El seductor (The beguiled, 1971) de Don Siegel

Toda una sorpresa. Hacia mucho tiempo que me apetecía ver El seductor de Don Siegel (un director interesante que me tiene ganada por La invasión de los ladrones de cuerpos y Código del hampa pero que aún me queda mucho por descubrir) y por fin una mañana temprano, muy temprano, que no podía dormir, me puse frente al televisor y desde la primera escena me enganchó…

La película es una lenta y amarga pesadilla, una especie de cuento terrorífico que te va llevando fotograma a fotograma por recovecos y sorpresas inesperadas. El seductor fue una película de índole distinta tanto en la carrera de Siegel como para la de su actor protagonista Clint Eastwood. Es de esas películas inclasificables y distintas. La quisieron presentar en su momento como una especie de western pero lo que te encuentras es algo muy diferente. Es de esas historias extrañas que te atrapan por su ambiente agobiante con una violencia siempre a punto de estallar en un lugar tranquilo e inocente que no parece terrible.

El argumento es sencillo: en plena guerra civil americana un soldado herido yanqui es encontrado por una dulce niña en un bosque. La niña ayuda al soldado y le traslada a una aislada residencia de señoritas sureñas. Estas niñas y mujeres deciden no entregarle y cuidarle. El soldado parece un lobo cínico y seductor. Un tipo duro…pero sorpresa: la casa de las inocentes damas será la más temible de las trampas.

Una niña que le adora desde el primer momento, una adolescente fogosa, una inocente y pura maestra, la directora de la residencia, mujer dura e intransigente que esconde un oscuro pasado sexual (una impagable Geraldine Page en un personaje genial), una sirviente negra pragmática y realista…, todas irán encerrando al lobo temido en una jaula sin salida posible. Todas le desean a la vez, todas sienten celos pero todas cuando se sienten traicionadas se unen… y su puritanismo, inocencia, conservadurismo e intransigencia se convierten en un arma mortal. Y el que parece verdugo, el hombre duro que va a mentir y seducir para encontrar su libertad se ve atrapado en una pesadilla brutal.

Don Siegel consigue un relato agobiante y sereno con unas inquietantes interpretaciones de todas las féminas y un Eastwood atrapado que va de la sonrisa al horror. Todo lo envuelve desde la fotografía hasta la música. El seductor empieza con Eastwood cantando una especie de nana macabra que presagia lo que vamos a vislumbrar y los primeros fotogramas son de un color sepia que va tornándose en un color tenúe y limpio que nos introduce como en una especie de cuento donde vemos a una niña inocente con una cestita que va a buscar setas en un bonito bosque…

Lo que parece un paraíso para un seductor es un infierno inesperado. Tras la la salvación, una tormenta. El seductor es de esas películas donde no estalla la violencia pero esta ahí de forma brutal…, y después llegará la calma y todo continuará igual, con una frialdad que da escalofríos… como un paraíso.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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