Kim Novak

Dama seria, rubia platino, sex symbol de cuerpo sinuoso, misteriosa, mujer fría pero volcán…, olvidada, pasó como un suspiro por  los años cincuenta y sesenta y, sin embargo, tiene varios títulos en su carrera que la hacen inolvidable. Fue una de las apuestas del temible director de la Columbia Harry Cohn…, quisieron convertirla en rival de Marilyn Monroe… pero fue otra cosa. Tan sólo se parecieron en su pelo platino. No parece que diera mucha importancia a su carrera como actriz pero dejó interpretaciones que la colocan en el Olimpo de los actores, entre los amantes de la sala oscura y la pantalla enorme. No tenía grandes dotes interpretativas pero sabía emplear su rostro y su cuerpo para conseguir matices.

Se convirtió en la musa de un director de filmografía curiosa y también olvidado. Un director que se enamoró de su rostro y de ella, Richard Quine. La convirtió en mujer inalcanzable en cuatro películas… También fue musa rubia, gélida y misteriosa del maestro del suspense en una de sus grandes obras. Joshua Logan vio su erotismo y Wilder su vena cómica. Triunfó con un musical que la emparejaba con Frank Sinatra —ya habían trabajo juntos— y con la otra gran estrella de la Columbia que veía el relevo… Rita Hayworth.

Empecemos por un recorrido cinematográfico. El año que pasó de descubrimiento a convertirse en estrella y en rostro a tener en cuenta fue 1955. Año en que se estrenaron dos películas muy distintas pero que cimentaron la figura sex symbol. La chica explosiva pero con rostro triste…, que no frío. La chica que esconde un corazón. Primero, un drama sobre la drogodependencia, El hombre del brazo de oro, con un Preminger empeñado en acabar con el código Hays y mostrar temas nuevos para la pantalla enorme. Novak sale airosa a pesar de la poca experiencia y de actuar con dos veteranos de la pantalla: Frank Sinatra y Eleanor Parker. La Novak era la mujer deseada, ese antiguo amor comprensivo que ayuda al protagonista a que su agonía sea menor, a tener una ilusión de futuro.

Después, en una película con tintes de melodrama rural cuando en un pueblo aburrido y con personajes que no tienen salida aparente llega un maduro y hermoso vagamundos, William Holden, impresionante. Y claro saltan chispas. Holden conquistará a la guapa —aburrida de su vida— de la localidad que se siente atrapada y verá en él algo de libertad. Y la guapa no podía ser otra que la Novak. La película, Picnic y ha pasado a la posteridad por un inolvidable baile sensual a la luz de la luna.

Novak ya es una estrella y sigue mostrando su poderío en el musical de éxito Pal Joey, de nuevo con Frank Sinatra. Ella es la joven sin dinero que es el tercer vértice del triángulo donde están un ligón playboy y una madura millonaria con el rostro de la pelirroja del estudio, Rita Hayworth.

En 1958 protagonizaría su película más recordada con el maestro del suspense, Vértigo. Y aunque no se llevó nada bien con el orondo director y viceversa… Aunque fue de las rubias que tuvo que aguantar bromas pesadas…, y cambios de imagen que no le gustaron nada, ahí queda su recreación de mujer soñada y amada, deseo, la misteriosa Madeleine o la terrenal Judy…

La Novak es toda una estrella y se encuentra en el momento en el que está más bella. Así la filma, ese mismo año, Richard Quine en una comedia de corte clásico. Un nuevo remake de Me enamoré de una bruja, el clásico de Veronica Lake, con un alucinado James Stewart (vuelven a repetir como pareja). Deliciosa. Quine vuelve a quererla como protagonista para un melodrama junto a Kirk Douglas… y ahí ambos cuentan una triste historia de infidelidades y adulterios. Estoy hablando de Un extraño en mi vida, película con la que inaugura los años sesenta.

Por último, Quine le ofrece también el papel principal de una extraña comedia de humor negro, La misteriosa dama de negro, junto a Jack Lemmon… totalmente atontado por una viuda misteriosa con rostro de Novak.

Pero yo me quedo con su interpretación de la prostituta exuberante y divertida, con buen corazón, Polly. Este papel se lo ofreció en bandeja Billy Wilder en 1964 y Novak está maravillosa. Sexi, divertida, tierna…, con un montón de matices que logra imprimir a su personaje encantador de rubia tonta… pero menos tonta de lo que pensamos, con corazón gigante. La película es Bésame, tonto, una de las más olvidadas del director pero para mí una comedia con una nota muy alta.

A partir de ese momento la estrella de la Novak se apaga y se convierte en recuerdo que aparece de vez en cuando en cine como actriz secundaria o en serie de televisión… Actualmente vive retirada y poco se sabe de ella.

Kim Novak pasó como un suspiro pero fue capaz de dejar un agradable recuerdo…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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