Una película para mi amigo Juantxu

 

loscroods

Siempre digo que no creo en milagros ni en cielos… que sólo me los creo en el cine. Ahora me viene a la cabeza una olvidada película, Liliom de Fritz Lang, donde su protagonista va al cielo. En ese cielo, quien llega puede ver la historia de su vida en una película y también la de los seres queridos en una enorme pantalla blanca.

En ese cielo está mi amigo Juantxu. Ahí se marchó el 15 de mayo. Siempre protector nos mira a cada uno de nosotros que todavía no nos creemos su pérdida y como espectador sabio va reconduciendo nuestras emociones. Así buscamos fotografías y recuerdos. Rebobinamos la película y vamos creando una donde el único protagonista es él.

Una película que podremos ver una y otra vez. Rebobinar hacia delante y hacia detrás. A Juantxu le gustaba el optimismo, la risa, los buenos momentos… por eso se rodeaba de buena literatura, buen cine, buena música (y si había posibilidad de baile mejor que mejor), buena comida con tertulia… Yo creo que querría que todos dirigiéramos una película donde rebosase la risa, la buena gente, los proyectos bonitos, los animales de compañía fieles, amigos incondicionales, la familia querida, fiestas apoteósicas, los viajes a lugares hermosos…

Lola, su perra fiel, corre por la playa de los Genoveses (su Almería amada)… detrás aparece mi amigo Juantxu… como en una escena que él amaba. La de Omar Sharif acercándose a lo lejos en ese desierto inmenso en Lawrence de Arabia.

Juantxu, el hombre discreto, íntimo y protector. Era de los que sabía escuchar. Amigo fiel también sabía de silencios. Le gustaba el recuerdo y la memoria. El hombre con paciencia. El que siempre cuidaba y quizá olvidaba que también podía ser cuidado.

En uno de sus últimos whatsapps me escribió “vete seleccionando películas que merecen la pena para cuando salga del hospital”. Así que yo sigo seleccionando películas que merezcan la pena… porque en ese cielo que él está, me he enterado que llegan todos los estrenos.

Recuerdo en varias de las últimas conversaciones que mantuvimos, intensas, que me decía que para su larga espera para recuperar su salud (tenía un corazón con una dolencia anómala… pero el otro —el que su familia y sus amigos conocen— lo tenía enorme y rebosante de salud, se le salía por los cuatro costados y no le cabía en el pecho) la sala de cine había sido uno de sus refugios favoritos. Que había sido muy feliz viendo historias a través de imágenes. Porque a mi amigo Juantxu le encantaba que le contaran historias y también contarlas él.

Cinco de sus amigas fuimos a una fiesta que él por supuesto estaba requeteinvitado (la fiesta memorable era el cumpleaños de mi señora madre que cambiaba de década… y eso siempre hay que celebrarlo). El gran evento se celebró a principios de abril. Pero le ingresaron en el hospital y no pudo acudir. Nos dijo que quería estar presente. Y con los whatsapps hubo intercambio de fotografías y frases. Elaboramos una película especial donde no hubo ausentes. Y como siempre cuidando y protegiendo: “Mis niñas, qué alegres están. El solecito lo he puesto yo”. Y os juro que yo me lo creo. El sol lo puso él.

Me viene a la cabeza la última película que vimos juntos. Aunque no se encontraba muy bien, él seguía luchando siempre optimista (valiente muy valiente), sin quejarse nada, y disfrutando al máximo de aquellas pasiones que amaba. Y compartiéndolas. Porque se comía la vida a bocados. Así que los dos nos fuimos a ver Los Croods (adoraba el cine de animación) y nos lo pasamos tan bien… Le encantó. Y yo siempre recordaré a su protagonista Grug… creativo, tierno, dulce, cuidando siempre de los suyos, protegiendo, con mucho carácter y personalidad, divertido… con las mismas cualidades que me entusiasmaban de él.

Así que mi amigo Juantxu nos dejó el día 15 de mayo… pero su película continúa y no hay títulos de crédito finales… Su película continúa porque no hay olvido. A lo mejor se ha encontrado ya con mi padre (Juantxu también me contó que se acordaba de mi padre y una conversación que tuvieron los dos cuando mi padre sabía que se marchaba a ese cielo inventado) y están ahora riéndose a carcajadas viendo alguna película divertida o disfrutando alguna de hombres duros y mamporros.

Sus niñas, como nos llamaba, nos hemos quedado un poco huérfanas pero estamos dirigiendo esa película que no termina… Ahora mismo estamos con él, al solecito. Con gafas oscuras. Nos reímos bastante.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Momentos únicos. Lejos de los árboles, Pere Portabella y Caimán en la Cineteca

 

lejosdelosarboles

A veces tienes la sensación de asistir a un momento único. Y así me ocurrió ayer. No exagero. Me acerqué a la Cineteca para poder ver por primera vez el documental Lejos de los árboles de Jacinto Esteva… un proyecto que empezó en 1963, dejó de rodarse en 1970 y se estrenó en 1972. Mucho era el material rodado, muchos los que se implicaron. El proceso creativo fue largo y en el camino fueron separándose personas (el propio Portabella) y energías. Lo proyectado quizá no fue lo soñado por sus creadores (y además pasó por la tijera de la censura), sino un primer acercamiento a la idea original. Así Lejos de los árboles se ha mantenido como una obra viva. Con muchas posibilidades de miradas e interpretaciones. Con la existencia de otros montajes. Un proceso creativo vivo y dinámico.

Lo que pudimos ver los espectadores ayer en la sala Azcona (gracias a la iniciativa conjunta entre la revista de cine Caimán y la Cineteca de una proyección de cine documental los segundos miércoles de mes) fue un nuevo montaje realizado por Portabella en 2010 (con la  complicidad de la hija de Esteva que quería que fuera él quien realizara este montaje). Un montaje que ha sido el primero para mí (ya que nunca había accedido a este documental) y me hizo vivir un momento único. Después se proyectó el cortometraje documental de Pere Portabella, Mudanzas (de la que hablaré en el último párrafo). Y una vez terminada la proyección pudimos escuchar además del prólogo (Carlos F. Heredero) y la introducción del historiador Casimiro Torreiro (ambas intervenciones con puntos interesantes) al mismo Pere Portabella, todo un lujo. En algo más de una hora Portabella habló no sólo de Lejos de los árboles, sino del momento que estábamos viviendo, de las posibilidades de comunicación, de su fe en los movimientos sociales, de no tener miedo, de emplear la palabra para razonar (para pensar), sobre la creación artística, sobre el proceso creativo, de reflexiones sobre el cine y de recuerdos valiosísimos con Luis Buñuel, Saura, Christopher Lee, Miró… Todo acompañado de una sonrisa que cautivó a la que esto teclea.

Mi conocimiento sobre la Escuela de Barcelona y sus miembros es bastante limitado aunque poco a poco trato de solventarlo. Escuchar a Pere Portabella fue un placer porque él está irremediablemente unido a una cuenta pendiente que tengo con mi padre. Me puso nostálgica pues pensé que mi padre hubiera disfrutado mucho escuchándole y también viendo ambos documentales. Hace hoy dos años que falleció y pienso que ayer estuvo presente de forma mágica. De la obra cinematográfica como director de Portabella no he visto nada. Ayer me acerqué por primera vez a Mudanza que tiene mucho que ver con la pasión que siempre han tenido mis padres (y que han transmitido a sus hijos) a Federico García Lorca. Pero sobre todo recordé que unos años antes de irse mi padre de nuestro lado hubo un tiempo que no paró de hablarme de una película que le había impresionado muchísimo. Y siempre me decía: hija, tienes que verla. Me gustaría saber tu opinión. Le había marcado muchísimo. Y como sabía que a su loca hija le gustaba tanto el cine quiso tener una valoración mía. No pude cumplir con ese deseo de mi padre (y aún sigo sin cumplirlo) pero de pronto ayer me dije que tenía que hacerlo. La película en cuestión era de Pere Portabella y se titula El silencio antes de Bach (Die stille vor Bach, 2007). Así que queda pendiente conseguir el dvd (ahora que sale toda su obra) y escribir aquí un texto.

Pere Portabella estaba muy interesado por escuchar ‘la mirada’ de los espectadores ante Lejos de los árboles. Un compañero de butaca y cine me comentó al final de la proyección que me había visto pasarlo mal. Y sí, es cierto. Fue una sensación extraña. Las escenas me impactaban pero a la vez otras me atrapaban… y al final me quedó en la retina un triste y duro mosaico de una España, la de los sesenta. Esa que danzaba entre la tradición y la modernidad pero que generaba rostros de dolor. Un país de rituales, fiestas, celebraciones y representaciones religiosas unidas a la culpa, al sufrimiento, la violencia y el dolor. Un país en blanco y negro, de contrastes. Belleza y poesía. Crueldad y dolor. Burla e insulto ante el más indefenso o al diferente o al que carga una culpa. Un país unido a la muerte, sin concesiones. De negro. Contradicciones.

Así mi mirada iba de mujeres arrastrándose de rodillas, a monjas que asistían a un entierro de una de ellas o a cómo otra se quedaría de clausura entre cuatro paredes. A las muertes salvajes de varios toros o de un pobre burro despeñado a hombres golpeándose la espalda en Semana Santa hasta hacerse sangre o a un Judas de paja ardiendo en el centro de una plaza… A hombres y mujeres en una fiesta donde se meten vivos en un ataúd para agradecer no estar en él todavía… A fiestas en bares oscuros, confesiones en plena calle o gritos de dolor y posesión. Hasta una explosión de luz final con un baile flamenco vivo y sensual entre un joven Antonio Gades y una bailaora en pantalones… Quien viaja Lejos de los árboles, seguro que no lo olvida.

mudanza

En Mundanza Portabella mete al espectador en la Huerta de San Vicente, la casa museo de Federico García Lorca. Durante el años 2007-2008 hubo una iniciativa llamada Everstill-siempre todavía donde más de treinta artistas internacionales presentaban una obra en este emblemático espacio (reunidos por el comisario Hans Ulrich Obrist). La aportación de Pere Portabella fue este corto donde se asiste al vaciado completo de la casa veraniega de los Lorca por una empresa de mudanzas. Así vamos viendo como los trabajadores de la empresa con sumo cuidado van retirando cada uno de los objetos de la casa. Asistimos a cómo van embalando toda una vajilla. A cómo se va descolgando cada uno de los cuadros y metiéndose en cajas especiales. Especialmente emotivo es el de un retrato del poeta, que com dijo un asistente al coloquio, era como un entierro del poeta. O también ese piano desarmado y enorme, sin que nadie toque sus teclas que deja totalmente vacía la casa. Después la cámara pasea por las habitaciones desnudas y parece que en cualquier momento va a aparecer el espíritu del poeta. Hasta terminar en una especie de almacén con todos los objetos embalados… Sí, sientes una emoción contenida… que todavía es mayor si conoces y has pisado ese entorno.

Ayer así viví varios momentos únicos… y las ganas de cumplir una promesa.

Realizo uno de mis pequeños avisos. Durante unos días estaré ausente de este querido blog… pero mi máquina volverá a teclear el lunes. Mientras ya saben, mucho cine y besos.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Una campana, un libro, una vela… y Felices Fiestas

Os miro a los ojos fijamente.

Y mi gata también.

… Quiero lanzar un hechizo.

Un poco de magia.

Un encantamiento.

Las brujas del siglo XXI no podemos acabar con la crisis.

Ni detener las guerras.

Ni frenar el odio.

Ni acabar con las soledades, las penas y las tristezas…

Pero tenemos pequeños poderes que sí pueden recargarnos de energía para que nosotros mismos podamos ir cambiando poco a poco este loco mundo que nos rodea.

Podemos ofrecer instantes de felicidad.

De esos que no se olvidan y sirven en momentos malos para recordarnos que hay cosas que merecen la pena.

… Mi gata y yo podemos hacer que una noche vayas paseando por tu ciudad…

Y de pronto desde una ventana oigas una canción que te traiga un recuerdo…

Entonces quizá haya una bonita farola que dé una luz tenue… y puedas dar unos pasos de baile. Y sonreír.

Sentirte bien.

… Mi gata y yo podemos hacer que vayas a casa de un ser querido y tenga preparada tu comida favorita y una conversación amena.

… Mi gata y yo podemos hacer que si estás enamorado o enamorada te gusten hasta los ronquidos del ser amado… y los eches de menos cuando haya tenido que irse un día o dos.

… Mi gata y yo podemos hacer que te apasiones con lo que lleves a cabo cada día de tu vida como si fuera el último…

En fin encantamientos para la vida diaria.

… Yo tengo una campana para que suene después de cada embrujo.

… Un libro para pasar las horas y poder viajar a mundos inimaginables…

… Y una vela para acordarme siempre de los ausentes a los que amo…

Y si echo una lágrima…, ya sabéis que las brujas no lloran, es porque quizá siento una sonrisa, una risa o carcajada en algún rincón cercano… un instante de felicidad conseguido… Y eso hace llorar de emoción.

Queridos míos, mi gata y yo os deseamos FELICES FIESTAS…

Recordad a la vuelta de la esquina… podéis encontraros con una bruja o un hechicero.

No temáis, somos buena gente.

Solemos vivir con un gato…

Y tratamos de realizar nuestros pequeños encantamientos cada día.

Y a veces se nos caen las lágrimas… pero son de felicidad… porque sentimos que habéis vivido un instante para recordar…

Os dejo, tengo que encender una vela. Pasar las páginas de un buen libro. Y de vez en cuando tocar la campana…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Navidades en julio (Christmas in july, 1940) de Preston Sturges

… Antes de escribir unas palabras de esta maravillosa película de Preston Sturges, Hildy Johnson da un pequeño aviso: voy a estar ausente de este amado blog durante unos quince días… pero sólo por causas buenas. Un pequeño paréntesis para estar al lado de gente que quiero mucho pero que están lejos, muy lejos y me ha surgido la oportunidad de pasar horas y horas y horas junto a ellos… Volveré con fuerzas renovadas con muchas ganas de escribir, compartir, reflexionar y comentar… en este lugar que no viene en los mapas, pero es un lugar de encuentro.

Enfrentarse a una película de Preston Sturges siempre es una situación placentera. Como director y como guionista nos dejó un valioso y breve legado. Y descubrirle en cada película se convierte en un pequeño lujo. Ahora le llegó el turno a su segunda película como director (y guionista), Navidades en julio y muy recomendable para verla en estas fechas y en estos momentos. El poder disfrutarla me ha hecho plantearme una tarde de lujo con el visionado de tres películas que hablan de lo mismo: … Y el mundo marcha (The Crowd) de King Vidor, la que ahora nos ocupa y El apartamento de Billy Wilder. Aseguro una tarde plagada de emociones pero también de reflexiones profundas sobre el mundo que habitamos. Las tres nos harán vivir momentos amargos, pero también dibujarán una sonrisa en el rostro… porque son como la vida misma… con tragedia y comedia a la vez. Y quizá la que ‘parece’ más ligera de todas sea Navidades en julio pero escarbando un poco descubrimos que no es así…

Además esta película ya nos descubre a un Sturges que no sólo es un buen guionista sino que sabe contar a través de la cámara, con un buen uso del lenguaje cinematográfico. Que escribe con la imagen y nos deja fotogramas para el recuerdo, que filma y hace volar al espectador. Y, otro punto interesantísimo con el que cuentan estas comedias (y las de Lubitchs, La Cava, Leisen, Capra, Cukor, Hawks…): unos personajes secundarios que aunque sólo aparezcan en una escena tienes ya toda su historia…

Preston Sturges sin contar todavía, como director, con la absoluta confianza del estudio (Paramount) en sus dos primeras películas no obtuvo ni un presupuesto desorbitado ni estrellas (pero sí consiguió una rutilante galería de buenos secundarios)… así la pareja protagonista de Navidades en julio da una cierta autenticidad a la historia porque no eran grandes estrellas del firmamento cinematográfico sino actores con rostros de ciudadanos normales y corrientes que tratan de sobrevivir en el día a día. Jimmy y Betty tienen el rostro de Dick Powell (que en los años 30 había conseguido mucha popularidad en los primeros musicales como Calle 42) y Ellen Drew (que nunca consiguió el estatus de estrella). Jimmy y Betty son unos jóvenes novios que viven en un barrio humilde con lo justo, que sus padres son trabajadores humildes como ellos, y que sueñan con prosperar un poco en la vida, con destacar por encima de la multitud… están enamorados y tienen sueños, muchos sueños de una vida mejor. Ahora esperan ilusionados el resultado de un concurso al que se ha presentado Jimmy: encontrar un slogan para una importante marca de café… Y mientras tanto su día a día transcurre en una oficina de la compañía cafetera de la competencia, entre un montón de compañeros… en una interminable fila de mesas. Una broma de tres compañeros que mandan un telegrama falso… les hará creer durante unas horas que sus sueños se han hecho realidad… y llevarán a su humilde barrio unas Navidades en pleno julio…

Aparentemente Sturges realiza una comedia ligera pero sin embargo ofrece una reflexión seria sobre cómo las oportunidades del ‘sueño americano’ sólo les llega a unos pocos (no están al alcance de todos) y realiza una crítica mordaz al sistema capitalista que lo sustenta (advirtiendo sobre su cara oscura y que alimenta las desigualdades). Como otros directores de la época Sturges sí que apuesta por la vida en comunidad y por la solidaridad entre vecinos y compañeros para que el día a día sea menos duro…, por eso, al final de Navidades en julio queda una sonrisa. El jefe de la sala donde trabaja Jimmy también le dice una cosa al protagonista: está bien soñar y aspirar a lo más alto pero también hay que saber vivir con el fracaso y pensar que aunque la oportunidad soñada no llegue la vida tal y como viene también puede ser un éxito si se admite esa posibilidad de fracaso… (y yo me pregunto ¿es triste o alegre esta afirmación? ¿Veis cómo Sturges no es tan ligero?).

Preston Sturges empieza Navidades en julio de una manera portentosa… sus protagonistas están en el ático de un edificio con una radio esperando el resultado del concurso. Ahí en una noche estrellada y esperando ilusionados el resultado, sueñan, dicen en alto sus aspiraciones, discuten y finalmente se aman… El arranque no podría ser mejor. Soñar en las alturas. Por supuesto entre medias sentimos que se encuentran en un barrio vivo con muchos vecinos y también lo que va a hacer posible la broma de mal gusto de los compañeros de trabajo: el resultado no se emite por la radio esa noche porque el jurado no ha llegado a un veredicto…

Navidades en julio tiene un momento genial que es cuando los jóvenes novios llegan a su barrio humilde repletos de regalos para todos los vecinos y la calle se convierte en una fiesta… En ese momento llega la interrupción del sueño, los empresarios quieren arrebatar esa ilusión conseguida (por un malentendido y una broma pesada de unos arrepentidos compañeros de trabajo)… y todo el barrio se rebela (hay una pequeña victoria contra aquellos que ponen difícil el que todo el mundo tenga una oportunidad de prosperidad) porque se unen para que continúen esas Navidades en pleno mes de julio.

… Preston Sturges como siempre dando buenas sorpresas…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

… Un año más… de cine

Hoy Hildy cumple un año más.

Y sigue soñando con películas

Y sigue soñando con estar al lado de la buena gente. Que la hay.

Y sigue soñando con que otro mundo es posible.

Ahora más que nunca.

Antes no había ni siquiera esa certeza. De una posibilidad.

Espera que la frase no se convierta en tópico.

 

Hoy Hildy cumple un año más.

Y seguirá delante de la gran pantalla blanca.

Ávida de imágenes en movimiento.

Ávida de historias.

Ávida de mirar.

 

Hoy Hildy cumple un año más.

Y en su cabeza surge Charlot por camino interminable.

Un cohete en el ojo de la luna.

Una navaja que rasga un ojo.

Un hombre al pie de las escaleras que grita el nombre de una mujer.

Una mujer frente un espejo desmaquillándose mientras una lágrima se desliza por su ojo.

Dos mujeres y un niño esperando el fin del mundo por el planeta melancolía…

 

Hoy Hildy cumple un año más.

Y espera continuar tecleando, tecleando, tecleando.

Con ritmo y sin pausa.

Compartiendo miradas y pensamientos.

 

Hoy Hildy cumple un año más.

Y entre todos los pequeños planes…

el que más le apetece es entrar en una sala de cine

y ver, quizá, una buena película.

 

Hoy Hildy cumple un año más.

Y quizá viaje a su cinema paradiso particular…

para alcanzar cada día una luna nueva a la que asomarse…

 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Felices fiestas… con George Bailey

Felices fiestas, queridos visitantes y amigos de miradas compartidas.

… Llega el 2012, cargado seguro de buen cine para poder seguir escribiendo…

Para poder seguir emocionándonos.

Para poder seguir riéndonos.

Para poder seguir soñando…

… Aquí con George Bailey, desde Bedford Falls, os deseo unas fiestas agradables. En compañía de los que están y también de los ausentes (siempre presentes).

… Aquí con George Bailey, os deseo un 2012 en compañía de gente querida y amada, por los que merece la pena estar y vivir cada día. En compañía de pasiones: buenas películas, buenos libros, buena música, buen teatro, buenos títeres, buenas reuniones, buenas comidas…

 Como dicen por ahí, que os vaya bonito… en un 2012 cargado de posibilidades…

Besos a todos

Hildy Johnson

PD: queridos todos os aviso de que hago un pequeño paréntesis. Me voy unos días a otro lugar que viene en los mapas… Lisboa del alma mía. Estas fiestas las vivimos lejos del Madrid querido… para mitigar quizá la tristeza de una ausencia. Creo que le gustaría vernos haciendo cosas bonitas…

… Hasta el 2012. En unos cinco días regreso con fuerza… cargada de películas.

 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Con más nervios que otra cosa os anuncio…

Con  más nervios que otra cosa os anuncio que estaré unos días (yo creo que van a ser pocos) fuera de este espacio que tanto quiero.

Aunque Hildy Johnson es personaje inmortal, una no puede evitar los achaques. Así que me tengo que someter a una intervención quirúrgica. Por suerte no es algo que no se pueda solucionar… por eso me ‘meten’ en un quirófano. A pesar de los nervios y miedos que esto me supone (con sus dosis de hipocondría a lo Woody Allen). Pero no es más que una pequeña operación… De hecho apenas estaré ingresada… Ay, qué ganas tengo de que pase todo esto…

Procuraré pensar, mientras espero los efectos de la anestesia, en bonitas escenas de cine. Espero soñar con bellas secuencias… y despertar tranquila.

De momento sueño con que el cirujano sea tan delicado y dedicado como el doctor Bob Merrick (que antes tenía un pasado de playboy hasta que se encontró a la mujer amada) de Obsesión de Douglas Sirk. Y un equipo menos alocado que el de MASH… aunque sí puede ser un poco divertido o cariñoso.

Espero la entrega y la pasión de un doctor Brooks en Un rayo de luz que a pesar de estar acosado por los problemas se vuelca cada día en su profesión. Espero enfermeros y enfermeras apasionados por su trabajo y compresivos con los miedos que verán una y mil veces, aunque sea en intervenciones quirúrgicas rutinarias. Me parto (prefiero reír a llorar), aquí me voy a las series de Hospital Central, Urgencias, Anatomía de Grey, House (por dios, que no me toque un doctor House que me da algo…, una bordería suya y estallo en lágrimas…). 

Con muchísimas ganas espero que a finales de la semana, el viernes, me pueda comunicar de nuevo con todos vosotros. Y esto sea tan sólo una experiencia más de la vida. Por favor, suplicad que no se cruce en mi camino un mad doctor…, ay, ay, ay. Siempre me dieron un miedo atroz esas películas… Mejor me quedo con médico amable de bata blanca a lo producción Disney, prefiero en estos momentos, lo light y ligero.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

El regreso de Hildy Johnson

Ay, cómo os he echado de menos a todos.

De verdad. De corazón.

Pero Hildy Johnson vuelve de nuevo.

La Johnson ya sabéis que es inmortal pero pava en las nuevas tecnologías…, así que donde estaba ubicado mi humilde blog de la noche a la mañana me lo dejaron fuera de juego.

Menos mal que hacía tiempo oliéndome que algo extraño podía ocurrir me recomendaron hacer una copia que milagrosamente pude realizar. Pero la hice en el mes de abril… Así que veréis que varios meses del 2011 no existen. No obstante todos los textos siempre los tengo bien salvados y guardaditos y espero poder ir restituyéndolos.

Así que con la ayuda de dos maravillosos hermanos de la Johnson, que por suerte les encanta esto de las tecnologías, he podido regresar de nuevo y sin perder todos estos años entre vosotros. Aunque por el camino sí que no se han podido salvar ni los comentarios ni el nombre de las secciones (categorías) en cada una de las entradas, que con paciencia iré restituyendo.

Todo esto me ha permitido dar un nuevo look, igual de sencillo que el anterior, pero un poquillo más bonito. ¡¡¡Atención!!!, además funcionan todas las cosas en este nuevo look. Sin duda alguno de vosotros os acordaréis que de la anterior plantilla no me funcionaba prácticamente nada de nada. Y durante este breve paréntesis (para mí ha sido largo, lo reconozco), he tenido la posibilidad de seguir devorando mucho cine. Mantengo algunas secciones que son imprescindibles (para mí, sí, ya lo sé), otras van a desaparecer… y alguna nueva está a punto de asomarse.

Ja, ja, ja… también he puesto el contador de visitas a cero… me hará ilusión ver correr los números…, si es que corren. Pero bueno yo devorando cine, sintiéndoos ahí de alguna manera y escribiendo… absolutamente feliz. Imprescindible para mantenerme en forma.

Besos a todos

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Se fue mi hombre tranquilo…

Se fue mi hombre tranquilo. Mi hombre tranquilo era mi padre.

Nos dejó el lunes por la noche.

Mi hombre tranquilo me deja miles de kilómetros de película de recuerdos bonitos.

Mi hombre tranquilo, bueno y tolerante. El hombre que escuchaba a todos. Y que supo ser entre otras muchas cosas un buen hijo, un buen padre, un buen marido y un buen amigo. Que trataba de hacer las cosas lo mejor que sabía.

A mi hombre tranquilo le gustaba mucho pensar. Y le gustaba mucho la vida. Decía que todo era cíclico. Todo nacía, crecía, moría y volvía a nacer… como el ciclo de la Naturaleza.

Mi hombre tranquilo disfrutaba de los placeres de la vida. Le encantaba la buena mesa, la buena música clásica, las reuniones con los buenos amigos, las reuniones con sus hijos y su mujer, mi mami querida, los viajes, las exposiciones… y como no, como tenía unos hijos y una esposa muy cinéfilos… el cine.

Mi hombre tranquilo era hombre feliz en la cocina…, haciendo sus planes de comidas para todos. Bajaba al mercado y con un amor enorme nos preparaba unas comidas exquisitas. Siempre ilusionado. También disfrutaba descubriendo nuevos restaurantes o lugares donde ofrecían buenos manjares.

Mi hombre tranquilo todos los días desde su jubilación realizaba la ronda diaria telefónica a casa de cada uno de sus hijos. Y tranquilo y con pausa nos iba dando sus lecciones de vida. A mí siempre intentó transmitirme tranquilidad, que me parase a pensar las cosas, que contuviese mi torrente de palabras, de acciones, que trivializara mis miedos… hasta el final. Y ahí bien guardadas quedan su palabras. Yo a veces me exasperaba por su tranquilidad y pausa pero siempre terminábamos riéndonos de nuestros enfados. Mi padre disfrutaba con todo lo que le contábamos cada uno de sus hijos de nuestras vidas y nuestros trabajos. Se mostraba feliz cada vez que acudía a algún evento que organizáramos alguno de sus ‘locos’ hijos.

A mi hombre tranquilo siempre le emocionó una película y un final. Siempre. Una película que unía a las vivencias de su infancia. Esa película era Raices profundas de George Stevens. La mirada de ese niño que vive en la granja con sus padres rodeado de naturaleza, esa granja a la que un día llega un forajido, un sin ley, un pistolero que responde al nombre de Shane… Mi padre siempre decía que se emocionaba cuando el niño veía que el pistolero se alejaba en su caballo, solitario… y ese niño con rostro de Brandon de Wilde salía corriendo gritando su nombre

Mi hombre tranquilo era gigantesco. Grande, alto, enorme, orondo, con unas manos enormes, protector… pero ahí estaba un cáncer, que fue muy cabrón, tan cabrón que devoró su enorme fuerza. Que le apagó. Pero incluso así nunca dejó de ser un hombre tranquilo, pausado, sin odio… no dejó de estar preocupado por su familia y sus amigos. Por repartir palabras preciosas y sobre todo se quejó muy poco, poquísimo.

Si yo vivo, disfruto de la vida y he podido realizar, sentir y hacer ciertas cosas ha sido gracias a mis padres.

Mi hombre tranquilo se fue.

Y ahora tengo un vacío muy grande pero mucha película que recordar y procesar.

Papá, no hay olvido.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.  

¡Socorro!… duendes o marcianos en el blog

Queridos todos, estoy desolada y éste es un grito de ayuda y socorro. Como sabeis soy un desastre en esto de las Nuevas Tecnologías. Aunque llevo años con este blog sigo siendo de la generación de la máquina de escribir. Ya sabéis, soy Hildy Johnson, reportera inmortal a la que le cuesta adaptarse (aunque lo intenta) a estos nuevos formatos. En Luna Nueva lo de Internet nos hubiera sonado a marcianada.

Desde el principio de mi andadura por el blog he tenido extrañas visitas de duendes o marcianos que hacen que algunas cosas no funcionen correctamente. Y bueno se han ido solventando y otros asuntos no se han arreglado jamás (como el next pag o el buscador). Pero estoy desolada porque ahora la travesura ha sido máxima… y me siento absolutamente sola y sin saber cómo solucionarlo o si tiene solución.

Os cuento.

De la noche a la mañana me encuentro con que absolutamente todos los comentarios (que no sabéis cómo valoro y la importancia que les doy… y lo que me animan a seguir con esta pequeña aventura) se han borrado. Han desaparecido. ¿Entendeis algo? ¿Cómo ha podido ocurrir algo semejante? No puedo entenderlo. Lo peor es que no sé a quién acudir y cuando miro ‘las tripas’ del blog menos entiendo. Yo apenas me atrevo a investigar pues temo fastidiarlo más. Yo en las ‘tripas’ sólo hurgo para editar los textos y borrar los mensajes spam (que están separados de los comentarios…, luego no puede ser una metedura de pata mía -la hubiera cometido ya hace años-).

Por eso pido si hay algún alma cibernética que me pueda explicar qué ha podido pasar… en un lenguaje adecuado para ‘tontos de baba’ de las Nuevas Tecnologías que es lo que es esta Hildy Johnson.

Lo curioso es que sí aparece el número de comentarios en cada post. Eso no ha desaparecido. Pero cuando entras ni rastro de los comentarios.

Lo único que me consuela es que sí entran los comentarios nuevos y no parece que desaparezcan. No entiendo nada. Y estoy triste porque los comentarios enriquecen y ya tengo muchísimo cariño a varios comentaristas que me hacen aprender cada día.

Besos desolados

Hildy