Un cóctel de hermanos en el cine: American History X, Silencio de amor, La voz dormida

… últimamente he visto o he vuelto a ver películas donde se refleja una relación entre hermanos. Y es un tema realmente bonito (y complejo como todas las relaciones) para tratar en el cine. Ahí van las historias de Derek y Danny, Alessandro y Luigi, Hortensia y Pepita…

American History X (1998) de Tony Kaye

La he visto muchísimas veces y siempre me provoca el mismo impacto, la misma emoción. American History X cuenta de manera certera cómo los jóvenes pueden llegar a abrazar ideologías neonazis y por qué. Lo hace desde el punto vista de dos hermanos que abrazan esas ideas y se hunde en las profundidades para entender cómo se puede llegar a ese extremo.

Y te metes de lleno en la historia de Derek (Edward Norton) y Danny (Edward Furlog) —ambos actores impresionantes—. Caminas junto a Derek y su furia… le rechazas y después le compadeces y más tarde llegas a comprender cómo ha llegado a lo que ha llegado y das una segunda oportunidad al personaje que paga muy caro su despertar. El odio y la furia regresan con fuerza a todo su rostro, a golpearle la vida, a devolverle que sí es responsable de cómo ha actuado y pensado… y que la redención no va a ser fácil. Porque sus acciones, su pasado, rebotan en una de las personas que más ama, su hermano pequeño Danny. El hermano que observa, el hermano que le admira y que le ama, el hermano que trata de asimilar las acciones que ve de aquellos a los que ama con locura y aunque no entienda y le duela prefiere emular esas acciones que analizarlas. Pero tanto Derek como Danny son inteligentes y tienen capacidad de análisis, de comprensión y autocrítica y son capaces de mirar, de ver, de entender… de apartar el odio y la furia, de razonar… Y es en una última escena impactante como pocas y muy dura cuando nos damos cuenta de la fuerte relación entre los dos hermanos y la imposibilidad de un futuro juntos. Han mirado y comprendido… pero demasiado tarde.

Es un tema de dolorosa actualidad no hay más que leer un periódico o mirar las noticias…

Silencio de amor (2011) de Philippe Claudel

A mí hay películas-medicina que irremediablemente me emocionan cada segundo. Suelen ser películas sencillas, películas de personajes, de situaciones cotidianas. Bien contadas, bien rodadas. Y el otro día la emoción me iba embargando según iba disfrutando fotograma a fotograma de Silencio de amor.

El protagonista absoluto es un profesor universitario de música barroca (magnífico Stefano Accorsi), viudo e italiano que vive en Estrasburgo. Es padre de una adolescente de 15 años y además tiene un hermano siempre a su lado… Echa de menos a su esposa ausente. Prefiere la soledad y no darse otra vez la oportunidad de enamorarse. Adora a su familia, a sus amigos, su profesión… Además canta en un coro de música del pasado y es voluntario en un hospital de enfermos terminales donde asume el papel de lector. Así tenemos la oportunidad de recuperar a una anciana pero bellísima Anouk Aimée.

Nuestro protagonista vive además de con su hija con su hermano, anarquista que sin embargo es uno de sus mayores apoyos y viceversa (a pesar de sus discusiones diarias). Un hermano que ha prometido no salir jamás de la casa hasta que Berlusconi abandone su cargo en Italia. Cocina, ve telenovelas y pinta distintas variantes de una manzana y un móvil. Además está siempre pendiente, a su manera, de su sobrina y de su hermano.

El escritor Philippe Claudel en su segunda obra cinematográfica como director regala una película desde el sentimiento en forma de tragicomedia como la propia vida. Y de manera sencilla y elegante (en una película bien contada y mejor interpretada) nos va dejando derramar lágrima o asomar la sonrisa. Mientras, dos hermanos discuten en italiano en Estrasburgo u oímos en una pequeña iglesia (que se convierte en recinto sagrado donde están los presentes y los ausentes) cantar canciones barrocas como Silencio de amor

La voz dormida (2011) de Benito Zambrano

Benito Zambrano e Ignacio del Moral realizan su propia ‘mirada’ y ‘lectura’ de la obra literaria La voz dormida de Dulce Chacón y la convierten en celuloide. La novela coral, retrato de un amplio grupo de mujeres antifranquistas, se convierte en película intimista sobre dos hermanas en distinta situación después de la Guerra Civil. Una es presa política, embarazada y condenada a muerte. La otra es una superviviente que trata de estar al lado de su hermana… y que no quiere saber nada (aunque lo tiene difícil) de compromiso político, sino que todos puedan vivir en paz. Finalmente es una triste historia de dos hermanas que no volverán a estar juntas y donde una de ellas se da cuenta de que es imposible mantenerse al margen, que hay que implicarse… aunque cueste la vida.

Zambrano sabe de emociones y como en sus anteriores películas sabe llevar al espectador a un momento de catarsis sobre todo en los encuentros entre rejas de ambas hermanas. Al no querer sacrificar del todo el retrato coral femenino quedan muchos personajes muy desdibujados… y por lo tanto nos falta información…, a veces, hay personajes y situaciones inacabadas. La voz dormida de Zambrano posee, sin embargo, una mirada y una fotografía que refleja el lirismo y la poesía que tenían las páginas de Chacón.

Las dos hermanas no podrán ya tocarse o abrazarse durante toda la película aunque estén unidas por miradas, pensamientos y rejas… sólo queda como constancia de que una vez pudieron estar abrazadas físicamente una vieja fotografía, un instante, un momento roto por la Historia.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.