Diccionario cinematográfico (165)

Cómicos y cómicas: aquellos que divierten o hacen reír. Siempre se ha dicho, y yo lo creo, que es más complejo hacer que alguien suelte una carcajada. Es más fácil hacer llorar. Pienso que pasa igual en literatura: hay más letras dramáticas que cómicas.

Por eso, por mi vena payasa y porque reír es sano me gustan los cómicos y cómicas. Me encanta el que sabe hacerme reír. Me agrada llorar de la risa.

Los reyes de la risa me apasionan.

Con Charlot y Edna Purviance.

Nunca olvidaré uno de sus maravillosos cortos juntos. Charlot, músico ambulante de 1916. Charlot, el sin hogar, se gana la vida tocando el violín. Un día se encuentra con una joven maltratada y más pobre que él que vive en un campamento ambulante. Él empieza a tocar una pieza al violín… con mucho ritmo, y ella mientras va lavando la ropa siguiendo el compás de la música…, rápido, lento, lento, rápido. Ambos entran en éxtasis (se enamoran apasionadamente… y el amor les vuelve más torpes) y mientras el espectador se parte de risa.

Con Keaton.

Todavía recuerdo tarde en la Filmoteca. Película proyectada: Las siete ocasiones. Buster Keaton perseguido por cientos de novias, corriendo mil y un peligros. Las novias no le dejan ni un respiro. La sala es un hervidero de risas continuas.

Con Cary Grant y Katharine Hepburn.

Era pequeña y me encontraba con mi familia entera, frente al televisor. De pronto nos vimos todos llorando de la risa, atragantándonos, sin poder parar… durante todo el visionado de la loca historia entre el científico despistado y la millonaria excéntrica…, vamos hasta cantaban a un leopardo. La fiera de mi niña fue el comienzo del idilio con la screwball comedy.

Con Peter Sellers.

Su personaje de El guateque es un genio provocando la risa. Él es el caos en persona. Y ya se sabe… carcajadas aseguradas. Desde su primera aparición como extra-patoso con trompeta inmortal…, las lágrimas e hipos de la risa están asegurados.

Con Jerry Lewis.

Lío en los grandes almacenes, el bueno de Lewis observa a una mujer mecanografiando en una máquina de escribir (de esas que quise yo tanto, ya saben). Y entonces se sienta en una mesa y con música maravillosa y pegadiza, el bueno de Lewis empieza a escribirnos una página entera con la técnica del mimo… una joya de la risa.

Con Carole Lombard.

Uno de mis personajes femeninos favoritos es sin duda alguna Irene Bullock. Al servicio de las damas es absolutamente desternillante desde el primer momento en que aparece esta mujer que es un sinsentido de principio a fin… y por ello enamorable.

Con Jean Arthur.

Me parto de risa con otra alocada de la vida: Jean Arthur. Mujer ideal en Una chica afortunada. Lloramos de la risa con cada una de las situaciones que vive la Arthur desde que se la cae un abrigo de piel encima de la cabeza mientras va en autobús hasta su paso por un hotel de lujo, pasando a cuando confiesa que su mayor deseo es comprarse dos enormes perros…

Con Claudette Colbert.

La Colbert es una cómica nata. Río sin parar en su viaje surrealista en Un marido rico en un tren lleno de locos cazadores excéntricos que la toman prácticamente como mascota…

Con los hermanos Marx.

No puedo evitarlo siempre estallo en carcajadas ante ese camarote ínfimo pero donde caben un número infinito de personas…, y también dos huevos duros. Siempre que veo Una noche en la Ópera deseo que llegue esta escena…

Con Woody Allen y Diane Keaton.

Misterioso asesinato en Manhattan… un matrimonio maduro y entrañable se convierten en detectives privados (cada uno tratando de salir de su cotidianeidad… a su manera). Llega el momento de entrar en el cuarto del sospechoso y presunto asesino. Y llorar de la risa es poco. Aunque la escena del ascensor ya es para atragantarse…

Con Jacques Tati.

Cualquiera de ese tío entrañable que no se lleva nada bien con las comodidades de la vida moderna en la casa de sus familiares. El tío siempre peculiar es otro especialista en sembrar el caos… pero él jamás pierde la compostura. Mi tío es una delicia con carcajadas en el silencio.

Con Jack Lemmon

Con sólo recordar el tango que se marca en Con faldas y a lo loco no puedo evitar que se me salten las lágrimas…

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