Judy se convierte en Madeleine… el paroxismo del amor

Madeleine.

Rubia con moño.

Elegante.

Fría y hermosa.

Con un punto de locura.

Etérea.

Es silenciosa y carnal.

Tímida y habladora.

Sensual.

Se tira al agua.

Mira a un cuadro.

Se cree otra mujer. Carlotta.

¿Está poseída? ¿Es un fantasma? ¿Existe?

Es dama enamorada…

… de un detective con vértigo.

Con miedo a amar o totalmente desengañado.

Un árbol muestra la eternidad o que la vida da muchas vueltas.

… Madeleine se cae por un campanario.

Siempre cae…

El amor no frena la caída.

 

Su amado se queda derrotado.

Scottie.

Que ya no mira.

Que ya no investiga.

Que no se da cuenta que ama una idealización.

Por eso la persigue.

Y no pone los pies en la tierra.

Una amiga le quiere.

Él está ciego.

Ha perdido a Madeleine… y tiene vértigo a la vida.

 

Un día pasea por la calle.

Y se encuentra con Judy.

Exuberante.

Basta y hortera.

De barrio.

Morena.

Pero sensual… con mucho magnetismo.

Y Scottie que ya es un muerto en vida… en silencio, se convierte en creador.

Y va modelando a una Judy a la que el proceso de transformación la va dañando y minando.

Pero se deja.

Porque ama.

Porque ella quiere.

Scottie ha visto en Judy un poso de su ideal, Madeleine.

Y no para.

Hasta que un día… en la habitación del hotel, Scottie siente vértigo. Un mareo.

… aparece Madeleine.

Judy se ha convertido en su Madeleine.

En su idealización de la mujer ideal.

… esto es el paroxismo del amor.

Esto es toda una tragedia.

Vértigo.

La muerte es la protagonista.

No hay milagro posible.

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