Un método peligroso (A dangerous method, 2011) de David Cronenberg

Sobriedad. Es ésta la primera palabra que me viene a la cabeza tras ver Un método peligroso. Distanciamiento. La segunda. Análisis. La tercera. Oscuridad. La cuarta. Historia. La quinta… Y así podría ir enumerando una larga lista de palabras. Por no ponerme con las asociaciones de palabras tan significativo en este ‘método’ peligroso que es indagar en la mente humana tratando de que no te afecten las palabras oídas… Por no ponerme a reconocer las grandes lagunas que servidora tiene sobre el tema tratado que sin embargo trata siempre de solventar porque reconoce que la mente humana así como sus comportamientos la apasionan. Así Un método peligroso también se convierte en fuente de conocimiento no sólo de los orígenes del psicoanálisis sino también de la época histórica en la que surgió y de los protagonistas del método.

Y es que Un método peligroso es una película rica en miradas, matices, punto de vista, interpretaciones… Es de esas narraciones cinematográficas que permiten una ristra de estudios y abre puertas a asuntos interesantes. Y por supuesto es una película de Cronenberg que como es habitual en su filmografía indaga en la parte oscura del ser humano, en partes de la mente humana difíciles de entender pero que están ahí. Y esa oscuridad sobrevuela sobre su película más luminosa… donde sus personajes también arañan y descienden a las partes más oscuras de su ser arrastrados por una época histórica que se dirige al horror y la inestabilidad y que descenderá a los peldaños de lo terrible. Los personajes, como los tiempos en los que viven, son funambulistas de la cordura.

Cronenberg parte de una obra teatral del también guionista Christopher Hampton que a su vez adaptó una obra de no ficción de John Kerr. Así el espectador sobrevuela por la mirada de una relación a tres bandas a lo largo de 1908 hasta 1913. Años claves de la evolución del psicoanálisis centrándose en los vínculos que se establecen entre: Carl Gustav Jung, Sigmund Freud y Sabina Spielrein. Y esta relación deja el paso a dos personajes más en la trama importantes para poder formar asociaciones continuas: la esposa de Jung y el también psicoanalista Otto Gross. Todo arranca cuando llega a un hospital de Zúrich una joven paciente, Sabina Spielrein, con la que el joven doctor Jung aplica un método experimental, el psicoanálisis. Éste es el momento en el que Jung, que ha seguido el tratamiento divulgado por Freud, entra en contacto con él para intercambiar pareceres sobre el caso y establecen una relación profesional, maestro-alumno y de amistad.

Esposa-amante. Maestro-alumno. Humillación-placer. Sueño-interpretación. Libertad-cadenas. Amistad-ruptura. Amor-pasión. Judío-ario. Sexualidad-espiritualidad. Viaje-alas. Voces-cartas. Pipa-puro. Viena-Zúrich. Agua-Oasis… al igual que la interesante escena en que Jung prueba con su esposa las asociaciones de palabras con una Sabina de testigo que muestra sus dotes de interpretación. La película de Gronenberg se sustenta y se cuenta a través de asociaciones de paisajes, vestuarios, personajes, relaciones, situaciones y formas de contar. Así vivimos la relación que se establece entre Jung, Sabina y su esposa. Jung y Freud o Otto y Jung… permitiendo una lectura muy rica y aspectos que seguramente se nos escapan y que hace interesante un posible visionado de Un método peligroso con un coloquio posterior con expertos en psicoanálisis e historia del psicoanálisis.

Cronenberg vuelve a trabajar con su actor fetiche de los últimos años Viggo Mortensen que se convierte en Freud. También repite con Vincent Cassel que le ofrece una breve aparición pero de un personaje crucial e importante en la trama, Otto Gross. Jung tiene la piel de un Michael Fassbender que borda la caída al fondo oscuro de la mente del psicoanalista. Y una sorprendente y arriesgada Keira Knightley se convierte en Sabina, un interesante y complejo personaje histórico. Pese a la luz de Zúrich y los recovecos de Viena la sombra de un futuro negro en la Historia sobrevuela sobre los pioneros del psicoanálisis que se sumergieron en sus partes oscuras, en el subconsciente, en el mundo de lo onírico, para aplicar un ‘método peligroso’ que aún hoy sigue vigente.

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