El Sueco

 

Te regalo un fotograma.

Un retrato de el Sueco.

Que iba pegando puñetazos al destino.

Hasta que éste acabó con él.

Se quedó en su cama mugrienta,

cansado,

mientras esperaba a los asesinos.

No tuvieron mucho trabajo.

Unos disparos sin resistencia alguna.

Sin que el Sueco huyera.

Porque era un muerto en vida.

Un hombre enamorado

con el corazón roto.

Traicionado.

No fue un mal hombre.

Mas le persiguió el fracaso.

Se equivocó al querer y al amar.

Se equivocó de amigos.

Se equivocó de amada.

En la vida

fue a por todas como en el ring.

Y se quedó KO.

Ya nunca pudo componerse.

Quiso retirarse a un pueblecillo perdido.

Y hasta ahí le siguió la mala suerte.

De nada sirvió su silencio.

Llegaron los asesinos…

Y el Sueco hacia ya tiempo que estaba muerto…

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