah porque un compañero con envidias inicia una investigación injusta sobre su pasado…
Murmullos en la ciudad no es la película más brillante de Mankiewicz pero sí tiene mucho que decir y se la puede analizar y diseccionar para que surjan sorpresas varias. Y sobre todo tiene un personaje inolvidable, el señor Shunderson con su perro Belcebú.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.