La delicadeza de David y Stéphane Foenkinos

La delicadeza tenía (y tiene) un variado surtido de puntos como para que me entusiasmara o saliera del cine absolutamente feliz. No ha sido así. No obstante aunque me quedé bastante fría ante la película, son varios los ‘boliches’ que me han hecho contemplarla como una propuesta interesante en la cartelera. Así punto por punto intentaré desgranar qué me mereció la pena y qué hizo que la emoción no me rodeara…

Un primer punto llamativo. El propio escritor de la novela que se traslada a la pantalla blanca (y que ha sido un éxito de ventas pero yo no la he leído) es el artífice, junto a su hermano, de esta obra cinematográfica. Luego es de esperar que ambos hayan elaborado lo más cercano a lo que querían contar. Según una sabia y querida amiga es una buena adaptación cinematográfica de la novela original. Así que se nota la mano del creador literario en su traspaso al lenguaje cinematográfico de su propia novela. Era un proyecto querido y que les apetecía a ambos hermanos… luego se presuponen dosis de cuidado y cariño hacia el material que tenían entre manos.

Un segundo punto llamativo. El tema tratado, últimamente, me interesa mucho. La superación del dolor tras la ausencia de alguien muy importante. En este caso es la historia de una joven que se casa con el hombre de su vida y éste fallece en un accidente. La protagonista se cierra en un largo periodo de dolor y cuando menos lo espera (y sobre todo con la persona más inesperada) encuentra de nuevo el amor.

Un tercer punto llamativo. La película pude verla con una sonrisa (y no resultó del todo fallida) gracias al descubrimiento de un actor que me entusiasmó: François Damiens. Y me gustó tanto como su personaje. No aparece al principio de esta historia y sin embargo cuando hace acto de presencia la película vuela. En él sí hay ternura y delicadeza. A Audrey Tautou quizá la pesa demasiado ese papel de mujer encantadora e ideal, ese prototipo de personaje que empezó a crear a partir de Amelie. Lo hace bien. Es delicada y frágil… pero me la creí menos…

Un cuarto punto llamativo. Me gustan las películas que mezclan la comedia y el drama. Las películas de romanticismo exacerbado pero sentí en algunos momentos (menos mal que estaba Damiens) un tono impostado que no hizo que me metiera en el dolor del personaje femenino ni en su lenta recuperación. No sentí que me la estuvieran contando desde el corazón. Que amaran con la misma pasión a todos los personajes. A pesar del cuidado de las localizaciones, los vestuarios, la importancia de las casas… y la oficina. El lugar de trabajo. A pesar del cuidado en la puesta en escena. De algunos diálogos logrados…

Un quinto punto llamativo. Lo que menos me llenó del todo fueron los personajes secundarios (los padres, la amiga querida, los compañeros de trabajo, el esposo difunto…). Soy amante de los personajes secundarios sobre todo de esos que en dos pinceladas te cuentan toda una historia. Entiendes cómo son. Te imaginas su historia. En La delicadeza me faltó eso… y podrían haber sido buenos personajes, perfilados. La que más me chirrió en el puzle fue la querida mejor amiga… la reacción que tiene al conocer al chico no tan ‘ideal’ para la protagonista no pega con la forma en la que nos la han presentado a lo largo de toda la película… No es precisamente delicada.

Y no hay algo peor que le pueda ocurrir a un personaje secundario que es no ver exactamente cuál es su función, tener la sensación de que si falta no pasaría nada en el devenir de la película…

Un sexto punto llamativo. Aunque entiendo la ‘peculiaridad’ del amor entre ambos protagonistas no logré captar esa extrañeza que tendría que traspasar la pantalla y preguntarnos qué hace una chica como la protagonista con un chico como ése. Quizá mi problema es que desde que aparece Damiens me resulta increíblemente encantador y enamorable… y claro no entiendo la percepción que tienen los ‘otros’. O desde el principio veo lo que ve la abuela (en una lograda y tierna escena final), el personaje de Damiens tiene un buen corazón y lo transmite desde el primer momento. Sabemos que ese hombre jamás hará daño a la protagonista…

No ‘volé’ con La delicadeza pero sí puede esbozar unas cuantas sonrisas. Aunque creo que en el futuro me costará recordarla…

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