Descubrimientos veraniegos (5). El amor en su lugar (Love Gets a Room, 2021) de Rodrigo Cortés

El amor en su lugar, una oda al poder salvador del teatro.

¿Puede hacerse un musical ambientado en el gueto de Varsovia? Sí. ¿Puede ser una buena película? Sí. ¿Puede estar rodada por un director español? Sí ¿Puede tener corazón y además una forma que atrapa…? También. Todo esto es El amor en su lugar de Rodrigo Cortés.

Para los que no conocían sus cortometrajes ni su largometraje debut, Concursante, su nombre empezó a sonar en 2010 con Buried. Una película que con escasos medios provocaba emoción y tensión. Un intenso thriller protagonizado por Ryan Reynolds que se convierte en Paul Conroy, un hombre que vive su peor pesadilla cuando se despierta encerrado en un ataúd, tan solo cuenta con un teléfono móvil y un mechero. Si en aquel momento construyó toda una historia con tan pocos elementos y en un mínimo espacio, no extraña entonces que El amor en su lugar transcurra en tiempo real mientras unos actores y unos músicos interpretan una obra musical en un teatro.

Cine y teatro se dan la mano y nace una película que toca, que hace sentir. Lo bonito es que Rodrigo Cortés se inspira en hechos reales. En noviembre de 1940, los judíos de Varsovia fueron confinados en un gueto con unas condiciones de vida espeluznantes, les aplicaron unas medidas tan duras que les abocaron todos los días a la tensión, el miedo, la angustia y el estrés, causando un estado de shock permanente. Sin embargo, si algo no se paró fue la creatividad y la cultura. Cultura y arte como vía de escape, pero también como expresión de una situación infernal.

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