Centauros del desierto (The searches, 1956) de John Ford

El otro día frente a una pantalla grande (qué gozada pensar que volvemos a ver en cines y no sólo en salas especializadas películas de otros tiempos) caminé junto a los Centauros del desierto

Y muchas impresiones regresaron a mis ojos…

Centauros del desierto es una película compleja en la que llueven matices y reflexiones.

Ojos azules

Una copia que me devolvió los colores. Me emocioné ante los atardeceres, los crepúsculos y amaneceres… los centauros atravesando un paisaje recurrente en la memoria cinéfila. No pude resistir la curiosidad de disfrutar de cada detalle nítido en los interiores…Pero sobre todo viví el esplendor de unos ojos azules… Cuando entra por primera vez en escena Martin Pawley, ese muchacho adoptado por la familia de Ethan con sangre cherokee en sus venas.

Las puertas

Un relato circular. Una puerta que se abre, una mujer se asoma y se anuncia el regreso de Ethan. Una puerta que se cierra en la que entran hombres y mujeres con una vida por la que seguir luchando, todo continúa, y deja a un solitario Ethan que se marcha, se aleja… Una puerta que se cierra tras su estela. Y entre medias, el relato de una epopeya, de una odisea. De una búsqueda. De una transformación. Del paso lento del tiempo. Del cambio de las estaciones y los ciclos de la vida.

La muerte

Siempre presente. A lo largo de todo el metraje. La muerte de los seres queridos. El dolor de la ausencia y de las palabras nunca dichas. No mostrar la crudeza de la muerte. El odio que genera la muerte provocada, no esperada. El deseo de venganza y la inutilidad de ese sentimiento… que puede conducir a otra muerte. El continúo encuentro con ella.

No vemos la muerte de Martha ni la de los miembros de su familia. Pero intuimos el horror. Ethan entra en una parte de la casa quemada tras el ataque y sale desencajado, no permite que Martin entre a mirar lo que le ha pasado a Martha. Asistimos primero al entierro de Martha, su esposo (hermano de Ethan) y su hijo. Ethan no quiere oraciones, quiere venganza y encontrar con vida a sus dos sobrinas.

… Ethan nos evita también el encuentro con el cadáver de su sobrina mayor. Lucy. Pero intuimos lo horrible de su muerte en la forma de comportarse de Ethan… en ese abrigo que ha ‘perdido’. Cuando realiza la confesión a Martin y a Brad, el novio de Lucy, el joven enamorado no puede evitar la ira y cabalga tras una muerte segura…

Venganzas más allá de la muerte. Ethan dispara a los ojos del cadáver de un indio… porque según sus creeencias necesitan los ojos para no vagar su alma para siempre en la tierra…

Encuentran el cuerpo inerte y muerto de una india que ha acompañado a Ethan y Martin en un momento de su búsqueda… Y ambos lamentan la muerte de una persona que no había hecho daño a nadie…

… más muertes siembran el metraje…

El amor

Una Martha que acaricia el abrigo de su cuñado, sin saber que hay un testigo.

Un Ethan siempre suave con su cuñada.

Una historia de miradas.

Un amor imposible.

Un amor de un outsider que nunca está en el mismo sitio. Una mujer que espera pero que finalmente renuncia al amor de su vida… Un outsider que ama pero su naturaleza (no echar raíces) hace que deje constantemente al amor de su vida (pero también le deja con la certeza que tiene un sitio donde regresar).

Una historia que puede repetirse, de manera paralela, con el joven Martin y la joven Laurie…

Quizá el amor es lo que le hace en un instante replantearse el destino de su sobrina Debbie… El odio feroz se transfigura. Y decide apostar por seguir teniendo un sitio donde regresar aunque siempre se marche… En dejar viva una huella de Martha…

El humor

En la vida hay tragedia. Pero también hay humor. Situaciones divertidas. Personajes que provocan siempre una sonrisa. El humor es un arma de supervivencia.

Momentos vividos junto al padre Samuel Clayton o Mose Harper, un hombre con la locura por compañera (correcaminos de profesión) que sólo quiere una mecedora junto a una hoguera, un hogar.

Peleas, celos y confusiones que llenan la historia de guiños y complicidades. Que nos hacen descansar de la tensión acumulada… A veces la relación entre Ethan y Martin se convierte en comedia… sin estos momentos sería difícil para los dos soportarse en mutua compañía. El paso de un Martin que se va convirtiendo en hombre hecho y derecho a base de bofetadas… se relaja y provoca sonrisa y ternura cuando asistimos a su tímida historia de amor con Laurie.

Ethan

En el último número de la revista Caimán. Cuadernos de cine hay un artículo de Santos Zunzunegui (titulado Palimpsesto Ford) donde da con la clave del personaje: “la sociedad crece sobre el ‘trabajo sucio’ que algunos outsiders llevan a cabo sin que esa misma sociedad quiera saber nada de ello”. Una frase compleja, una reflexión difícil… pero que resume la radiografía de Ethan.

Un hombre complejo con todos los ingredientes para que el espectador no empatice en absoluto con él y sin embargo dolorosamente humano… Un hombre que no echa raíces en ninguna parte pero que no se rinde en la lucha contra mundo hostil (aunque a veces él sea el más hostil de todos). Un personaje contradictorio, odia a los indios y sin embargo sabe todo sobre ellos. Mataría a su sobrina porque considera que ya no es una mujer blanca y sin embargo sabe que es lo único que puede asegurarle una puerta donde llamar. Desprecia a Martin y sin embargo sabe que es la única persona que le es leal… y así un largo etcétera de contradicciones.

Ethan es un personaje fordiano absolutamente rico en matices y muy difícil de analizar. Nos pone sobre la mesa muchas reflexiones incómodas.

Rituales

Centauros del desierto planea por la vida cotidiana de sus personajes en un periodo histórico difícil. Cena en familia. Desayuno con vecinos. Entierro. Ayudar al herido. Echar una mano al vecino. Una comunidad que trata de solucionar los conflictos que surgen. El baile. La boda. La pelea entre hombres. El cortejo. La lectura de una carta. Tocar la guitarra. Una familia que acoge al que se queda sin familia. Una hamaca junto a la hoguera. Un plato caliente. La puerta abierta para el que llega de fuera…

Las cartas

Familias que viven aisladas. Y saben de los ausentes a través de las epistolas. Las cartas. Hojas de papel que aportan información, captan vida, explican hechos. La escritura. El relato de lo vivido. La lectura alrededor de unos oyentes que esperan avidos noticias. La escucha. El ritual. El paso de los días, de los años. El encabezamiento y la despedida. La espera. La explicación de la realidad vivida.

Los indios

Los indios, los otros. Scar y los suyos… enemigos. El conflicto. La lucha entre dos pueblos que viven en el mismo terreno. La lucha. Unos ya estaban; los que llegan arrasan, conquistan sin tregua. Cómo se generan los odios. Y las muertes. Gotas de posibilidad de un diálogo. De posibilidad de acercamiento. Muchas frustraciones. Los otros, los indios, reflejados como colectivo. Sin apenas individualidades (tan sólo el jefe indio Scar y la mujer india que convive unos días con Ethan y Martin).

La clave: enfrentamiento Ethan y Martin

Y aquí está el meollo. Lo doloroso de Centauros del desierto. Cómo el ‘trabajo sucio’ de outsiders como Ethan, de hombres solitarios que pueden generar odio por su manera de pensar y actuar fueron los artífices y pioneros de la conquista del Oeste… una conquista llena de sombras y oscuridades. De injusticias y terrores. No sólo Ethan es contradictorio o complejo (asustados podemos quedarnos ante la dureza que muestra Laurie en una conversación con Martin hacia una Debbie todavía no rescatada). Centauros del desierto presenta dos maneras de enfrentarse a esa conquista: la dureza de pioneros como Ethan o la mezcla, el diálogo y el acercamiento de tipos como Martin.

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