El jardín de los Finzi Contini

El jardín de los Finzi Contini es una novela del escritor italiano Giorgio Bassani publicada en 1962. Una novela sobre la nostalgia que narra la vida de familias burguesas y de alta burguesía judía en Ferrara antes de la Segunda Guerra Mundial. Y se centra para ello en las penas amorosas de un joven llamado Giorgio, de clase media, enamorado perdidamente de su vecina Micol, de familia de alta burguesía y aristocrática.

Micol y su familia viven en una gran mansión rodeada de un enorme y precioso jardín que se convierte en refugio donde los jóvenes tratan de olvidar y pasar de largo las injusticias que va cometiendo el fascismo italiano contra los judíos italianos con la emisión de las leyes raciales. El jardín es el lugar que les permite seguir la vida cómo si nada ocurriera.

Micol y su hermano Alberto abren ese jardín a distintos jóvenes de Ferrara para organizar partidas de tenis, aislados del mundo, y viviendo como si todo fuera igual. Incluso todos, familia y amigos, ignoran cómo Alberto se va consumiendo en una enfermedad terminal.

La novela es nostálgica y llena de matices sutiles que deja entrever el final terrible que espera a las familias judías que ven cómo avanza implacable un fascismo irracional y que prefieren ser ajenos a estos cambios porque rompen su estilo de vida de manera salvaje e incomprensible. Así viven los Finzi Contini, ignorando lo que los rodea. Lo prefieren. No ocurre lo mismo con la familia de Giorgio y él mismo que ven, aunque también impotentes, cómo van perdiendo derechos de ciudadanía y van siendo más realistas de cuál puede ser su destino.

Sutileza, nostalgia, se intuye más de lo que se cuenta…, son los ingredientes de esta hermosa y descriptiva novela. Mal de amores jóvenes y adolescente, una historia entre Micol y Giorgio que se atraen desde la infancia pero que nunca culminan una historia de amor, primer amor.

Diez años después el director Vittorio de Sica la lleva a la pantalla, para mí con acierto, y De Sica es menos sutil, aunque igual de evocador y nostálgico. La película cuenta lo que en la novela se intuye.

De Sica se deja llevar por la belleza del jardín, por la vida de los Finzi Contini, y por la belleza de jóvenes adolescentes llenos de vida y contradicciones que verán sesgadas sus vidas por causas ajenas de manera terrible. No hace falta ver el después, ya lo sabemos.

El director nos lleva de la mano por una historia llena de hermosura y delicadeza de final trágico. A través de los hermosos rostros de Dominique Sanda, Lino Capolicchio, Helmut Berger o Fabio Testi intuimos, entre penas de amor y suspensión de derechos, la terrible tragedia que se cierne entre los protagonistas, que quizá, por otras diferencias, las de clase e ideologías, difícilmente hubieran unido sus destinos.

Me ocurrió algo curioso. Vi primero la película. Y me quedó la sensación de que me quedaban cosas por entender. Así que me apeteció comprarme la novela y leerla. Y así hice. Después volví a ver la película y la disfruté sin límites.

Es bella la radiografía de Micol y Giorgio tanto en la novela como en la película. La novela al ser memoria y recuerdos gira en torno de ese primer amor con rostro de Micol que se convierte en gran personaje evocador de triste final. Quizá, reconozco, me cae mejor la Micol que aparece en la novela que la fría, caprichosa y complicada Micol cinematográfica, pero ambas son efectivas para narrar un primer amor fracasado.

Otro personaje que me resulta interesante tanto en ficción como en la película es la del padre de Giorgio (con acierto le pone rostro Romulo Valli), clase media y comerciante, que abraza el fascismo como los demás italianos, como si fuera una época de cambio…, y poco a poco se va dando cuenta de que él se queda fuera de esa ideología, y poco a poco se da cuenta de que lo que ha apoyado en un principio es lo que va a acabar con él. Que no puede proteger a su familia ni cuenta con privilegios por abrazar una ideología que una de las cosas que tiene claras es que los judíos tienen que ir convirtiéndose en ciudadanos sin derechos, o mejor dicho, no ser.

Te queda una sensación triste cuando vas viendo El jardín de los Finzi Contini…, final de la juventud, final de la vida, final del amor, final de una época, horror y tragedia que sientes sin que te la muestren…, porque ya la sabes.

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