La mirada inquietante de André de Toth. Aguas turbias (Dark Waters, 1944) y Combate decisivo (Monkey on my back, 1957)

André de Toth es de esos directores que se encontraban en nómina en el sistema de estudios. Y estaba especializado sobre todo en películas de bajo presupuesto y de los géneros más dispares. Es de esos directores con parche en el ojo como Lang, Ford o Ray… pero de películas de serie B. Y es de esos directores caídos en olvido pero que de pronto pueden ser descubiertos. Yo tan sólo había visto Los crímenes del museo de cera…, una película de terror de Vicent Price de los años cincuenta que tuvo el aliciente en el momento de su estreno del empleo del 3D. Y sin dejar de lado esa mirada inquietante, que suele dominar el terror, descubro en una sesión doble a un director en el que quiero bucear. Porque entre esas películas de serie B hay un montón de buen cine como han demostrado Edgar G. Ulmer,  Joseph H. Lewis, John Farrow, Allan Dwan o  Jacques Tourneur. Así en Aguas turbias nos deja una atmósfera y un ambiente que roza la locura y lo onírico con unos personajes incómodos… Y en Combate decisivo se vuelca en un drama realista y deja el retrato de un hombre desesperado que cae continuamente en el abismo que debe enfrentarse a sí mismo y a su adicción más letal, su dependencia a la morfina.

Aguas turbias (Dark Waters, 1944)

aguasturbias

Aguas turbias entra dentro de la tradición de un cine con tintes góticos donde una dama va perdiendo la cordura o la hacen creer que pierde la razón… La dama en cuestión es encerrada-atrapada en una mansión que se convierte en una cárcel.

Merle Oberon es una heroína hermosa y solitaria que ha vivido una experiencia traumática (un ataque marítimo donde ha perdido a sus padres y donde apenas ha habido supervivientes) y por tanto se encuentra en un estado de debilidad mental. En el hospital le dicen que contacte con sus tíos, a los que no conoce. Ella los escribe a la dirección que tiene en New York pero recibe una contestación desde una plantación de Lousiana donde se han trasladado… y le dicen que la recibirán con los brazos abiertos. Cuando sale del hospital llega a la estación de tren y nadie la espera. Ante el calor, la angustia y la desesperación por la soledad, tiene un desmayo… y es ayudada por el médico de la zona (Franchot Tone) quien la lleva a la mansión familiar y de paso se enamora de ella. Allí la reciben sus tíos que viven con dos hombres siniestros, el administrador y el capataz de la plantación. Y ahí la pesadilla de la protagonista continúa que vive aterrorizada porque siente que poco a poco va perdiendo la razón.

Todo en la casa es extraño e inquietante. Oye voces que la llaman. Las lámparas se apagan solas. Y tanto sus tíos como el capataz parece que no mueven un dedo sin que el administrador ejerza su poder… De pronto la protagonista empieza a crearse una extraña historia en su cabeza y los únicos momentos que vive sin sobresaltos es cuando el doctor la saca fuera de la mansión. Pronto va sintiendo el hogar familiar (junto a sus habitantes) y sus alrededores donde acechan peligros como aguas turbias y pantanosas como una cárcel… o como una amenaza para su vida.

Pero nada es lo que parece…

Y lo que más merece la pena de la película es precisamente la mirada inquietante de la protagonista, la atmósfera asfixiante y los personajes siniestros con los rostros de dos maravillosos secundarios Thomas Mitchell y Elisha Cook Jr.

Combate decisivo (Monkey on my back, 1957)

combatedecisivo

En Combate decisivo se continúa la veda abierta por Otto Preminger para tratar el tema de las drogodependencias (El hombre del brazo de oro, 1955). Así el director se enfrenta a la historia real de Barney Ross, un famoso boxeador que después se convirtió en un héroe de guerra para finalmente librar una batalla contra su dependencia a la morfina. Y surge una película muy interesante e intensa donde se refleja perfectamente el deterioro de un hombre dependiente. Barney Ross está perfectamente interpretado por Cameron Mitchell… la película empieza cuando entra voluntariamente en un hospital para someterse a una cura. Se abre una verja y nuestro protagonista se enfrenta en la soledad de su cuarto a los recuerdos, y una flashback recrea su caída. Su deteriodo. Y la película termina cuando esa verja vuelve a abrirse… y el protagonista empieza una nueva vida de la que ya no seremos testigos.

André de Toth, como buen artesano, nos sabe contar perfectamente esta historia donde maneja el lenguaje cinematográfico y los códigos del cine sobre boxeo (casi un género en sí mismo), realismo social, cine negro y cine bélico (sorprendente la crudeza de las escenas que transcurre en Guadalcanal).

Así se va desarrollando la caída al abismo del protagonista… un boxeador que triunfa y se engancha (es lo que le da seguridad) tanto al triunfo como al mundo del juego y las apuestas. Hasta que es vencido y entonces deja el boxeo para dedicarse a llevar un negocio pero sin dejar de jugar ni de recibir malas influencias. Sin embargo es un buen tipo, con buen fondo, pero que sus miedos e inseguridades van minando su personalidad. A pesar de tener una madre que le adora, una mujer que le quiere (a pesar de que sabe que el hombre al que ama no va a poder proporcionarle felicidad, ve su fragilidad desde el principio y trata de huir pero siempre regresa…) y amigos fieles su caída es imparable. Y él es consciente. Cuando pierde su negocio, decide alistarse como marine y durante la Segunda Guerra Mundial, en un combate duro donde se convierte en héroe, padece malaria. Para tratar de frenar sus dolores y malestares le suministran morfina y termina volviéndose dependiente. Por eso su regreso y adaptación a su nueva vida (donde siempre trata de ser un triunfador y de formar una familia junto a la mujer amada) fracasan continuamente. Porque necesita la morfina… y vuelve a contactar con malas influencias que le amargan la vida y él no sabe cómo gestionar su caída ni pide ayuda a la gente que le quiere.

Cuando ya la vida parece que le cierra todas las puertas y la desesperación casi le lleva al suicidio… el nuevo regreso de su mujer hace que quiera ingresar voluntariamente en el hospital para detener su deteriodo… y emprender ese combate decisivo (del título en castellano) contra sí mismo.

Las escenas en el ring, las bélicas y ese destino negro del personaje que va cayendo en los bajos fondos urbanos donde se encuentra entre callejones donde hay otros dependientes, traficantes y un mundo oscuro, decadente ofrecen un relato potente que engancha al espectador y no le suelta en ese viaje ‘al abismo’ que emprende el protagonista…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Diccionario cinematográfico (199)

 trance

Soñar: hay personajes que sueñan… pesadillas o maravillas. Algunos no salen jamás del sueño y eso les da la vida eterna o hace que se repita siempre una misma desgracia o sentir un mismo miedo. A otros les inducen al sueño… puede ser a través de la hipnosis… El caso es que a veces ocurren fenómenos extraños mientras un personaje está soñando, puede que un espectador, mientras lo contempla, esté soñando con él… En eso consiste el cine en soñar.

Hay sueños maravillosos y sueños fallidos. Maravilloso es vivir la historia de un romanticismo extremo entre Peter Ibbetson (Gary Cooper) y Mary Mimsey (Ann Harding)… un sueño de amor eterno. Dos amantes que no pueden encontrar otra salida que soñarse el uno al otro y sólo ahí en ese espacio alcanzar el amor sublime.

Fallidos son los sueños y pesadillas a través de la hipnosis de los personajes o ellos solitos en sus camas de Trance, la última obra cinematográfica de Danny Boyle. Sueño dentro de un sueño. Pesadilla dentro de una pesadilla. Laberinto inútil de imágenes vacías que se enredan una y otra vez para que el público se olvide en dos segundos de una historia de sueños vacíos e inútiles… Un bucle sin sentido donde el mito de la mujer fatal, el mafioso malvado y el hombre que se dirige a la perdición se convierten en mera caricatura mal hecha y sin gracia.

… Freud analizó el mundo de los sueños… y el cine dio importancia a esos sueños. A veces guardan un secreto o la personalidad de un personaje. El espectador mira… y descubre. Alfred Hitchcock mostraba a sus personajes soñando y a veces en el sueño se encontraba la clave. Nunca hubo sueño más visto que el de Recuerda… porque era un sueño con mirada de Dalí. Y ese sueño lo tiene un atormentado Gregory Peck. Pero también encontramos muchas claves en las pesadillas de Marnie… la ladrona.

O es el mismo Freud (con rostros de Montgomery Clift, atormentando) el que sueña o trata de entender los sueños de sus pacientes. Es Freud quien con su propia complejidad trata de desenredar sus miedos y frustraciones. Quien se topa con la parte más oculta del ser humano. Es Freud el que sufre soñando y es presentado por Huston como uno de sus grandes ‘perdedores’ como un científico y pensador al que nadie cree o toma en serio mientras va elaborando su teoría.

Los sueños sirven para crear una película de terror o para formar parte importante y fundamental de una de ciencia ficción o para convertirse en una película cómica y tierna. Así nadie olvidará a Freddy Krueger, el visitante de las pesadillas de pobres jóvenes adolescentes y hormonados de los años ochenta que sufrirán el castigo de no despertarse jamás además de ser terriblemente asesinados…

Un sueño dentro de un sueño y de otro sueño… cazadores de sueños, manipuladores de sueños… la existencia tan sólo en la mente de un personaje atormentado, sus secretos más profundos, sus miedos… meterse en Origen de Christopher Nolan y no volver a salir jamás.

¿Quién no ha soñado nunca despierto? Adentrarse en esa pequeña obra cinematográfica extraña y encantadora (a punto de realizarse un nuevo remake) que es La vida secreta de Walter Mitty donde Mitty es un soñador empedernido. Un hombre de vida gris que es un héroe en sus sueños… pero de pronto sus sueños se hacen realidad, ¿o no?

A veces un personaje despierta y todo ha sido un sueño. Que se lo pregunten a Alicia… en el país de las maravillas. Otras ese sueño ha sido una premonición…, que se lo pregunten a Edward G. Robinson y el sueño que tiene tan real y vivido con la mujer del cuadro. O hablando de cuadros… esos personajes que de repente despiertan y no saben si lo que tienen en ese momento ante sus ojos es real, como le ocurre al detective McPherson… se duerme ante el retrato de Laura… y cuando abre los ojos ella está ahí como una aparición… Hay personajes atrapados en un sueño por siempre jamás, como le ocurre a James Cole y ese rostro de mujer amada, ¿forma parte del pasado, del presente, del futuro?, mientras trata de buscar el significado de 12 monos…

Ahora mismo quizá esté soñando… mientras tecleo.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Tres películas raras, extrañas o difíciles de ver… y un clásico de culto: Berberian sound studio (Berberian sound studio, 2012) de Peter Strickland/Damiselas en apuros (Damsels in distress, 2011) de Whit Stillman/Tango libre (Tango libre, 2012) de Frédéric Fonteyne/El emperador del norte (Emperor of the north pole, 1973) de Robert Aldrich

Según van desapareciendo salas de cine y las distribuidoras cada vez es más difícil que lleguen ciertas películas a los espectadores. La oferta disminuye. Por eso nunca es una buena noticia ni el cierre de una sala ni el cierre de una distribuidora. Sin embargo nuevas plataformas digitales (festivales online), la función de ciertos ciclos y festivales en distintos centros culturales o el nacimiento de pequeñas salas de exhibición (detrás de ellas sólo hay pura locura y amor al cine) son los nuevos cauces para que lleguen ciertas películas que en las salas de exhibición normal no tienen sitio o si lo tienen apenas duran una semana en cartel. A veces directamente salen en dvd o blu ray algunas películas que no han tenido la oportunidad de estrenarse en sala o se pueden conseguir viejos clásicos poco vistos o de culto. ¿Nos estamos perdiendo algo…? Pues si no logramos acceder a ellas pocas respuestas podemos ofrecer a esta pregunta. Por eso me parece importante que si se logra acceder a alguna película que, por distintos motivos, no se considera el estrenarla en los cauces habituales pero sí en otros, compartir y valorar qué es lo que quizá nos estemos perdiendo.

Berberian sound studio (Berberian sound studio, 2012) de Peter Strickland

berberiansoundstudio

De momento no ha encontrado distribuidora que la exhiba en el circuito de salas. Tan sólo ha habido oportunidad de acceder a ella en festivales como el de Sitges o en el festival online, Atlántida film Fest.

Y lo primero que se te pasa por la cabeza al verla es ¡menuda rayada! Pero la rayada tiene algo. Entra dentro de un género que a mí me fascina y es el cine dentro del cine. Así el espectador se encuentra acompañando a un tímido y complejo técnico de sonido británico al que le surge un trabajo en un estudio italiano de postproducción de sonido de los años setenta especializado en el Giallo. Así su nuevo trabajo consiste en dar sonido a un giallo de un director llamado Santini. Una película con brujas, conjuros y sangre. En ningún momento vemos una sola imagen de dicha película pero escuchamos todos los sonidos y surge la película en nuestra cabeza. El estudio se convierte en un lugar misterioso y claustrofóbico habitado por extraños personajes que va atrapando la frágil mente del tímido técnico.

Llega un momento en que la narración cinematográfica se rompe de tal modo que ya no sabemos si nos encontramos en un espacio real o en el espacio creado por una persona con graves trastornos mentales. A veces me vino a la cabeza Arrebato de Iván Zulueta, sobre todo al final, por el poder vampírico de la imagen en movimiento.

Mucho encanto de este extraño y angustioso film se debe a la labor del actor Toby Jones como el atribulado y tímido técnico que llega a un mundo kafkiano muy distinto al suyo que le va alterando poco a poco.

Damiselas en apuros (Damsels in distress, 2011) de Whit Stillman

damiselasenapuros

Tan sólo estuvo una semana en cartel y ahora puede recuperarse en dvd. Reconozco que es la primera película que veo de Whit Stillman (tan sólo ha rodado y todas en los noventa: Metropolitan, Barcelona y The last days of disco) y que me ha sorprendido por lo lejano, extraño y marciano (este adjetivo lo lei en un comentario de una página de cine y me hizo sonreír) de la propuesta cinematográfica. Es tan distante que ése es su principal atractivo. Puede parecer una comedia más de juventud en la universidad pero lo que nos muestra es un grupo de jóvenes con comportamientos aparentemente arcaicos que pululan por un campus universitario tratando de salvar a otros jóvenes del suicidio, normalmente por penas amorosas. Sus diálogos son excéntricos y extraños pero por esa rareza atraen. Te quedas escuchándolos y sonríes. Nada que ver con la realidad. Es como si este grupo de jóvenes damas viviesen en un campus ficticio donde los chicos suelen ser bastante tontos y cortos, las chicas auténticas filósofas del día a día, donde te cruzas con el extraño ritual del amor cátaro, el chico que no distingue los colores pero trata de entender y para la solución de los problemas un primer paso es tomarse un donut y un café. Violet, su protagonista, está segura de cambiar el mundo con los aromas de un jabón o empezando una auténtica revolución con un baile nuevo, el samboal. También tiene una teoría especial sobre el tipo de chico que puede hacer feliz a una chica. Otro remedio maravilloso contra la depresión es el claqué o ver la vida como una película de Fred Astaire… y claro si logras meterte en esta locura auténtica… a lo mejor hasta disfrutas de la película. A mí me pasó. Es más crítica de lo que parece. Quizá el campus universitario no esté tan lejos de este mundo extraño de Stillman…

Tango libre (Tango libre, 2012) de Frédéric Fonteyne

tangolibre

Tan sólo se ha estrenado en una sala de cine en mi ciudad y cada día en un horario diferente. Tango libre es de esas películas que terminas su visionado con una sonrisa. No es redonda ni perfecta ni verosímil pero te atrapa. Es una película medicina con aires de cuento. Y quieres que sus personajes terminen siendo felices y también coman perdices. Me atraía por dos asuntos: me encantó una película de su director que se llamaba Una relación privada. Me gusta Sergi López y lo único que salvé de La delicadeza fue el haber descubierto al actor François Damiens, protagonista entrañable en esta nueva película.

Así ésas son sus bazas más fuertes: un director que sorprende a la hora de rodar con elegancia y delicadeza una historia íntima de amores extraños (y por otra parte, logrando momentos interesantes como la primera demostración de tango entre los presos o el baile entre madre e hijo adolescente). Y un grupo de actores que se apodera de sus personajes.

La historia: un guardia solitario de un centro penitenciario aprende en su tiempo libre a bailar el tango. Allí conoce a una joven que después descubre que visita a dos reclusos. Uno es su marido; el otro su amante. Y los dos comparten la misma celda y son mejores amigos. Pero es un triángulo consentido por todas las partes. El guardia se siente atraido por su pareja de baile y por su historia con los dos reclusos (a lo que hay que añadir un adolescente confuso que forma parte de esta extraña familia). El marido al enterarse de que su esposa acude a clases de tango decide buscar a un recluso argentino para que le dé clases de baile. Y esas clases, que recuperan la esencia del tango que empezó en los bajos fondos argentinos y se bailaba entre hombres, abren un espacio de libertad para los reclusos… y también otra posibilidad de vida y convivencia para el solitario guardia.

La película mantiene un frágil equilibrio entre comedia amable, melodrama y pasos de baile…

El emperador del norte (Emperor of the north pole, 1973) de Robert Aldrich

emperadordelnorte

Llevaba muchos años detrás de esta película sobre la Depresión con un siempre sorprendente Robert Aldrich. Una película extraña y de culto que puede ser rescatada a través del dvd. Ésta es la historia de un enfrentamiento entre el sin hogar Número 1 (Lee Marvin) y el temible y violento vigilante del tren número 19 (Ernest Borgnine, impagable como una bestia parda que con su uniforme se toma a vida a muerte su misión de no dejar que ningún sin hogar suba a su tren) que representa a todas aquellos ‘poderes’ que creen que no todo el mundo debe subirse al tren, sólo unos pocos. En tiempos de penuria este enfrentamiento proporciona distracción y algo parecido a la esperanza (ansias de libertad y dignidad) a muchos hombres que se buscan la vida en una Depresión que parece que no termina y un país que como dice Número 1 se hunde en una basura mala. Son hombres duros pero con dignidad y corazón. El tercero en discordia es un jovencísimo sin hogar (Keith Carradine) que quiere quitar el puesto de Emperador del Norte (un título meramente simbólico) a Número 1 pero que no entiende y no aprende que lo que se juegan es mucho más profundo de lo que piensa. Como le dice Marvin le falta corazón para entender la situación. Una película brutal y con unas interpretaciones fascinantes… y un tren que no para… Como siempre Robert Aldrich muestra su buen uso de la narración cinematográfica y su fuerza visual.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Boris Karloff. Más allá del terror. El código penal (The criminal code, 1931) de Howard Hawks/La momia (The mummy, 1932) de Karl Freund

Nadie puede negar que Boris Karloff tenía un rostro peculiar… y un cuerpo especial. Nadie puede negar que su fisonomía le ‘obligaba’ a un tipo determinado de personajes. Nadie puede negar que se convirtió en uno de los reyes del cine de terror y de la Universal… pero Boris Karloff fue más allá del terror, su físico (y su manera de actuar) permitía otro tipo de personajes que ampliaba su registro. Y en el género de nuestros miedos favoritos aportó la vulnerabilidad y fragilidad del monstruo. Un ser diferente y rechazado que sólo busca alguien que le quiera…

A pesar de lo siniestro de su rostro, de sus proporciones aparentemente enormes… lograba que el público lo quisiera y se identificara con él. Cuentan sus biografías que era una buenísima persona… y claro eso no podía disimularse. De alguna manera la cámara de cine no lograba borrar las huellas de un hombre afable.

Así el viejo baúl de películas recupera dos obras donde Karloff muestra sus diferentes matices. Una maravilla de los primeros años de Howard Hawks y uno de sus personajes canónicos en el cine de terror, la momia Imhotep. Además ambas tienen el encanto (e interés) de ser anteriores al código Hays y se nota en lo que cuentan y cómo lo cuentan.

Cine carcelario

códigopenal

Cine carcelario del bueno. Howard Hawks vuelve a demostrar que en cualquier género fue de los mejores (comedia, western, gánsteres, cine negro, cine carcelario…). Me apetecía mucho esta película y ha colmado mis expectativas. Primero porque sus personajes no son planos, cada personaje no es ni claramente malo ni claramente bueno, son ricos en matices, reales. La historia tampoco es plana y atrapa desde el principio. El código criminal al que alude el título se convierte en una metáfora para reflexionar y debatir (que aún hoy sirve): ¿es el sistema carcelario el mejor de los sitios para ‘transformar’ a un hombre a través del castigo, represión y reclusión? ¿La justicia es igual para todos y es imparcial?

Hawks imprime como siempre un buen ritmo a la narración cinematográfica además de ser virtuoso en ella buscando soluciones de puesta en escena que aún hoy funcionan e impactan. Y por otra parte se rodea de un buen reparto coral lleno de rostros de actores de carácter. Además realiza un cine social que pone en cuestión los métodos llevados a cabo en las cárceles estadounidenses y además (no existía el código Hays) lo representa sin nada que ocultar.

La sorpresa no es Walter Huston (en papel carismático y complejo de fiscal que quiere llegar a gobernador y pasa a ser alcalde de un centro penitenciario donde muchos de sus presos están ahí por sus sentencias…) que no decepciona sino Boris Karloff y Phillips Holmes.

Aquí Boris Karloff es un recluso llamado Ned Galloway que tiene una ‘cita pendiente’ y muchos años para cumplirla con el carcelero más severo. Galloway desarrolla una relación de amistad y protección con sus dos compañeros de celda, el joven Robert Graham (Phillips Holmes) y Jim Fales (Otto Hoffman) que está elaborando un plan para huir. Ned Galloway tiene el rostro y el físico de un delincuente común muy peligroso y sin embargo desarrolla un sentido de protección hacia su joven compañero así como solidaridad con los demás reclusos que le lleva a actuar hasta el extremo cuando uno de los presos se salta el ‘código’ que funciona entre ellos (entre otras cosas el no ser un delator). Pero también muestra su honestidad cuando ve que su acción va a perjudicar al joven que él protege… Así Boris Karloff ofrece todos estos matices en un personaje que se convierte en una presencia inolvidable. El papel del delator también está tratado con profundidad más cuando la película nos muestra a un hombre desesperado y asustado capaz de todo con tal de salir de allí.

El otro descubrimiento es Phillips Holmes, un bello y delicado actor que protagonizó varias películas de interés durante los años treinta (por ejemplo, Una tragedia americana). Aquí pone rostro a un joven recluso con muy mala suerte al que la monotonía de la cárcel y el encierro durante sus años de juventud le minan como persona convirtiéndose en un muerto en vida y con peligro de perder su salud mental. Sin embargo la aparición de la hija del alcalde (Constance Cummings) le hará recuperar la esperanza… Phillips Holmes no pudo seguir su interesante carrera cinematográfica porque durante la Segunda Guerra Mundial perdió la vida durante un vuelo.

Terror y romanticismo

lamomia

… La Universal se había convertido en el estudio estrella de un universo terrorífico de criaturas temibles. Una de ellas fue la momia Imhotep que contaba además con el rostro de una de las estrellas del género, el inconfundible Boris Karloff. Lo valioso de esta película (la más famosa del realizador Karl Freund que además fue camarógrafo de Murnau, Lang y Lubitsch) es que va más allá del terror, como su personaje principal la momia (y por lo tanto Boris Karloff).

No es sólo la historia de una maldición. Ni de una momia que recobra la vida y además siembra el terror y la muerte en El Cairo. Sino que se convierte en una triste historia de amor no correspondido donde Imhotep lucha a lo largo de los siglos por recuperar a su princesa amada (que se ha ido reencarnando a lo largo de la historia y ahora es una moderna joven)… y cuando está a punto de conseguirlo (…después de haber sido embalsamado vivo por ella y haber sufrido lo insufrible por amor), descubre que su amada no va a sacrificarse por él e incluso pone los ojos en un joven aventurero y prestigioso arqueólogo…

Así Boris Karloff de nuevo imprime humanidad y vulnerabilidad al monstruo (capaz de causar terror y muerte) que sólo quiere recuperar a su amada y ser amado. Un cuerpo que resucita por amor. Nuestra empatía con el monstruo es inmediata cuando descubrimos que es un monstruo enamorado y además no correspondido…

Karl Freund realiza una puesta en escena de un realismo interesante que es invadido por lo extraño y misterioso. Un Cairo de los arqueólogos pioneros, de los descubrimientos apasionantes… donde una momia puede cobrar vida y por eso hacer perder la razón a un joven y ansioso aventurero. Y donde esa misma momia transformada en un extraño guía puede hacer ver el pasado a una joven moderna (que es la encarnación de la princesa) como si se tratara de una película de cine mudo…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.