La verdadera historia del cine (Forgotten silver, 1995) de Peter Jackson, Costa Botes

Una de las definiciones del cine es que es ilusión. Fabulación. Ficción. Puntos de vista. Miradas… Y de pronto llega un director neozelandés como Peter Jackson con un amigo y también realizador Costa Botes y nos presentan un documental de Colin McKenzie, un director de cine neozelandés pionero que remueve los cimientos de lo que hasta ahora sabíamos de los orígenes del cine. Toda la aventura comienza porque Jackson descubre que su anciana vecina viuda estuvo casada con un cineasta y ésta le pide que revise las cintas que tiene de su marido… y comienza entonces una historia apasionante. Una historia del cine increíble que nos lleva a la profunda investigación de un pionero que luchó por llevar sus proyectos soñados a celuloide. Entrevistas, documentos, historia, aventuras, expediciones, descubrimientos… todo envuelve esta perfecta y maravillosa mentira.

Peter Jackson y Costa Botes crean su propia y amena historia del cine y aunque sea exagerada y disparatada si la analizas despacio, mientras la ves te crean ‘la ilusión’ de que estás asistiendo a todo un descubrimiento. Así este falso documental es una verdadera experiencia catártica además de amena y divertida. En 53 minutos cuentan y desarrollan un material que te tiene pegado a la pantalla, condensan un montón de anécdotas, entrevistas e imágenes de archivo de cine silente increíble. Con la historia de McKenzie, junto a su hermano, y la mujer de la vida de ambos, nos meten en la creación artística increíble de Salomé un superproducción mastodóntica que le llevó años y años poder llevar a cabo con mil y una dificultades (la búsqueda de los decorados en plena selva por parte de los responsables del documental es genial…). El encuentro de las bobinas de esta película y su restauración es otro alarde. Y mientras nos cuenta la historia de McKenzie que se adelantó a otros realizadores silentes en la búsqueda del lenguaje cinematográfico… también se convierte en un documentalista que cambia el rumbo incluso de la historia de la aviación.

Jackson y Botes convierten la vida de McKenzie en ilusión. En un camino serpenteante lleno de humor, amor y tragedia. Sus pasos se pierden en la Guerra Civil española. Uno de los momentos culminantes es cuando los documentalistas reciben de una filmoteca española una cinta de celuloide filmada por el propio McKenzie, lo que descubren les deja sin palabras… y al espectador también.

… Así a base de entrevistas a personas reconocidas del mundo cinematográfico como Sam Neill o Harvey Weinstein u otras personas cercanas a McKenzie (como su última esposa y vecina de Peter Jackson) pasan por nuestros ojos su relación con su hermano, con la mujer de su vida y actriz principal de Salomé, su dúo laboral con el payaso Stan le permitió realizar un subversivo cine cómico silente que sí le daba ingresos para poder arremeter otras empresas más artísticas, su desaparición durante unos años (tras una desgracia familiar en la Primera Guerra Mundial) parece ser que para construir los colosales decorados de su obra más ambiciosa…

Los responsables del documental terminan consiguiendo que se restaure la película de Salomé y se realice un macro estreno que devuelva la gloria a la figura de McKenzie. Además de facilitar material silente del director pionero de gran interés no sólo cinematográfico sino también histórico. Impresionante.

Lo bien que se lo están pasando y lo que están disfrutando los co-autores de este buen falso documental lo transmiten al espectador apasionado por el cine. Y es que no es más que un precioso homenaje al séptimo arte. Una historia particular del mundo de los sueños y del celuloide. Porque el cine entre otras muchas cosas es ilusión…

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