Viaje incompleto al universo de Wes Anderson

Viaje incompleto y en sentido inverso… porque he tardado en atreverme en abrir la puerta y sumergirme en un universo que no sabía si iba a conectar o no conmigo. Así que todo el verano mis ojos se quedaban fijos en el cártel de Moonrise Kingdom y no me decidía si pasar el umbral de la sala de cine o no. Y una calurosa tarde me metí y el universo peculiar de Anderson me atrapó.

Y un paso me llevó a otro. Llevaba tiempo también esperando que me entregaran dos dvd que había encargado del director. Este verano me ha tocado descubrir a Wes. Y después de regresar a los tiempos de campamentos de verano en Moonrise Kingdom, otra tarde me llegaron las ansiadas películas: Fantástico señor Fox y Viaje a Darjeeling con el cortometraje Hotel Chevalier.

Así he empezado este viaje incompleto por el mundo propio de Wes Anderson y lo que llevo de trayecto me ha animado a realizar más paradas y esperar nuevas aperturas.

Wes Anderson realiza un canto continuo al que se siente y es diferente. Sus protagonistas son perdedores que se sienten solos y son percibidos como raros pero con ganas de estrechar vínculos, de querer a otros seres humanos más extraños que ellos mismos. A convivir a pesar del dolor que les provoca el relacionarse con el otro. Sus familias son disfuncionales pero que siempre tratan de reconstruirse, reinventarse y amarse. Wes Anderson canta a la naturaleza que tiene cada uno, a ser fieles a uno mismo… si se tiene una naturaleza salvaje como toda la familia del señor Fox, no ocultarla…

Su universo guarda melancolía, nostalgia, un poso de tristeza pero también de ingenuidad, inocencia, un deseo de ser amado. Su universo es amante del detalle y absolutamente artesanal (en un mundo de nuevas tecnologías, 3D, animación por ordenador… Anderson opta por una cinta de animación absolutamente artesanal realizando decorados a mano y marionetas de las de toda la vida. Fantástico señor Fox es toda una joya de la imaginación y el detalle). La fantasía y la imaginación van de la mano. Su universo es visual, cuidado extremo en la arquitectura elegida, en los espacios, en los colores… Las casas, los trenes, los supermercados, los campamentos, las habitaciones de hotel, los complementos de los protagonistas, las maletas, los prismáticos, los libros, los paisajes, el vestuario… Todo al servicio de un mundo propio, su mundo. Y a ser posible siempre con una buena banda sonora. Por eso sus personajes siempre portan una radio vieja, un tocadiscos o un moderno ipod… Y siempre hay un momento para un baile o una canción. El movimiento de los cuerpos, los silencios… Los recuerdos que hacen daño. La posibilidad de un futuro distinto.

Anderson viaja en cada película con una troupe. Y eso se ve sobre todo en que siempre viajamos con Bill Murray, Angelica Huston, Jason Schwartzman, Owen Wilson… pero a la vez ofrece papeles inesperados a actores que sorprenden (me arrodillo ante el policía triste y aburrido de Bruce Willis en Moonrise Kingdom… Y es que Willis es uno de mis amores inconfesables… huy, ya lo he dicho) con sus interpretaciones. Entre paréntesis hablaba de Bruce Willis pero la galería es alargada. En la misma Moonrise Kingdom nos encontramos con un maravilloso Edward Norton, como un boy scouts eterno. O la maravillosa y atrayente voz de George Clooney como el fantástico señor Fox. La triste y atractiva Natalie Portman como esa novia independiente y dependiente a la vez en un cortometraje genial en la habitación de un hotel. O un Adrian Brody icónico con gafas oscuras y maletas peculiares (como las que llevan sus hermanos… es la herencia paterna) en ese viaje a Darjeeling…

Wes Anderson atrapa la inocencia perdida, el primer amor, los viajes espirituales, las familias disfuncionales, las aventuras con su punto de surrealismo, el grupo unido jamás será vencido (aunque sean raros, raros, raros)… Y nos muestra su amor incondicional no sólo a todo tipo de música (es ecléctico y maravilloso en sus bandas sonoras) sino un cariño inusitado a la literatura, a los mundos fantásticos y mágicos… por eso el Señor Fox es una creación particular del universo literario de Roald Dahl o la niña de Moonrise Kingdom no puede escaparse sin su maleta repleta de libros sobre mundos mágicos…

Anderson baila con su cámara y como si los espectadores observáramos la vida con prismáticos nos muestra sus mundos primorosamente creados para que no se nos escape detalle. Su puesta en escena y su forma de mostrar ya es un sello de su universo. Así conocemos de manera detallada las habitaciones y la vida en la casa familiar de la protagonista en Moonrise Kingdom. Paseamos por el mundo subterráneo o por la maravillosa casa árbol de la familia Fox. Nos paramos en todos los detalles de una habitación de hotel. O nos adentramos en ese tren fantástico de pasillo largo y estrecho con compartimentos estrellas como el vagón-comedor…

Mi próxima parada no sé cuál será… creo que seguiré este viaje en sentido inverso para después, como sus personajes, poder avanzar a un futuro distinto… lo que sí es cierto es que una vez que has entrado en el universo Anderson quieres continuar el trayecto… y correr en cámara lenta para alcanzar un lugar retirado y hablar en silencio. Quizá caiga alguna lágrima… o una sonrisa tranquila.

La ventana ya está abierta…

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