Momentos únicos. Lejos de los árboles, Pere Portabella y Caimán en la Cineteca

 

lejosdelosarboles

A veces tienes la sensación de asistir a un momento único. Y así me ocurrió ayer. No exagero. Me acerqué a la Cineteca para poder ver por primera vez el documental Lejos de los árboles de Jacinto Esteva… un proyecto que empezó en 1963, dejó de rodarse en 1970 y se estrenó en 1972. Mucho era el material rodado, muchos los que se implicaron. El proceso creativo fue largo y en el camino fueron separándose personas (el propio Portabella) y energías. Lo proyectado quizá no fue lo soñado por sus creadores (y además pasó por la tijera de la censura), sino un primer acercamiento a la idea original. Así Lejos de los árboles se ha mantenido como una obra viva. Con muchas posibilidades de miradas e interpretaciones. Con la existencia de otros montajes. Un proceso creativo vivo y dinámico.

Lo que pudimos ver los espectadores ayer en la sala Azcona (gracias a la iniciativa conjunta entre la revista de cine Caimán y la Cineteca de una proyección de cine documental los segundos miércoles de mes) fue un nuevo montaje realizado por Portabella en 2010 (con la  complicidad de la hija de Esteva que quería que fuera él quien realizara este montaje). Un montaje que ha sido el primero para mí (ya que nunca había accedido a este documental) y me hizo vivir un momento único. Después se proyectó el cortometraje documental de Pere Portabella, Mudanzas (de la que hablaré en el último párrafo). Y una vez terminada la proyección pudimos escuchar además del prólogo (Carlos F. Heredero) y la introducción del historiador Casimiro Torreiro (ambas intervenciones con puntos interesantes) al mismo Pere Portabella, todo un lujo. En algo más de una hora Portabella habló no sólo de Lejos de los árboles, sino del momento que estábamos viviendo, de las posibilidades de comunicación, de su fe en los movimientos sociales, de no tener miedo, de emplear la palabra para razonar (para pensar), sobre la creación artística, sobre el proceso creativo, de reflexiones sobre el cine y de recuerdos valiosísimos con Luis Buñuel, Saura, Christopher Lee, Miró… Todo acompañado de una sonrisa que cautivó a la que esto teclea.

Mi conocimiento sobre la Escuela de Barcelona y sus miembros es bastante limitado aunque poco a poco trato de solventarlo. Escuchar a Pere Portabella fue un placer porque él está irremediablemente unido a una cuenta pendiente que tengo con mi padre. Me puso nostálgica pues pensé que mi padre hubiera disfrutado mucho escuchándole y también viendo ambos documentales. Hace hoy dos años que falleció y pienso que ayer estuvo presente de forma mágica. De la obra cinematográfica como director de Portabella no he visto nada. Ayer me acerqué por primera vez a Mudanza que tiene mucho que ver con la pasión que siempre han tenido mis padres (y que han transmitido a sus hijos) a Federico García Lorca. Pero sobre todo recordé que unos años antes de irse mi padre de nuestro lado hubo un tiempo que no paró de hablarme de una película que le había impresionado muchísimo. Y siempre me decía: hija, tienes que verla. Me gustaría saber tu opinión. Le había marcado muchísimo. Y como sabía que a su loca hija le gustaba tanto el cine quiso tener una valoración mía. No pude cumplir con ese deseo de mi padre (y aún sigo sin cumplirlo) pero de pronto ayer me dije que tenía que hacerlo. La película en cuestión era de Pere Portabella y se titula El silencio antes de Bach (Die stille vor Bach, 2007). Así que queda pendiente conseguir el dvd (ahora que sale toda su obra) y escribir aquí un texto.

Pere Portabella estaba muy interesado por escuchar ‘la mirada’ de los espectadores ante Lejos de los árboles. Un compañero de butaca y cine me comentó al final de la proyección que me había visto pasarlo mal. Y sí, es cierto. Fue una sensación extraña. Las escenas me impactaban pero a la vez otras me atrapaban… y al final me quedó en la retina un triste y duro mosaico de una España, la de los sesenta. Esa que danzaba entre la tradición y la modernidad pero que generaba rostros de dolor. Un país de rituales, fiestas, celebraciones y representaciones religiosas unidas a la culpa, al sufrimiento, la violencia y el dolor. Un país en blanco y negro, de contrastes. Belleza y poesía. Crueldad y dolor. Burla e insulto ante el más indefenso o al diferente o al que carga una culpa. Un país unido a la muerte, sin concesiones. De negro. Contradicciones.

Así mi mirada iba de mujeres arrastrándose de rodillas, a monjas que asistían a un entierro de una de ellas o a cómo otra se quedaría de clausura entre cuatro paredes. A las muertes salvajes de varios toros o de un pobre burro despeñado a hombres golpeándose la espalda en Semana Santa hasta hacerse sangre o a un Judas de paja ardiendo en el centro de una plaza… A hombres y mujeres en una fiesta donde se meten vivos en un ataúd para agradecer no estar en él todavía… A fiestas en bares oscuros, confesiones en plena calle o gritos de dolor y posesión. Hasta una explosión de luz final con un baile flamenco vivo y sensual entre un joven Antonio Gades y una bailaora en pantalones… Quien viaja Lejos de los árboles, seguro que no lo olvida.

mudanza

En Mundanza Portabella mete al espectador en la Huerta de San Vicente, la casa museo de Federico García Lorca. Durante el años 2007-2008 hubo una iniciativa llamada Everstill-siempre todavía donde más de treinta artistas internacionales presentaban una obra en este emblemático espacio (reunidos por el comisario Hans Ulrich Obrist). La aportación de Pere Portabella fue este corto donde se asiste al vaciado completo de la casa veraniega de los Lorca por una empresa de mudanzas. Así vamos viendo como los trabajadores de la empresa con sumo cuidado van retirando cada uno de los objetos de la casa. Asistimos a cómo van embalando toda una vajilla. A cómo se va descolgando cada uno de los cuadros y metiéndose en cajas especiales. Especialmente emotivo es el de un retrato del poeta, que com dijo un asistente al coloquio, era como un entierro del poeta. O también ese piano desarmado y enorme, sin que nadie toque sus teclas que deja totalmente vacía la casa. Después la cámara pasea por las habitaciones desnudas y parece que en cualquier momento va a aparecer el espíritu del poeta. Hasta terminar en una especie de almacén con todos los objetos embalados… Sí, sientes una emoción contenida… que todavía es mayor si conoces y has pisado ese entorno.

Ayer así viví varios momentos únicos… y las ganas de cumplir una promesa.

Realizo uno de mis pequeños avisos. Durante unos días estaré ausente de este querido blog… pero mi máquina volverá a teclear el lunes. Mientras ya saben, mucho cine y besos.

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