Unas cuantas declaraciones de amor

Hildy está en uno de esos días melancólicos. De pronto, me he puesto a pensar en algunas declaraciones de amor en el cine. Ya escribí el otro día en la definición cinematográfica de Oeste, una de las declaraciones de amor que me parecen más hermosas de la película Johnny Guitar (1954) del gran Nicholas Ray.  Poco a poco han ido apareciendo otras.

Si sigo con un maestro como Ray, profundamente romántico, rescato su primera película, Los amantes de la noche (1949). La historia de amor loco y trágico de dos jóvenes sin estrella en la vida. Al final, un joven muchacho, enamorado, sin suerte y fuera de la ley… sin tiempo para subirse al tren de la vida, escribe una simple carta a la chica de sus sueños, una joven que espera un niño, a la que quiere poder dar la mano en un paseo o ir con ella al cine en la gran ciudad. Quiere ser una pareja normal. Y no le dejan. El destino no lo abandona. En una escena, Ray nos deja al borde del abismo de la emoción mientras escuchamos el contenido de una simple carta de un joven casi adolescente con muchas ganas de vivir, amar y hacer bien las cosas. 

“Hola mi niña. Te echaré de menos pero tiene que ser así. Mandaré a buscaros cuando pueda. No importa el tiempo que haga falta. Tengo que ver a ese niño. Tiene suerte. Te tendrá a ti… para seguir en el buen camino. Te quiero. Bowie”. 

De pronto me asalta una de las declaraciones de amor que más me han impactado y que siempre que puedo escucho una y otra vez. Son Robin y Marian. Ya maduros casi ancianos. La imposibilidad del amor pleno… porque el tiempo pasa y deja secuelas, hace que Marian tome una decisión drástica. Y trata de explicárselo a un Robin asustado con una hermosa declaración de amor. Robin y Marian (1976) de Richard Lester nos deja las palabras de una hermosa Audrey Hepburn. 

“Te amo, te amo más que a todo, más que a los niños, más que a los campos que planté con mis manos, más que a la plegaria de la mañana, más que a la paz, más que nuestros alimentos. Te amo más que al amor, o que a la alegría, o a la vida entera. Te amo más que a Dios”. 

Me lanzo ahora a una película más contemporánea sobre el poder de narrar historias. Sobre la importancia de aquellos que se dedican a generar ilusión y fantasía a todos los que le rodean. Y, nunca, en los grandes cuentos falta el amor. Tim Burton, otro romántico empedernido, nos regala frases de ésas que nos gustaría que alguien nos susurrase al oído y una historia de amor en Big Fish (2003).  “Dicen que cuando conoces al amor de tu vida, el tiempo se para, y es verdad. Lo que no te dicen es que cuando vuelve a ponerse en marcha, se mueve muy de prisa para recuperar lo perdido”. 

“No me conoces, pero me llamo Edward Bloom y estoy enamorado de ti. He pasado los últimos tres años trabajando para averiguar quién eres. Me han disparado y acuchillado y aplastado en unas cuantas ocasiones. Me he roto las costillas dos veces. Pero todo ha valido la pena ahora que te tengo aquí delante y por fin puedo hablar contigo. Porque estoy destinado a casarme contigo. Lo supe desde el primer momento cuando te vi en el circo, y ahora estoy más seguro que nunca”. 

Ahora, viajo rumbo a Argentina. Y escucho a Ricardo Darín, digo a Rafael, en El hijo de la novia (2000). Y, cómo bajo la lluvia, delante de la pantalla de un telefonillo, trata de decirla a Naty, que la quiere. Desesperado. Encantador. Sin rendirse porque quiere que ella escuche lo que no ha sido nunca capaz de expresar.  “Bueno, quédate, qué carajo me importa. Escúchame, por favor, Nati. Escúchame. Necesito que me escuches. Bueno… Hice todo mal, todo mal. Nunca te escuché, nunca te di bola en todo lo que me dijiste. Pero… parece que lo vi, el problema, y dicen que… que si lo ves, eso es parte de la solución. La cagada es que no te dicen qué parte es. ¿El cincuenta por ciento, el dos por ciento? No, no sé. Pero… yo creo que me hizo bien la terapia… la intensiva, digo. Eh… qué más… ¡Ah, sí! Que… bueno, no es verdad que no quiero tener más problemas, lo que yo no quiero son los problemas con las cuentas, los proveedores, todo eso. Pero… quiero los tuyos, quiero los de Vicki, los de mis viejos, te lo juro. Son mi familia, yo los… los quiero ayudar, ¿me entendés? Eh… ¡Ah! Y que… mirá, yo quiero… vivir toda una vida con vos, llena de problemas. Los tuyos y los míos, porque… porque esos son problemas, esos son. Y el que no tiene… esos problemas… bueno, ése es el problema más grande que puede tener. Y… que aunque no sea, no sé, Bill Gates, Einstein o el… el Dick Watson, yo quiero vivir toda mi vida con vos, este… llena de problemas, y te voy a cuidar, te voy a… te voy a cuidar, por más problemas que tengas. ¡Que tenga! ¡Que tengamos! ¡Que tengamos! Y… No sé qué más decirte… eh… Decime algo vos, por favor… No contesta”. 

 Al final yo misma hago un homenaje (entre el diálogo de la película y la obra de teatro) de una de las declaraciones de amor más hermosas pero también más duras. De cómo a veces las parejas aunque se quieran, terminan haciéndose daño… hasta destruirse. Yo siempre he sido una admiradora de ¿Quién teme a Virginia Woolf? del dramaturgo Edward Albee. La historia de Martha y George es un testimonio triste, triste, triste… de los recovecos del amor. ¡¡¡Pero qué inmensa está Martha cuando se quita la máscara de matrona chabacana, cuando por un instante deja de jugar…!!!  “En toda mi vida, sólo un hombre me ha hecho feliz. ¿Lo sabías?¡Uno! Me refiero a George, por supuesto. George, mi marido. George, que anda por ahí, en la oscuridad… George, que es bueno conmigo, y a quien trato a patadas; que me comprende y a quien rechazo; que sabe hacerme reír pero me contengo; que me abraza, por la noche, para darme calor, y a quien muerdo hasta hacerle sangrar; el que siempre aprende nuestros juegos tan deprisa como yo cambio las reglas; George que quiere hacerme feliz, y yo no quiero ser feliz; y también sí, quiero ser feliz. Pobre George, pobre Martha, triste, triste, triste.A quién no perdonaré haber echado el ancla; que después de verme dijera: sí; aquí me quedo; que ha hecho el odioso, lacerante, insultante error de amarme y ha de ser castigado por eso. Pobre George, pobre Martha, triste, triste, triste.Que soporta, por insoportable que parezca; que es tierno, que es cruel; que comprende, por incomprensible que parezca…. Pobre George, pobre Martha, triste, triste, triste.Un día de éstos…una noche, una noche tonta, empapada de alcohol… me pasaré de la raya… y acabaré por descalabrarlo… o lo echaré para siempre… y eso es lo que me merezco”. 

Bueno, espero que os haya hecho recordar alguna declaración de amor de cine. (No olvidéis que también son bellas aquellas que nos aguardan a lo largo de la vida. Mientras dure). 

Inolvidable Kate

Hoy hace cien años que nació Katharine Hepburn. Inolvidable Kate. Lleva cuatro años ausente de este mundo y se la echa de menos. No me preocupa demasiado porque se encuentra en alguna parte con otros compañeros de profesión, con sus pantalones y su pelo pelirrojo en un precioso moño, representando personajes para la eternidad. 

Aquí en la tierra nos quedan sus películas. Así que no la olvidamos. La Hepburn posee una filmografía intensa e interesante. Llena de buenos personajes y argumentos inolvidables.  

Katharine todavía genera noticias. Recientemente la editorial especializada en libros de cine T&B ha publicado el libro de William J. Mann: Kate. El lado oscuro de Katharine Hepburn. El autor indaga en el interior de la actriz y analiza su personalidad desde un nuevo prisma. En unas quinientas páginas repasa la vida de una actriz mítica. Tras el mito, descubre a la mujer y a aquellos que formaron parte de su vida. 

Pero hoy quiero centrarme en sus personajes. En la obra que dejó en tierra. Las historias que Kate nos ha regalado para pasar nuestras noches y días. Al borde de la risa o la lágrima. Su filmografía es extensa. Sólo señalaré aquellos personajes que de algún modo permanecen en mi memoria. 

En los años treinta y cuarenta para mí la joven dama que era Kate me traslada a la risa. A la comedia alocada. Mujeres independientes, con un marcado carácter, pasionales y encantadas de la vida, vitales y con un amor libre hacia sus hombres. ¿Cómo olvidar a Sylvia? Una joven que por circunstancias de la vida se disfraza de hombre pero no puede ocultar su amor. Un amor equivocado. La gran aventura de Sylvia (1936) es una extraña película que oscila entre el humor y el drama. No se define. Pero ahí muestra su encanto. Además de confirmar que una de las grandes parejas cinematográficas de Kate, fue un joven comediante, Cary Grant. 

Antes la Hepburn ya había demostrado que su futuro estaba en la rebeldía, la independencia y la vitalidad con su encarnación de Jo en Cuatro hermanitas (1933). También, muestra otra de las características que la haría famosa, personajes orgullosos y con la arrogancia como coraza pero que siempre esconden vulnerabilidad y unos enormes deseos de amar y ser amada. En una elegante comedia de Gregory La Cava, Damas del teatro (1937) nos encontramos a una joven actriz de una familia con un alto nivel económico con mucho orgullo y ambición pero que esconde vulnerabilidad y corazón. Y este tipo de dama fuerte, funcionaba. Kate fue la reina de este tipo de retrato femenino. 

Katharina encandila a todos en la alta comedia. La alocada Susan Vance que nos hace llorar de la risa calmando con una ridícula canción a una fiera y robando el corazón de un apocado científico anonadado por una mujer llena de locura, ingenio, vitalidad y diversión. Una joya de la carcajada, La fiera de mi niña (1938). Por supuesto junto a Cary Grant.O una Linda, pobre niña rica que se enamora del novio de su hermana y que de nuevo con su vitalidad y encanto atrapa en sus redes al juerguista y vital Cary Grant. Son el uno para el otro en Vivir para gozar (1938). 

Después llega uno de sus grandes personajes –a mí me encanta–, Tracy Samantha Lord, la dama de alta sociedad que va a casarse por segunda vez con un hombre que sabemos a primera vista que no la va a hacer feliz, insulso, soso, ambicioso y preocupado por alcanzar posición y prestigio –la verdad es que mucho más desagradable que mi Ralph Bellamy–. Pero Kate actúa inteligentemente. Se deja llevar por el corazón y recupera inconscientemente a su ex, de nuevo Cary Grant –recordad que yo también le elegí a él, ¡¡¡tenemos buen gusto!!!–. Tracy Samantha Lord que se defiende de su vulnerabilidad comportándose como una diosa distante…, pero ella quieren que la amen como una mujer de carne y hueso. Lo que la cuesta es sentirse un ser imperfecto. Ella se da cuenta de que merece la pena ser de carne y hueso cuando se emborracha y divierte con un encantador periodista (James Stewart) que descubre a la mujer y no a la diosa. 

Después conoce a su otra pareja cinematográfica: Spencer Tracy –que en la vida real se convierte en su compañero, amigo, amante…, ahora el nuevo libro de Mann especula con la posibilidad de que fuera más una relación de camaradería y que este actor de carácter ocultara su homosexualidad ¿?–. Con Spencer protagoniza nueve películas pero yo me quedó con tres: La mujer del año (1942), La costilla de Adán (1949) y su última interpretación juntos: Adivina quién viene esta noche (1967). Ambos envejecieron en la pantalla y en su última película –por la muerte de Tracy– se nota una química y un cariño que traspasa la pantalla. 

En La mujer del año y La costilla de Adán reflejan como nadie la batalla de sexos. Las dos películas muestran unas relaciones cómplices de dos seres humanos que se adoran pero que son muy diferentes, diferencia de género evidente, pero en ambas triunfa la independencia de ambos y el amor que se profesan. Son películas donde muestran escenas cotidianas y donde refleja el mundo de una pareja con sus defectos y virtudes. Una delicia. 

A partir de los cincuenta y sesenta, Katharina Hepburn se convierte en una actriz dramática. Y deja constancia en unos papeles que la dan el prestigio de una actriz de talento (no olvidemos su amor acérrimo por la interpretación teatral y su lucha por ser reconocida como dama del teatro). 

Al principio de los cincuenta nos deja el retrato de dos solteronas encantadoras que en la madurez de su vida descubren un amor intenso. Y disfrutan siendo amadas. Dos retratos llenos de sensibilidad y ternura que muestran que nunca es tarde para enamorarse. Me refiero a La reina de África (1951) y Locuras de verano (1955). 

El prestigio dramático lo alcanza con tres personajes femeninos de tres buenas adaptaciones cinematográficas de obras de teatro de calidad. Kate se mete en el universo de Tenesse Williams, Eugene O´Neill y James Goldmand. Sus interpretaciones la convierten en la gran dama de la pantalla. Deja constancia de su arte en De repente el último verano (1959), Larga jornada hacia la noche (1962) y El león de invierno (1968). 

En los años ochenta, ¿quién no recuerda a Kate como una abuela impetuosa y bella con sus pantalones y su pelo recogido mirando con infinita ternura al hombre con el que ha estado toda la vida? Es por lo que merece la pena el melodrama En el estanque dorado (1981), las escenas de Katharina Hepburn enamorada hasta la médula de una Henry Fonda también anciano.  

Katharina Hepburn, que quizá nos estará viendo, que tenía fama de mujer difícil y con mucho carácter, dejó que los espectadores nos enamorásemos de sus personajes. De su figura esbelta y cara angulosa. De su forma de ser distante pero a la vez vulnerable. De su mirada de gata. De su independencia de dama. Hepburn cumple un siglo pero las pantallas la conservan para siempre. Sus historias sobreviven al tiempo. Va por ti, Kate. 

Diccionario cinematográfico (15)

Oeste: vamos al oeste. Espacio y tiempo mítico de cine americano. Por allí el Saloon, más allá el tren que anuncia una nueva era, los caballos reposando, las reyertas entre ganaderos y agricultores son terribles, pero luego están los indios –mi hermana (sí, Hildy tiene una hermana a la que adora) siempre estaba de su lado y además le atraían mucho más–, el sheriff no sabe qué hacer, el bandolero guarda su última bala, las chicas del Saloon o las del prostíbulo son mucho más divertidas e interesantes que las conservadoras y modosas mujeres de bien (aunque por ahí se escapa alguna con encanto, me gusta cuando se vuelven guerreras, cuando se vuelven independientes, cuando tiran del hogar y de todo lo que se les ponga por delante)…, uff allí viene el Séptimo de Caballería, las caravanas o las diligencias pueden ir más tranquilas. Al doctor le tiemblan las manos, el banquero es avaro, el alcohol corre sin parar…, el reloj avisa de que llega el último tren. No dejo de oír balazos. ¿Son los bandidos, son los indios, son las mujeres defendiendo sus hogares?… Por ahí corre un niño gritando un nombre, él admira a un hombre que quiere huir de la violencia, pero no le dejan. Otro, el que ha perdido a la mujer que ama y por perder ha perdido hasta el odio, se aleja a vagar por las laderas…, se aleja de la puerta de un hogar. Los héroes del western son hombres con un destino. No suelen temer a la muerte. Siempre tienen una dama que les espera o un amigo inseparable…, en tardes tranquilas quisiera montar en caravana y que quizá me secuestrara un indio, pero no de los que cortan cabelleras, de los que te susurran al oído. O un hombre sin ley, un forajido que ama la libertad, que es rebelde por naturaleza. De fondo, me gustaría escuchar esas canciones del lejano oeste, esa guitarra que nunca calla…, esa declaración de amor perdida.  

“JOHNNY: Miénteme. Dime que me esperaste todos estos años.
VIENNA: Te espere todos estos años.
JOHNNY: Dime que morirías si yo no hubiese vuelto.
VIENNA: Hubiera muerto si no hubieses vuelto.
JOHNNY: Dime que me amas como siempre te ame.
VIENNA: Te amo como siempre te ame”.
 

Ocho asuntos de familia

1.- Francis Ford Coppola además de un gran director del nuevo cine americano que surgió en los años setenta es además el todopoderoso representante de una familia que está llena de actores y cineastas.Ahí está el popular y carismático sobrino, Nicolas Cage, un actor que apareció con fuerza en los ochenta y aún no ha dejado de sorprender (aunque de vez en cuando se le va la olla y se mete en unos bodrios increíbles). O su hermana Talia Shire (que ha estado presente en dos sagas que forman parte de la mitología cinematográfica –El padrino y Rocky–. Su padre Carmine Coppola también está presente en fragmentos musicales de la trilogía de El Padrino. Su hija, criticada como actriz, y ahora odiada y amada como directora cinematográfica, Sofía Coppola. Y, que me dicen de sus también sobrinos y actores que empiezan a despuntar: Jason –él mucho más popular– y Robert Schwartzman. También su hermano Roman Coppola intenta sus pinitos como director y asoma su nieta Gia Coppola como actriz…, como ven una saga interminable. 

2.- El actor clásico Henry Fonda dejó un buen legado entre los miembros de su familia. Primero sus dos hijos: por un lado la gran Jane Fonda que brilló en los años sesenta y setenta como sex symbol, primero, y como actriz de carácter después. Cuenta con una filmografía interesante. Su hijo Peter Fonda, rey del cine independiente, de un cine con aires nuevos…, fue el protagonista y uno de los que hizo posible Easy Rider. Algo más que una película de moteros que reflejaba la influencia del movimiento hippie en los EEUU. Sus trabajos posteriores no alcanzaron la misma popularidad.Después, sus nietos. La más conocida es Britget Fonda que se ha ido construyendo una interesante filmografía como actriz. También, han hecho sus  pinitos en el mundo del cine pero son bastante más desconocidos: Vanesa Vadim, Troy Garity y Justin Fonda. 

3.- Drew Barrymore desciende de la familia real de Hollywood. En los años treinta no había actores de teatro y cine más prestigiosos que los Barrymore: Ethel, John y Lionel. 

4.- Primero, fue Ralph Fiennes que nos asustó a todos como un nazi en la película La lista de Schindler y se convirtió en un nuevo héroe romántico con El paciente inglés, El fin del romance o El jardinero fiel. Después, su hermano Joseph que encandiló como Shakespeare o como el amante de Elizabeth, la reina virgen.Ralph participa en los proyectos de su hermana Martha como realizadora bien en Onegin o en Alta sociedad (donde tiene un papel Penélope Cruz).  

5.- Los hermanos Baldwin se han paseado por las pantallas en todo tipo de películas y con carreras muy irregulares: Alec, William, Daniel y Stephen. El más popular y el que tiene una filmografía más interesante es Alec. Además, estuvo casado con la actriz Kim Basinger. Su relación no funcionó bien y ahora tampoco. 

6.-  Yo soy una enamorada, sin remedio, de Jeff Bridges. Su padre fue el actor Lloyd Bridges que estuvo toda la vida dedicado al cine desde los años cuarenta. Sin embargo, no obtuvo toda la popularidad hasta que se convirtió en el rey de las parodias en las sagas de Aterriza como puedas y Hot Shots. Y su hermano es Beau Bridges, ambos participaron en la preciosa Los fabulosos Baker Boys.  Beau es uno de los secundarios imprescindibles del cine actual. 

7.- Los Huston también son una saga familiar imparable. Nos remontamos al cine clásico con Walter Huston. Con una extensa filmografía. El gran actor tuvo, también, la oportunidad de trabajar en buenas películas de su aventurero hijo, John Huston, el cineasta de los perdedores. El director vio todas las posibilidades del rostro misterioso de su hija Angelica Huston. Y el que más se prodiga últimamente por las pantallas es su otro hijo, Danny Huston. 

8.- Más curiosidades familiares: Carrie Fisher, la inolvidable princesa Leia de La guerra de las galaxias era hija de la actriz y cantante Debbie Reynolds (Cantando bajo la lluvia). Otra saga familiar que no debemos dejar escapar es la que encabeza el longevo Kirk Douglas. De momento, el más popular como productor y actor es su hijo Michael Douglas. Dos actores con filmografías interesantes y que no suelen decir que son hermanos. Tampoco lo ocultan: Shirley MacLaine y Warren Beatty. La gran Judy Garland y el director Vicente Minelli tuvieron una hija que se convirtió en la mejor Sally Bowles de la historia: Liza Minelli. También nos encontramos con dos actrices del Hollywood clásico que nunca han querido saber nada la una de la otra.  Las dos son hermanas. Olivia de Havilland y Joan Fontaine. Tampoco, se llevan bien Angelina Jolie con su padre John Voigh, el cowboy de medianoche. Ella se ha casado con otra megaestrella, Brad Pitt. La actriz Julia Roberts es la hermana de uno de los actores más prolíficos de películas de bajo coste: Eric Roberts. Los hermanos Penn: Sean y Chris (recientemente fallecido), emprendieron ambos carreras prometedoras. El primero se convirtió en estrella y el segundo en un gran secundario. Además, Sean convive con una buena actriz (cuando decide ponerse frente la pantalla), Robin Wright Penn. El padre de los Penn era realizador de televisión y su madre, Eileen Ryan, es una actriz que sigue en activo.

Después de la caída de Arthur Miller

Siento una predilección especial por el teatro de este dramaturgo norteamericano. Sus obras de teatro son demasiado humanas. Duras y fuertes. El autor trata de indagar en el alma de los hombres: habla de moral, del sentimiento de culpa, de la inocencia, de la historia, de las contradicciones de los hombres, de la violencia, de ideología, de un pensamiento de izquierda, de amor, de fracaso, de verdad, de mujeres y de hombres…, son obras con fondo y mucha filosofía sobre la vida. Son demoledoras y pesimistas…, son muy humanas, tremendamente humanas. Mi primer contacto con él fue siendo adolescente en que me dio por leer mucho teatro. Mi madre tenía una colección de pequeñas obras. Y ahí estaba: Muerte de un viajante y Todos eran mis hijos (ya lo he contado en otro artículo del blog). Avivó mi gusto por leer teatro. Después mi pasión por el cine, me hizo conocerle como el segundo marido de Marilyn Monroe. Hay un montón de documentación gráfica sobre su relación. También, me encanta ser observadora de la obra de grandes fotógrafos –ya sabéis que un reportaje que merezca la pena gana muchos puntos no sólo con la buena escritura sino acompañado por unas imágenes bien captadas; así el reportaje puede llegar a ser una obra de arte y de información…entre la literatura y la fotografía–, y así Arthur Miller volvió a mí como esposo de la fotógrafa Inge Morath (una enamorada de España). En 2002 recibió el premio Príncipe de Asturias y nos dejó en el 2005. 

Hace poco ha caído en mis manos una obra suya, que llevaba tiempo detrás de ella, Después de la caída, que fue publicada en 1963. En ella trata dos temas: la caza de brujas emprendida contra el mundo de la cultura por el Comité de Actividades Antiamericanas que afectó a gran parte de la intelectualidad de izquierdas norteamericana y su relación con Marilyn Monroe. Es una obra tremendamente interesante y compleja. Interesante porque cuenta una parte de la historia, compleja porque lo hace desde el interior y vivencias de un hombre. El protagonista es Quentin, un abogado, que invita al espectador a su interior. Le hace partícipe de sus pensamientos y de sus recuerdos sobre personas que han formado parte de su carácter y de su vida. Le hace partícipe de sus elecciones y de sus pensamientos más amargos. Para mí es un texto valiente. 

Después de la caída es un Arthur Miller que se desnuda ante el público. Con una sinceridad que desarma. Miller habla de su familia, de sus sentimientos, de las relaciones con sus mujeres, de sus amigos, de su posicionamiento ante la caza de brujas…, es una obra difícil por lo tremendamente honesta. Identificamos muchos momentos autobiográficos y personas que formaron parte de su vida…, su madre, su padre, Elia Kazan, Marilyn Monroe, Inge Morath… 

Es una obra desnuda y por eso desgarradora. En el primer acto se centra en la Caza de Brujas. Quentin va vomitando su complicada relación con su familia. Sobre todo con su madre. Una familia que perdió todo en la crisis del 29 y una madre que se lo echa en cara al padre. Un hermano bueno que sacrifica sus sueños por la formación de Quentin. Su relación fallida con Louise, su primera mujer. Quentin conoce a una joven aspirante a cantante, Maggie, inocente, bella, sensual, que no juzga, que dice lo primero que se le pasa por la cabeza…, pero sobre todo narra la desesperación de unos personajes de izquierda que tienen que optar entre decir nombres en el Comité o no. Que tienen que optar entre ser coherentes con sus pensamientos progresistas –aunque con los años se hayan alejado del Partido Comunista–. Narra lo complicado que es posicionarse al lado del compañero que no quiere decir nombres y ser honesto con su manera de actuar y pensar –aunque a veces cometa errores como todo el mundo– o del que decide dar nombres porque quiere seguir trabajando y realizando la labor que le hace vivir. Impresionante el personaje de Lou, el profesor universitario que no quiere ceder a sus ideales, y al que Quentin está decidiendo si defender o no… Sobrecoge el momento dramático en Quentin recuerda cómo Lou acude a él. Cómo le dice que se daba cuenta de que era el único amigo que tenía. Y cómo Quentin, llorando, reconoce “fue espantoso porque yo tampoco era su amigo y él lo sabía. Me había mantenido fiel hasta el último momento, pero me indignaba el peligro latente para mí y que él había visto claramente a través de mi lealtad; y no me decía qué buen amigo era yo, sino que más bien me imploraba que lo fuese”. Arthur Miller se enfrentó de lleno con el Comité de Actividades Antiamericanas entre 1956 y 1957 al poco tiempo de casarse con Marilyn. Ella lo defendió siempre. El segundo acto se centra más en la complicada relación con Maggie (totalmente inspirado en Marilyn). La aspirante a cantante se ha convertido en un personaje famoso pero sigue guardando en su interior un sufrimiento al que Quentin no sabe enfrentarse. Cuenta de manera estremecedora el fracaso de una relación. Somos testigos de la transformación de una Maggie que adora a Quentin, a una Maggie que llega a odiarle porque no la cura su dolor, sus inseguridades y sus miedos. No la cuida. Ella tampoco puede cuidarle. Y ambos se reprochan el haberse enamorado no de la persona sino de la tabla de salvación. De la idealización de una imagen. 

Quentin se enamora de la inocencia, de la persona que no juzga… y cuando descubre que se le ha acabado la paciencia con un ser frágil…, se siente asqueado.  Maggie es un personaje vivo y trágico que en un momento le dice a su amado: “¡Soy un chiste que produce dinero!” Y continuamente vemos a la Monroe. Miller realiza un hermoso retrato lleno de crudeza de la que fue su segunda esposa. No oculta su inestabilidad mental, su adicción a los barbitúricos, su inseguridad…, pero culpa a muchos de su caída. De nuevo, el sentimiento de culpa. “Quieres morirte, Maggie, y la verdad es que yo no sé cómo impedirlo. Pero me ha impresionado el pensar que he estado jugando con tu vida basándome en la esperanza idiota de que salieses de ese hechizo”. Marilyn Monroe y Arthur Miller, del enamoramiento apasionado al sufrimiento exacerbado de ambos. Se divorciaron en 1961. Al año siguiente la actriz apareció muerta. Miller nunca habló –tan sólo en su obra– de su relación con Marilyn. ¿La quería? Mi opinión personal –a través de su historias, fotografías y obras– que sentía una infinita ternura hacia la actriz pero ambos se hicieron daño porque no se acercaron o enamoraron como dos seres humanos, con sus lados luminosos y oscuros. No se comprendieron. El dramaturgo le regaló a la rubia actriz otro bello personaje en vida. Escribió el guión de Vidas rebeldes. Al final, deja que su frágil esposa encuentre a un hombre que la entienda y que la lleve lejos de la crueldad. Roslyn, su personaje, encuentra algo parecido a la paz.

(Después de la caída/ Incidente en Vichy de Arthur Miller, Editorial Losada, Oviedo, 2002)

El cine de Michael Haneke

El austriaco Michael Haneke me deja fuera de juego y siempre me hace reflexionar. Realiza unas historias complicadas pero a mí me atrapa. Tiene una manera de dar forma a sus imágenes que hacen que me quede pensando mucho tiempo. Días, meses, incluso años. Creo que es un maestro del montaje y la manipulación –en el buen sentido del término…, sabe como manejar cada uno de sus fotogramas para dar un efecto determinado–. También, construye guiones complejos y se enfrenta a todos los miedos de occidente. Sus películas parecen tranquilas pero son enormes martillos que golpean nuestras cabezas. Sus películas son gritos, ¡¡¡eh!!!, despierta nada es fácil, nada es idílico, nada es verdad, nada es mentira…, todo depende del punto de vista. Quizá sea eso, es un maestro en mostrar los puntos de vista.El cine de Haneke no es de ruidos, estruendos, de causa-efecto, no tiene prisa, es lento y pausado…, sin embargo, inquieta e impacta. 

En realidad sólo he visto tres de sus películas. Pero una vez que las ves no las olvidas. Opino que su cine no es para verlo sólo una vez. Está lleno de detalles que vas captando en cada uno de sus visionados. Hace relativamente poco en el video club que suelo visitar mis ojos se aferraron a Caché que no pude ver en su estreno. Después, frente a la televisión quedé atrapada tras esta historia inquietante…, y aún no paro de reflexionar. 

La primera vez que tuve un contacto con Haneke casi me salgo del cine pero por la incomodidad que me causó lo que estaba viendo. La pianista (2001) si soy honesta me molestó profundamente. Me hizo sufrir el retrato de esa mujer solitaria y su forma de vivir su sexualidad. No me gustaba, no quería verlo. No logré entender al personaje. No he vuelto a verla. Volveré alguna vez a enfrentarme a Erika en la televisión. Y trataré de entenderla. Haneke presenta a una mujer de unos cuarenta años con una complicada relación con su madre, una mujer que posee inteligencia y sensibilidad, toda una señora de occidente de círculos selectos…, pero es una mujer gris, triste y oscura. Haneke con una suavidad fílmica muestra escenas de violencia extrema en los sentimientos y la sexualidad. 

La segunda vez fue con Código desconocido (2000) que desde la primera vez que la vi (y han sido varias) me ha fascinado. Por los miles de temas que toca. Por los actores, por cada una de sus escenas envolventes…, por la incomunicación que refleja, por su reflejo del mundo en el que vivimos, más complicado, porque no nos entendemos, no nos escuchamos, hablamos códigos diferentes. Por el texto, el subtexto y el más allá… La bella aspirante a actriz que oye los gritos de una niña y no hace nada, que siente más transformándose en personaje y maneja mejor sus sentimientos interpretando que en su vida real; la actriz que espera a su hombre que es un fotógrafo de guerra que encuentra el horror y el sufrimiento de los hombres hasta en el metro parisino pero que es incapaz de amar y comunicarse con los suyos; el adolescente que no puede encontrarse con su padre; el joven negro que cree en la interculturalidad y multiculturalidad aunque le golpeen mil veces en su casa, fuera, dentro, arriba, abajo…, nunca le dejan creer; la sin hogar rumana que no puede contar la odisea a sus familiares queridos de lo que está viviendo en París. Prefiere la apariencia. Con el dinero que consigue con vergüenza pidiendo en las esquinas, está contribuyendo a que sus hijos y su marido puedan ir viviendo…, Código desconocido es un collage fascinante lleno de mensajes y símbolos. ¿Cuál es la verdad?¿Dónde la escondemos cada uno?¿Cómo actuamos?¿Por qué? Y la violencia racial y no racial estalla una y otra vez. Ante la incomunicación, la amargura o la violencia verbal o física… Haneke juega con la realidad y la ficción, con lo real y lo irreal, con las imágenes, con el punto de vista…, ¿qué nos muestra? 

Caché (2005) cuenta cómo el sentimiento de culpa puede condenarnos y cómo un hecho del pasado puede ir arrastrándose a lo largo de los años. Haneke se muestra duro con su protagonista porque Georges lucha en todo momento por no sentirse culpable. Y eso le hace equivocarse una y otra vez. Y eso hace que vuelva a caer en un error con la persona que ya dañó en el pasado. Haneke cuenta siempre historias individuales pero luego nos damos cuenta de que se refiere a algo más incómodo y profundo. En Caché parece que quiere decir que el sentimiento de culpa no desaparece con el olvido. Que acontecimientos pasados no pueden quedar enterrados. El protagonista no se enfrenta a su culpa y va hundiendo su tranquilidad cotidiana. Haneke logra inquietar al espectador con esas cintas y dibujos que invaden la cotidianidad de una familia. Después, lo que menos importa es quién enviaba esas grabaciones. Lo que importa es lo que surge del pasado de George y lo mal que se enfrenta a ello. 

El cine de Haneke está lleno de sorpresas e interpretaciones. Es cine para la discusión y el debate. El director austriaco deja que el público piense y construya su propio discurso…, él sólo deja sus imágenes y sus historias tranquilas, cotidianas pero llenas de dureza y violencia. Haneke golpea las cabezas… ¿para que pensemos?

El rostro de Kate Winslet

Kate Winslet cuida su carrera. Despacio, poco a poco, va ofreciendo interpretaciones que no se olvidan. Rubia, de expresión tranquila y bella, es una mujer de los pies a la cabeza. Mujer con curvas. De las que se siente orgullosa. Y ante todo es una buena actriz.

Peter Jackson nos la presentó en 1994 en una historia cruel y brutal, Criaturas celestiales, Winslet era la más inocente y manipulable de dos adolescentes que se crean un mundo propio donde quieren volar libres y donde no permiten que nadie entre. Llevan hasta las últimas consecuencias su extraña unión.

Kate Winslet empieza a aparecer en grandes superproducciones que elevan su prestigio. Sus enormes ojos llenan la pantalla. Sus papeles son intensos. Nos enternece como uno de los personajes de novela de Jane Austen en la eficaz adaptación de Sentido y Sensibilidad (1995). Kate es la sensibilidad, el sentimiento y la pasión. Keneth Branagh la quiere en su particular adaptación de Hamlet (1996). Kate ofrece una Ofelia, intensa y triste que alcanza la locura porque no entiende al príncipe que ama, porque no entiende los entresijos del poder…, porque se siente muñeca o marioneta.

Su triunfo es máximo en Titanic (1997) es la pobre niña rica rebelde que se entrega totalmente al amor que siente por un pasajero de tercera clase en el gran barco. Símbolo de poder y fracaso. Sus escenas de amor y muerte junto a Leonardo DiCaprio la llevaron a lo más alto de la taquilla y la crítica.

Después, se convirtió en una intelectual atípica. En una joven y brillante Iris Murdoch, escritora y filósofa, que vivió junto al intelectual John Bayley. La gran e inteligente Iris sufrió una tragedia, su mente brillante se apagó por el mal de Alzheimer. Iris tuvo el rostro joven de Winslet en 2001 y se transformaba de anciana y con el mal de la memoria en Judi Dench.

Muchas son las cosas que se pueden destacar de la carrera de esta joven actriz y una de ellas es su continuo cambio de rol. La Winslet jamás ha repetido personaje, no se ha encasillado en ningún tipo de papel. Cada película, ofrece un rostro distinto. Muestra su cara brillante como la periodista que descubre lo que realmente hay detrás de La vida de David Gale (2003). Una película que hace pensar y reflexionar sobre la lucha contra la pena de muerte en EEUU. Desde un planteamiento muy original. Y, se mete de lleno en un cine moderno, independiente y experimental en Olvídate de mí (2004) donde protagoniza una original historia de amor al estilo de Michel Gondry y Charlie Kaufman. Logra hacer llorar a todos como la joven madre enferma que logra entender el mundo del creador de Peter Pan en Descubriendo nunca jamás (2004).

Su carrera sigue imparable y así como muchos dicen que es lo mejor de la comedia romántica Vacaciones (2006), sorprende a todos como la esposa adúltera en Juegos secretos (2006)… Su trayectoria permite ver que tenemos a Kate Winslet para mucho tiempo y con la alegría de que siempre aparecerá para sorprender…, en su último proyecto la dirige su pareja Sam Mendes y vuelve a repetir como pareja junto a Leonardo DiCaprio…, suena bien, ¿verdad? 

Crítica La fuente de la vida

La trayectoria de Darren Aronofsky en el mundo del cine ha sido distinta y extraña  (en 1998 se empezó a hablar de su obra con su debut en Pi y dos años más tarde dirigió Réquiem por un sueño, una historia de drogodependencias y adicciones), su tercera película La fuente de la vida ha dividido a crítica y público. Desde mi modesta opinión, me parece una bella e interesante película. Y voy a tratar de explicar el porqué. 

Nadie se tira de los cabellos cuando lee pasajes de la mitología griega, maya, inca, historias o leyendas de distintas partes del mundo o tampoco nos rasgamos las vestiduras con la lectura de las narraciones fantásticas del antiguo testamento. Disfrutamos con la lectura de los poemas épicos e imaginativos que nos ha regalado la literatura. En cuestiones de mitos o leyendas, no nos extrañamos de los elementos fantásticos, de la imaginación, de las acciones imposibles, de los momentos sobrenaturales…,¿y por qué la cosa cambia cuando se traslada a una película? 

Darren Aronofsky cuenta su mito particular, su leyenda, su cuento fantástico…, se alimenta de un montón de fuentes, leyendas, mitos y relatos sobre la búsqueda de la vida eterna y realiza su reinterpretación. Por eso, ofrece La fuente de la vida que no es más que un poema épico-romántico-mitológico en imágenes que hace volar al espectador. Por eso mismo, o te enganchas desde el principio a una historia de amor y muerte…, o te pierdes en unas imágenes incomprensibles. 

Yo decidí volar. Y me enganché irremediablemente a una historia sobre amor y muerte. Darren Aronofsky narra la historia con una estructura peculiar que deja al espectador las puertas abiertas a la interpretación. Yo me cree mi fuente de la vida y la disfruté al máximo. 

Me dejé llevar por Tommy (atentos todos a Hugh Jackman…, en esta película refleja su rostro el amor, el miedo a la muerte, la desesperación y la tristeza…, ofrece una interpretación intensa) que trata por todo los medios de encontrar una cura para el cáncer que está consumiendo a su mujer, Izzy. Ella es Rachel Weisz (especialista en recrear a mujeres míticas e ideales, a mujeres que cuando desaparecen dejan huella, no olvidemos su recreación ideal de Tessa en El jardinero fiel) que pronto descubre que no tiene miedo a la muerte y sólo quiere apurar al máximo el estar al lado del hombre que ama. Las escenas entre ambos son hermosísimas. Mirando bajo un paisaje nevado a una estrella que está muriendo, amándose en una bañera, Izzy contándole leyendas en una especie de museo, en la cama del hospital…, son de un romanticismo extremo que sus dos intérpretes nos hacen creer. Izzy está escribiendo una novela medieval inspirada en relatos mayas. Le dice a su amor que no ha podido escribir el último capítulo. Le regala una pluma y tinta para que lo acabe. Se lo suplica. Y Tommy, cuando puede, va leyendo la historia de su amada…, la búsqueda del árbol de la vida en un lejano siglo XVI. En una España irreal y oscura, de leyenda, una España dominada por el inquisidor, donde una reina pide al conquistador, al héroe Tomás, que vaya a la Nueva España y encuentre al árbol de la vida. Que saque del horror al país y que a su regreso, ella será Eva. Tommy trata desesperadamente de buscar un final. Su mujer le ha ido dando pistas durante la enfermedad y él va tratando de comprender cuál es el final adecuado. En otro espacio, en otro mundo. Busca esa estrella muribunda que crea vida. Ya le contó su Izzy una hermosa leyenda en que la muerte es creación. La muerte puede ser continuación de vida. Tommy lucha contra la ausencia de su esposa, Tommy se da cuenta que quizá más que pasar horas y horas tratando de encontrar la solución al tumor de su mujer, quizá hubiera sido mejor asumir la muerte y disfrutar más tiempo junto a su amada, quizá Tommy debe enterrar ese miedo atroz a la muerte y asumir que existe y que luchar contra ella no tiene sentido. La muerte es algo que no se puede desprender del ser humano. Quizá la muerte signifique vida. Quizá la muerte permita en otro espacio o dimensión estar junto a Izzy. 

Ya os digo. No es una película fácil. El espectador tiene que estar dispuesto a volar o soñar con el planteamiento y la historia que ilustra Aronofsky. Pero y si vuelas…, merece la pena. Vuelas por las estrellas, vuelas en busca de ese anillo perdido al que tratas de buscar un significado, vuelas por la luces medievales, vuelas por la selva, vuelas a otra dimensión que no conoces…, vuelas a una bella historia de amor y muerte junto a un desesperado Tommy y a una tranquila y valiente Izzy.