Sombras sobre fondo blanco

Sombras sobre fondo blanco.

Inmortalidad asegurada.

Miradas.

Para siempre.

Sombras en movimiento.

Carole Lombard, su cabello plateado y su risa innata. Nunca existió un accidente aéreo.

Jean Harlow, resplandeciente y sensual. Nunca enfermedad alguna terminó con ella.

Romy Schneider, siempre demasiado bella. Nunca se quitó la vida.

Gene Tierney, ojos intensos y figura misteriosa. Nunca cayó en la locura.

Natalie Wood, la delicadeza de sus rasgos y la ternura de su rostro. Nunca tuvo miedo al agua. No existió un ahogo.

Rita Hayworth, pelirroja fuego, voz cálida, siempre intensa. Nunca perdió la memoria.

Sombras sobre fondo blanco.

Inmortalidad asegurada.

Miradas.

Para ellas.

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Diccionario cinematográfico (154)

Crimenes pasionales: ayer volví a sumergirme en el trágico triángulo de Amantes de Vicente Aranda. Y lo irracional de las pasiones y relaciones sentimentales que adquieren tintes patológicos y dependientes provoca el acto fatal: el crimen pasional. Un acto que ciega y empapa la razón de los participantes provocando una acción violenta que destroza la vida de sus protagonistas.

El cine ha tratado el crimen pasional desde distintas perspectivas y ha presentado diferentes motivaciones. El destino trágico a veces se transforma según el punto de vista del género. Los crimenes pasionales han sido el centro de ciertas tramas y algunos se nos han quedado grabados.

Primera parada. Amanecer, obra cumbre de cine silente, y Un lugar en el sol, adaptación cinematográfica de la novela Una tragedia americana permiten visionar el crimen pasional desde motivaciones sociales y del momento histórico. Los personajes masculinos tienen un ansia de escala social y poder, uno quiere salir de la tranquila vida en el campo y sumergirse en la ciudad, otro quiere adquirir una buena posición social y olvidarse de sus orígenes. En la silente, la ciudad es amenazante y la mujer que la representa es una femme fatale. En la sonora, son las circunstancias históricas, las brechas entre clases sociales, la presión de la sociedad… la que hace que el protagonista nuble su entendimiento y sea capaz de desear terminar con su ‘problema’ (una chica obrera con la que ha mantenido relaciones) mediante un acto violento. Ambas son tremendas. En una se decanta por lo lírico-poético y finalmente no se produce el crimen pasional, la segunda todo está montado en la cabeza del personaje para cometer ese crimen pero hay un arrepentimiento final que acaba en tragedia al provocarse un accidente. Y en ambas el momento culminante transcurre en un lago.

Quizá uno de los ejemplos más cercanos de representación de un crimen pasional brutal que además deja al personaje masculino impune (logra seguir su camino de conquista hacia la posición social deseada) es Match Point de Woody Allen.

El género del melodrama es uno de los exponentes claros donde se representa el crimen pasional. Porque el melodrama es una explosión de las emociones y las pasiones del ser humano y el crimen pasional entra dentro del terreno que deja enterrado el entendimiento y la razón. Nos volcaremos en La carta de William Wyler y en cómo una mujer se ve atrapada por la mentira y la infidelidad y como la intervención de terceros propiciará su fin en un crimen pasional inesperado…

El drama a secas, un drama de recuerdos, sensaciones y emociones de una niña que recuerda un momento de su existencia donde es testigo de un triángulo amoroso que termina en tragedia. Donde la pasión provoca muerte y un destino trágico en cada uno de los personajes. Me refiero a Días de cielo de Terrence Malick.

En otras películas el crimen pasional lo provocan a la vez los dos protagonistas de la relación. Se matan y se aman. Parece imposible pero de nuevo no se puede emplear la razón para tratar de comprender. Así nadie olvida la escena en las montañas de Duelo al sol donde los protagonistas se disparan y luego en agonía se besan.

Otras veces el crimen pasional da otro giro, siempre trágico, que es el mutuo acuerdo de ambos protagonistas para suicidarse ambos y terminar con una relación pasional que les rompe y al que no encuentran salida alguna. Arrastran otras problemáticas además de la relación que no construye sino destruye. Aquí recordamos El extraño amor de Martha Ivers o la dramática La decisión de Sophie.

Otro género que ha proporcionado trágicos crimenes pasionales es el cine negro. Algunos tienen la variante del asesinato puro y duro de dos amantes que deciden que hay un tercero que impide su felicidad o que puede proporcionarles un futuro mejor (estando muerto, claro). Pero siempre este acto que elimina maridos, parejas… tiene como consecuencia un destino trágico para la pareja que termina o bien traicionándose, o llevando a cabo crimen pasional o protagonizando un accidente que destroza más sus existencias. Los ejemplos son múltiples Perdición, Deseos humanos, El cartero siempre llama dos veces… En el mundo del hampa también son habituales los crimenes pasionales, ganster que ejercen su poder tratando a los demás como marionetas y no permitiendo que sus femme fatales dejen sus brazos…, recordemos El abrazo de la muerte.

Por último recordemos dos géneros en los que no es natural la exposición de un crimen pasional. Por una parte el musical que, sin embargo, en los últimos años tuvo un ejemplo que nos puede servir para esta nueva entrada de nuestro particular diccionario: Chicago donde dos mujeres son encerradas por protagonizar crimenes pasionales y donde uno de los números más recordados es el de las mujeres en prisión que recuerdan sus crimenes, siempre pasionales, a sus compañeras para contarlas por qué están encerradas. Y por otra la comedia, en este género vamos a por un clásico La costilla de Adán que narra como un matrimonio bien avenido de abogados empiezan a discutir y a cuestionarse cuando ambos se implican en un caso de fallido crimen pasional… las consecuencias serán tremendas… pero lograrán siempre provocarnos la sonrisa.

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Lo sublime y lo lírico… en El séptimo cielo

Es ya la segunda vez que veo en estos años El séptimo cielo de Franz Borzage.

La sensación que me deja es inevitable.

Entre lo sublime y lo lírico voy danzando.

Casi en cada visionado toco las estrellas.

Esa escalera que sube y sube hasta el cielo: el apartamento de Chico y Diana.

Esa sensación que siempre me acompaña: sólo creo en los milagros en el cine.

Y aquí me lo creo.

Ese erotismo y sensualidad latente en el enamoramiento entre Chico y Diana.

La química que sobrecoge entre los rostros de Janet Gaynor y Charles Farrell… yo os nombro para que no caigais en olvido.

Yo, sinceramente, me traslado al séptimo cielo.

Entre lo lírico y lo sublime vivo las sombras de la pantalla blanca.

Chico, Diana y el cielo.

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Amores imposibles… en el cine

En tarde de melancolía, una de amores imposibles.

Y me viene a la cabeza John Huston (que muy pronto dedicaré un largo post a este director porque me estoy leyendo una interesante biografía del susodicho) y Sólo Dios lo sabe. Creo que en francés la tradujeron como algo así: El alma y la carne. Porque nos contaba de manera tierna la estancia ‘a la fuerza’ en una isla del Pacífico de un soldado y una monja en plena Segunda Guerra Mundial. Y, claro, ahí teníamos una historia que no puede, finalmente, prosperar entre Robert Mitchum y Deborah Kerr.

Siguiendo ese camino ya saben la historia de una amish viuda y un policía rudo en Único testigo. La química saltaba a la vista de todos. Ahí estaban Harrison Ford y Kelly McGillis.

A veces son las distancias y las circunstancias. Así podemos verlo en el dueto de películas de Richard Linklater con Antes del amanecer y Antes del atardecer. Ahí vemos la relación imposible entre una francesa y un americano que se encontraron una noche en Viena. Ethan Hawke y Julie Delpy vuelven a encontrarse al cabo de los años y la química sigue intacta y la crónica de un amor imposible da un paso más.

Otras veces son los lazos familiares los que impiden la eclosión del amor y la pasión. ¿Recuerdan cómo Martha, casada con el hermano de Ethan, acaricia el abrigo de su cuñado escondiendo en su corazón su historia de amor no consumado? ¿O de las miradas de Ethan? Sólo hay que realizar una visita a Centauros del desierto.

Otras veces el impedimento es conflicto de ideologías, de momentos de guerra, de cuestiones políticas, de intolerancias horribles… Me viene a la cabeza: Libro negro de Paul Verhoeven y esa joven judía que seduce a un alto oficial alemán en misión de Resistencia… y se ve envuelta en un enamoramiento inesperado.  O la tremenda El lector donde un joven adolescente vive su primera pasión y amor con una mujer que le dobla la edad, misteriosa y efímera… años después se la encuentra en otras circunstancias estremecedoras y él trata de entender cómo la mujer que deseó pudo ser capaz de realizar actos horribles en la Segunda Guerra Mundial.

Los amores imposibles son totalmente imposibles (valga la redundancia) cuando uno de los componentes de la pareja no siente lo mismo que el otro. Un bonito ejemplo es el personaje de la elegante y borde Kristin Scott Thomas siempre enamorada de un Hugh Grant que nunca se entera y que el amor de su vida es otra persona. Scott Thomas lleva con dignidad su amor no correspondido en Cuatro bodas y un funeral.

Los más tristes son los que nunca pudieron ser por circunstancias externas a los personajes… y un ejemplo hermoso es sin duda Expiación donde un montón de situaciones, casualidades, prejuicios… no permiten la historia de amor entre la joven y rica Cecilia y el joven y pobre Robbie…

¿Recordais alguna más de amores imposibles?

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