James Mason

Últimamente me lo voy encontrando en distintas películas de su juventud y me está sorprendiendo gratamente. Actor de filmografía extensa. Me queda mucho por ver pero lo descubierto me lo entrega camaleónico. Es el actor que mejor suda en pantalla. Espléndido en papeles de malvado o de hombre complejo y atormentado. Mason, creíble. De atractivo extraño. Actor de carrera ilustre, británico de los que alcanzó Hollywood.

James Mason, siempre actor respetable, no alcanzó una fama de leyenda pero dejó un reguero de películas que merecen la pena ser una y otra vez vistas. Tuvo una relación intensa con este país nuestro que pisó varias veces por el rodaje de varias películas. Trabajó con directores-autores pero también con buenos artesanos que le hicieron protagonizar míticas películas de aventuras.

Recuerdos

Para mí Mason estaba totalmente relacionado con una de las películas que más pude ver de pequeña (¡y cómo me gustaba!): era el malvado pero a la vez elegante y educado espía de Con la muerte en los talones (1959)… Cary Grant le robaba la chica (la rubia Eva Marie Saint) y él se convertía en amante despechado y vengativo (aunque ya desde el principio era malo, malo)… Después su rostro fue mostrándome otras personalidades.

También se convirtió en Norman Maine, el actor alcohólico y autodestructivo pero enamorado de una actriz en ciernes que va escalando según él va fracasando: Ha nacido una estrella (1954). Recuerdo que Mason me sobrecogió en su aparición final… en ese paseo si retorno por la playa sumergiéndose poco a poco en el agua.

Y, también, me cautivó en Julio César (1953) la vi porque me entusiasmaba Brando, Shakespeare y por mi gusto por el cine de Mankiewicz pero mi sorpresa fue ese Bruto complejo y sensible con rostro de James Mason.

En el cine británico

Últimamente he podido acceder a algunos de sus trabajos cinematográficos de juventud en el cine británico de los años 40 donde fue cautivando una fama más allá de la ínsula. Por una parte, Perfidia de Leslie Arliss y por otro la increíble (aparecerá sin duda pronto en El viejo baúl de películas) Larga es la noche de Carol Reed. En Perfidia compone a la perfección uno de esos personajes malvados que tan bien sabía representar, un noble odioso sacado casi de Las amistades peligrosas, capaz de todo para amargar la vida a aquellos que le rodean. Y en Larga es la noche muestra a un hombre moribundo en sus últimas horas de vida. James Mason me ha conmovido en un papel difícil. Carol Reed muestra unas imágenes increíbles en esta película, en la que gran parte está contada desde el punto de vista de una persona que está perdiendo la vida poco a poco y a la vez tiene que huir (James Mason es un jefe de un grupo del IRA que fracasa en un robo y a partir de ahí todo saldrá mal para el grupo…).

Salto a los EEUU

Cuando pega su salto a los EEUU lo hace de la mano de un director europeo y en dos películas que todavía no he podido ver (pero que pronto trataré de subsanar este detalle): Max Ophüls le convierte en protagonista de Atrapados y Almas desnudas. Y comienza los años 50 con un delirio romántico con aires mitológicos y de leyenda, rodado en Tossa de Mar, me refiero a Pandora y el holandés errante donde Mason, de nuevo atormentado protagoniza amor imposible con Ava Gadner que se convierte en diosa.

Durante esta década mezcla el cine de autor con un cine de género, de aventuras, espionaje y bélico. Así le vemos protagonizando Rommel, el zorro del desierto, El prisionero de Zenda, Operación Cicerón o las populares 20.000 lenguas de viaje submarino (Mason es el capitán Nemo) o El príncipe valiente.

Pero entonces vuelve de la mano de Nicholas Ray y de Robert Rossen a dos películas que le devuelven a la construcción de personajes atormentados y complejos. La de Ray, Más poderoso que la vida, nos encontramos con un hombre de familia que debido a una droga empieza a sufrir alteraciones mentales que repercuten en su vida cotidiana…, toda una escalofriante metáfora del american way of life. Y en la de Rossen, Una isla en el sol, se convierte en un terrateniente racista que descubre sus raíces negras y que además se convierte en asesino pasional… pero un asesino con pavorosos dolores de conciencia… Personaje de perlas para el mejor Mason.

Humbert Humbert

En la década de los 60 protagoniza otro personaje complicado en otra de sus películas más recordadas, Lolita de Stanley Kubrick, la adaptación cinematográfica de la novela Lolita de Nabokov. Y Mason se convierte en Humbert Humbert el narrador de esta inquietante historia sobre la obsesión enfermiza de un maduro profesor por una niña.

Regresa a España de nuevo para película del universo Bronston, La caída del imperio romano. Y continúa dejando ver su rostro para películas tanto británicas como americanas con títulos como Lord Jim. Como curiosidad sigue rodando en España películas, una bajo la batuta de Juan Antonio Bardem, Los pianos mecánicos (que no he visto) y otra que le lleva al western y a Almería, El hombre del río malo (tampoco tengo el gusto de conocerla).

Mason continuó carrera imparable durante los 70 hasta su muerte. Así se le recuerda en sus papeles en El hombre de Mackintosh de John Huston, en La cruz de hierro de Sam Peckinpah, en la popular Los niños del Brasil y en otra interpretación recordada dando réplica a Paul Newman en Veredicto final

Su carrera es difícilmente abarcable…, y como digo en estos casos, feliz me encuentro porque podré seguir disfrutándole, descubriéndole, y sorprendiéndome (son ahora sus películas de los años 70 y 80 las que tengo que descubrir o alguna refrescar su visionado en mi memoria)…

Pero ya saben para mí Mason siempre quedará en mi recuerdo como ese espía malvado, ese romano confundido y aturdido pero tremendamente sensible e inteligente o ese actor fracasado que poco a poco se mete en el mar…

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