Diccionario cinematográfico (40)

Ángel: hoy extrañamente he pensado en ángeles. En esas presencias divinas y extrañas. ¿Hay ángeles de la guardia?¿Existen los ángeles caídos? ¿Cómo es un ángel? Y, doy un salto a la pantalla. Recuerdo al bueno de Clarence que se quiere ganar unas alas en Qué bello es vivir. Un ancianillo alocado que se pone al lado de un James Stewart desesperado y al borde del suicidio…, en el último momento le concede un deseo: ojalá, no hubiera nacido. Y el bueno de James ve cómo hubiera sido su entorno sin su presencia. ¿No lo han pensado nunca? O recuerdo a un atractivo Cary Grant con cara de ángel seductor que se enamora locamente de la mujer del obispo. O vuelo y veo a otro ángel atractivo que se fue demasiado pronto al cielo con cara de un Warren Beatty setentero. Aquí también hubo una extraña película que rodó Antonio Mercero e hizo más famoso a Lolo García. Un angelical niño rubio que le empezaban a salir alas, ¿surrealista, no? Prefiero irme con Cameron y Ewan en Una historia diferente y ver a dos ángeles vestidos de blanco metiendo la pata una y otra vez…, pero enamorando a sus protagonistas. Por ahí se escapan unos ángeles alemanes en tan lejos, tan cerca y alguno ansía ser humano y poder sentir y tocar. La versión americana fue una empalagosa historia de amor con una Meg Ryan y un Nicolas Cage perdidos en pantalla. Como los ángeles. Definitivamente, me quedo con los clásicos, con Clarence.