Conocerás al hombre de tus sueños de Woody Allen

Sí, Hildy forma parte de ese ritual que es cada año visitar la sala de cine para disfrutar la nueva película de Woody Allen. Y sí ayer fui a ver Conocerás al hombre de tus sueños. Y como siempre aunque no fue una de las que metería en mi saco de favoritas del director, me hizo pensar, reflexionar, sonreír y disfrutar. Porque tanto las películas del director que más me gustan como las que menos me gustan…, nunca me dejan indiferente. Siempre hay un asunto que destaco y sobre todo siempre hay varios personajes o diálogos que me enamoran. Además me merece la pena porque los elencos de actores que el señor Allen deja asomar en sus películas siempre son un placer. También me encantan sus bandas sonoras… 

Conocerás al hombre de tus sueños parece una comedia frívola, sencilla, de unos personajes que pasaban por ahí… El señor Allen recicla sus obsesiones y alguna de sus tramas pero siempre logra que de alguna manera te enganches. Y de esa comedieta frívola de un grupo familiar con sus gracias y desgracias surge un tapiz de reflexiones. Y de esa comedieta frívola surge una comedia triste y profunda. 

Como suele hacer a veces el señor Allen en varias de sus películas parte de dos reflexiones para plantear el devenir y destino de sus personajes. Esta vez las oraciones elegidas son una de Shakespeare y otra de guión. La de Shakespeare dice algo así como “la vida es un cuento de ruido y furia que termina por no significar nada”, que es en realidad sacar del contexto de Macbeth esta otra frase algo más larga: «La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”. Y es lo que hace el genial Allen se transforma en el idiota que nos cuenta un cuento donde sus personajes hacen mucho ruido y furia, donde estallan sus sentimientos, donde cambian sus destinos, donde se transforman sus emociones… y luego todo esto no significa nada o ¿significa mucho? 

La otra frase de guión es algo así como que tener ilusión es mejor que cualquier medicina… que se cumple totalmente en el personaje de la madre de la singular familia, Helene. Que de querer acabar con su vida, se deja llevar por una pitonisa y sus creencias. Así Helene empieza a ilusionarse por las predicciones de futuro, por haber sido poseedora de otras vidas, por creer que las soluciones están en el más allá, por conocer a su desconocido particular que también cree en espíritus y fantasmas… Helene es la única que encuentra una especie de felicidad y paz consigo mismo. Aunque nos pueda parecer la más chiflada y desiquilibrada de la historia. 

Las historias que se nos plantean tienen como protagonistas a Helene, madre de familia; a Alfie, el padre y a su hija Sally y todos los personajes que pululan a su alrededor. La tormenta comienza cuando un día Alfie despierta y se niega a envejecer. Así decide dar un giro brusco a su vida: abandonar a la que ha sido su esposa durante cuarenta años, Helene. El ruido y la furia se desata. Sally se encuentra en crisis con su esposo Roy, un escritor prometedor que sólo consiguió el éxito con su primera novela y que está en continua crisis de creación artística. Por su situación económica empieza a trabajar en una galeria con un atractivo jefe que revuelve sus sentimientos. Además arrastra una frustración: Roy no está por la labor de convertirla en madre. Por su parte, Roy que espera la respuesta de si han admitido su última novela para publicarla, se irá obsesionando y enamorando de su joven vecina a la que ve desde la ventana. Alfie que tiene dificultades para encontrar una pareja que le haga sentirse joven termina con una explosiva prostituta. Y Helene se obsesiona con las predicciones de su pitonisa y lee el futuro a todos los miembros de su familia… 

A través de este argumento se nos plantean diversos temas como las dificultades en las relaciones personales, el enamoramiento y desenamoramiento, el miedo a envejecer, el fracaso, el éxito, la fuerza del sino o el destino, el vacío creativo…, así como la importancia de las decisiones y la capacidad de los hombres para protagonizar el acto más moral o el más inmoral así como la importancia de la suerte o la capacidad del hombre para ilusionarse… 

Así Allen se va colando con su sencillez técnica por la vida de estos personajes creando sus geniales escenas de diálogos, sus planos secuencias por las distintas habitaciones de las casas de sus protagonistas, los restaurantes… y atándonos a las vidas de sus personajes.

Además cada uno de los actores está estupendo en su rol. Destaca una de las actrices secundarias de estos tiempos, Gemma Jones, estupenda como la madre. Una mujer vulnerable y rota que logra restablecerse a través de la ilusión al creer en otras vidas y mundos. Pero también vemos a los eficientes Naomi Watts (en el rol de hija que la vida se le derrumba a cada paso pero finalmente siempre se mantiene en pie… si algo va mal baste un dolor de cabeza) y Anthony Hopkins (genial como patético hombre que no quiere envejecer pero tampoco quiere quedarse solo). También nos encontramos a Josh Brolin con el papel más complejo, el de escritor prometedor fracasado que se enamora de la vecina, la mujer de sus sueños, y que además comete un acto no muy moral para volver a conseguir el éxito y a su nueva musa. Tampoco dejaremos en esta galeria a la joven hindú Freida Pinto como la mujer de los sueños, la vecina ideal o a Lucy Punch genial en su papel de rubia tonta con aires de mujer fatal que roba la cordura a Alfie…, y por último, a nuestro internacional Antonio Banderas que da el pego como jefe de una galería de arte que arrastra su pena de matrimonio roto y va rompiendo corazones entre sus empleadas y artistas…, todo con sencillez y delicadeza.

Así Conocerás al hombre de tus sueños es una nueva comedia triste que sin duda nos hará pensar.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Kim Novak

Dama seria, rubia platino, sex symbol de cuerpo sinuoso, misteriosa, mujer fría pero volcán…, olvidada, pasó como un suspiro por  los años cincuenta y sesenta y, sin embargo, tiene varios títulos en su carrera que la hacen inolvidable. Fue una de las apuestas del temible director de la Columbia Harry Cohn…, quisieron convertirla en rival de Marilyn Monroe… pero fue otra cosa. Tan sólo se parecieron en su pelo platino. No parece que diera mucha importancia a su carrera como actriz pero dejó interpretaciones que la colocan en el Olimpo de los actores, entre los amantes de la sala oscura y la pantalla enorme. No tenía grandes dotes interpretativas pero sabía emplear su rostro y su cuerpo para conseguir matices.

Se convirtió en la musa de un director de filmografía curiosa y también olvidado. Un director que se enamoró de su rostro y de ella, Richard Quine. La convirtió en mujer inalcanzable en cuatro películas… También fue musa rubia, gélida y misteriosa del maestro del suspense en una de sus grandes obras. Joshua Logan vio su erotismo y Wilder su vena cómica. Triunfó con un musical que la emparejaba con Frank Sinatra —ya habían trabajo juntos— y con la otra gran estrella de la Columbia que veía el relevo… Rita Hayworth.

Empecemos por un recorrido cinematográfico. El año que pasó de descubrimiento a convertirse en estrella y en rostro a tener en cuenta fue 1955. Año en que se estrenaron dos películas muy distintas pero que cimentaron la figura sex symbol. La chica explosiva pero con rostro triste…, que no frío. La chica que esconde un corazón. Primero, un drama sobre la drogodependencia, El hombre del brazo de oro, con un Preminger empeñado en acabar con el código Hays y mostrar temas nuevos para la pantalla enorme. Novak sale airosa a pesar de la poca experiencia y de actuar con dos veteranos de la pantalla: Frank Sinatra y Eleanor Parker. La Novak era la mujer deseada, ese antiguo amor comprensivo que ayuda al protagonista a que su agonía sea menor, a tener una ilusión de futuro.

Después, en una película con tintes de melodrama rural cuando en un pueblo aburrido y con personajes que no tienen salida aparente llega un maduro y hermoso vagamundos, William Holden, impresionante. Y claro saltan chispas. Holden conquistará a la guapa —aburrida de su vida— de la localidad que se siente atrapada y verá en él algo de libertad. Y la guapa no podía ser otra que la Novak. La película, Picnic y ha pasado a la posteridad por un inolvidable baile sensual a la luz de la luna.

Novak ya es una estrella y sigue mostrando su poderío en el musical de éxito Pal Joey, de nuevo con Frank Sinatra. Ella es la joven sin dinero que es el tercer vértice del triángulo donde están un ligón playboy y una madura millonaria con el rostro de la pelirroja del estudio, Rita Hayworth.

En 1958 protagonizaría su película más recordada con el maestro del suspense, Vértigo. Y aunque no se llevó nada bien con el orondo director y viceversa… Aunque fue de las rubias que tuvo que aguantar bromas pesadas…, y cambios de imagen que no le gustaron nada, ahí queda su recreación de mujer soñada y amada, deseo, la misteriosa Madeleine o la terrenal Judy…

La Novak es toda una estrella y se encuentra en el momento en el que está más bella. Así la filma, ese mismo año, Richard Quine en una comedia de corte clásico. Un nuevo remake de Me enamoré de una bruja, el clásico de Veronica Lake, con un alucinado James Stewart (vuelven a repetir como pareja). Deliciosa. Quine vuelve a quererla como protagonista para un melodrama junto a Kirk Douglas… y ahí ambos cuentan una triste historia de infidelidades y adulterios. Estoy hablando de Un extraño en mi vida, película con la que inaugura los años sesenta.

Por último, Quine le ofrece también el papel principal de una extraña comedia de humor negro, La misteriosa dama de negro, junto a Jack Lemmon… totalmente atontado por una viuda misteriosa con rostro de Novak.

Pero yo me quedo con su interpretación de la prostituta exuberante y divertida, con buen corazón, Polly. Este papel se lo ofreció en bandeja Billy Wilder en 1964 y Novak está maravillosa. Sexi, divertida, tierna…, con un montón de matices que logra imprimir a su personaje encantador de rubia tonta… pero menos tonta de lo que pensamos, con corazón gigante. La película es Bésame, tonto, una de las más olvidadas del director pero para mí una comedia con una nota muy alta.

A partir de ese momento la estrella de la Novak se apaga y se convierte en recuerdo que aparece de vez en cuando en cine como actriz secundaria o en serie de televisión… Actualmente vive retirada y poco se sabe de ella.

Kim Novak pasó como un suspiro pero fue capaz de dejar un agradable recuerdo…

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Nazarín (Nazarín, 1959) de Luis Buñuel

Hay varias imágenes que inquietan en esta adaptación cinematográfica de Luis Buñuel a la novela de Benito Pérez Galdós, Nazarín. El director conectó durante su exilio con el gran novelista del siglo XIX por sus personajes y la descripción de sus pasiones e inquietudes. Esta conexión generó imágenes que se quedan grabadas.

Nazarín es una película de su etapa mexicana donde Buñuel apenas contaba con presupuesto pero ni falta que le hacía. Con su mirada especial y un buen equipo técnico lograba imprimir su universo buñeliano al espíritu galdosiano.

Buñuel era de “gracias a Dios que soy ateo” y aun así presenta reflexiones sobre la religión serias e interpretaciones dolorosas como las que refleja en Nazarín. La historia cuenta la vida de un cura de un barrio pobre de México a principios del siglo XX. Un cura convencido de su fe, de la eficacia de la caridad cristiana y de poner en práctica todas las enseñanzas de Jesucristo. Sin embargo, la vida le llevará por duros derroteros que le harán tener una crisis de fe y una duda sobre la inutilidad de la caridad entre unos hombres y mujeres a los que les puede la miseria, la injusticia y la pobreza. Como dice un personaje maravilloso en la película de Ford El delator, no está la situación para velar por la dignidad.

Y el cura va viendo la inutilidad de su fe y de su doctrina. De sus ganas de caridad. Y eso obviamente termina asustándole y hacerle sentir solo. La tragedia de Nazarín es que es un hombre que trata de ser bueno, justo, caritativo y no violento y sólo recibe golpes tanto de los altos estamentos como de la gente humilde. El bien pasivo que practica sólo le acarrea problemas. Tan sólo consigue que le sigan dos mujeres absolutamente marginales pero con corazones grandes y un ‘buen’ ladrón que le dice una verdad que quiebra la voluntad de Nazarín, le rompe: “Usted en el lado bueno y yo en el malo, ninguno de los dos servimos para nada”. Si analizamos más profundamente la película vemos cómo los distintos episodios que va viviendo Nazarín tienen similitudes con situaciones de la vida de Jesucristo. Nazarín es un Jesús en el siglo XX que no comprende nada.

La película de Buñuel no es fácil. No te deja tranquilo. Inquieta. Y si lo piensas entristece y mucho. Además está plagada de imágenes para interpretar, debatir y reflexionar. Muchas se me quedaron en mente.

Ese beso imaginado de una de las mujeres protagonistas, Beatriz, la mujer abandonada y maltratada por su hombre pero al que ama con pasión. Ese beso que termina en mordisco sangriento.

Esa prostituta doliente y herida que amanece por la mañana en la habitación de Nazarín que la ha ayudado a esconderse. Y tiene sed. Sólo encuentra una palangana con su propia sangre y la bebe. También esa misma prostituta al despertar mira una imagen de Jesucristo doliente que se ríe a carcajadas en su cara.

O esa angustia que provoca ese Nazarín acosado por varias mujeres que le piden un milagro. Que cure a una pequeña enferma. Y él sólo se ofrece a orar pero las mujeres insisten y le rodean. Y rezan, y gritan, y se revuelven y entran como en éxtasis…

También estremece esa mujer a punto de agonizar que rechaza la charla que le ofrece Nazarín y su compañía cristiana…, prefiere estar al lado del hombre al que ama.

O esa misteriosa imagen final de una mujer ofreciendo una piña a un Nazarín más perdido que nunca y él rechazando atemorizado esa caridad. Y después como más calmado, más triste y vencido… admite esa piña.

Buñuel duele cuando muestra la pobreza y la miseria. Cuando presenta a los olvidados. A los marginales. Porque presenta lo peor y lo mejor del ser humano sin máscaras. Lo más duro y lo más tierno. Los sentimientos más extremos. Sin caretas, con dolor, con un realismo que te quiebra…

Sí ya me impresionó en esos personajes en extrema miseria de Los Olvidados o Viridiana. Si ya recogió esa pobreza extrema en ese documental tremendo que es Las Hurdes…, también muestra unos retratos impresionantes en Nazarín. Así nos quedamos con los rostros de esa mujer maltratada que es Beatriz, en esa prostituta de fuerte carácter que se llama Andara, en ese maravilloso personaje que es el enano Ujo…, en esa niña que arrastra una sábana o en ese hombre que se sabe malo porque así se le ha presentado la vida, ese buen ladrón que protege al cura en la prisión…

Así también existen imágenes tiernas como ese enano enamorado de la prostituta fea. O esa misma prostituta que llora porque le dice a Nazarín que no la ama a ella, Andara, igual que a Beatriz. Y como un Nazarín tierno las dice que las quiere a las dos por igual.

Así Nazarín queda como el retrato de un hombre bueno y piadoso, cristiano, con el rostro de Paco Rabal (en su primer trabajo con Buñuel) que no encaja en ningún mundo e incomoda en todas partes. Un hombre que se va transformando en cada fotograma. Ninguna de sus acciones, pues está solo acompañado de dos mujeres que le siguen ciegamente pero en el margen de la sociedad, sirve para nada, como bien le dice el mal hombre de la prisión, el único que se apiada de él en la celda cuando todos empiezan a meterse con Nazarín. Nada tiene que ver el cura con sotana negra del principio con el hombre vencido y roto que acepta la piña al final del metraje.

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Diccionario cinematográfico (139)

Princesa Ann: no quiero ser princesa sino plebeya. Escaparme por las calles de una bella ciudad como Roma y empaparme de sus gentes, de sus helados, de sus olores… No quiero ser princesa sino cenicienta. Llevar otras ropas, cortarme el pelo, ir a bailar por las noches, sentarme en una terraza, subirme a un autobús. No quiero ser princesa, ni seguir un protocolo. Quiero correr, gritar, vestirme comodamente, hablar por los codos, vivir la noche, vivir el día, perderme por los callejones, entrar en las tiendas, escuchar piropos, comer con las manos, que nadie me llame la atención, no ir a celebraciones serias y aburridas, sí asistir a las verbenas, bañarme en el río… No quiero ser princesa, ni enamorarme de un príncipe. Mi amor es periodista. Un hombre que me hace reír. Que me lleva en su vespa para conocer otra Roma. La que está viva, la que es alegre. Mi hombre es alto, guapo y sensible. Se llama Joe Bradley. Mi hombre me lleva a bailar, comemos helado, paseamos, nos sentamos en una terraza, hablamos, nos miramos… y nos enamoramos.

Soy la princesa Ann y al final de mi historia se acabó el cuento de hadas. Y abandono Roma y abandono a mi Joe. Pero siempre quedarán unas fotografías donde fui feliz, plebeya y cenicienta…, y sobre todo mujer enamorada. Vuelvo a mis pomposos trajes, al protocolo de siempre, al deber y a las ceremonias tristes. Ahora, de vez en cuando, sonrío, y recuerdo mis paseos en una vespa por las calles bulliciosas de Roma.

Vacaciones en Roma (1953) de William Wyler.

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Momento inolvidable de Vértigo. Primera aparición de Madeleine

El maestro del suspense era también el maestro del lenguaje cinematográfico. Lograba atrapar de lleno al espectador con unas escenas técnicamente perfectas y de una belleza indescriptible. La forma que tenía de ‘mirar’ era todo un privilegio del orondo director.

Sus películas son puro cine. Ya nos ha visitado alguna vez en momentos inolvidables porque su cine está plagado de ellos. Le toca turno a Vértigo de 1958 y elijo momento único, irrepetible e inolvidable… la primera aparición de Madeleine, la misteriosa mujer atrapada por su pasado a la que debe vigilar un detective retirado que padece vértigo (metáfora del vértigo en el que se verá inmerso…, el vértigo del enamorado ante la aparición del objeto amado). El detective es el gran James Stewart, la aparición es Kim Novak, más etérea y hermosa que nunca.

La escena es de las primeras de la película.

Y la aparición de la Novak te ata al asiento…hasta el final de la trama.

En ese espejismo del amor sublimado donde el ‘objeto amado, mujer amada’ es vista por primera vez por el detective con vértigo a la vida, todo queda envuelto por la increíble banda sonora de Bernard Hermann que eleva la emoción a grados insospechados.

Todo comienza en un barroco, recargado y elegante restaurante. Restaurante con poder de convocatoria, todas sus mesas están llenas de elegantes comensales. Estratégicamente hay una barra donde se sitúa el cansado, triste y desesperado detective retirado. Tiene que ver a la mujer a la que perseguirá durante una temporada a petición de un amigo de la juventud.

De pronto la cámara comienza a viajar, con movimiento suave, por el comedor repleto. Estamos siguiendo la mirada de James Stewart hasta una mesa donde se encuentra una mujer de pelo dorado en un precioso moño, de espaldas al público y a Stewart, con un traje de tirantes y un precioso chal verde, dejando al descubierto una blanca espalda…, comienza la música. Y la cámara se va acercando poco a poco a esa mesa, a esa mujer, a esa espalda, a ese cuello, a ese cabello dorado.

Volvemos a la cara de Stewart que sigue observando. De nuevo aparece la mesa pero esta vez de perfil. Así empezamos a vislumbrar el perfil del rostro amado. Se van a levantar de la mesa y ella se coloca también unos guantes negros. Stewart sigue mirando. La dama se levanta de la mesa —va acompañada del hombre que es su esposo— y Stewart retira su mirada como disimulando pero su cara ya está reaccionando ante lo que está viendo. Ella avanza hacia la salida, va a hacia la barra, y ya la vemos totalmente de frente, bella. Madeleine inclina su cuello como si se estuviera despidiendo de alguien y sigue avanzando sin ver al detective, indiferente. Esperando al esposo voltea su cabeza. Y vuelve a mirar al frente, sonriendo. Y sigue avanzando hasta que se queda frente a la barra de perfil…, en todo un primer plano donde el rostro de Madeleine, su perfil, queda atrapado por nuestra visión y la del detective. Él ya ha quedado atrapado por el objeto del deseo. Él ya la ve marchar… todavía le da tiempo a admirar su reflejo en un espejo… Y en el rostro de Stewart ya notamos que algo va a cambiar…

Sublime.

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Clark Gable

El hombre de la sonrisa pícara, unas grandes orejas…, y el bigotillo eterno. Chulo como ninguno, las mujeres caían rendidas a sus pies en historias de celuloide. Las espectadoras suspiraban, los espectadores se sentían cómodos viéndole. Durante la década de los treinta se convirtió en El Rey. No había duda alguna y nunca ha dejado de serlo.

En el año 1939 protagonizó el papel que le volvió eterno por los siglos de los siglos. Imposible no emocionarse o enamorarse de él locamente en la sala oscura en la pantalla gigante cuando se convierte en Rhett Butler, el hombre duro pero eternamente enamorado de otra dura, Scarlett.

Su vida real, el hombre fuera de la pantalla, tampoco carece de atractivo. Comienzos difíciles, misterios y rumores, consagración…, y hombre enamorado con historia trágica. Existen imágenes y los testigos lo cuentan que nunca estuvo tan enamorado como cuando se casó con su tercera esposa, la actriz cómica (maravillosa, no podía saltarme este adjetivo) y bellísima Carole Lombard. Dicen que le cambió la vida. Que le encantaba reír a su lado. Ambos se casaron en 1939…pero tres años después Carole Lombard murió en un accidente aéreo. Y el viudo quedó desolado y con muy pocas ganas de vivir. La leyenda dice que se enroló en aviación en la II Guerra Mundial y que no tenía miedo a nada, como si su vida le importase poco. Durante los cuarenta no apareció en exceso en pantalla. El Rey volvería a surgir con un halo de su pasada gloria en los cincuenta.

Antes de comenzar a recordarle a través de sus papeles cinematográficos pasaré por dos anécdotas más para comprender la dimensión mítica que adquirió El Rey… Una niña rubia, solitaria y abandonada tenía un ídolo de la pantalla que se llamaba Gable que además era pareja habitual de su estrella femenina favorita, de melena platino. Años después cuando esa niña era ya una estrella consagrada y también mujer rota cumplió un sueño: actuar como protagonista en una película junto a El Rey, su ídolo. Una película triste pero bonita despedida, fue la última para los dos.

También según las leyendas y la mitología cinematográfica…uno de los mayores admiradores de Gable lucía bigotillo de dictador —bigote también tristemente popular—, fue uno de los mayores hijos de puta de la historia y cabeza visible del nazismo…ni más ni menos que el señor Hitler. Tanto lo admiraba que dicen que ofreció una recompensa si le llevaban frente a él como prisionero de guerra…

Pero empecemos su historia de cine. Después de muchos esfuerzos, contactos, transformaciones físicas y demás llegó su año de consagración 1931 donde protagonizó numerosas películas junto a las grandes actrices del momento como Norma Shearer, Joan Crawford, Barbara Stanwyck… Si queremos conocer la visión llena de luces y sombras de cómo logró adentrarse en la industria es interesante consultar uno de los capítulos del libro de la actriz de cine mudo Louise Brooks, Lulu en Hollywood. Otra de las leyendas cinematográficas de El Rey cuenta su desastrosa primera prueba ante las cámaras…, el que sería uno de los grandes galanes lo vieron feo en exceso…

En 1932 se encontró con una de sus parejas femeninas por excelencia. La sex symbol del momento, la rubia platino por la que todos suspiraban, la jovencísima y sensual Jean Harlow. Y juntos triunfaron en cinta de aventuras y amores Tierra de pasión, la tercera en discordia sería una joven Mary Astor. Y esta sería la semilla de uno de los grandes éxitos de Gable en los cincuenta… Mogambo. Con la Harlow seguiría enamorando a los espectadores entre otras en Los mares de China, otra de aventuras. Su última aparición juntos fue en Saratoga en 1937, su futuro como pareja cinematográfica fue interrumpido por la muerte de la joven actriz. No hay que dejar pasar que en 1932 también actuó en divertida comedia (¡¡¡que no he visto todavía!!!) donde la coprotagonista sería la mujer de su vida, Carole Lombard, pero en ese momento no saltaron chispas: Casada por azar.

En el año 1934 protagonizaría junto a William Powel y Myrna Loy una película clásica del cine de gánster, Enémigo público número 1. Película emocionante con triángulo amoroso: dos amigos con vidas muy diferentes enamorados de la misma mujer. Por supuesto, Gable era el gánster que nos ganaba el corazón. Dice otra leyenda —cuantas leyendas cinematográficas protagoniza El Rey, reales— que fue la última película que vio el mafioso John Dillinger antes de que el FBI le matara a balazos en la salida del cine. Dillinger adoraba a Gable y le encantaba el rostro de la Loy. Pero ese año fue su año de glorificación absoluta cuando participó en una comedieta sin pretensiones con otra reina del género, Claudette Colbert. Era una película en la que no creían ninguno de los dos que dirigía el italoamericano Frank Capra. Pero ¡magia! los muros de Jericó y la historia de un periodista atractivo y más chulo que un ocho con una millonaria rebelde dieron el campanazo en taquilla y en los Oscar. Estoy hablando de la deliciosa Sucedió una noche. Al año siguiente también triunfó con el papel del oficial Christian que lidera una Rebelión a bordo. Gable más sensual que nunca nada tiene que envidiar al Brando de 1962 en un remake de esta obra.

Sigue su década de gloria y en 1936 conoce a otra pareja cinematográfica que se convertiría en el mejor amigo en pantalla y en rival de amores cinematográficos. Los dos funcionaron como pareja de cine en varias films como San Francisco, Piloto de pruebas o Fruto dorado. Y el otro actor fue Spencer Tracy. Llegamos al final de la década y al papel dorado en película épica con miles de leyendas, él fue el Rhett Butler de la novela gigantesca de Margaret Mitchell. Él fue la encarnación del hombre soñado. Atractivo, divertido, aventurero, más chulo que un ocho, valiente, buen amigo, buen amante, cínico, fiero…, que sin embargo le rompen el corazón una y otra vez… Scarlett nunca se entregará cien por cine al hombre que la ama desde el primer momento que la mira… Lo que el viento se llevó es la culminación de su éxito en el cine y en su vida personal. Es el año que se casa con el amor de su vida, Carole Lombard, después de tres años de encuentros continuos.

Los años cuarenta pasan sin apenas ver el rostro de Gable en pantalla. El actor no protagoniza ningún éxito. Son los años oscuros y tristes. Por una parte, su esposa fallece en trágico accidente en 1942. Por otro son los años de la II Guerra Mundial y el actor como muchos otros actores del momento, se alista y va a la guerra. A su regreso vuelve al cine pero con más pena que gloria. Aunque siempre es un aliciente volver a verle. Ahora es un galán maduro y las más bellas actrices siguen cayendo en sus brazos. Sin embargo, sigue siendo un reclamo y protagoniza películas muy populares en la época. Yo guardo mi amor eterno y cariño inmenso a una película de aventuras de Ford, al remake de Tierra de pasión donde Gable veinte años después vuelve a ser el héroe, la maravillosa Mogambo (1953). Esta vez el aventurero estará entre dos damas, reinas del celuloide en aquellos años, una Ava Gadner hermosa y genial en su papel de mujer de mundo y una principiante con futuro, Grace Kelly. También se le recuerda con cariño junto a Yvonne de Carlo en La esclava libre (1957) o enamorará a estrellas del momento como la rubia comediante Doris Day (Enséñame a querer) o una explosiva Sofia Loren (Capri).

Su despedida del cine fue hermosa. Se fue como galán, como hombre maduro y desencantado de la vida que, sin embargo, tiene otra oportunidad para enamorarse y ser feliz. Él es un duro vaquero en una época ya decadente, un aventurero cansado, que se convierte en amante sensible de una belleza rubia inocente pero igual de desencantada de la vida y de los hombres pero siempre con una chispa de esperanza y de creer en las personas. Ella, la sex symbol del momento, la actriz y mujer desgarrada, la niña que soñaba con Gable, es Marilyn Monroe. La película es un canto triste dirigida por el director que trató como nadie a los perdedores, John Huston, y el guión de un dramaturgo de prestigio, Arthur Miller (casado con Monroe pero ya en los últimos momentos de un matrimonio roto). La película se llamó Vidas rebeldes (1961) y fue la última para ambos. Él murió de un ataque al corazón a los 59 años. Ella un año después se quitó la vida, tenía 36 años. También pululaba entre esos personajes de corazón solitario otro vaquero triste, Montgomery Clift.

El Rey con su bigote y sonrisa pícara…sigue enamorando a los espectadores en la sala oscura. Su leyenda sigue viva.

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Diccionario cinematográfico (138)

Aventuras: Dice Indiana Jones que me llevará a un templo perdido en busca de un tesoro. En el viaje nos cruzamos con Tarzán que me alza en brazos y vamos por la selva colgados en las lianas. Me presenta en una casa en un árbol a su chica Jane, a su hijo Boy y a la mona Chita… y me lo paso de maravilla. Tengo que marcharme…, y decido ir rumbo al mar en el barco del temible burlón. Y  no puedo parar de reír. Hacemos un montón de cabriolas y surcamos los mares en aventuras sin fin. Me pego un chapuzón y regreso a tierra firme. Me apetece conocer a otro aventurero que me descubra los secretos de la selva. Así que en mi camino se cruza Jack Colton y vamos corriendo y corriendo tras el corazón verde. En el camino nos cruzamos con dos Robin Hood que nos hacen más divertida la travesía. ¡Mírales qué monos con su cara a lo Flynn o a lo Fairbanks! Pego un salto al tiempo y me voy a época de espadachines. Primero junto a los tres mosqueteros pero los dejo un rato que están entretenidos en una pelea y me meto en el carromato de actores donde se encuentra Scaramouche diestro con su espada. Le confieso que lo siento mucho pero que me pone bastante más su malvado contrincante con cuerpo elegante y melena blanca. Se queda un poco triste pero enseguida la bella actriz principal le consuela porque sólo tiene ojos para él. Y corro, y corro por los caminos y paso mil y una aventuras. Y ahí en la esquina, en un sitio que no aparece en los mapas, me sigue esperando el bueno de Indiana. Juntos, cuando casi el sol se esconde en el horizonte, seguimos caminando en busca del templo.

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El seductor (The beguiled, 1971) de Don Siegel

Toda una sorpresa. Hacia mucho tiempo que me apetecía ver El seductor de Don Siegel (un director interesante que me tiene ganada por La invasión de los ladrones de cuerpos y Código del hampa pero que aún me queda mucho por descubrir) y por fin una mañana temprano, muy temprano, que no podía dormir, me puse frente al televisor y desde la primera escena me enganchó…

La película es una lenta y amarga pesadilla, una especie de cuento terrorífico que te va llevando fotograma a fotograma por recovecos y sorpresas inesperadas. El seductor fue una película de índole distinta tanto en la carrera de Siegel como para la de su actor protagonista Clint Eastwood. Es de esas películas inclasificables y distintas. La quisieron presentar en su momento como una especie de western pero lo que te encuentras es algo muy diferente. Es de esas historias extrañas que te atrapan por su ambiente agobiante con una violencia siempre a punto de estallar en un lugar tranquilo e inocente que no parece terrible.

El argumento es sencillo: en plena guerra civil americana un soldado herido yanqui es encontrado por una dulce niña en un bosque. La niña ayuda al soldado y le traslada a una aislada residencia de señoritas sureñas. Estas niñas y mujeres deciden no entregarle y cuidarle. El soldado parece un lobo cínico y seductor. Un tipo duro…pero sorpresa: la casa de las inocentes damas será la más temible de las trampas.

Una niña que le adora desde el primer momento, una adolescente fogosa, una inocente y pura maestra, la directora de la residencia, mujer dura e intransigente que esconde un oscuro pasado sexual (una impagable Geraldine Page en un personaje genial), una sirviente negra pragmática y realista…, todas irán encerrando al lobo temido en una jaula sin salida posible. Todas le desean a la vez, todas sienten celos pero todas cuando se sienten traicionadas se unen… y su puritanismo, inocencia, conservadurismo e intransigencia se convierten en un arma mortal. Y el que parece verdugo, el hombre duro que va a mentir y seducir para encontrar su libertad se ve atrapado en una pesadilla brutal.

Don Siegel consigue un relato agobiante y sereno con unas inquietantes interpretaciones de todas las féminas y un Eastwood atrapado que va de la sonrisa al horror. Todo lo envuelve desde la fotografía hasta la música. El seductor empieza con Eastwood cantando una especie de nana macabra que presagia lo que vamos a vislumbrar y los primeros fotogramas son de un color sepia que va tornándose en un color tenúe y limpio que nos introduce como en una especie de cuento donde vemos a una niña inocente con una cestita que va a buscar setas en un bonito bosque…

Lo que parece un paraíso para un seductor es un infierno inesperado. Tras la la salvación, una tormenta. El seductor es de esas películas donde no estalla la violencia pero esta ahí de forma brutal…, y después llegará la calma y todo continuará igual, con una frialdad que da escalofríos… como un paraíso.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

El regreso: cadeneta cinematográfica

Miren ustedes que ya he vuelto. Y en estos días, como siempre, he tenido distintos vínculos con el mundo del cine y todos muy diferentes. Y como predije ando loca de volver a pulsar el teclado y contarles.

Pues sí he estado días y días al otro lado del océano, en tierras mexicanas, donde encuentro un país querido y gente amada (recuerden lectores que ahí está mi adorada hermana y gracias a ella he tenido oportunidad de conocer a muchísimas personas que ya tienen un hueco y un recuerdo en mi memoria y corazón).

Primero por los libros llevados, regalados y encontrados. Me apeteció volverme a leer El gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald. ¡Ay, dios, cómo volvió a gustarme y a engancharme! Así que me quedé con ganas de volver a ver su versión cinematográfica más recordada (la de 1974 con Redford y Farrow). Y recordé la tempestuosa relación de Fitzgerald con Hollywood (no se pierdan Días sin vida, melodrama de 1959, sobre los últimos tiempos del autor). Y también me vino a la cabeza como Fitzgerald sigue siendo contemporáneo (¿recuerdan que El curioso caso de Benjamin Button se inspira en un cuento del autor?).

Después en una libreria encontré una novela que no conocía del dramaturgo Arthur Miller (que me apasiona así como su relación con el cine no sólo por su relación con la Monroe) que se llama En el punto de mira. Y me ha impresionado. Sólo un breve resumen: el señor Newman necesita unas gafas. Desde el momento que se las pone su mundo cotidiano se transforma. Todavía no ha acabado la segunda guerra mundial y, sin embargo, en EEUU también existe un antisemitismo latente y violento. Con su nuevo aspecto, Newman ve cómo en su entorno vecinal y laboral levanta suspicacias por su apariencia de judío. De verdad, me ha encantado. Y las referencias al cine son importantes. En un momento de la novela nos dicen que el protagonista se parece a Claude Rains y en otro momento los protagonistas descubren el horror que están viviendo los judíos en Europa en una película en una sala de cine…

Por último, comentar un regalo (que me hizo muchísima ilusión) que estoy empezando a leer. Una novela que no conocía. Se llama Max de Howard Fast sobre los pioneros del cine en Hollywood. Y promete. Al igual que la vida de su autor, uno de los muchos intelectuales de izquierdas perjudicados y olvidados tras el periodo de la caza de brujas. Fue un novelista prolífico y como curiosidad me encuentro con que el argumento de Espartaco de Kubrick está inspirado en una de sus novelas (el guión lo realizó otro autor en la lista negra de la caza de brujas, Dalton Trumbo).

Otro bonito descubrimiento fue pasear una mañana por la calle Génova (en la Zona Rosa) de México DF y encontrarme con una estatua de un cómico y cantante mítico mexicano que protagonizó un montón de películas con el nombre de Tin Tan (Germán Valdés). Fue junto a Cantinflas, uno de los cómicos más populares. Sin embargo, fuera de las fronteras mexicanas es menos conocido. De hecho, Hildy tan sólo ha visto una película de Tin Tan.

Después, como siempre no pude evitar adquirir tres dvd (que finalmente me los regaló mi adorada hermana) de los que pronto hablaré. Por fin logro El desprecio de Jean Luc Godard que me apetecía muchísimo. También me ocurría lo mismo con Nazarín de Luis Buñuel. Y, por otra parte, adquirí por recomendación de mi cuñado, Vanishing Point (Punto límite: cero) de Richard C. Sarafian…¡con guión de Guillermo Cabrera Infante! Road movie de culto de los años 70 (y parece ser que fuente de inspiración de Tarantino para Death proof).

Otro día me divertí de lo lindo con la broma que dirige Silvestre Stallone, Los mercenarios, o por lo menos así la vi yo. Todos los duros que os podais imaginar se dan cita en una película de acción descabellada. Moraleja: ¡Pon un duro en tu vida!

¿Habéis visto cómo es imposible que desconecte del cine?

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