Redescubriendo clásicos (6). Matrimonio de conveniencia (Green Card, 1990) de Peter Weir / La muerte y la doncella (Death and the Maiden, 1994) de Roman Polanski

Matrimonio de conveniencia y La muerte y la doncella; sí, hay películas de los años noventa que fui a ver al cine y desde ese momento me han acompañado toda la vida, aunque muchos años después no haya podido volver a adentrarme en ellas. Últimamente he tenido la oportunidad de disfrutar de nuevo de ellas y comprobar además que han vuelto a entusiasmarme. Curiosamente, no son las más recordadas de las filmografías de ambos realizadores, tanto de Weir como de Polanski, pero se quedaron para siempre en mi cabeza.

La primera está dentro de ese género tan denostado, pero que yo reivindico, y una de sus épocas doradas: la comedia romántica moderna. El boom llegó definitivamente con Hechizo de luna y, sobre todo, Cuando Harry encontró a Sally. Peter Weir deleitó con una comedia romántica muy especial.

La segunda es una adaptación de una obra de teatro y profundiza en la naturaleza humana más oscura y en las relaciones de poder extremas. A mi parecer es una de las joyas de la filmografía de Polanski.

Por último, las dos películas, Matrimonio de conveniencia y La muerte y la doncella, sirven también para debatir sobre un tema extremadamente interesante y complejo: la obra creativa y sus creadores. ¿En qué sentido? ¿El comportamiento, pensamientos, ideología, acciones de un creador invalidan su obra? No es un tema nada fácil. El actor Gérard Depardieu y Roman Polanski son dos artistas que han generado durante años kilómetros de informaciones controvertidas alrededor de su vida privada, que ha provocado un alejamiento del análisis y percepción de su obra como intérprete y director.

Matrimonio de conveniencia (Green Card, 1990) de Peter Weir

Dedicado especialmente a Tren de sombras

Matrimonio de conveniencia es una comedia romántica de los noventa que pide a gritos una reivindicación.

La estructura de Matrimonio de conveniencia es una delicia. La historia transcurre en la ciudad de Nueva York, pero el leitmotiv que une a los dos personajes es África. Los títulos de crédito arrancan con un poderoso solo de percusión de un joven afroamericano con un cubo de pintura y unas baquetas en el metro. Es la llamada a dejarse llevar por impulsos humanos, poderosos e inevitables. La protagonista escucha esa llamada mientras compra una flor en un puesto lleno de colores naturales. Brontë (Andie MacDowell) se sube al tren y acude a una cita que cambiará su vida: se dirige al café Afrika. Allí ha quedado con un amigo para celebrar un matrimonio por conveniencia con George Faurè (Gérard Depardieu), un inmigrante francés.

Los motivos para este matrimonio de conveniencia obviamente son muy diferentes. Ella necesita un certificado matrimonial para que los conservadores propietarios le concedan el alquiler de un ático de ensueño con un invernadero y una terraza que le permiten el cuidado de plantas y flores, su pasión y profesión. Él quiere emprender una nueva vida en Nueva York y necesita cuanto antes el permiso de residencia. Formalizan el matrimonio para no verse nunca más, solo les interesa el papel. Obviamente no será así: una inspección de dos funcionarios del departamento de inmigración les unirá de nuevo durante un fin de semana para prepararse una entrevista y demostrar que no están juntos por conveniencia. Esta preciosa comedia romántica está servida.

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