Diccionario cinematográfico (107)

Jazz: un solo de trompeta de hombre atormentado con rostro de un Kirk Douglas que sólo se siente en calma cuando toca lo que derrama su alma.

En Paris Blues nos encontramos con la capital del amor y el jazz donde Paul Newman y Sidney Poitier tocan en un local con su banda y viven la música. Un día les visita un gran músico, entra en el lugar e improvisan creando un momento mágico e hipnotizador…, el gran músico no puede ser otro que el mítico Louis Armstrong.

Louis Armstrong no sólo aparece también en musical mastodóntico a lo Hello Dolly sino que una de las canciones más hermosas, What a wonderful world, es banda sonora de diversas películas. Así su canción resulta emocionante en escenas de 12 monos o Good Morning, Vietnam. Además, pronto aparecerá en nuestras pantallas un biopic de su vida que se titula como este himno de vida dura pero al fin y al cabo de momentos bellos dirigida e interpretada por Forest Whitaker.

No podía ser de otra manera porque Whitaker también se puso en la piel de Charlie Parker en esa interesante e intensa película llamada Bird sobre un hombre que se autodestruye pero resurge cual ave fénix cada vez que sube a un escenario.

También, el jazz es imprescindible en las bandas sonoras de Woody Allen. No hay película de Allen que no tenga pieza memorable pero sobre todo realiza su particular homenaje al jazz en esa joya que se titula Acordes y desacuerdos donde el guitarrista Emmet Ray es guitarrista magistral y lleva jazz en sus venas…, anda obsesionado con otro músico grande, Django Reinhardt.

Y los grandes también compusieron bandas sonoras en películas ahora inolvidables cómo olvidar la contribución de Cole Porter o Glenn Miller (ambos con sus biopic como Noche y día o Música y lágrimas) al mundo del cine. El gran Duke Ellington creo la atmósfera musical inolvidable de esa gran obra que es Anatomía de un asesinato. Otro clásico que empleó el jazz como música de fondo fue Un tranvía llamado deseo y el compositor fue Alex North que también fue el creador de otra canción que ha recorrido bandas sonoras, Unchained melody.

En melodramas y dramas hay siempre un hueco para el jazz, así Ava Gardner y Gregory Peck se conocen en París en un garito donde tocan buena música y un saxofonista sirve de banda sonora de su amor en Las nieves del Kilimanjaro. O en la dura Chantaje en Broadway, el único personaje honesto e incorrupto es un joven músico de jazz, la banda sonora corre a cargo de Elmer Bernstein que también creo puro jazz para El hombre del brazo de oro donde un músico con cara de Frank Sinatra se encuentra atrapado en el mundo de las drogas.

Cine y Jazz me llenan de emoción y llenan mi cabeza de melodías e imágenes con ritmo y vida.

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