… tragedias de amor para superar noches de insomnio

Tengo cuatro películas unidas a noches de insomnio en las que me encontré frente a la pantalla con ellas. Recuerdo que las viví con intensidad. Ninguna de ellas es redonda al cien por cien… pero me resultaron (y me resultan) absolutamente auténticas. Todas las he ido consiguiendo en dvd y no me importa verlas una y otra vez en noches de insomnio. Y el resultado es el mismo, me quedo plácidamente enganchada. Las cuatro curiosamente son trágicas historias de amor. Y hay mucha química entre sus protagonistas.

Las vi en televisión, de madrugada, y las cuatro me marcaron de tal modo que no se me fueron del recuerdo. Luego poco a poco las he podido ir consiguiendo. Con mejor o peor calidad… porque no son películas de las que hayan hecho ediciones especiales. O se celebren sus aniversarios. Las han sacado pocas veces en dvd y no cuidando mucho el material del que están hechos los sueños. Y siguen pasando las dédacas… y me siguen acompañando en noches de insomnio.

Dos son puro años 70. Una es de 1976 y la otra de 1979. Años donde los héroes trágicos eran leyendas del rock and roll. Hombres y mujeres que cantan para multitudes, amados casi como dioses, pero seres atormentados. Que viven intensamente pero pagan por ello. Y también claro está aman. Uno tiene el rostro de Kriss Kristofferson que tiene frase genial. Cuando después de un concierto multitudinario en el que ha desvariado en exceso (entre drogas, alcohol y mucho, mucho hastío) se monta en su coche con chófer y decide que no se va a ir a dormir al hotel, el chófer le pregunta: ¿Adónde le llevo? Y él contesta: A hace diez años. Ya sólo por esa frase merece la pena seguirle en su desvario y ver cómo pierde la cabeza pero recupera un poco el rumbo (aunque poco) cuando conoce a una cantante (más suave) que tiene el rostro de Barbra Streisand. Es ni más ni menos que la versión hippie de Ha nacido una estrella… así que ya sabéis cómo acaba.

La otra historia está inspirada en la figura de Janis Joplin. Y ella es una Bette Midler al borde del colapso, con drogras, alcohol y desamor que se aferra sin embargo a la vida y al amor a pesar del cansancio existencial que arrastra. Y sigue con su voz desgarradora abarrotando plateas. Pero no puede más. Por un momento recupera un poco la ilusión con un soñador fracasado. Nadie la deja parar, parar, parar… y protagoniza una de las conversaciones telefónicas en una cabina solitaria más tristes. Al borde del colapso. Hablo de La Rosa.

Las otras dos son del mismo año 1982. Una cuenta la vida de Frances Farmer, una historia negra en el Hollywood dorado de los años 30 donde una mujer bella, inteligente, diferente y libre no tenía cábida. Ni en la industria ni en su hogar en Seatle con una madre castrante. El único que la quiere libre es un periodista y amigo llamado Harry York (la verdadera Frances no tuvo un Sam Shepard que la consolara). Entre todos la irán hundiendo en un mundo de locura…con algunos atisbos de luz en compañía de Harry. Por supuesto Hollywood la olvidó pronto. Ella tuvo el rostro de Jessica Lange. A la verdadera sólo he podido verla en una película Rivales de Hawks y Wyler… donde ella es una mujer entre un padre y un hijo… y madera, mucha madera. Y bella era un rato. Y también la hubieran podido dejar ser una buena actriz.

La última película que hoy nombro de mis noches de insomnio es la melancólica y tremendamente dura La decisión de Sophie que adapta la novela de William Styron del mismo título (y merece la pena leerla). Ahí hay un triángulo trágico pero hermoso entre Sophie (Meryl Streep), Nathan (Kevin Kline) y Stingo (Peter McNicol… que luego triunfaría como el abogado raro de Ally McBeal). Transcurre durante un verano en Brooklyn. En verano de 1947. Stingo es un joven soñador que aspira a convertirse en novelista, Sophie es una emigrante polaca que va revelando su pasado terrible y Nathan es judío, un hombre inteligente pero que arrastra algo más que inestabilidad emocional. Los tres unirán sus vidas y se amarán mucho… pero también arrastrarán la tragedia por el pasado de Sophie y la enfermedad mental de Nathan. Stingo los quiere a los dos, los sufre a los dos… y se llena de experiencias.

Son aquellas películas que acompañaron noches de insomnio… y lo siguen haciendo.

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