Dramaturgos que se convierten en guionistas…

1.- Este post ha surgido de mi cabeza porque ayer tuve el privilegio de vivir un momento artístico único e irrepetible: la lectura dramatizada de Eslavos de Tony Kusher en el ciclo El legado teatral del siglo XX. La Escena a la escucha de la historia (coordinado por Le monde diplomatique y Nuevo Teatro Fronterizo) en el auditorio de La Casa Encendida.

No me harté de aplaudir al final porque todo el elenco de actores estuvo sensacional pero además fue la primera vez que tuve la oportunidad de acercarme a una obra del dramaturgo Tony Kusher… en una obra que refleja la caída de la URSS y una reflexión inteligente sobre el socialismo con una pregunta formulada al final que sigue vigente ante la situación histórica actual: “¿Qué hacer?”.  Y una reflexión aguda sobre lo que supone responder esa pregunta… pero también queda claro que sólo respondiéndola se puede dar la posibilidad del cambio y la transformación… con todos los riesgos de que quien la responde somos nosotros, los seres humanos, terriblemente humanos, imperfectos, contradictorios, capaces de las mayores transformaciones y las mayores atrocidades. El equilibrio es lo más complejo de encontrar…

No quiero dejar de nombrar a ninguno de los actores que leyeron Eslavos porque todos captaron mi atención de principio a fin: Chema de Miguel, Juan Fernández, Amanda García, Lara Grube, Lola Manzano, Pedro Miguel Martínez, Inés Narváez y José Sanchis Sinesterra. La versión leida fue la de Carla Matteini y la dirección y adaptación dramatúrgica para la lectura fue llevada a cabo por Natalia Menéndez.

Así me entero entonces que Tony Kusher también tiene vínculos cinematográficos. Y una estrecha relación profesional con Steven Spielberg. El dramaturgo coescribió junto a Eric Roth el guion de Munich. Y también es el guionista único de Lincoln, última película rodada por Spielberg y que todavía no ha llegado a nuestras salas oscuras.

2.- Así empiezo a atar cabos y a recordar otros dramaturgos que hayan escrito guiones (algunos incluso han dirigido). Me viene a la cabeza Harold Pinter porque ya había escrito un post sobre él hace tiempo y sus conexiones con el cine a través de los guiones escritos. Su trabajo más reciente fue el remake de La huella… pero han sido varios sus trabajos cinematográficos. Tuvo una relación profesional interesante con Joseph Losey, de esta unión surgieron los guiones de: El sirviente, Accidente y El mensajero. Pero el nombre de Pinter está detrás de otros guiones que merece la pena recordar como puede ser el de La mujer del teniente francés.

3.- Entonces recupero a David Mamet, dramaturgo pero también guionista y director. Mamet se convierte en objeto de estudio interesantísimo. No sólo es un guionista solvente sino también un director a tener en cuenta. Y además ha adaptado varias de sus obras teatrales al lenguaje cinematográfico. Así nombro la impresionante Glengarry Glen Ross: éxito a cualquier precio (una película para volver a ver sobre todo en los tiempos que corren). También llevó a la pantalla su obra American Buffalo. La desconocida para mí El buque del lago (que dirigió el actor Joe Mantegna). Y, por último, Edmon (que tampoco he visto). Pero no puedo quitarme de la cabeza que fue Mamet quien elaboró el guion de esa joya que funde cine y teatro (y que curiosamente ya nombré en el post anterior): Vania en la calle 42 donde el espíritu de Chejov pulula por los fotogramas…

4.- Viene a mi cabeza Arthur Miller, un dramaturgo que me encanta, y su unión con el cine no sólo fue por su boda y triste historia junto a Marilyn Monroe (o porque muchas de sus obras teatrales hayan tenido sus versiones cinematográficas) sino porque creó un guion único para una película de ilusiones perdidas que dirigió John Huston y que fue protagonizada por actores crepusculares en unos papeles intensos: Marilyn Monroe, Clark Gable y Montgomery Clift (para Gable fue su última película, Monroe no terminaría la siguiente y Clift apenas rodaría algún trabajo más) todos ellos acompañados por Eli Wallach que todavía sigue en las pantallas de cine (El escritor de Polanski). Me refiero a Vidas rebeldes, el guion original para el cine de Arthur Miller, todo un dramaturgo.

5.- Por otra parte nos encontramos con Tennessee Williams, otro dramaturgo (también cultivó la novela y el relato) que amo con locura. Prácticamente toda su producción teatral (y también sus escasas novelas y algún relato) fue llevada al cine pero él participó en muchas de las adaptaciones cinematográficas (bien coescribiendo con otros guionistas o en solitario). Quizá su contribución más curiosa fue sus pinceladas (diálogos) al guion de Senso de Luchino Visconti porque no tiene nada que ver con su creación literaria. Uno de los directores que lo tenía como figura de cabecera fue Elia Kazan. De este modo Baby Doll tuvo como único autor del guion a Tennessee Williams. Pero su firma también está presente en los guiones de dos películas que adaptaron dos de sus obras más desconocidas y surgieron dos películas a reivindicar: Piel de serpiente y La rosa tatuada que además suponen la contribución de una maravillosa Anna Magnani al cine norteamericano.

6.- Y cierro el post con otra posibilidad: el dramaturgo que también se convierte en actor de cine además de guionista y director. Me refiero a Sam Shepard. Su rúbrica está en la aventura estadounidense de Antonioni, Zabriskie Point. O él es el único firmante del guion de una de las películas más recordadas de Win Wenders, París, Texas. Su rostro como actor ha paseado por películas tan diferentes como Días del cielo, Magnolias de acero, Mátalos suavemente o la española Blackthor.

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