Palabras para Jafar Panahi

No te conocía.

Ni tu rostro.

Ni tus películas.

Sí, sabía que eras un director de cine iraní.

Sí, sabía de tu condena.

Seis años de prisión y veinte años de inhabilitación.

Veinte años sin poder escribir guiones ni realizar películas.

Sí, conocía cuando viviste un arrestro de 88 días, entre otras cosas, y sólo era la punta del iceberg de tu calvario.

Sólo por apoyar a otro gobierno.

Por el Movimiento Verde.

“Juro por el cine en el que creo, que no voy a cesar mi huelga de hambre hasta que se cumplan mis peticiones”.

Juro por el cine en el que creo…

Sí, conocía las muestras de apoyo de otros directores de cine… de todas partes del mundo.

… hasta que la semana pasada… entré en una sala de cine. Y te vi y te conocí.

Fue una buena recomendación.

Además también he podido disfrutar de tres tus películas.

Y entonces entendí ese Juro por el cine en el que creo…

En ese descubrimiento de ponerte rostro y además conocer tan sólo una mínima parte de tu obra he pasado el fin de semana…

¿Puede una película cambiar algo?

… a ti te han silenciado.

No quieren que mires.

Luego tu cine muestra, transforma, cambia…

Y fue un privilegio asistir a ESTO NO ES UNA PELÍCULA.

Donde te resistes a vivir sin mirar.

… tú eres una cámara a cuestas.

Un narrador cinematográfico.

Y es emocionante escucharte.

Y mirarte.

Notar cine puro.

Tu elaborado discurso cinematográfico.

Lecciones de puro cine.

Sentir y entender tu situación.

Sentir la situación de Irán… (a pesar de mi ignorancia… lo sentí).

Salí del cine… sintiendo tu resistencia, tus ansias de seguir siempre filmando, siempre.

Salí del cine… sintiendo tu pasión. Cómo me emocionastes cuando tratas de contar (de contarnos), con la mirada de Mojtaba Mirtahmasb sobre ti, ese guion ya elaborado. Lloré porque cuánto te duele llegar a una dura afirmación: por qué contárnoslo si no vas a poder firmarlo…

Pero me lo contaste.

Me llegó esa historia.

Y me alcanzó esa vitalidad por ser testigo.

… ese viaje emocionante en un ascensor, cámara en mano…

Y entonces me descubrí riendo y llorando en el salón de mi casa cuando en mi televisor empecé a ver OFFSIDE.

Cómo me emocioné.

En ese enorme estadio de fútbol…

Con ese grupo de chicas vestidas como hombres y viviendo con pasión.

Con ese grupo de soldados que tienen que custodiarlas… y cómo todos se encuentran metidos en un sistema absurdo.

En la camioneta, con ellos y con ellas, reía y lloraba a la vez.

Entre bengalas.

Y me estremecí con el grito silencioso y la resistencia de esas mujeres que viven encerradas en un círculo kafkiano que las convierte en supervivientes cotidianas.

EL CÍRCULO me atrapó con toda su crudeza.

… Y me angustié con ese principio brutal de SANGRE Y ORO… De un Hussein solitario que siente que todo se desmorona a su alrededor. Y el espectador se desmorona con él.

Apenas te conozco…

Y me angustia que no te dejen dedicarte en lo que crees. EL CINE. Con letras mayúsculas.

Sé que poco puedo hacer.

Sólo seguir pronunciando tu nombre.

Seguir viendo tus películas.

Conocer tu mirada.

Y tu resistencia.

Todo mi respeto… trataré de ser menos ignorante.

Para entenderte más.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.