Diccionario cinematográfico (185)

Duchas y bañeras: probablemente la primera ducha que se nos venga a la cabeza sea aquella en la que la desgraciada Janet Leigh no sabe lo que se le viene encima en Psicosis. La secuencia entera es una joya del montaje pero la imagen de la actriz con los ojos totalmente abiertos deslizándose por la pared de baldosas con la ducha del agua cayendo… jamás se me irá de la cabeza.

Y es que las duchas y las bañeras son verdaderamente muy cinematográficas. Dan mucho juego. Otra bañera que no se olvida es aquella en la que se encuentra una feliz Julia Roberts con cascos en Pretty Woman. Una prostituta va con su cliente, Richard Gere en plan ejecutivo, a un hotel de lujo. Y la convierte de dama de compañía por unos días. Y ella como loca a disfrutar de un baño de espuma…

Mi mente se pone en marcha y me voy adonde se sitúan los puentes de Madison ahí hay una ama de casa que responde al nombre de Francesca (Meryl Streep) y mientras se pega un baño las gotas de la ducha se deslizan por su piel y se da cuenta de la sensualidad y el romanticismo que está viviendo con el fotógrafo visitante (Clint Eastwood) que se encuentra en la planta de abajo… Desea ponerse hermosa. Muy hermosa.

… La ducha se convierte también en refugio de tristeza y frustración. Recuerdo un montón de escenas de hombres y mujeres llorando con impotencia bajo la ducha… Puedo recordar a Glen Close desconsolada en Reencuentro bajo el agua de la ducha. El único rincón en el que puede estar sola… en un fin de semana en que se van remover muchos recuerdos y va a surgir el encuentro con viejas amistades…

Pero las duchas y baños también son motivo de risas. Inolvidable las escenas en una bañera gigantesca en un hotel de lujo de Jean Arthur y Ray Milland en la maravillosa Una chica afortunada de Mitchell Leisen. O recuerdo la aventura de Trueba en Hollywood y su Two much… la escena del equívoco y la confusión es en una accidentada ducha.

Los amantes se aman en las bañeras y se lavan mutuamente. Ahí están dos amantes recorriendo cada parte de su cuerpo en la bañera en El paciente inglés. Descubriendo qué es el bósforo Almasy. También se bañan juntos y se ríen mucho en tiempos de sexo, drogas y rock and roll, Barbra y Kris, en Ha nacido una estrella. Su historia, no puede ser de otra manera, terminará en tragedia. O en la bañera se declaran amor eterno, y recuerdan toda su vida juntos, Albert Finney y Jessica Lang en mi amada Big Fish.

O los cuerpos solitarios se alivian en las duchas, que se lo digan a Kevin Spacey en American Beauty. Así le conocemos. O que se lo pregunten a Victoria Abril en una bañera llena de espuma con un buzo chiquitito en la genial Átame.

Pero también en la bañera pueden ocurrir las escenas más terroríficas: desde la muerte de una mujer ejecutiva que ha perdido la cabeza y está a punto de destruir la felicidad familiar de un Michael Douglas que ha sido malote un fin de semana y le está costando la vida. Glen Close da mucho miedo… perderá la vida en una ducha (por mala, por querer romper una familia, hombre, que eso no se hace)… aunque la dará tiempo para pegarnos muchos sustos. Y es que una atracción fatal es muy pero que muy maligna. Y qué mensajes conservadores pueden ocultarse en una ducha, digo en una película. Si al final la Close va a ser una víctima…

O perderemos la cabeza cuando veamos la escena más impactante en la primera versión de Diabólicas… Será en la bañera donde la película pegará un giro inesperado.

En la bañera también seremos testigos de cómo muchos personajes pierden la cabeza como la magnífica Natalie Wood en Esplendor en la hierba que asusta a su madre cuando se resquebraje su mente, por tener el corazón roto, mientras se pega un baño…

Escenas horribles en las duchas nos depara un género, el carcelario. Me viene a la cabeza la paliza y la violación que sufre en la ducha un increíble Edward Norton en American History X.

La bañera también es un lugar que buscan los suicidas. La última película que nos deja una escena sobrecogedora de suicidio junto a una bañera ha sido Shame… con esos dos hermanos desgraciados y rotos… Nunca olvidaré un suicidio que sabes que es en la bañera pero fuera de cámara… el agua lo delata. Ocurre en la maravillosa y que reivindicaré mil veces El gran cuchillo de Robert Aldrich.

Otras bañeras que busco y me traen buenos recuerdos son las del lejano oeste. Por ir acabando con un baño agradable. Porque suelen ser las escenas más cotidianas. De respiro de los personajes. Así veo a un hermoso y tímido Jeffrey Hunter en Centauros del desierto pegándose un buen baño ante la mirada de su novia eterna. O también a un Dean Martin recuperando la autoestima y superando sus problemas de alcohol después de un baño reconstituyente en mi adorada Río Bravo.

Y es que esta entrada del diccionario es absolutamente interminable. No paran de aparecer imágenes en mi cabeza de bañeras y duchas de película. Por cierto he descubierto por la Red un blog con unos ensayos muy buenos a partir de escenas cinematográficas que transcurren en las bañeras (Bañeras en el cine, su autor es José María Bardavío Gracia, y el blog es todo un descubrimiento)… para que veáis el jugo que se le puede sacar a un baño de cine.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.