Peter O’Toole

Ese “loco irlandés” como le llamaban en los sets cuando iba carrera de convertirse en uno de los astros universales del cine. Ese hombre alto, guapísimo, con unos enormes ojos azules y una melena rubia, que nunca cuidó esa belleza con glamour y que fue deteriorando con el paso de los años, como si le molestara (algo similar pasa con otros bellos como Marlon Brando o Richard Burton). Ese actor de teatro que se mantenía con el cine y de vez en cuando dejaba escapar su genialidad para el séptimo arte. Este amante de la risa, de la buena vida, de las bromas y del alcohol que le fue minando la salud que no la vida y su arte interpretativo. Me ha venido en la cabeza porque el otro día pude disfrutarle en apogeo interpretativo en El león de invierno y un personaje querido y ya interpretado en el pasado, Enrique II de Inglaterra.

A Peter O´Toole le vino la fama al poco de pisar el cine por gran papel en película épica. Tan sólo había realizado unos dos o tres papeles secundarios en el celuloide cuando de pronto le vino el papel protagonista en superproducción de David Lean. Se transformó en un inolvidable Lawrence de Arabia en el año 1962 y se convirtió en leyenda. Una leyenda con altibajos con una filmografía larga (que me queda mucho por ver) con sus tesoros y bodrios. Y ahí sigue como actor de prestigio que deja, todavía, interpretaciones inolvidables. Ha sido nominado ocho veces a los Oscar y la preciada estatuilla se le ha resistido. En el año 2002 le compensaron con un honorífico y todavía ha sido nominado una vez más en el año 2006.

A partir de su éxito como Lawrence, continuaría su carrera en diferentes papeles. Así se transformaría en 1964 en Enrique II para otro buen drama histórico donde se relataría su relación con Becket, interpretado por otro grande, Richard Burton. Enrique II no lo abandonaría porque le volvería a interpretar en esa maravilla que se llama El león en invierno cuatro años más tarde.Su carrera durante los sesenta iría desde comedias alocadas con peor o mejor fortuna como ¿Qué tal, gatita? (1965), Cómo robar un millón y… (1966) o Casino Royale (1967) o dramas históricos y literarios como La Biblia, La noche de los generales o Lord Jim. Terminaría la década con una tierna interpretación de un profesor vocacional en Adiós, Mr Chips que le supondría una nueva nominación a los Oscars.

Sus problemas de salud y alcohol irían espaciando sus apariciones además de ser evidente su deterioro físico pero nunca desaparecería de las pantallas cinematográficas. Y siempre regresaría con alguna interpretación nominada al oscar o alguna participación en película polémica como el drama histórico con grandes dosis de sexo, Calígula en 1977 junto actores como Helen Mirren o Malcolm Mc Dowell.

Después de su recuperación de distintas operaciones y de su dependencia del alcohol regresaría con fuerza en otro drama histórico y épico de la mano de Bertolucci con El último emperador en 1987. Su carrera hasta la actualidad sigue siendo imparable resultando emocionante su contribución en Troya en 2004 como Príamo, el padre de Héctor. Y otro papel que es absolutamente demoledor y conmovedor sobre la dureza de la vejez en Venús (2006).

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