Olivia de Havilland

La vida cinematográfica de De Havilland voy a simbolizarla con la imagen que corresponde a Nido de víboras, la lucha encarnizada de una actriz contra ‘entes superiores’ (sustituyase por productora Warner) para lograr ser una verdadera actriz. De Havilland luchó por conseguir papeles de entidad y no de mera comparsa del galán de moda. Se enfrentó a todos para demostrar que podía ser una buena actriz, que tenía la cabeza bien amueblada. Así llevó a juicio a la productora que a la vez que la daba de comer disponía de ella como si fuera una muñequita sin voz ni voto y la situaba a capricho en todo tipo de producto cinematográfico sin permitir su ‘crecimiento artístíco’, el que ella deseaba. Ganó la jugada aunque le supuso años de inactividad laboral y un futuro incierto.

Es una de las únicas leyendas vivas que quedan de ese viejo sistema de producción en Hollywood que dio grandes obras cinematográficas a costa de contratos férreos de sus trabajadores (también está vivita y coleando su hermana Joan Fontaine aunque como ya relatamos en su perfil su enemistad tiene también rango de mito. Las dos están peleándose por quién aguanta más en el planeta tierra…). Donde estos trabajadores no tenían ni voz ni voto. Sólo que la maquinaria de hacer películas estuviera en marcha a todo gas…

Empiezo este perfil, sabiendo como en otros, que por suerte todavía me queda filmografía por descubrir… pero lo descubierto me muestra un camino y una evolución que descubre a una Olivia de Havilland llena de matices. Una estrella que luchó por además ser actriz.

La chica del héroe

En los años 30 surge un dulce rostro de mujer que muestra su elegancia en un producto qualité, la adaptación a lo grande de El sueño de una noche de verano. Una joven Olivia de Havilland que arrastrará durante años la cualidad de chica soñada, chica reposo, chica del héroe, chica virtuosa y maravillosa, chica por ello hermosa, sin defecto alguno…, plana como personaje… Su siguiente paso que la confirma como chica del héroe es formar parte de las historias del aventurero de moda, un Errol Flynn que llena las arcas del estudio. Su mejor paternaire es De Havilland, su química es evidente. Así se confirma en su primera película, donde ambos actúan juntos y que es todo un éxito: El capitán Blood. El estudio no lo duda y explota dicho matrimonio profesional. De Havilland se convierte definitivamente en la dama del héroe sin posibilidad de cambio. Así es la mujer soñada durante los años treinta y parte de los cuarenta (cuando se rebela definitivamente contra este rol). Así protagonizan hasta siete películas que tienen el don del encanto y a ello contribuye sin duda una De Havilland cada vez más harta de su estereotipo pero siempre haciéndolo bien. Algunas de estas películas son míticas y absolutamente maravillosas. Miren qué títulos: La carga de la Brigada Ligera, la mítica Robin de los bosques, la desconocida para mí El hombre propone, la interesante La vida privada de Elizabeth y Essex (pero la gota que colmó el vaso… el papel de De Havilland fue absolutamente insípido cuando ya estaba en su haber el personaje bombón de Melanie… pero fuera de la productora que la ‘castigó’ en su empeño de interpretarlo), Dodge, ciudad sin ley, Camino de Santa Fe y su última colaboración en Murieron con las botas puestas.

Melanie

A pesar de sus contratos férreos, a veces las productoras se intercambiaban a sus estrellas. Pero a veces estos intercambios eran propiciados por los actores que insistían y luchaban para lograr el papel que supondría un paso más en su carrera… aun a coste de su salud mental, de las presiones y de aguantar duras negociaciones. Así De Havilland vio una oportunidad en la superproducción de O’Selznick que iba a adaptar el bestseller del momento, Lo que el viento se llevó en 1939. Quería para ella el personaje de Melanie. Y después de negociaciones y quebraderos de cabeza lo consiguió (no sin que se quemasen más las relaciones entre la actriz y el estudio).

Melanie la hizo demostrar que podía con un personaje que se transformaba a lo largo de la película. Olivia construía una personalidad y daba distintos matices y riquezas a su personaje que distaba mucho de ser plano.

Sin embargo es curioso como a la larga este personaje también dañaría, aquí, la imagen de esta gran actriz. Pues por una parte es su papel más recordado y por otro debido al doblaje Melanie siempre ha estado unido a la entidad de una mujer cursi y ñoña… imagen con la que no estoy nada de acuerdo. Según veo una y otra vez esta película (ahora en versión original) veo la construcción de una personalidad tan poderosa como su contrapunto, Scarlett O’Hara. Son dos mujeres opuestas pero por ello llegan a ser absolutamente complementarias y su relación una de las más interesantes que se desarrollan en la película.

Olivia consigue su primera nominación al oscar… y cuando pensaba que su estudio iba a tomarla más en serio, éste no deja de humillarla en la concesión de papeles sin relevancia alguna. Así entabla una batalla judicial que la deja sin trabajo temporalmente pero que finalmente le da libertad y un futuro incierto.  Hablamos de principios de los cuarenta. De 1943 a 1946 prácticamente no rodaría ni una película. Aunque luego su vuelta fue triunfal… pero breve.

Los melodramas de Mitchell Leisen

Y el puente serían los melodramas de Mitchell Leisen. Uno lo protagonizaría en 1941, cuando la batalla aún no ha empezado pero está a punto, y el otro en 1946 cuando la actriz ha logrado su libertad y puede tener más protagonismo en la elección de papeles. No duda en volver a ser protagonista de un melodrama de Leisen. En el primero es nominada al Oscar, en el segundo lo gana. Hablo de dos joyas: Si no amaneciera y La vida íntima de Julia Norris. En las dos Olivia de Havilland se muestra capaz de construir sendos personajes y mostrar una transformación y una evolución de los caracteres que le toca interpretar a lo largo del metraje de ambas historias. En uno es una maestra que se enamora del hombre equivocado, en la segunda es una mujer que esconde una historia compleja. Y las dos películas son puro deleite.

El fin de un camino: La heredera

No deja de estar nominada y ofrece dos trabajos que serán la culminación de su carrera y la demostración de que es actriz camaleónica que sabe imprimir matices y complejidades a los caracteres que tiene que afrontar. Por una parte la ya comentada Nido de viboras donde se ofrece una crítica a los centros de salud mental y donde está inmensa y por otra la maravillosa adaptación de una novela de Henry James por parte de William Wyler, La heredera. Ahí cogerá otra estatuilla… y también será su clímax como actriz. Está inmensa como Catherine Sloper, la poco agraciada pero millonaria mujer que hará un duro recorrido personal para terminar con una soledad elegida.

Curiosamente con el hundimiento del sistema de estudios y quizá también agotada por sus continuas luchas laborales, su actividad cinematográfica va disminuyendo en las siguientes décadas (a partir de los años cincuenta). Vuelve a los escenarios y también empieza a trabajar en televisión.

Retirada pausada

Protagoniza películas que todavía nos recuerdan su presencia. Así la vemos en Mi prima Rachel o en el drama de doctores No serás un extraño. Se convierte en una has been que protagoniza películas de terror como la hipnótica Canción de cuna para un cadáver (donde trabaja de nuevo con Bette Davis, la estrella de la Warner en los años treinta que no la dejaba prosperar como actriz seria, pero por culpa del estudio, entre ellas siempre alimentaron la amistad) o la incómoda y desagradable (pero por ello interesante) Una mujer atrapada. También sería estrella invitada en cine de catástrofes en los años 70 como Aeropuerto o Enjambre.

Joyas a descubrir

Todavía hay tres películas de Olivia de Havilland que me muero de ganas por descubrir. De sus primeros papeles El caballero Adverse. De los años a punto de romper con su productora un melodrama junto a Bette Davis, Como ella sola, con John Huston como director. Y cuando ya es totalmente libre, una obra con el gran Robert Siodmack en A través del espejo. Pronto espero solventar estas ausencias en mi dvdteca particular.

Olivia de Havilland, por suerte, todavía puede sorprenderme…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.