Tres acontecimientos cinéfilos en una sola tarde…

¿Y cuáles fueron esos tres acontecimientos de una fructífera tarde de lunes?

1.- Tener la oportunidad de conocer la Cineteca del Matadero… me enamoré inmediatamente de esta sala de cine. Desde que entré en su hall hasta que me metí en esa sala con pantalla enorme y decoración e iluminación tan especial. Llevaba tiempo detrás de conocerla y por fin con este acto entré a una sala que visitaré sin duda más veces. Siento devoción por las salas de cine especiales y ésta lo es.

2.- Asistir a la presentación del II Tomo de la Historia Mundial del Cine, una macroobra de siete volúmenes realizada por diversos expertos bajo la batuta del profesor y crítico italiano Gian Piero Brunetta. La Editorial Akal editará un volumen por año. Los dos primeros se centran en la historia del cine en EEUU, es una edición actualizada (cubriendo los diez años que han transcurrido desde que salió por primera vez la versión italiana). Y ya se anunció en el acto de presentación que el tercer volumen en preparación es el correspondiente a América Latina, Asia, África, Oceanía… Tuve oportunidad de tocarlos y hojearlos despacio, de deleitarme con ellos… ¡y los quiero! (je, je, je… ya sé que pedir a los Reyes Magos).

3.- Esta presentación iba acompañada de un extra maravilloso: el programa de radio Séptimo Vicio iniciaba así su nueva temporada en la Cineteca con la proyección de Meek’s Cutoff de Kelly Reichardt. Ya me había fijado en esta directora norteamericana con la intimista Wendy and Lucy, así que iba con muchas ganas. Y fui recompensada. Ya había leído bastante sobre esta película (entre otras una buena crítica de mi querido Alfredo Moreno del blog 39 escalones). La elección en este acto tenía todo su sentido: si hay un género que representa el cine americano es sin duda el western. Pero además éste es un western del siglo xxi que recoge la tradición del género pero lo empapa con una mirada nueva.

Meek’s Cutoff (Meek’s Cutoff, 2010) de Kelly Reichardt

Meek’s Cutoff te acerca al tempo de esa dura ‘conquista’ de los colonos al salvaje Oeste. Un tempo lento, de parajes desolados, extensos… paisajes capaces de generar espejismos donde las distancias no están claras. Un tempo de ruidos de la naturaleza. El día y la noche. Y la noche oscura. Con destellos de la luz que se desprende del fuego. Unos colonos profundamente religiosos tratando de llegar a una tierra prometida con agua… donde poder asentarse. Una marcha lenta al ritmo de los carromatos.

En Meek’s Cutoff nos cruzamos con la travesía de tres carromatos: tres parejas y una de ellas con un niño y otro que está por llegar. Las otras dos: son dos jóvenes y otra compuesta por un hombre mayor (y líder de los colonos) que apenas acaba de casarse con una joven de personalidad arrasadora (una maravillosa Michelle Williams, actriz fetiche de la directora). Lo primero que sabemos es que están perdidos y que apenas tienen ya agua… y que además parte de ellos desconfían del guía que han pagado para llevarles a esa tierra que desean, un forajido, un sin ley, apellidado Meek.

Pero Kelly Reichardt se funde con las sensaciones, las emociones y la intimidad de ese camino del Oeste. Nos inmiscuimos en esa naturaleza que cruzan, la sentimos. Nos fijamos en los detalles, en las miradas, en los colores, en los olores… una ristra de sentimientos que van envolviendo al espectador, un tiempo y un ritmo especial. Y también toma la decisión de ofrecer un punto de vista, el de las mujeres. Unas mujeres que avanzan con sus vestidos de fuertes colores que contrastan con la aridez del terreno y esos gorros que no les permiten mirar a los lados (así la directora opta por rodar en formato 1:33, es decir, formato cuadrado, y no cinemascope que siempre se ve más adecuado para un viaje épico en el salvaje Oeste… acercándose de esta manera a la mirada de las mujeres. Y no es que sea muy lista sino que me llamó la atención ese formato y leyendo un montón de críticas en la red, esta interpretación me ha convencido plenamente). Así dejándome arrastrar por las imágenes de Meek’s Cutoff y las sensaciones que me provocaban me retrotraía a los trabajos recientes de dos directoras que se funden también en naturalezas diferentes desde una experiencia íntima y llena de sensualidad. La veterana australiana Jane Campion en su última obra cinematográfica, Bright Star y la prometedora británica Andrea Arnold con su particular Cumbres borrascosas.

Además Meek’s Cutoff es puro western. Con personajes y actitudes totalmente reconocibles. Una continuidad de un género con historia. Los colonos, los largos viajes en caravana, el sin ley-forajido (revestido de leyenda pero a la vez ‘pintado’ como un posible estafador-vividor), la presencia del indio (el personaje externo y aparentemente pasivo que genera odios, racismos irracionales pero también misterio, otra mirada —como esa luna entre nubes—, otra posibilidad de vida y también fomenta acercamiento al otro…). Así el western que más me ha venido a la cabeza en este recorrido físico pero también espiritual ha sido uno de John Ford (no podía ser de otra manera), Caravana de paz. O ecos también de Incidente de Ox Bow, porque se intuye como hombres y mujeres tranquilos pueden transformarse y querer ahorcar al primero que se cruce por su camino, están en un mundo en el que hay que sobrevivir…

Meek’s Cutoff es adentrarse en un universo visual de imágenes potentes como el rostro de una mujer entre las ramas de un árbol. Las conversaciones nocturnas entre sombras y llamas. La aparición en la lejanía, en un horizonte que no habíamos vislumbrado, de unos jinetes…

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