Diccionario cinematográfico (164)

William Somerset Maugham: les voy a contar un pequeño e intrascendente secreto: no he leído ni una sola novela (ni relato, ni obra de teatro) de Maugham pero puedo decir a voz en grito que me gusta. Que le quiero. Porque sus relatos y novelas han inspirado películas fascinantes.

Le leeré. Mientras le miro…

Desde el periodo mudo han estado sus historias. Porque Maugham es revisitado una y otra vez por distintas generaciones. Así descubro que Raoul Walsh, director de parche en el ojo, le adaptó cinematográficamente en los años 20. Ya les digo no voy a poder nombrar todas sus adaptaciones… tantas las que son.

Me enamoro de Lluvia, esa historia donde una prostituta Sadie Thompson con cara de Joan Crawford es hostigada por un hombre de la iglesia, oscuro, un Walter Huston que quiere someterla a toda costa…, pero están en los mares del Sur, en un ambiente sensual donde el tiempo hace cambiar los rumbos.

Me impacta Cautivo del deseo, que adapta la Servidumbre humana, donde un triste estudiante, acomplejado por su cojera, cae en las redes de una camarera vulgar y con corazón oscuro. Sobresaliente un vulnerable Leslie Howard y una malvada con rostro de Bette Davis.

Por ahí Greta Garbo se convierte en reina de un triángulo amoroso en El velo pintado y el maestro del suspense, en su etapa británica, ya nos cautiva con El agente secreto.

El maestro del melodrama, William Wyler (¿os he dicho ya que me encanta?) con su musa Bette Davis se deja llevar por el universo del escritor y nos traslada a historia oscura, como La carta, donde la heroína se va tejiendo una tela de araña fatal.

… espero pronto vislumbrar Luz en el alma del maestro Siodmak, que tan buenos ratos me hace pasar y de paso amar un poquito más el cine. Me asombra que una historia negra tenga como protagonistas a Gene Kelly y Deanna Durbin (¿los imaginan?).

Goulding (no podía ser de otra manera) se mete en el universo más filosófico del autor con su adaptación cinematográfica de una de sus novelas más famosas… El filo de la navaja. Seguimos a Tyrone Power buscando el sentido de la vida y no podía faltar la mujer que no le comprende, bellísima Gene Tierney. Este director repitió con Maugham y repitió otra adaptación de Servidumbre humana, esta vez con Eleanor Parker y Paul Henreid. No será la última, en 1964, es Kim Novak, la mujer sin corazón.

Y en el siglo XXI el universo de Maugham regresa con fuerza con dos grandes películas (o al menos yo las disfruté como tales), la pícara a la vez que elegante Conociendo a Julia donde además vivimos el ambiente del mundo del teatro británico durante los años 30 con una Annette Bening impagable. Y la maravillosa El velo pintado de John Curran donde la transformación del personaje de Edward Norton es hipnotizadora…

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