Más libros de cine, por favor. Me estoy leyendo varios a la vez. Tres en concreto y disfrutándolos a tope. Un ensayo, otro de textos breves que mezcla recuerdos y celebración por la existencia del cine (este repito de nuevo lectura) y, por último, un libro precioso de pura literatura.
El ensayo tuvo la culpa de que viese y disfrutase de Brighton Rock de John Boulting. Se trata de El cine de Graham Greene (Ediciones Internacionales Universitarias, 2008) de Enrique Fuster Cancio. El libro analiza sobre todo las películas que adaptan sus novelas católicas: Brighton Rock, El poder y la gloria, The heart of the matter y El fin del romance. También incorpora un análisis de El tercer hombre (que nació primero como tratamiento y guion cinematográfico), que aunque no admite exactamente el apelativo de católica, sí muestra constantes de la obra de autor, que camina entre el pecado y la redención.
Después estoy volviendo a leer un libro que me agrada por la idea y por cómo está escrito. Juan Marsé escribió Momentos inolvidables del cine (Carroggio/Scrinium, 2004) donde dejaba cien textos breves en los que quedaba constancia de su gusto cinéfilo o de las películas que le marcaron durante su vida. Estos textos breves también son una original biografía del autor, donde se recoge cómo el cine se enreda con la vida y viceversa. También su escritura es una manera de descubrir una sensibilidad a través de la mirada que tiene sobre las películas, sus opiniones sobre los intérpretes o la captura de la anécdota determinada sobre cierto rodaje que le deja realizar certeras reflexiones.
Y mi más reciente adquisición (un regalo hecho con sumo cariño, me consta) es El limbo de los cine (Nórdica, 2023) de Luis Mateo Díez, con ilustraciones de Emilio Urberuaga. Son doce cuentos sobre distintas salas de cine como espacios ficticios. Cada uno de ellos con la riqueza gozosa del lenguaje que tiene el autor. Luis Mateo convierte el espacio de la sala de cine en un universo literario con vida propia. Cada sala es un mundo, nunca mejor dicho. Es un libro delicatessen, todo un disfrute.
2. La última película de Ken Loach. Me perdí El viejo roble cuando se estrenó en sala de cine. El otro día tuve oportunidad de verla. Y qué queréis que os diga, me gustan las historias que cuenta y cómo las cuenta. El octogenario hace una oda sobre la vida comunitaria y la buena gente. Una oda a la gente trabajadora y a los que vienen de fuera porque no les queda otra.
Me gustan los personajes que muestra. Y hay una perrita, Marra, que aparece en el momento oportuno en la vida del protagonista. Me gusta Marra y el significado de su nombre…, que hace referencia a los amigos que son más que eso. Me gusta cómo la película canta al poder de la reunión, de realizar un objetivo común entre varias personas, de la convivencia, del intercambio, de lo que une una buena comida, de la riqueza de las distintas culturas…